𝐓𝐑𝐄𝐒| Sabe que le miento
Sabe que le miento...
Una semana y media después, Minju seguía sin mantener contacto con Jungkook. Lo había estado evitando deliberadamente, porque sí, ella aún estaba molesta; pero ya no con él, sino consigo misma.
Sin embargo, esa mañana en especial, no pudo hacerlo. No pudo evitar a Jungkook porque, para su mala suerte, lo designaron como su compañero en Historia del arte. El lado positivo es que no tendrían que exponer nada, solo presentar la tarea en un archivo y entregarlo en una memoria USB la fecha establecida.
-Qué fastidio -susurró Minju para sí misma, aunque con el perfecto sentido auditivo que se cargaba Jeon, fue escuchada con facilidad.
Él la miró y ella le devolvió la mirada, iracunda, dejando en claro lo mucho que le molestaba su mera presencia.
Estaba siendo inmadura, sí, pero él tampoco ayudaba a la causa.
-¿Cuándo nos pondremos de acuerdo con lo del trabajo?
Miró a duras penas a Jungkook, no se tomó la molestia de ver más allá de sus brazos cruzados -y eso porque descendió la mirada en busca de un bolígrafo en el interior de su bolso- y la forma en que sus tatuajes se apreciaban con esa camiseta polo que cargaba puesta. Ignoró por completo el revoltijo en su interior y prefirió tomar nota d tema a investigar.
-Ahora mismo -respondió a la pregunta anterior-. Puedo encargarme de la parte teórica y tú de la visual.
-¿Lo haremos juntos?
Ante la pregunta, y el tono insinuante de su voz, Minju arrugó el entrecejo con evidente molestia -a pesar de que sus mejillas ya habían comenzado a hacer de las suyas al sonrojarse- y le dedicó una mirada filosa.
-¿El qué?
-El trabajo, obviamente.
-Pues no. Cada quien se encargará de hacer lo que le corresponde por su cuenta -tajó, dejando en claro que no estaba dispuesta a pasar más tiempo con él-. Como la tarea es para dentro de una semana, tendremos tiempo de sobra para investigar y hacer el trabajo sin la necesidad de interferir en la vida del otro.
Y con eso, Minju estaba dejando en claro, una vez más, que no quería volver a saber nada de él. O así fue como Jungkook, con molestia, resolvió. Se tragó una maldición y procuró no hacer enfadar más a la chica, pero al percatarse de que Kim ya esperaba por ella, no pudo evitarlo.
Ese sentimiento de posesividad salió a flote y lo hizo comportarse como un estúpido. De nuevo.
-Entonces, ¿cuándo podremos volver a tener sexo? -susurró la pregunta en su oído, procurando que nadie más escuchara.
Minju no podía creerlo. En serio. Y era tanta su frustración que con mucha fuerza -toda la que le fue posible reunir- clavó sus uñas en la carne blanda de su hombro izquierdo.
-Escúchame bien, Jeon, tú y yo hemos terminado con esto -gruñó-. Así que limítate a hacer tu trabajo y ser un buen tipo, si es que acaso puedes.
-¿Y quién dice que no lo soy? Sabes perfectamente lo bueno que soy -a Minju le disgustó, más que escucharle decir tal cosa, la manera en que su cuerpo reaccionó porque Jungkook podía fácilmente darse cuenta de ello-. Tu boca podrá negarlo, pero tu cuerpo no.
Y para colmo, hizo acopio de toda su osadía y llevó la mano hasta uno de sus muslos. En la posición en que estaban, nadie podía tener un buen ángulo de aquel punto y mucho menos notar lo que sucedía; ni las manos traviesas ascendiendo por encima de la tela del pantalón de jeans que esa tarde cargaba, ni en el estremecimiento que arropó al cuerpo femenino. Jungkook sonrió con sorna, y tras darle un ligero apretón, decidió ser bueno y dejarla ir.
-Tu enamorado te espera -señaló con un asentimiento de cabeza a donde Taehyung, con mucha paciencia, aguardaba por la salida de la chica-. Deberías ir con él. Aunque sea por un momento.
-¿De qué diablos estás hablando?
-Eres mía, Minju. Que no se te olvide.
Se levantó y dejó el salón sin prestarle la más mínima mirada a Kim -que le veía como si quisiera arrancarle los ojos y cada una de sus extremidades-. Cuando ya no hubo nadie más que Minju, Taehyung se atrevió a ingresar y llegar a donde su amiga, que ya estaba bajando los escalones para ir a su encuentro. Él le sonrió y ella, para no hacerle sentir mal o preocupado por algo que no merecía la pena, le devolvió la sonrisa; aunque forzada, pero lo hizo.
-Te llevo el bolso -se lo arrebató y empezó a caminar, no aceptando réplicas ni objeciones.
-Ni siquiera pesa tanto -se quejó la chica en un tono infantil.
-Sí, claro -soltó el otro con ironía, pues ella estaba tan acostumbrada a llevar peso por demás sobre su espalda que si llevaba rocas, ella diría que no eran nada-. ¿Has comido algo? -ella negó-. ¿Terminaste tus clases?
-No -negó con pesar, pero luego recordó-. En realidad, cancelaron la del final del día, así que técnicamente he terminado.
-Genial. Te invito a comer, entonces.
Minju aceptó con gusto y Taehyung no pudo evitar sonreír. La chica se percató de que algo diferente estaba ocurriendo con su mejor amigo, sin embargo no prestó mucha atención a aquello puesto que su mente seguía ocupada con el nombre de alguien más: Jeon Jungkook.
Para no arruinar el momento con Tae, Minju prefirió patear lejos -lo más lejos que le fuera posible- de sus pensamientos a Jeon. Él no merecía ni el más mínimo segundo que su cerebro -intoxicado ya con su ser- le hacía traer a memoria.
Llegaron a la parada de autobuses y tomaron la ruta que acostumbraban cuando iban a la preparatoria. Minju sonrió, recordando el lugar al que siempre iban por unos bocadillos; o un buen platón de sopa, en todo caso.
-¿Qué quieres comer? -le preguntó el pelinegro, ya ubicados frente a frente en la mesa-. ¿Lo de siempre?
Le sirvió un vaso con agua y lo colocó sobre la servilleta después de haber limpiado ese espacio. Inevitablemente, Minju hizo una comparación que no supo la razón, pero le hizo sentir como si un puñal le atravesase el corazón. Taehyung conocía todo de ella: sabía sus gustos, lo que le gustaba y lo que no, apreciaba sus manías y nunca la criticaba, y lo más importante era que en ningún momento le había hecho daño -o, al menos, no de manera consciente-. En cambio, Jeon era todo lo contrario; lo único que él sabía era cómo le gustaba a ella tener sexo, pero nada más allá de eso. No se conocían en absoluto y no sabían nada del otro; a excepción suya, que por ser tan observadora, descubrió cuándo y de qué manera Jeon estaba siendo sincero y cuando no.
Minju conocía todas sus mentiras, pero él... él no sabía absolutamente nada de ella.
Lo peor de todo es que, aun así -consciente o inconscientemente- ella guardaba la esperanza de en algún momento acercarse un poco más allá de lo físico; tener un acercamiento que no se resuma a un ámbito sexual nada más.
Y ese era el mayor de sus conflictos internos.
-Tae -llamó repentinamente al chico, que de inmediato centró la mirada en ella-. ¿Qué harías si te empezara a gustar alguien con quién sabes que no puedes mantener una relación amorosa?
El entrecejo de Kim se arrugó. ¿Qué pregunta era esa? ¿Acaso a ella le había empezado a gustar alguien? ¿De quién podría tratarse, de llegar a ser ese el caso?
-¿Te gusta alguien? -no respondió, tan solo encogió los hombros. Taehyung suspiró, dejando de lado el vaso con agua que ya había servido para él-. Minju, si no eres un poco más clara, no creo que pueda ayudarte.
-No creo que se trate de gustar, solo... ¿un poco de atracción?
Taehyung arrugó aún más el gesto. Minju rió.
-Si te gusta alguien, dímelo, tal vez te pueda ayudar.
-Bien, ¿y si se tratase de ti? ¿Igual me ayudarías? -preguntó, medio en broma medio en serio.
El rostro del chico palideció. Entonces Minju comprendió que realmente nunca tendría nada más que una amistad con él.
-Tranquilo, no hablo en serio.
-Que bien, porque no estaría dispuesto a dañar una amistad por intentar algo que podría terminar mal.
Las cejas de Minju se levantaron tanto, que por un segundo Taehyung se preguntó qué tan sorprendida habrá quedado por sus palabras.
-Si te gusta alguien con quien sabes que no puedes estar, es mejor no intentarlo. A veces uno se lastima a sí mismo buscando obtener algo que, desde un inicio, no ha estado destinado para sí.
-¿Crees en el destino, Tae?
-¿Y tú, Minju, crees en él?
Guardó silencio, buscando una respuesta sincera por su parte. Negó.
-No creo que algo como un destino predeterminado exista, soy más de crear oportunidades por mí misma en lugar de dejarlo todo en manos de algo que quizás nunca se moverá a mi favor.
-Bien, entonces crea tus oportunidades con alguien que sea conveniente para ti. No te enfoques en nadie más que en ti, Minju.
-Gracias, Tae-tae. Lo tendré muy en cuenta.
Sí, ella definitivamente tendría en cuenta el consejo de su mejor amigo.
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