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「48」

- ¡Seonghwa! - Me levanté, desconcertado — Yo no... - intenté explicar.

- ¿Tú no, qué? Te acabo de escuchar, Wooyoung - las lágrimas salían de sus ojos como si fueran caballos de carrera, desatrampados por ganar - Oí cuando se lo dijiste a Hongjoong , ¡eres un traidor! - gritó y al instante, sentí el sonoro golpe de la palma de su mano contra mi mejilla, produciendo un ardor instantáneo y el seguro enrojecimiento de mi piel.

Tan duro fue el golpe que, la cara se me desvió hacía un lado y Hongjoong tuvo que retener a Seonghwa.

- ¡Hwa, tranquilo! - le ordenó, asustado.

- ¿Cómo quieres que esté tranquilo? Si mi supuesto mejor amigo me traicionó, claro, ahora entiendo todo - no dejaba de llorar y el coraje era leíble en su rostro.

Los nudos se habían quedado atascados en mi garganta, y el corazón, hecho pedazos en mi pecho, latía angustiado. Mis lágrimas eran de amargura, deseaba fervientemente que todo esto fuera una pesadilla.

- ¿Cómo no me di cuenta antes? i¿Y tú no pensabas decírmelo?! - me empujó y Hongjoong volvió a sujetarlo.

- Seonghwa...

- iTe abrí la puerta de mi casa! ¿Y me pagas robándote a mi novio? - seguía farfullando lleno de furia e hizo caso omiso a la voz de Joong - ¡Qué estúpido! No puedo creer que tú... - se quedó a la mitad de la frase, le dolía bastante.

Lo conocía y sabía que estaba hecho pedazos, cosa que sólo sirvió para hundirme más en la miseria. Seguía sin poder hablar, sólo lloraba y miraba a Seonghwa - Hace algunos minutos estaba llorando porque te ibas - farfulló-, ahora entiendo la razón, qué cobarde - siseó —. Pero, ¿sabes? Me da gusto que te largues, hipócrita - me dio una última mirada despectiva, dolido, y se dio media vuelta para salir de la habitación.

Me quedé inmóvil, dejando que mis lágrimas se suicidaran sin piedad; respirar me era difícil y sentía que me faltaba el aire. Hongjoong me miró, decepcionado.

- Ve - alcancé a susurrar, con el hilo de voz que salió de mi garganta-. No lo dejes solo.

Se me quedó mirando, era una mirada extraña, estaba entre la frustración y la angustia. Pero enseguida salió detrás de Hwa. Entonces me quedé solo.
Las lágrimas no se cansaban de salir y parecía como si nunca se acabaran, esto no debió de haber terminado así, ni siquiera debió tener comienzo.

Me quedé en inmóvil durante un par de minutos y luego, miré a mi alrededor, ya no volvería a ver a Hongjoong y no había tenido la oportunidad de decirle adiós.

Busqué con la mirada algún cuadernillo y divisé una hoja encima de su escritorio; tomé un bolígrafo y garabateé sobre el papel en trazos largos:

Me lo dijiste, lo sé.
Disculpa todo el daño que hice, que le hice a él. Era lo que menos hubiera querido que pasara. Agradezcotodo lo que hiciste por mí, gracias por entenderme.

Fuiste uno de mis mejores amigos y nunca voy a olvidarte.

Perdóname.

Te quiero.

Wooyoung

Lo dejé sobre su cama y luego, con un nuevo dolor en el pecho, salí de aquella habitación. Me deslicé como ánima en pena escaleras abajo y cuando bajé a la sala para cruzarla y llegar hasta la puerta, la mirada de la madre de Hongjoong me detuvo.

- ¿Estás bien? - me preguntó.

Mantuve mi mirada baja, avergonzado y negué con la cabeza.

- ¿Quieres una taza de té? - me ofreció.

- Tengo que irme, se me hace tarde. Gracias de todos modos - musité e intenté dar el primer paso hacia la puerta.

- Antes de que te vayas -dijo -, quisiera decirte algo - me detuve y giré sobre mis talones, despacio, la miré.

Su rostro, dulce como el de toda madre, tenía un tono rosado en las mejillas, como un durazno. Su cabello era igual de rizado que el de Hongjoong y del mismo color que el de San. Me sonrió.

- La traición es algo muy fuerte - musitó, acercándose y lo miré con ojos asustados. Ella rió -. Aquí las paredes no son muy sólidas - explicó - Además uno intuye cosas cuando las ve salir por la puerta, llorando.

Me sentí más avergonzado que antes y bajé la mirada.

- Lo que quiero decirte — me levantó el mentón, con delicadeza -, es que la traición puede llegar a ser muy dura, muy profunda, viniendo de una persona a la que se quiere. Pero, más allá, el amor es más profundo y fuerte.

Me le quedé mirando, confundido, ¿qué era lo que me estaba diciendo?
Sollocé.

- Cariño - ella vio la confusión en mi rostro, tan palpable como mis lágrimas- ¿Tú amas a mi hijo, San? - Se me paró el corazón, pero antes de que pudiera contestarle, ella siguió hablando - Seonghwa es un muy buen chico, trabajador, educado, bonito; me gusta que San salga con él. Pero no se trata de lo que me guste a mí o al resto de la sociedad, se trata de la felicidad de mi hijo. Todos cometemos errores, cariño.
Pero siempre recuerda que el amor tiene mucho más fuerza que cualquier otro
poder en el mundo y al final de cuentas, aquellos errores, son los peldaños de una escalera que nos lleva a nuestro destino.

El silencio me rozó con el aire, quise asimilar y comprender, una por una sus palabras. Ella me sonrió.

- Buen viaje - me acarició la mejilla.

- Gracias - musité, más confundido que antes.

Salí por la puerta y el corazón se me encogió de angustia, una vez más. ¿Cómo iría de nuevo hasta el departamento? Hongjoong se había ido con Seonghwa y yo, difícilmente recordaba el camino. A pie haría más de treinta minutos, si es que llegaba.
Era el colmo de mis desgracias.

Comencé a caminar, dejando atrás la bonita casa blanca en la que antes había estado. Esperaba que Hwa se encontrara bien, en el sentido de que estuviera seguro con Hongjoong. Sabía que yo lo había destrozado y eso era algo que jamás me perdonaría.

Mientras caminaba, las palabras de la madre de Hongjoong, vinieron a mi mente, entre tanto que mis mejillas seguían húmedas y mis ojos tercos a seguir derramando su dolor.

¿Ella creía acaso que Seonghwa no hacía del todo feliz a San? Era su madre, y una madre - queramos o no -, siempre tiene la razón. Ella me estaba dando una esperanza, debajo de sus palabras, había una. Pero justo ahora todo mi cielo se había vuelto gris, casi negro, y toda esperanza parecía carecer de sentido y significado. Caminé por un buen rato, indeciso de ir o no por algunas calles, pero al final, divisé el edificio y por primera vez en todo el día, sentí alivio. Cuando me hube adentrado hasta llegar al departamento, lo primero que hice fue ver la hora, faltaban quince minutos para las diez de la mañana.

Tenía el tiempo suficiente para hacer una última cosa. Arranqué una hoja del
cuadernillo que Seonghwa tenía sobre la mesa de centro y me senté a la mesa a
escribir. A lo mejor era estúpido dejarle una nota, pero tampoco podía irme así nada más.

Comencé a arrastrar la pluma por el papel con ansiedad y cada línea en la hoja, era un latido cada vez más doloroso de mi corazón. Cuando hube terminado de escribir, leí la... carta que había pintado en aquella hoja.

Lamento mucho todo esto.
Me merecía más que una buena bofetada y todas esas palabras que me dijiste. Pero el que las mereciera, no significa quee no me hayan dolido.

Pedirte perdón a lo mejor es estúpido. Tomando en cuenta de que no me lo
perdonaré ni yo mismo. Jamás quise hacerte daño, intenté protegerte siempre y ahora te resulté fallando.

Siempre fuiste como mi hermano, Seonghwa y siempre quise lo mejor para ti. Sé lo que sientes ahora, pude verlo en tus ojos, te conozco mejor que nadie.
No tienes idea de cómo me dolió verte así por mi culpa.

Pero no te mentiré. Me enamoré de San,
te juro que lo amo y por eso tenía que irme. Quería dejarlos ser felices, en serio. Vivir todos los días viendo sus demostraciones de amor era algo que me dolía más que los golpes en la mejilla. Pero yo quería que tú fueras feliz e irme resultaba la mejor idea para olvidar todo, y aunque no pudiera olvidarlo, ya no importaría; yo estaría a miles de millas lejos de él, lejos, para evitar hacerte daño. Todo me ha salido al revés.

No quería que esto pasara, pero regresar el tiempo es imposible. A lo mejor, irme
ahora, después de esto, no va a servir de mucho. Sé que soy un cobarde por irme y dejarte este dolor, ite juro que desearía poder quitártelo! Pero, no deja de ser lo mejor para todos

No quiero perderte, Hwa.
Mi elección siempre fuiste tú.
Pero ayer, en un desorden estúpido en mi cabeza, cometí el error más grande de mi vida. Traicioné a la única familia que me quedaba.. ahora estoy solo.
Me lo merezco.

San no tuvo la culpa, fui yo quien lo besó. No eches por la borda algo tan hermoso como lo es tu relación sólo por un error mío.

Odiame a mí si quieres, pero no culpes a San. Fue mi culpa, por completo. Lamento haberte causado este daño, no sabes cómo me arrepiento. Por supuesto que te io iba a decir, pero no de la forma en la que te enteraste.

Discúlpame.

Hay algo de esto que jamás voy a olvidar, de los errores, hay lecciones que se aprenden. La comunicación es importante y a veces, aquello que vemos a simple vista, no es lo que parece. Tenlo en mente. Seguro habrá más de una persona tratando de apoyarte.

De nuevo, discúlpame.
Todo lo que me diste te lo devolveré, el dinero, la ropa... te pagaré todo.
Gracias.

Cuando leas esto, seguro estaré arriba de un avión rumbo a Corea, sintiéndome
la persona más pérfida en todo el mundo.

Extrañándote.

Espero algún día me
perdones.

Te quiero muchísimo.

Era la carta más sincera que jamás en la vida había escrito, sin embargo, la sentía insuficiente. Pero ya no me quedaba tiempo. Doblé el papel por la mitad y garabateé rápidamente el nombre de Seonghwa al frente, luego la coloqué sobre la mesa.

Fui por mis maletas y guardé el par de euros que aún me quedaban. Di una última mirada nostálaica al departamento y una lágrima se estrelló contra la alfombra del suelo. Dejé
las llaves en la misma mesa en donde estaba la carta y luego salí por la puerta, arrastrando mis maletas junto conmigo. Utilicé el ascensor y salí del edificio.

Paré un taxi y le pedí que me llevara al aeropuerto. Aún en la agonía misma de
estarme yendo, sabiendo que la única familia que me quedaba tenía el corazón
roto por culpa mía, no podía evitar pensar en él. Miré a través de la ventana del taxi y vi pasar las casas y calles, jamás volvería a verlas de nuevo, ni a él.

Me iba hasta el otro lado del mundo, pero dejaría mi corazón cerca de él. Seguro. Mientras más lo pensaba, más me dolía.

Dejaría al amor de mi vida y renunciaría a él totalmente, porque era lo mejor. Nunca pude dejar de quererlo, sencillamente por que lo amaba más de
lo que me convenía. Era como redactar mi carta de despedida; como si al hacerlo, cada palabra que plasmaba me doliera cada vez más al acercarme al punto final.

No quería irme, partir de su lado era como tirarme de un precipicio o interponerme en el camino de un autobús en movimiento, o con menos dramatismo, era como quitarle el sentido al paso del tiempo.

Me dolía partir, por supuesto; pero era lo mejor que podía hacer después de todo. Me llevé la mano a mi mejilla izquierda, y me ardió con el recuerdo.
La cara desencajada de dolor de Hwa se plasmó en mis pensamientos, sus lágrimas volvieron a verse en mi mente.

Mi corazón ya no palpitaba, podría hasta jurar que ya no estaba allí; pero podía sentir el dolor indescriptible y sabía que, aunque hecho pedazos, mi bombeador de sangre seguía allí. Pude ver el aeropuerto a través del vidrio empañado por mis suspiros y supe que el tiempo se me iba acabando más rápido.

Pagué el taxi y le pedí que se quedara con el cambio, a fin de cuentas, a mí ya no me serviría. Me ayudó a bajar mis maletas de la cajuela del auto y luego las hice rodar sobre el pavimento hasta adentrarme al aeropuerto.

Había llegado a la hora justa.
Me senté en una de las bancas a esperar que los diez minutos que faltaban se pasaran rápido. Mientras veía a la gente ir y venir, San volvió a mi pensamiento. ¿Vendría a buscarme y me pediría que no me fuera? ¿Me diría que me amaba con la misma intensidad con la que yo lo hacía?

Me reí, burlándome de mi mismo. Esto no era una película con final feliz, él no vendría; porque su lugar era a lado de mi mejor amigo.

「12O82O2O」

vendo pañuelos 😔

si hay algún fallo me dicen, es un capítulo largo y soy 1 miope

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