𝐄𝐌𝐏𝐈𝐑𝐄 - 07
Su primer deber real como emperatriz fué haber organizado, dirigido y presenciado el funeral de su padre. T/n, que en aquel entonces solo era una jovencita de dieciocho años -y que apenas estaba viviendo personalmente lo que era ser una adulta- tuvo que demostrarle a todo el mundo una madurez que ella, lastimosamente, aún no poseía; por un lado su corazón estaba roto, enfermo de amor por un rompimiento que nunca esperó sufrir y por el otro su alma destruida al saber que su padre, su mejor amigo y una de las personas en las que más confiaba y que ahora ya no estaba le hacían desear no estar allí, pero con su madre incapaz de tomar las riendas del imperio (y sin un hermano mayor que tomara la responsabilidad por ella) T/n tuvo que sacrificar muchas cosas, incluyendo al amor de su vida, para continuar con el legado de sus padres y ancestros.
La azabache miraba fijamente como el féretro de piedra era bajado y depositado en la cripta Imperial de los Miyawaki y de los antiguos emperadores, y tras una ceremonia que según los ritos fúnebres que debían hacerse debido a la religión que su progenitor había escogido en vida la cripta se selló, y, oficialmente, con un inicio doloroso había una nueva emperatriz en el trono. Ese oscuro día había iniciado la era de T/n ll.
T/n relajó su nervioso cuerpo cuando Soojin entró a su oficina con sus visitantes especiales, a la reunión improvisada (y por petición de la misma azabache) se habían unido la primera ministra, una princesa de Japón y por supuesto, la embajadora de la República de Corea en el Imperio, todas ellas habían acudido al llamado urgente de su emperatriz. La azabache suspiró y dejó de ver su retrato con su uniforme real colgado en la pared para ver a las cinco personas allí reunidas, su vista estaba especialmente dirigida a la figura de Tzuyu, quién después del desayuno optó por subir hasta su dormitorio y usar prendas más casuales que no sean ropajes tradicionales de una monarca. T/n parpadeó varias veces para calmar su sorpresa y sonrió.
—Sé que mi llamado pudo haber sido algo exagerado y seguramente muy inoportuno, pero me alegra que todas puedan estar aquí -dijo T/n después de tomar asiento en su silla, las demás solo asintieron sonrientes- Cómo sabrán todas ustedes a mí me gusta ser una persona clara, que va directo al punto -esta dijo- Su alteza real, la emperatriz Zhou, ha venido desde la lejana Beijing hasta mi palacio en busca de... Ciertas ayudas y peticiones, ¿Correcto? -Tzuyu asintió- Bien, por mi parte yo ayudaría sin pensarlo dos veces, pero, aunque tenga un poder casi absoluto en este imperio también hay personas a las cuales les debo de responder por mis acciones, de las cuales están aquí, así que antes de decidir algo me gustaría que escucharamos lo que las altezas tienen por decir y que luego conjuntamente tomaramos una decisión, entonces -miró a la morena- ¿Puedes decirme cuál es el motivo de su visita?
Tzuyu dejó de mirar el suelo cuando sintió las miradas de todas ellas sobre sí, está rió de una manera nerviosa y se sentó recta en su silla, cruzando sus piernas para aliviar un poco la tensión sobre sí.
—Yo... -suspiró- Sé que nuestras relación diplomáticamente no han sido las mejores y más amigables desde que su majestad inicio su reinado, y tal vez por eso no tenga el derecho de estar aquí sentada pidiendo ayuda, pero aquí estoy -dijo Tzuyu, mirando a T/n- Desde que heredé el trono cuando mi padre falleció he tenido ciertos problemas con... Un sujeto... Que desea fervientemente quitarme del trono, usando a su favor juicios sin sentido y leyes absurdas que sobrepasan lo antiguo y lo anticuado -explicó- al principio podía manejarlo, no era nada especial, pero este hombre ha estado tejiendo una especie de poder y corrupción en mi gobierno, cada día que pasa más gente lo apoya en sus ridículos intentos para destituirme y ser elegido el nuevo rey.
Luego la morena cerró sus ojos.
—Todos estos problemas se me han salido de las manos, y aunque quisiera resolverlo por mi propia cuenta ya no puedo hacerlo -agregó- Quiero evitar que en mi nación inicie una guerra, quiero evitar que personas inocentes ajenas a estos problemas mueran por la ambición de poder de un inadaptado. Así que hoy, y si de ser necesario lo haré, vengo a humillarme frente a usted -dijo Tzuyu, finalmente abrió sus ojos, se puso de pie y se inclino en su totalidad frente a T/n, sorprendiendo a la nombrada, a Shuhua y a las demás mujeres alli por el inusual momento de humillación que la misma Tzuyu creó- Por favor su majestad, necesito de su ayuda y de su poder para evitar que un loco inicie una catástrofe.
T/n analizó la situación detenidamente, mirando fijamente a un punto sin especificar en la oscura madera de roble de su escritorio. La habitación estaba en total silencio, las que estaban allí no sabían que decir o hacer, mucho menos Tzuyu, que tras haber humillado y destrozado su orgullo estaba algo alejada de las cuatro mujeres que estaban hablando momentos antes de su deplorable situación. Tras un largo rato en silencio T/n tosió levemente.
—¿Tú qué opinas Jihyo? -preguntó la azabache hacía la primera ministra, la coreana de grandes ojos miró a la emperatriz- ¿Que tan factible es que tras la abdicación de Tzuyu pueda ocurrir un golpe de estado o en el peor de los casos una guerra civil?
—Demasiado factible -respondió la primera ministra Jihyo- Hay mucha gente que apoya a su alteza Zhou, y si incluimos las facciones del ejército, policía y otras entidades que apoyan a la emperatriz es muy, muy posible que estalle una guerra civil entre los que apoyan al imperio y los rebeldes liderados por el concejal Wong.
—Eso no suena nada bien, ¿Cierto? -preguntó T/n, todas asintieron- ¿Que probabilidades hay de una guerra a escala internacional o intervención extranjera?
—Su tío el emperador Akira ha manifestado abiertamente su apoyo incondicional a su alteza Zhou, y si contamos con los tratados de defensa mutua entre China y Corea es muy posible que el presidente Coreano también entre a la guerra en favor de su alteza Tzuyu -musitó Kim Jisoo, la embajadora de Corea- Una declaración de guerra es la probabilidad número uno. Realmente la única opción.
T/n casi soltó un gemido de dolor, luego su mirada recayó en Tzuyu, quién solo pudo asentir. —¿Momo? -preguntó T/n hacía su prima, la princesa de Japón.
—Papá era un gran amigo del difunto emperador Yi Cheng, el hará todo lo posible para proteger a su hija -respondió Momo sincera- No te extrañes si él es el primero en hacer un movimiento y atacar.
—Lo cuál nos deja en una posición de jaque -expresó T/n en medio de un suspiro- Por supuesto que todo el mundo esperaría a que yo de un comunicado respecto a esto, y posiblemente por la presión social que una guerra o un golpe de estado generaría en todo el mundo sería casi una obligación mía el intervenir en esto -dijo, Tzuyu suspiró- Entonces, ¿Cuál es su propósito al venir hasta aquí, Tzuyu?
La morena miró fijamente a T/n, su corazón latía fuerte y furioso al tener a T/n frente a ella. Sus sentimientos -los cuáles pensaba que ya no tenía- la tenían con sus nervios y preocupación a flor de piel.
—No hay nadie en todo el planeta además de usted que posee la capacidad de influir en el mundo, mi deseo en estos momentos es que usted pueda ayudarme a mantener estable la paz de mi nación y evitar que este idiota lo arruine -respondió Tzuyu decaída- Nadie más que usted puede ayudarme majestad, ahora mismo necesito de su ayuda para proteger lo que mi padre creó con esfuerzo y dedicación. Yo... Yo la necesito.
Palabras duras, fuertes y tajantes. T/n se sorprendió por lo que la morena decía, definitivamente Tzuyu estaba desesperada, y claramente estaba en sus propias manos el tomar una decisión, sea cual fuese está todo terminaría en algo que muy posiblemente pueda terminar mal.
¿Debería o no debería ayudar?
¿Qué debería hacer ella?
Tzuyu necesitaba de ella. Tzuyu había viajado desde el otro lado del mundo solo para hablar con ella y pedirle un favor que tal vez no le resultaría bien, pero, ¿Qué era lo correcto?
T/n debía de ser objetiva y tomar una decisión.
—Por el momento no puedo darte una respuesta Tzuyu, esto es algo que podría terminar mal, creo que entiendes mi punto de vista -esta dijo, Tzuyu asintió levemente- Sé que la primera ministra y la señorita Kim están de acuerdo en ayudar a una vieja amiga, y por supuesto mi prima también -Momo asintió de inmediato con una sonrisa- Pero esto es algo que nos afectará a todos directa o indirectamente, así que debo de pensarlo un poco más y con la cabeza fría para no hacer un mal movimiento o cometer una locura.
Tzuyu asintió. —¿Lo cual significa...? -preguntó alargando la última letra.
—Quedate conmigo -respondió T/n, un atisbo de un amor oculto pintaba sus palabras- Mañana inicia el festival y el aniversario de fundación del imperio, le pediré que por favor espere mi respuesta, en seis días que es el final del festival le haré saber mi decisión.
Para Tzuyu, en resumidas palabras, tenía una semana completa -tiempo el cual duraba el festival- para arrepentirse de todo lo que estaba haciendo y regresar a casa para enfrentar al enemigo ella sola. Pero, muy en el fondo de ella, ésta deseaba quedarse allí, y por lo menos disfrutar de una semana junto a T/n antes de que tuviera que regresar a su dura realidad.
—Entonces esperaré hasta el final del festival -respondió Tzuyu, sonriendo levemente- Hay muchas cosas por las cuales no estoy dispuesta a perder. Esperaré el tiempo que sea necesario.
Perder...
—¿Qué opinas tú, Shu?
Y la rubia se sorprendió un poco al haber sido incluída en la conversación.
—Por mi no hay problema.
Tzuyu no quería perder algo importante para ella, no otra vez.
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