«¿Cuánto tiempo había pasado desde que no escribía aquí? No lo sé con exactitud, ¿un mes? ¿O tal vez dos? La verdad no lo sabía.

Estos meses fueron algo... raros.

Al principio me costó bastante superar a esas personas, al "Bakusquad". Sobre todo porque me había enterado de que Bakugo le había escrito a Ayame, contándole cómo iban las cosas con ellos.

Ella no quiso decírmelo pero yo la notaba un poco más animada de lo normal, fue por eso que, a pesar de los pequeños desacuerdos entre nosotros, le pregunté cómo estaba.

Me contó que Bakugo le había escrito, lo cual la puso muy feliz ya que tanto ella como yo —muy en el fondo— lo extrañábamos.

Sin embargo, ese era el problema.

El rubio ni siquiera había tenido la molestia de comunicarse conmigo o con Midoriya, lo cual me dolía. ¿Es que acaso nosotros no fuimos sus amigos?

Más aun así, al ver cómo Ayame se emocionaba al recibir un mensaje por parte de Bakugo, me hacía no querer arruinarle su ilusión con mis quejas, fue por eso que, intenté ocultar esa sensación amarga que sentía en mi pecho.

Bajo una máscara, aquella a la que solía estar acostumbrado.»