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𝐄𝐌𝐏𝐈𝐑𝐄 - 29

Aquel salón sacramental había estado llenándose lentamente desde hace una hora. Los asistentes al evento funebre habían pasado a darle sus respectivos respetos a su amigo y a la pobre chica sentada a pocos metros de distancia. En ese momento, nadie, absolutamente nadie, podía saber que era lo que sucedía en la mente de aquella jovencita.

La joven azabache miraba al suelo, su mirada perdida en algún punto en la nada evitaba mirar a toda costa al féretro frente a ella.

Finalmente, después de un rato el salón estuvo lleno, y el obispo que iba a oficiar la ceremonia empezó.

En medio de todo y de todas las palabras de consuelo hacia ella, para la azabache nada importaba nada más que sus pensamientos.

Entre ellos; el dolor. El dolor de la perdida.

Nuevamente su mente regresó hacia el presente  cuando el quinto miembro del parlamento de su tío la saludó con una sonrisa bastante fingida hacia ella y hacia Tzuyu. Ambas llevaban un par de horas en Japón, como parte de una improvisada luna de miel después de haber tomado a la fuerza a todo un país. Su tío Akira les había preparado una grata fiesta de bienvenida a la cual se habían colado varios miembros del gobierno, ahora, en medio de la celebración, ambas emperatrices estaban exhaustas de saludar a gente que nunca en sus vidas habían visto.

Finalmente, cuando la interminable fila de hombres y mujeres las saludaron T/n se alejó un momento de la fiesta, yendo hasta el balcón para admirar el paisaje nocturno. Tzuyu notó su acción y se fue tras de ella, viendo cómo la azabache miraba su teléfono.

—¿Te sientes bien? -preguntó la menor, está se quedó un poco alejada de T/n, la mayor alzó la mirada y asintió- Ya me sentía ahogada allí adentro.

La azabache rió.

—Por más increíble que parezca, este tipo de eventos me dan ansiedad -esta dijo, Tzuyu alzó una ceja incrédula- Sé que es raro debido a mi estilo de vida y mi trabajo, pero soy nas introvertida de lo que parezco, no me gusta tanto estar en público.

Tzuyu rió suavemente. —¿Cómo haces entonces para ser... La emperatriz? -esta insinuó, recordando lo bien que la azabache se desenvolvia en público.

Está alzó sus hombros a modo de respuesta.

—Supongo que es la costumbre -ella respondió, luego guardó su teléfono y miró a su esposa- Desde niña he aprendido a hacer esto, es como un personaje -dijo- Todos estos días han sido una locura, que aveces creo que estoy soñando.

—¿Por qué lo dices?

Seguidamente T/n miro al cielo nocturno, viendo cómo las estrellas brillaban en el cielo acompañando a la luna. Algunas titilando, otras estáticas, pero juntas haciendo que eso fuera hermoso.

—Es por qué estás aquí -esta respondió simple, Tzuyu rápidamente se sonrojo poniéndose tímida- No sé... Casi siempre pienso que es un sueño, luego cuando despierto, y te veo a mi lado recuerdo que esto es real, tan real que parece no serlo -luego miró a la menor, sonriendo- Como he dicho antes, me hubiera gustado volver a estar contigo sin la necesidad de estar haciendo esto. Pero no me arrepiento -agregó.

En ese momento de silencio ambas mujeres se quedaron en silencio, y como si fuera algo escrito, estás se fueron acercando lentamente entre si hasta que sus rostros estuvieron lo suficientemente cerca.
Tzuyu respiraba profundamente al sentir el cálido aliento a menta de la mayor, su cuerpo comenzó a reaccionar ante los estímulos que su esposa causaba en ella, cediendo por fin cuando sus labios se tocaron entre sí.

El beso que compartían eran lento, suave, lleno de amor y de emociones tan calidas que ambas querían transmitir.
La música que sonaba de fondo era un vals, uno tan lento que acompañó el mágico momento.

Pronto, el poco alcohol que habían bebido comenzó a surtir efecto en sus cuerpos, su libido, a nada de estallar, les pedía a gritos ser liberado, la piel de T/n quemaba, tanto, que sintió como está ardía cuando Tzuyu recorría cada centímetro de ella con sus dedos.

Lastimosamente, el ruido de fondo las interrumpió, estás rápidamente recordaron que estaban en público, y en medio de un sonrojo -por parte de ambas- se separaron en medio de risillas llenas de complicidad. Ambas limpiando el resto del momento de sus labios.

—Disculpa... Me he emocionado un poco -dijo T/n, esto ocasionó que la menor riera avergonzada- ¿Quieres volver?

Tzuyu miró hacia el interior del salón, el festejo había bajado un poco la intensidad, en la pista de baile habían pocas parejas ya que la mayoría de asistentes se habían retirado a sus asientos para hablar más cómodamente.

Tzuyu negó.

—No. ¿Que tal si mejor regresamos al hotel? -esta propinó una mejor opción, T/n rió y asintió.

—Deja voy y le comunico a mi tío que nos iremos ya, si quieres espérame en la recepción, te noto un poco cansada.

La morena rió y se fue en dirección a la recepción del palacio mientras T/n regresaba.

Fábrica abandonada a las afueras de Estocolmo, Reino de Suecia.

—Me estás pidiendo lo imposible, hombre -el sujeto de lentes y traje rio levemente, poniendo sus pies sobre la mesa, el mayor miro todo con desdén- Aparte de ser imposible, es una jodida locura.

El anciano bufó, pasando un maletín a uno de los muchos hombres que allí habían, este tomo el maletín y lo llevo hasta una esquina para ver su contenido, este, al ser lo acordado asintió mirando a su jefe.

Luego, el de lentes sonrió.

—Escucha, una cosa muy diferente era hacer las cosas en los interiores del palacio, donde no habían testigos y se podría salir fácilmente con una excusa barata mal formada -dijo el de lentes- Pero dejaste escapar a la niña, y ahora, es la maldita esposa de la mujer más poderosa que existe actualmente en este planeta, ¿Sabes que es eso? -él preguntó, y sin esperar respuesta continuó- ¡Una maldita muralla impenetrable de seguridad!

El antiguo concejal se tocó el entrecejo, cada vez más sintiendo su mal humor crecer.

—Zhou Tzuyu es ahora un objetivo imposible de alcanzar, intocable, y Miyawaki T/n se encargó de joder todos tus planes -este dijo, moviendo la plaqueta con su nombre de su escritorio con los pies- Me debes mucho dinero, Wong, tanto que necesitarías esta vida y la otra para pagarme por completo.

Wong asintió, su rostro inmutable se mantenía serio.

—Toda mi deuda y sus intereses quedarían saldadas si tus imbéciles hubieran hecho su trabajo bien -este musitó con desdén- Pero nunca saben hacer un trabajo bien.

El de lentes rio, asintiendo.

—Son humanos, Wong, todos cometemos errores, el tuyo fue creer que podías agarrar el cielo con tus manos -este dijo, luego bajó sus pies de la mesa y compuso su postura, cruzando sus manos- Y a modo de recompensa, como una disculpa... Haremos un último favor para tí.

Y Wong sonrió, mostrando su encía en el proceso.

—¿Cuando pasará? -preguntó.

—Ahora mismo.

El auto avanzaba con tranquilidad en medio de la carretera. Al ser tan tarde, había loco tráfico en las calles de Tokio. El hotel al que habían escogido ir quedaba del otro extremo de la ciudad así que el camino era un poco largo.

Tzuyu soltó un pequeño bostezo, su mirada estaba clavada hacia afuera mientras T/n miraba algo en su teléfono.

—¿Luego de aquí, a dónde iremos, majestad?

La azabache miro hacia el asiento del copiloto en dónde su tío, el príncipe Jinyoung iba sentado. Está rio ante la formalidad del hombre.

—Se supone que de aquí iremos a Seúl, y después a casa, hay algunas cosas que debemos de hacer con todo esto de la unión y así... Luego me tomaré un tiempo -al decir esto, seguidamente miro a Tzuyu, la morena era más sueño que persona y a los ojos de T/n, era muy tierna- Quiero estar tranquila, disfrutando de buena compañía...

Al escuchar eso, Tzuyu sonrió y miró a la azabache con amor.

—Ese auto viene muy rápido, ¿No? -el conductor señaló hacia el frente, donde efectivamente, un auto a mucha velocidad iba hacia ellas.

—Reduce la velocidad y pon las luces intermitentes -dijo el príncipe Jinyoung, este seguidamente sacó su arma y abrochó su cinturón- majestades, ajusten sus cinturones.

—¿Pasa algo?

Y la pregunta de Tzuyu fue respondida cuando aquel auto cambio de carril, yendo directamente hacia ellas.

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