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𝟎𝟒.

❝*⁰⁴. ʸᵒ ⁿᵘⁿᶜᵃ, ⁿᵘⁿᶜᵃ...

𝑩𝒂𝒓𝒄𝒆𝒍𝒐𝒏𝒂, 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒏̃𝒂
𝟏𝟖/𝟎𝟗/𝟐𝟐


AÍDA

Después de dejar en casa a Pablo, me fui a la mía y tuve una linda tarde de Netflix. Aunque después me pusiera a ver Sálvame.

Al día siguiente —o sea, hoy— me llamó Bea: me dijo que tenía que grabar a Pablo y a Ferran para un reto que se iba a subir al canal de YouTube.

Antes de salir, me puse una camiseta negra y unos vaqueros cortos azules.

Salí de casa y cogí el coche para ponerme de camino al Camp Nou. Esta vez me dejé el pelo suelto. Agradecía al de arriba que sabía cómo cuidarme los rizos y por eso no lo tenía encrespado.

Mucha gente con el pelo rizado se lo plancha, ya sea por inseguridad o porque simplemente no le guste. En mi caso, mi pelo me encanta. Creo que es algo clave y característico en mí.

Al llegar al Camp Nou me paró el guardia de seguridad. Le enseñé mi tarjeta de trabajadora y de inmediato me dejó pasar.

Andé por las instalaciones y al llegar a la sala central me encontré a Bea.

—Buenos días, Bea. —dije para darle dos besos.

—Buenos días —me devolvió el saludo, sonriente —. Ven, los chicos están por allí.

La seguí cuando empezó a caminar. Entramos a una habitación parecida a un estudio de fotografía. Ferran y Pablo estaban sentados en unos bancos y detrás de ellos, en la pared, colgaba el logotipo del Barça.

La cámara ya estaba preparada frente a ellos y el equipo de audio, iluminación, etc, también. Los dos estaban charlando, pero cuando me planté frente a ellos, pararon de hablar para mirarme y al mismo tiempo decir:

—Buenos días.

—Buenos días. —asentí.

Me senté en el taburete, dejando la cámara frente a mí con vista hacia ellos. Bea se posicionó al lado mía.

—El vídeo que van hacer es «yo nunca, nunca». ¿Lo conoces? —me dijo, inclinándose un poco hacia mí.

Asentí.

—Sí, mi hermana pequeña mira mucho ese tipo de vídeos. —reí.

—Perfecto. Pues toma —dijo, entregándome un papel—. Estas son las preguntas.

Asentí.

—¿Tienes una hermana? —me preguntó Gavi.

—Sí, de siete años.

Él sonrió. Le tomé poca atención.

—¿Listos? —les pregunté.

Ellos asintieron con una sonrisa. Uno de los señores del staff de trabajadores se acercó con la claqueta, la puso frente a la cámara y la abrió para volver a cerrarla.

—Introducción, toma uno. —dijo y se apartó.

—Hola, bienvenidos al «yo nunca, nunca» con Ferran...

—...y con Gavi.

Empecé a leer. Ellos subieron las dos manos.

—Yo nunca he finjido estar enfermo para no ir a trabajar.

Ninguno de los dos bajaron los de dedos.

—Yo nunca me he tirado un pedo y he fingido no ser yo.

Los dos bajaron los dedos, reprimiendo una risa al igual que yo.

—Yo nunca le he roto el corazón a nadie.

Pablo bajó un dedo mientras que Ferran no. Ferran miró con cara pícara a su compañero.

—Fue una vez, sin querer —se encogió de hombros —. Vamos, que yo sepa no hay más.

Ferran soltó una carcajada.

—Yo nunca he hecho una falta queriendo.

Nuevamente, Gavi bajó un dedo pero Ferran no.

—¿Y eso? —le preguntó Ferran.

—Nada, en un partido un jugador del equipo contrincante no paraba de tirarme al suelo y como el árbitro no hacía nada pues... —contó.

Ferran rió y asintió para que siguiera.

—Yo nunca me he quitado la camiseta en mitad del partido y por ello me han puesto una tarjeta roja.

Ninguno de los dos bajó dedo. Así fueron más preguntas hasta finalizar el vídeo.

—Aquí tienes, Dante. —le di la memoria de la cámara, la cual llevaba dentro la reciente grabación.

Dante era el que iba a editar el vídeo. Tenía el pelo castaño y los ojos marrones. Era muy guapo, he de decir.

—Muchas gracias. Aída, ¿Verdad?

Asentí.

—Esa soy yo.

—He visto las fotografías que le has hecho a los jugadores, y déjame decirte que están increíbles. Fotografías muy bien.

—Ay, muchas gracias, de verdad.

—No hay de qué, soy sincero cuando digo que tienes un gran futuro.

Sonreí.

—Me tengo que ir —volvió a hablar—. Esto no se va a editar solo. —rió.

Asentí. Él dió unos pasos pero se detuvo.

—¿Puedo tener tu número? —preguntó con una sonrisa nerviosa.

—Claro.

Él se acercó e intercambiamos números.

—Adiós. —dijo sonriente.

—Chao. —me despedí devolviéndole la sonrisa.

Después de que se marchara, cogí mis cosas y partí camino hacia mi coche. No había hecho mucho hoy pero era lo único que tenía que hacer.

Mi móvil empezó a sonar mientras andaba. Lo cogí y lo mire. Llamada entrante de «Ali<3».

Hey. —dije al coger la llamada.

—Hola. —me saludó alargando la «a».

—¿Qué pasa? —le pregunté, refiriéndome a su inesperada llamada.

—Hoy salimos de fiesta. —sentenció.

Me paré en seco.

—¿Cómo? —dije, aturdida por lo repentino.

—Eso, hoy salimos de fiesta.

—¿Y eso a qué se debe? —le pregunté, riéndo.

—Es que he conseguido dos entradas para una discoteca. Te va a encantar, ya verás —me contó, emocionada —. No hay mucha gente, por cierto. Que te conozco.

—¿Cómo sabes que no hay mucha gente? —debatí.

—Porque solo va gente con dinero: estas entradas valen un ojo de la cara. No te lo diría si no lo supiera seguro, chica.

—Mmm... No sé —dudé.

—Veeenga. Sé que hoy solo tenías trabajo por la mañana. Además, mañana es tu día libre. Si te levantas con resaca no pasa nada. No me hagas desperdiciar el dinero.

Sonreí mordiéndome el labio inferior. Siempre conseguía lo que quería.

—Está bien. —acepté.

—¡Eso es, chica! —exclamó, contenta.

—¿Hora? —sonreí.

—Te recojo a las diez y media, ¿va?

—Va, bye.

—Bye. —se despidió alargando la «e».

Colgué justamente cuando llegué al coche. Me metí dentro de él y me dirigí a casa.

Hoy salgo de fiesta.

Atte: Ari la anónima( )

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