𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈
Tw// Narración explicita +18; Lenguaje Soez.
Mi camino a casa de mi amigo se volvió realmente aburrido. Fue largo y asqueroso ver a jóvenes bien vestidos con una alegre sonrisa yéndose de las manos hasta la catedral, para la misa de las diez y ocho.
A veces me pregunto, ¿Realmente están conscientes de que no vale la pena?.
Nunca he juzgado a aquellos jóvenes que iban sin falta los domingos a la iglesia, o a puntuales al encuentro de su grupo parroquial, la mayoría iba por los grupos en donde conocía a otros jóvenes y podian convivir con los mismos gustos y creencias.
Había llegado hasta la casa de mi amigo, me dijo que entrara por que su compañera estaba ahí y no tendría problema en recibirme; su nombre, Shin RyuJin.
Una tipa guapa que hace suspirar a la mayoría de chicos y chicas que se cruzan en su camino; su característico corte de pelo le da un toque de girlcrush perfecta para aquellas adolescentes iniciando la pubertad; su mirada audaz llena de deseo y libertad; unos labios apetecibles para cualquiera que la vea y un rostro y cuerpo cautivador capaz de embobar con fuerza a más de una persona; en síntesis, no puedes despegar tu mirada de Shin RyuJin.
Pero para mi... Un dolor de culo.
Llegué hasta la puerta debatiendome en si tocar o no; no quería ir a esa misa, pero tampoco quería tener en frente mío a Shin.
Me quedé estática viendo la puerta hasta que fue abierta dejándome ver a Shin con una bolsa de basura en su mano.
—Hwang... que agradable sorpresa—dijo con una sonrisa ladeada.
—Shin—solté indiferente.
Mi contraria rió por lo bajo y me pasó la bolsa que llevaba en su mano—¿Podrías sacarla por mí?—preguntó amablemente—Aún tengo que terminar de limpiar la sala para recibirlos.
Tomé la bolsa y asentí llevando mi trasero hasta el basurero de la entrada, mi plan de esperar a DaHyun o a JeongWoo se fue al caño gracias a esa maldita bolsa.
Volví a subir hasta la habitación en donde entré sin más nada que hacer, vi a Shin terminando de guardar varios artículos de limpieza y luego se giró a verme.
—Pensé que no los vería hasta después de la dichosa misa—argumentó mostrándome su sonrisa ladeada.
—No quería ir—respondí sentándome en el sofá acomodando mi pie sobre mi muslo, para luego recostar mi cabeza sobre mis dedos.
RyuJin rió.
—Tengo entendido que YeDam no vendrá hasta después de esa misa y DaHyun y JeongWoo simplemente aún no han aparecido—expresó—¿Qué tal si nos divertimos un rato?.
Tensé mi mandíbula y cerré los ojos ante su comentario.
—¿O acaso prefieres esperar hasta el matrimonio para acostarte con esa puritana?—preguntó en burla.
Ya sabía de quién estaba hablando, sabía que era ChaeRyeong por que Shin RyuJin nunca tuvo el más mínimo respeto hacia la linda pelinegra que me había cautivado; siendo RyuJin la representación de la lujuria, nunca entendería lo que era el amor, es una joven obsesiva que busca constantemente acostarse con aquellas personas a las que les echa el ojo. Siendo ChaeRyeong la representación de la castidad e inocencia en su máximo esplendor.
—No veo lo malo a esperar a casarme con ella—sonreí orgullosa logrando que mi contraria frunciera el ceño y se acercase a mi peligrosamente.
—Puedo hacerte cambiar de opinión Hwang...—susurró en mi oído para luego dejar una mordida en el lóbulo de mi oreja.
Gruñí al sentirla por lo que cerré los ojos tensando mi mandíbula intentando evitar caer en los brazos de la lujuria; aquí llamada, Shin RyuJin.
—No te resistas al placer Hwang YeJi—susurró nuevamente bajando sus besos a mi cuello en donde succionó esperando dejar marcas en él.
—Será mejor que pares Shin—espeté frunciendo el ceño.
—¿O qué Hwang?—preguntó acomodando mis piernas para luego sentarse encima mio separando las suyas—¿Prefieres pajearte pensando en ella?.
Me mantuve serena ante sus palabras, no debía caer en la tentación, al menos no en estos momentos en donde prácticamente puedo lastimarla gracias al reciente percance que tuve antes de venir aquí.
—Bájate Shin—ordené acomodándome en el sofá.
La rubia simplemente soltó una risita y me tomó del cuello—Disfruta Hwang...—susurró para luego besarme intensamente.
Me tensé inmediatamente e intenté separarla pero RyuJin había sido más rápida comenzando a acariciarme el abdomen por debajo de mi camiseta. Suspiré cuando dejó de besarme.
—Déjate llevar Hwang—volvió a atacar mi cuello dejando marcas en el sin ningún tipo de vergüenza.
Dejé de resistirme y puse mis manos en su trasero apretandolo fuertemente. Ella jadeó al sentir mis manos e inconscientemente sonreí.
RyuJin se acercó a mi oído nuevamente a susurrarme—Quiero montarte...
El imaginar a esta imbécil dando saltos encima mío me calentó estúpidamente por lo que volví a besarla esta vez con más deseo que la anterior; bajé mis manos hasta su pantalón el cuál desabroché fácilmente, lo bajé lentamente oyendo los jadeos que soltaba. Se separó de mi para sacarse por completo la prenda, volvió a besarme para luego acomodarse en mis piernas y así empezar a mover sus caderas sobre mis muslos soltando jadeos. Le dí una fuerte nalgada que hizo que RyuJin soltase un gemido.
—¿Te gusta que te traten como la puta que eres no es así Shin?—espeté con voz ronca.
—Me encanta que me trates como tu puta Hwang—soltó entre jadeos.
—Eres un maldito aposento de lujuria Shin RyuJin—espeté.
RyuJin rió por lo bajo y llevó sus manos hasta el inicio de su camiseta, se la sacó lentamente dejándome ver su abdomen marcado gracias a las horas que pasaba en el gimnasio; se sacó el sujetador ahorrandome el trabajo y comenzó a acariciarse sus pechos lentamente soltando jadeos.
Me muerdo el labio para luego poner mis manos en su cintura haciéndola moverse en mis muslos nuevamente. RyuJin gime por lo bajo y toma una de mis manos para ponerla sobre su seno el cuál aprieto con fuerza, evitando lastimarla a lo que suelta un gemido que hace que yo sonría inconscientemente.
—Maldita perra—espeté llevando su pecho a mi boca empezando a chuparlo con fuerza.
La puta suelta jadeos al sentir mi boca y llevo mi mano libre hasta sus ya mojadas bragas, en donde empiezo a acariciarla sobre la ropa oyendo sus suaves gemidos.
—Hwang...—suspiró—Te necesito...
Sonreí de lado y mordí levemente su pezón haciendo que RyuJin apriete con fuerza mi brazo.
Le saqué las bragas y acerqué mi mano hasta su entrada para luego acariciarla; veo como la puta de Shin comienza un vaivén con sus caderas deseando sentirme; sonrío al sentir su humedad y meto dos de mis dedos en su coño sin previo aviso. Esta gime como toda una perra al sentirme dentro y suelta una risita. La miro a los ojos y esta imita mi acción, se muerde el labio para luego empezar a dar saltos encima mío.
RyuJin gime con fuerza y coloca sus manos en mis hombros buscando ayudarse a mantener el ritmo de sus saltos.
Acaricio uno de sus senos y lo llevo a mi boca succionandolo con fuerza dejando un hilo de saliva cuando me separo y así empezar a darle atención al siguiente; me separo a disfrutar del espectáculo que me ofrece RyuJin, que acelera sus movimientos poniendo sus manos en sus pechos para apretarlos a la par de sus saltos. Con mi mano libre palmeo uno de sus muslos a lo que ella gime con fuerza nuevamente.
—No te toques maldita desesperada de mierda—espeté—Quiero ver como rebotan tus pechos mientras te satisfaces asquerosa perra—ordené.
RyuJin sonrió e incrementó la velocidad de sus saltos; por lo que curvé mis dedos logrando sacarle un fuerte gemido a mi nombre.
—Hija de puta—soltó entre gemidos.
Apreté mis dientes y fruncí el ceño para luego ahorcarla con mi mano libre y la acerqué hasta mi rostro incrementando el agarre en su cuello.
—Tú eres la puta aquí Shin—espeté—Una miserable puta que sigue rogandome un poco de atención para su necesitada y triste vagina.
Metí un tercer dedo a su coño y escupí en su boca causando que la hija de perra sonriera.
—Asquerosa—espeté.
Moví con rapidez mi mano logrando tocarle el punto G oyendo sus incontrolables gemidos salir de su asquerosa boca.
—Hwang~ estoy cerca—logró decir entre gemidos.
—Pues correte maldita precoz asquerosa—espeté volviendo a palmear con fuerza su muslo.
Sentí sus paredes apretarse en mis dedos; aceleré mis embestidas para posteriormente oír un fuerte gemido indicándome que la puta había liberado su orgasmo.
Saqué mis dedos de su entrada y los llevé hasta su boca que yacía abierta mientras intentaba torpemente regular su respiración.
—Chupa—ordené metiendo mis dedos en su boca llevándolas hasta el fondo provocandole arcadas.
Sonreí viéndola tragarse sus propios fluidos para luego volver a escupir en su boca. La maldita hija de perra lo disfrutaba.
Saqué mis dedos de su boca a lo que ella se separa de mi con cuidado.
—Me encantó tenerte dentro de mi Hwang—argumentó—Deberíamos repetirlo.
Sonrió para luego tomar sus prendas del suelo y darse camino a la ducha; por mi parte simplemente me quedé observando la escena con desgano.
Haber hecho que esa cualquiera se corra en mis dedos me había agotado, por lo que recosté mi cabeza en el respaldero del sofá y cerré los ojos tomando la libertad de dormirme un breve instante.
(...)
—¡Yaetteong! ¡Ven a verme jugar!—exclamó el pequeño lanzando la pelota en el aro errandolo.
Solté una pequeña risita al ver la cara de frustración del niño a lo que me acerqué hasta él para abrazarlo.
—¿Quieres que te enseñe a lanzar?—pregunté tomando el balón.
El niño asintió eufórico a lo que no pude resistirme.
Tomé sus manitas y lo ayudé con su postura para poder lanzar correctamente y lograr encestar; el niño se concentró en mis palabras para luego observar atentamente hacia el aro, puso su alma en ese tiro por lo que entró al aro.
Giré a verlo con una sonrisa y este me mostró una gran sonrisa y saltó a abrazarme. Lo cargué en el aire riendo y felicitandolo por su logro, su alegría era tal que parecía un sueño...
—¡Hwang YeJi!—oí a lo lejos y bajé al niño quién se apegó a mi pierna fuertemente—Un placer conocerte...—habló el desconocido hombre.
Cubrí al niño con una mano y miré al hombre quién tenía un aspecto muy familiar y a la mujer con un velo cubriendole el pelo.
—No me mires de esa manera—argumentó—Soy el sacerdote Choi SangWoo—se presentó—Ella es la Hermana Kang HyoRi, somos de la congregación de San Miguel arcángel—explicó.
—¿Habla usted de la Parroquia de la ciudad de Seúl?—pregunté escondiendo al niño.
—Estás en lo correcto Hwang—dijo el hombre.
—Perdone que pregunte... Pero, ¿Como sabe usted mi apellido?—pregunté.
El hombre rió amargamente—Tú madre era una gran devota de la comunidad de San Miguel Arcángel Hwang; tú te has bautizado en la parroquia, yo los conozco como la palma de mi mano—argumentó.
—¿Qué quieren de mi?—pregunté sintiendo el agarre del niño incrementarse.
—Simplemente veníamos a ofrecerte que te unas a la congregación, estamos escasos de servidores y necesitamos de jóvenes activos para el servicio de la comunidad—explicó el hombre—Tendrían beneficios si aceptas...
Dudé un instante al ver a esas dos personas en frente mío; giré a ver al niño quién me pidió con los ojos llenos de suplica que no aceptase; sin embargo, la oferta era tentadora.
—¿Qué clase de beneficios?—cuestioné.
El hombre miró con interés al niño y yo lo escondí detrás mío.
—Digamos que... Eso queda a tu criterio...—expresó—Piénsalo detenidamente Hwang, la oferta estará en pie siempre, todos son llamados por el señor, sin embargo, son pocos quienes aceptan tal llamado.
El hombre se alejó junto con la señora y giré a ver al niño; este se encontraba llorando.
—Do...—fuí interrumpida por un fuerte golpe en la frente.
—¡Miserable!—espeté levantandome agarrando a mi amigo del cuello.
Este ríe mientras que yo aprieto con más fuerza su cuello y oigo las risas de las demás.
—Hasta que al fin despiertas Hwang—la voz que distinguí era la de DaHyun.
—¿Kim?—pregunté bajando al pelinegro.
—La mismísima—respondió—Ya deja a JeongWoo, le dije que era mala idea golpearte y más cuando estabas durmiendo tan plácidamente—explicó acomodándose en la mesa de la sala.
—Hay cosas importantes que tratar ¿No es así?—preguntó JeongWoo con su característico tono de voz serio.
—YeDam aún no llega, dijo que vendría luego de la misa junto con JiSu pero aún aún hay rastros—se metió RyuJin—De seguro el padre SangWoo se extendió nuevamente con su homilía.
—Que mierda más innecesaria—agregó DaHyun recostandose en la mesa elevando sus manos para luego observarlas.
—No me digas lo obvio—agregó JeongWoo—Pero la idea de destapar el maldito secreto de ese lugar me encanta tanto, es como si me inyectaran heroina en las venas—argumentó.
—Mmm... ¿Tienes un poco?—preguntó DaHyun mirando a mi amigo.
—¿Drogas? No DaHyun, ya no consumo drogas—explicó el chico—Solo era una forma de decir...
—Al menos un cigarro Jeong—espetó DaHyun levantándose de la mesa para mirarlo.
—Nada—respondió el azabache—Ya dejé las drogas luego de casi morir por una sobredosis—explicó—Y si vas a fumar, hazlo afuera, odio el olor.
DaHyun bufó en respuesta y luego giró a verme—¿Y tú? ¿Tienes cigarros?—preguntó.
—Deberías dejar de fumar—respondí—Podrías morir.
—Todos ustedes son unos aburridos—soltó DaHyun en burla.
La puerta de la habitación era abierta lo cuál llamó nuestra atención al instante, oímos las voces de JiSu y YeDam a lo que DaHyun se levantó rápidamente.
Ambos llegaron dejando sus cosas en el sofá y nos miraron.
—Tenemos demasiada información que es un poco difícil de digerir—habló YeDam—Pero deben de saber primeramente que el día de confesiones para los niños que van a hacer su Primera Comunión ya está fijada.
El grupo observó al chico seriamente.
—¿Para cuando está fijada?—pregunté.
—Para el veintisiete de septiembre, tres días antes de la fiesta de San Miguel—respondió YeDam.
—Tenemos dos meses para salvar a aquellos niños...—susurré.
—¿Estás bien?—me preguntó Jisu al ver mi expresión.
—Si...—susurré—¿Hay algo más?—pregunté mirando a mi amigo.
YeDam asintió nervioso—No creo que esto te guste... Pero debes de saberlo ya...
—Habla.
—ChaeRyeong es la siguiente en hacer su promesa de castidad junto con YuNa, EunJi, ChaeYoung, JunKyu y GaHyeon.
El grupo entero se quedó en silencio al oír aquellos nombres; ya sabíamos que sucedería y debíamos impedirlo cueste lo que cueste.
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