
𝐄𝐏Í𝐋𝐎𝐆𝐎
Durante los años en los que el rey Valerio Worwick reinó, Southlandy disfrutó de paz y prosperidad, dejando atrás los tiempos de caos y conspiración que amenazaron con acabar en algún momento con la familia Worwick.
La reina Luna supo continuar el legado y ejercer muy bien su cargo como reina legítima, convirtiéndose en un pilar fundamental y un apoyo incondicional para su esposo, el rey. Dos años después del nacimiento de la princesa Valaska Worwick, la familia celebró con alegría la llegada del príncipe de casta dorada, Nilon Worwick, convirtiéndose este en el tercer heredero de la casa Worwick.
Las reformas instauradas por el rey Valerio marcaron el inicio de una nueva era para la casa Worwick, las cuales entraron en vigor desde el momento en que fueron anunciadas, permitiendo que la estructura de poder y tradición familiar comenzara a transformarse. Por primera vez en la historia, los Worwick de casta dorada dejaron de estar limitados a la estrategia política y diplomática, y se les permitió servir como estrategas militares de guerra, ampliándose así el servicio a la corona.
Según lo decretado por el rey Valerio, los matrimonios por alianza política continuaron existiendo, pero con mayor flexibilidad. A partir de la reforma, los miembros de la casa Worwick podrían elegir libremente con quién formar alianzas, sin la imposición de la corona, permitiendo que la pareja implicada se conociera primero, brindándoles la oportunidad de descubrir si existía entre ellos algún tipo de afinidad.
Junto a este nuevo ajuste, la obligación de rendir cuentas de consumaciones tanto del heredero al trono como de los miembros que le seguían en la línea sucesoria, y que eran supervisadas por el consejo, quedaron abolidas, extendiéndose este derecho solo a los reyes, quienes eran los únicos que podían conocer la confirmación de la consumación de dichas uniones.
Con una visión clara sobre la unificación de los reinos, Valerio abolió el consejo de Hillcaster y anexó el territorio al reino de Southlandy, manteniendo el nombre del territorio y el nombre de su fortaleza, y junto a esto; Valerio ordenó que se adaptara el escudo de la casa Worwick sobre el emblema de la casa Loancastor, marcando el fin de la independencia de dicho territorio que se mantuvo en relativa calma hasta los tiempos del rey Valko, cuando miembros terceros de la familia Loancastor intentaron de nuevo recuperar el poder de Hillcaster, y en un fuerte enfrentamiento, Valko acabó por completo con lo último que quedaba de este reino, cambiándole el nombre a Thousands en el reino de Southlandy y renombrando el castillo Loancastor como el castillo Azzex.
Los años pasaron y con ellos el legado de Valerio fue resguardado por su hijo Bastian Worwick, junto a su esposa Valaska, quienes como reyes, ambos se aseguraron de mantener las leyes y reformas que su padre había dejado estipuladas, protegiendo incluso a aquellos a quienes Valerio había jurado amparar, como a la joven Lurdes.
Lamentablemente, años antes de que Vasko Worwick, heredero de Bastian Worwick, ascendiera al trono, un incendio consumió parte de la biblioteca del castillo, perdiéndose muchos registros cruciales, entre ellos las certificaciones de tierras otorgadas a diversos lores, junto con la certificación y el registro del censo que la corona llevaba del pago que hacía protegiendo la estancia de dicha joven en las tierras de las montañas.
A pesar de los esfuerzos de Bastian por lograr que todo lo que se había perdido fuera reescrito, muchos registros se perdieron y su consejero fue el encargado de colocar en orden lo que se pudo recuperar, dándole poca prioridad a la situación de la familia de Lurdes. Con la llegada de Vasko al trono y su poco conocimiento sobre este tema, los descendientes del lord dueño de aquellas tierras las reclamaron ante el consejero del rey, mostrando la certificación de su herencia, y sin más opciones, la familia de la joven Lurdes se vio obligada a salir de las montañas y refugiarse en el bosque de Southlandy.
Las reformas de Valerio moldearon los cimientos de los reinados posteriores, pero no fue hasta los tiempos del rey Valko Worwick y sus hijos cuando dichas leyes fueron aplicadas en su totalidad, cumpliéndose el propósito dado por los dioses sobre Valerio, donde se afirmaba que él era el que prepararía el reino para la llegada del conquistador que devolvería Northlandy a la casa Worwick.
Tras nueve décadas y tres años, el rey Valko honró el legado de su antepasado al otorgar a su tercer vástago, el príncipe Valerio II Worwick, el título de Primer Jefe Comandante de la Guardia Arquera, concediéndole la oportunidad que su antecesor nunca pudo tener.
Los Daskalos se encargaron de recopilar las vivencias escritas por el mismo rey Valerio, preservando su historia en pergaminos, quien a pesar de haber tenido la oportunidad de darse a sí mismo un título militar, Valerio eligió respetar la decisión de su padre. Pero tras su historia, peleas y luchas, la casa Worwick y las generaciones futuras lo recordaron con honor como:
EL REY ARQUERO.
“Te odié con todo mi ser porque eras la prueba de todo lo que perdí. Pero ahora perderte a ti sería mi verdadera condena”.
Valerio Worwick
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