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𝐄𝐌𝐏𝐈𝐑𝐄 - 23

—Señor Wong -uno de sus lacayos se acercó hasta el anciano, este se encontraba en su oficina privada fuera del palacio, en una casa de seguridad, el anciano levanto la vista de su tablero de ajedrez para ver al joven- La emperatriz Zhou está en el palacio.

Rápidamente en pocos segundos el rostro del anciano se deformó en una mueca de sorpresa, seguida de una de confusión para finalmente pasar a una de furia. Este se puso de pie, logrando con sus movimientos bruscos derribar algunas fichas del tablero.

Entre ellas, las únicas fichas que cayeron fueron el rey negro y sus peones.

—¿¡Cómo qué está en el palacio!? -este preguntó furioso- ¿¡Cómo mierda entro al país!? ¡Todos los accesos están vigilados!

Su joven lacayo no se inmutó ante sus gritos, este simplemente cerró los ojos y esperó a que el mayor terminará de descargar su furia.

—Y lo están, pero entraron de otra forma que desconocemos -este dijo, dejando un pequeño silencio para poder seguir- Los guardias del castillo estaban diciendo por el canal privado sobre la llegada de su majestad Zhou, el chico encargado de las llaves del despacho de la emperatriz confirmó su llegada.

Wong bufó, notablemente enojado.

Bien, iremos de inmediato -luego frunció el ceño- ¿Miyawaki vino con ella? -esta preguntó, su lacayo negó enseguida- Perfecto, sin el estorbo de T/n nos será más fácil convocar al concejo para hacerle un juicio y destituirla. Andando.

Tzuyu miró por todos los lugares de su oficina.

Aquel espacio había estado vacío durante casi tres meses, las finas capas de polvo habían sido limpiadas por el servicio del castillo, y ahora, como si el tiempo no hubiera pasado, el lugar estaba tan reluciente como siempre.
En una de las paredes estaba el retrato de su padre, Zhou Yi-Cheng.

La foto de su padre había sido tomada algunas semanas antes de su muerte, cerca de tres meses para ser exactos, antes de que aquel cáncer que acabo con su vida fuera descubierto.

Finalmente, después de que el personal hubiera limpiado su escritorio y su sillón está pudo caminar hacia el, agradeciendo a las jóvenes que lo limpiaron para luego sentarse.

La emperatriz estaba de regreso.

—Majestad Zhou -uno de los guardaespaldas personales de T/n se acercó hasta ella agachándose a su nivel, de aquel joven alto y musculoso solo conocía el nombre y lo letal que este podía ser, Tzuyu lo miró- Los chicos de la entrada dicen que una camioneta negra blindada llegó al palacio, un señor de la tercera edad junto a varios guardias reales se bajo de ella. ¿Se le dejará entrar?

Tzuyu sintió como la cólera en su sangre se elevaba.

—Es el concejal Wong, es un canalla -esta respondió- Permitan que entre, pero... ¿No te vas a alejar... Verdad?

El joven negó de inmediato y sin dudarlo ni un segundo. —Su majestad T/n me encomendó la estricta tarea de no alejarme más de un metro de usted, majestad, daré mi vida por usted si es necesario -este dijo, dándole la respuesta a la pregunta de Tzuyu.

—Muchas gracias Wonho.

La morena asintió, y luego de que Wonho permitiera el acceso del concejal los guardias en cada esquina de la habitación se pusieron alerta, en sus expresiones se podía leer lo brutales y peligrosos que el equipo de seguridad de elite podía ser. Pocos segundos después las puertas fueron abiertas, dando paso a un anciano vestido con ropajes tradicionales de un concejal y rodeado por tres hombres altos y corpulentos.

La pobre calvicie del hombre era tapada por un sombrero pasado de moda, su expresión de superioridad era combinada con rastros de furia contenida.

El concejal no se inclinó ante Tzuyu.

Primer error.

—Zhou Tzuyu -este dijo con repulsión, al tener al concejo de su lado este se sentía con la autoridad de llamar a la emperatriz por su nombre y de manera despectiva, los guardas ahí incluído Wonho se sorprendieron por eso- Hasta que al fin te dignas en venir... ¿Dónde dejaste a la asquerosa lesbiana de tu esposa, eh?

El irrespeto hacía T/n provocó que Wonho tensará todo su cuerpo, al igual que los demás guardaespaldas. El concejal los miró a cada uno de ellos.

—Yo que tú no haría nada niño bonito -este amenazó, señalando a sus propios hombres- Entonces... ¿A qué vienes? -preguntó- ¿Viniste a entregarme el trono por tu propia cuenta? ¿Ahora que estás casada con esa ramera homosexual no necesitas de este asqueroso país? Que mal por ti Tzuyu... Tan querida que eras por los desgraciados de este país y a la primera oportunidad que tuviste los abandonaste a su suerte... -este rió suavemente- Igual, no tenías qué haber venido, con solo un mensaje de texto habría sido necesario...

Hasta ese momento, Tzuyu se había mantenido en silencio. Su rostro sereno e imperturbable había logrado descolocar al concejal, el cual se habría abalanzado sobre ella si está no estuviera protegida por semejantes bestias.

—En primer lugar, concejal Wong, le pediré que me trate con todo el respeto que está oficina y la corona que llevo en mi cabeza me han dado, me guste o no aún sigo siendo la emperatriz de China y por ende su superior, si no desea que lo envíe a la cárcel durante el resto de su vida por irrespeto e insubordinación tenga el placer de callarse y no insultar a mi esposa -esta dijo, el anciano apretó sus dientes- En segundo lugar, no vine a entregar el trono, aún estoy muy joven y buena de salud como para abdicar por vejez y libre de cargos criminales como para abdicar por obligación moral y solo si mi pueblo lo pide, así que, de lo contrario, seguiré estando sentada en el trono de China hasta el mismísimo Dios crea que es suficiente, y así pretendo que sea.

Justo cuando el anciano iba a hablar, Wonho tosió. El concejal se asustó y las palabras se atoraron en su garganta. Tzuyu aprovechó esto para continuar.

—Su tiempo de servicio al concejo y a la nación será muy agradecido por todo el imperio, su momento de retirarse ha llegado, espero que pronto mi escritorio tenga su carta de renuncia, ya puede irse.

Tzuyu hizo un ademán despectivo con sus manos, pidiéndole directamente al concejal que se fuera. Wong estaba incrédulo, ¿Lo que estaba escuchando era verdad? ¡Ella no podía hacer eso!

Rápidamente este corrió hacia Tzuyu, pero antes de que pudiera hacer algo Wonho ya lo tenía sodomizado contra la madera del escritorio. El joven guardaespaldas lo tenía apresado con sus manos en la espalda y con la mejilla contra el escritorio, el anciano hizo un gesto de dolor, sus guardias estaban quietos en medio de la habitación, siendo apuntados por los demás guardaespaldas de Tzuyu con sus armas directamente en sus nucas.

Un solo movimiento en falso y la habitación sería testigo de lo que un guardia imperial americano podría hacer.

—¡Suéltame ya maldito bastardo! -gimió el anciano con dolor. Muy seguramente Wonho le habría roto algún diente por el fuerte golpe- ¡Suéltame ya maldición!

Wonho, sin importarle que aquel hombre fuera un anciano lo arrojó a un lado de la habitación, poniéndose frente a Tzuyu como un muro de concreto, su expresión en el rostro le decía al concejal Wong que si quería atacar a Tzuyu primero tendría que acabar con él.

—Pagarás por esto asquerosa lesbiana de mierda -este dijo con desprecio, un hilo de saliva y sangre salían de su boca por una de las comisuras de sus labio- Te fuiste a América por tres meses, dejaste sin atención al trono y al pueblo por un estúpido y anormal romance... Estás acabada, maldita, te voy a hundir en lo más profundo del calabozo...

—El trono estuvo bien cuidado bajo la regencia de la primera ministra Chong Ting-yan y de mi madre, el pueblo nunca fue desatendido ya que sabían de mi compromiso y posterior matrimonio con mi esposa la emperatriz T/n, de hecho, todos los funcionarios del gobierno fueron avisados -esta dijo, una sonrisa de superioridad se coló en el rostro de la morena- Espero su carta de renuncia para mañana concejal.

—Te voy a hundir Zhou Tzuyu  -este dijo sosteniendo su brazo con dolor- La ramera lesbiana de T/n no está aquí para protegerte, vas a desear nunca haber regresado... Tengo al concejo de mi lado, pagaras por tu maldita insolen-

Luego, como si su presencia fuera la misma de una deidad, una cabellera azabache llegó a la oficina. Detrás de aquella mujer con un uniforme militar blanco y majestuoso llegó un grupo de uniformados y gente de trajes costosos. El concejal Wong abrió sus ojos con sorpresa al ver cómo T/n estaba ahí.

La azabache sonrió, el factor sorpresa había funcionado.

—Por supuesto que ella no está sola, señor Wong -musitó T/n, está camino por la habitación hasta llegar a dónde estaba el concejal, parándose de pie frente a el a una distancia relativamente corta- ¿Por qué no mejor se va... y deja que la siguiente generación lideré la mierda de país que le está dejando a sus nietos?

—Esto es China, no América, majestad -este dijo confiado- Su autoridad aquí es la misma de aquel que recoge la mierda y limpia el culo de los caballos...

—En eso se equivoca, concejal Wong -respondió T/n- Soy la esposa de Zhou Tzuyu, nuestro matrimonio fue reconocido por más de 195 jefes de estado en el mundo y aprobado por la corte internacional de Justicia civil, en este momento, usted es mi inferior, un lacayo más... -luego, recordó algo por lo cual había estado noches enteras sin dormir mientras investigaba- Váyase ahora mismo, señor, queda destituido permanentemente de sus funciones y vetado del palacio hasta el momento de su muerte.

—¡Usted no puede!

—Por supuesto que sí puedo, señor -dijo T/n- Gracias a un hueco legal en la Constitución imperial de la reunificación que usted mismo junto a otros hombres redactó, China ahora es una provincia más del imperio americano, por lo cual y a mi favor usted está bajó mi poder, puedo disolver por completo al concejo e instaurar uno nuevo proveniente desde América cuando a mi se me dé la puta gana -musitó- Su autoridad ahora es la misma de la que el que recoge la mierda y le limpia el culo al cuidador de mis corceles, concejal Wong. Lárguese, y procure mantenerse lejos de aquí. Y le recomiendo respetar a mi esposa, concejal, y que también estudie detenidamente las leyes de mi nación, en América la traición se paga con la muerte.

Luego, el concejal Wong salió furioso del despacho de Tzuyu junto a sus guardias. T/n sonrió al ver cómo todos los planes del anciano habían sido derribados uno a uno. Ahora solo bastaba con iniciar el plan y esperar a que el anciano de su último intento para darle el golpe final.

—¿Qué ha pasado con las bases militares bajo el liderazgo del concejal Wong? -preguntó T/n hacía uno de los hombres de traje que llegaron con ella- ¿Siguen sin cooperar?

El hombre asintió. —Se rehúsan a dejar sus armas hasta que el concejal Wong lo ordené.

T/n asintió.

—Entiendo... -luego está se dirigió hacía una de las pocas mujeres que estaban ahí- Kazuha. Necesito que tú y Yunjin intercepten la transmisión principal del palacio con todo el imperio, da el aviso de que el concejal Wong ha sido destituido y que ahora las órdenes las daremos Tzuyu y yo, el que oponga resistencia o intente sublevarse debe de ser inmediatamente puesto bajo custodia a espera de un juicio por desacato y traición. Wonho, llama al principe Jinyoung y dile que proceda con la el inicio de la operación SINO, quiero que todo esté país este bajo mi control a más tardar mañana a primera hora. Que los portaaviones y destructores se mantengan a una distancia segura para intervenir en cualquier caso, que las tropas en tierra protejan a la población, no puedo permitir que ningún inocente muera si se desata una guerra.

Uno a uno, las dos chicas y Wonho procedieron a cumplir con sus tareas de inmediato. Luego la azabache se dirigió a su secretaria temporal ya que Soojin había se había quedado en América como regente junto a Shuhua.

—Lalisa, ¿Podrías por favor llamar a la primera ministra Jihyo y decirle que convoqué a una reunión del Parlamento Provincial aquí en Beijing? Necesito que todos estén aquí, tenemos que actuar rápido y llamar a un nuevo concejo lo más pronto posible, revisa junto a la primera ministra Elkie quienes son leales y confiables -esta pidió, su secretaria asintió y salió de la habitación para realizar las llamadas correspondientes- A todos los demás, quiero que hagan de este palacio una fortaleza, nadie extraño entra o sale de aquí sin el consentimiento de Tzuyu.

Finalmente, los restantes salieron de la oficina para cumplir su deber, dejando a la azabache y a la morena solas.

En todo ese tiempo Tzuyu estuvo con la boca abierta viendo a la azabache mandando y dando órdenes de esa manera, a sus ojos, T/n era una mujer extraordinariamente asombrosa. Cuando estuvieron solas T/n miró a Tzuyu con una sonrisa.

—Y tú, majestad -dijo- ¿Podría por favor venir conmigo y acompañarme a la cocina del palacio? La jefa de cocina es una mujer muy agradable que se emocionó con su regreso así que comenzó a preparar su platillo favorito.

—Solo si tú vienes conmigo.

—Sus deseos son órdenes, majestad.

Y con una risa, T/n asintió y esperó a que Tzuyu se pusiera de pie para tomar su mano y entrelazarla.

Por ahora, aunque las cosas estaban en relativa calma el caos apenas inició.

La lucha por el trono de Tzuyu había empezado.

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