𝟐𝟔.
❝*²⁶. ¿ᵠᵘⁱᵉʳᵉˢ?
𝐐𝐚𝐭𝐚𝐫, 𝐑𝐚𝐲𝐚́𝐧
𝟏𝟖/𝟏𝟏/𝟐𝟐
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AÍDA
Hace pocos minutos llegamos a Qatar, un país muy diferente a España. El primer día me di el lujo de hacer turismo por la ciudad.
Durante parte del día, Pablo me estuvo acompañando. Pero como también tenía entrenamiento, no pudo estar mucho tiempo. Claro, estamos hablando de un mundial, no un simple partido.
Cargada con mi bolso, me dirigí hacia un bello parque que vi de lejos y me llamó la atención. Al entrar me senté en un banco, que daba vistas a un lago. Se notaba que no estaba en mi país, tenía una belleza diferente.
Mirando el reluciente lago, donde patos con sus crías paseaban plácidamente, sentí una vibración proviniente de mi bolso: era mi móvil. Cogí el móvil sin mirar de quién se trataba.
—¿Hola? —pregunté, manteniendo mi vista en aquellos patos blancos.
—Hasta que por fin respondes, Aída. —habló una voz masculina, familiar.
—¿Dante? —pregunté dudosa.
—Sí, ese mismo.
Sabía que me venía a reclamar porqué lo había estado ignorándolo todos estos días, o simplemente evitándolo en el trabajo. Aún así, me hice la tonta.
—Oh, hola. ¿Qué pasa? —hablé, haciéndome la desentendida.
—Pues no sé, yo creo que tú lo sabes mejor.
—Dante...
—¿Por qué me has estado ignorando, Aída? ¿Qué te he hecho? —interrogó con notoria confusión en su voz.
—No has hecho nada, simplemente... —paré, intentando mentalizar mi respuesta.
—Simplemente...
—Estoy enamorada de otra persona, Dante. —dije sin más.
Él se quedó en silencio durante un tiempo horrorosamente infernal.
—Lo siento... —murmuré apenada.
—¿Por qué me ilusionaste de esta forma? —me preguntó. Parecía dolido.
Me quedé callada.
—Aunque puedo ver el motivo de tu ausencia. Es Pablo, ¿no? Es Pablo el que te tiene enamorada. De hecho, me dejaste de hablar y poco después un montón de noticias de Pablo y su supuesta novia salieron a la luz, casualmente la mujer que sale con él en las fotos eres tú.
—Yo no quise hacerte daño, Dante, simplemente cuando hablaba contigo intentaba ver las cosas como no eran por miedo. —intenté explicar
—No te entiendo.
Suspiré buscando la forma de explicarle para que él entendiera.
—Desde hace tiempo estoy enamorada de Pablo. Eres el chico ideal que cualquier chica quiere tener, Dante. Intenté meterme en la cabeza que sentía cosas por ti y no por Pablo, pero no pude. —le expliqué.
Dante de quedó un momento callado a través de la línea.
—Entiendo, Aída. Muchas suerte con él.
Me sentí culpable por haberlo ilusionado, pero no podía volver atrás para enmendar mi error.
—Gracias, Dante. Te deseo lo mejor.
Y sin más colgué. Me quedé mirando al lago de nuevo, de alguna forma me había aliviado aclarar las cosas con Dante.
———♡———
𝑩𝒂𝒓𝒄𝒆𝒍𝒐𝒏𝒂, 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒏̃𝒂
𝟐𝟑/𝟏𝟏/𝟐𝟐
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AÍDA
Hoy, dentro de media hora, será el primer partido de la selección española en el mundial. Fase de grupos, partido contra Costa Rica.
Ali no había podido venir a Qatar; claro, yo venía como invitada de Pablo, que era jugador. Felizmente, Sira había podido venir. Ella tenía hasta más fácil el acceso aquí, porque no sólo es pareja de uno de los jugadores, sino que era hija del mismo entrenador, Luis Enrique.
Las dos íbamos vestidas de España, con camiseta, gorra y bandera de nuestro país. Nos sentamos en nuestros respectivos asientos, que por así decirlo, eran de los mejores ya que somos invitadas de los mismos jugadores.
—¡Qué emoción! ¡Estamos en un mundial! —exclamó Sira, agarrando mi mano.
Reí ante su emoción.
—¡Sí! La verdad es que no me lo creo todavía. —dije riendo.
—Creo que Pablo te busca.
—¿Por qué lo dices? —le pregunté confusa.
Ella señaló hacia el campo como respuesta. Los jugadores, tanto los de nuestro país como los de Costa Rica, se encontraba entrenando. Como es obvio, Pablo estaba allí, y se veía escaneando las gradas, buscando a alguien.
Sabía que no venía de parte de él nadie más que yo. Porque su familia, aunque fue invitada por él, no pudieron venir. No sé por qué realmente. En conclusión, sabíamos que me estaba buscando a mí.
Me levanté de mi lugar y alcé mi brazo moviéndolo exageradamente, para llamar su atención. Después de un tiempo se dio cuenta, y al encontrarme, sonrió rápidamente respondiéndome el saludo. Después de eso, me senté.
—Estás enamorada de él, ¿verdad? —me dijo Sira al volver a su lado.
La miré por un pequeño tiempo antes de sonreír y asentir.
—Sí, y creo que él también.
—¿Creo? —ella movió su cabeza negando—. Debes de estar segura, Aída. Ese chico está loquito por ti, si supieras lo bien que habla de ti con nosotros.
Sonreí notando un sonrojo en mis mejillas.
—Hacéis una pareja fantástica, Aída. —finalizó, agarrándome de la mano.
—Más tú con Ferran. —respondí riendo.
Ella sonrió nada más escuchar su nombre.
—Ese es mi hombre. —dijo, riendo y agitando nuestras manos.
Sira era una chica estupenda y estos días aquí hemos estado intimando más. Y de verdad, me cae fenomenal. Me contó sobre lo mucho que quería a Ferran y un tema que fue doloroso para ella: su hermana Xana. ¡La ama con locura!
El partido comenzó. La emoción y la tensión corría por nuestras venas. Sira y yo nos levantamos abruptamente cantando gol cuando en el minuto once, Dani Olmo, metió el primer gol del partido.
Diez minutos después, Asensio metió el segundo gol. No podíamos irradiar más emoción. De repente, diez minutos después, hubo una falta hacia Ferran.
—¡Pero será cabrón! —exclamó Sira, enfadada por la falta hacia su novio—. Eso es para penalti, vamos.
Y efectivamente, fue para penalti. Ferran colocó la pelota en el punto de penal, se mentalizó y ¡Gol! ¡Otro gol para España!
—¡Vamos, coño! ¡Viva mi novio y viva España! —chilló con emoción mi amiga.
Reí siguiéndole la corriente. Veintitrés minutos después hubo otro gol de Ferran. Nuevamente, Sira se puso a alabar a su novio.
—¡Te amo, Ferran! —exclamó Sira al ver cómo su novio le dedicó el gol.
Yo no podía hacer más que reír. Veinte minutos después, agarrada de la mano de la morena, me tensé al ver a Pablo con la pelota muy cerca de la portería. Apuntó y ¡Otro gol!
—¡GOOOOL! —chillé, levantándome abruptamente de mi sitio.
Logró hacer gol en su primer mundial, él lo logró.
De repente, me fijé en que le estaba dedicando el gol a alguien. Sus manos hacían una «A» y después señalaron hacia mi dirección.
No.
Puede.
Ser.
Pablo me había dedicado un gol. El gol de su primer mundial.
—¡Ay, dios! ¡No puede ser! —exclamé, poniéndome las manos en la cara.
—¡Qué monos sois! —habló Sira a mi lado. Yo reí.
El partido finalizó con un tremendo número en el marcador. ¡Siete a cero para España!
Rápidamente como pude, fui directita hacia Pablo. Todavía no habían salido del campo pero el partido había finalizado oficialmente. Ya entrando en el campo lo llamé: estaba dándome la espalda.
—¡Pablo! —exclamé, acercándome.
Él se giró, y al verme, sonrió. Sin darle tiempo a nada, me abalancé sobre él, abrazándole.
—Eres el mejor, gracias. —le susurré en el oído.
—Ha sido un gusto.
Al bajarme, él se apartó, y de repente, se levantó la camiseta dejando ver un texto escrito en su camisa interior. Ya con esta escena habíamos captado la atención de varios periodistas, que se acercaron a grabarnos sin descaro, pero no nos importaba.
El resto del equipo estaba mirándome expectante, esperando algo de mí. Lo entendí perfectamente cuando leí lo que ponía en su camisa:
"¿Quieres ser mi novia?"
Me quedé boquiabierta. A estas alturas un montón de gente nos rodeaba, mayormente periodistas, grabando el cotilleo de la escena.
—¿Quieres? —preguntó, sonriente.
—¡Claro que sí!
Y sin importarme nada agarré su cara y lo besé con amor. Él me abrazó levantándome y la gente celebró a nuestro al rededor.
—¡Sabía que diría que sí, hermano! —exclamó la voz que parecía ser de Pedri.
Me bajé de sus brazos. Muchas cámaras nos rodeaban.
—Gavi, entonces los rumores son ciertos, ¿no? —dijo un periodista, grabándonos.
Pablo ante su pregunta, estiró su camisa, haciendo que el periodista la enfocara.
—Creo que con esto escrito y con su respuesta, que es un sí, está más que claro. —respondió él, aún sonriente.
—¡Pues que seáis muy felices! —exclamó el señor.
Después de un rato, nos dirigimos al hotel más felices que nunca con una victoria y una nueva pareja oficial. Agarrada de la mano de Pablo, nos dirigimos hacia la habitación.
Al entrar a la habitación, hablé.
—El señorito se ha portado muy bien hoy.
—¿Ah, sí? —respondió Pablo con un sonrisa daleada—. ¿Y qué me vas a dar como premio?
—Mmmm... No lo sé. —dije, acercándome a él.
—Pues yo tengo una buena idea.
Y sin más me besó. Un beso que acabó en algo muy apasionado.
Y así fue como concluyó el mejor dia de mi vida: con pasión añadida y con la foto de la camisa interior de Pablo donde me pedía ser su novia rondando por todas las redes sociales, haciendo más que publica nuestra relación.
CAPITULO FINAL, SOLO FALTA EL EPÍLOGO (que es un como un capítulo no muy grande hablando de que pasa después)
Espero que os haya gustado:)
Atte: Ari la anónima ᕕ( ᐛ )ᕗ
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