Narra Shouto:

—No deberías prestarle atención a Monoma, es un idiota —dijo mi novia rodando los ojos, se la veía frustrada—. Que él diga lo que quiera, pero las cosas no son así.

—¿Entonces cómo son? Ya hasta a veces pienso que no les importamos —murmuré secamente, pensando en todo lo que había pasado—. A veces me pregunto si todo esto vale la pena... Nunca llegamos a nada, Ayame.

La castaña me miró fijamente a los ojos en silencio por unos segundos, luego apartó la mirada.

—¿Por qué te volviste tan negativo de repente? Tú eras quién decía que no deberíamos rendirnos nunca... —su voz fue perdiendo el tono poco a poco, hasta perderse en un débil susurro.

—Quizás deberíamos aceptarlo, no van a volver —dije fríamente, no quería que me viese en un estado débil—. Tampoco es como que los necesites, ¿no?

—No te reconozco, Shouto —negó varias veces con la cabeza, levantándose del banco en el que estábamos—. Cuando dejes de hacerle caso a comentarios de terceros, me avisas —y dicho eso se fue, dejándome solo en aquel lugar.

¿Qué demonios había pasado?