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Capitulo 16

CAPITULO DIECISÉIS: El ex malvado de Eos.

En la mayoría de libros de romance siempre hay un triángulo amoroso.

Debe haber un conflicto y, por ello, un tercero en la relación de los protagonistas parece ser lo mejor.

A veces es un buen personaje que se enamora de uno de los protagonistas, otras es un ex malvado que quiere volver para arruinar la felicidad de uno de los protagonistas, pocas veces el tercero en discordia está en medio de la relación porque el protagonista aún no es capaz de soltar su pasado. Pero no significa que no existan.

Hitoshi Ogota era, tal vez, el ex malvado de Eos que se negaba a soltarla.

Aunque aveces, solo aveces, ella pensaba que ella era quien no lo dejaba ir a él solo por aferrarse a su pasado.

Ese fue un tema sobre el cual meditó durante un par de horas mientras bebía chocolate caliente y miraba el paisaje a través de la ventana.

-¿Todo se encuentra de acuerdo a su gusto? -preguntó una voz masculina detrás suyo.

Fuertes manos tomaron sus hombros con delicadeza y comenzaron a acariciarlos.

-Si, muchas gracias, Mikami -susurró ella, cerrando sus ojos y disfrutando del masaje que su fiel herramienta le brindaba.

-¿Hay algo más en lo que pueda ayudarle antes de irme a la ciudad?

Ella negó con la cabeza.

-No, Kind te visitará de vez en cuando para recibir novedades, solo debes venir si yo te lo pido -susurró-. Recuerda mantener la rutina que te indiqué.

Mikami asintió, tomando la mano de Eos y posando un suave beso en el dorso de esta.

Mientras tanto, por otra parte, Light se encontraba al borde de un colapso nervioso.

Ahora Mello tenía la death note y Eos había desaparecido hace ya dos semanas.

-Light, hijo, no creo que sea nada grave -dijo su padre, posando su mano sobre el hombro de Light-. Pidió seis semanas de vacaciones así que no debes preocuparte.

¿Como no debía estar preocupado?

La diosa que se sentaría en el trono a su lado no se encontraba cerca de él, no podía verla ni vigilarla, no podía tocarla.

-"Light" -susurró una voz femenina en su oído.

El castaño se sobresaltó, mirando sobre su hombro, no había nada detrás de él.

Pero aquella hermosa voz que susurraba en su oído no era desconocida para él.

"Me estoy volviendo loco", pensó.

Por ello decidió distraerse con el trabajo, retomando donde lo había dejado la última vez, con suma atención leía el expediente criminal de Hitoshi Ogota. La ironía lo golpeó al saber porqué Near se había interesado tanto en este criminal.

Ogota, al igual que Kira, solo asesinaba criminales.

Light le dio un sorbo a su café antes de seguir leyendo.

Kira era un amante de la justicia, su firma al asesinar era un ataque al corazón, un ataque al corazón es la manera en la que naturalmente mueren las personas. Es una forma poética de decirle a las personas que un dios que va más allá de su entendimiento asesinaba a las personas que cometieron pecados fuera de la ley estipulada por la humanidad.

Hitoshi era un amante, sin embargo no un amante de la justicia, si Kira era un dios de justicia Ogota era un dios de venganza. La manera tan violenta con la cual asesinaba a sus víctimas parecía ser parte de un intento macabro de llamar la atención de algo, o alguien.

Demasiado preciso, demasiado específico, un festival sangriento del cual solo mentes enfermas podrían disfrutar.

Deseo, pasión, ira. Eso era lo que Hitoshi suponía que sus víctimas destripadas expresaban al momento de ser encontradas en un bello anaquel con la piel de su espalda siendo posada bajo sus brazos y sobre su piernas para hacer alusión a una mariposa.

Pero, ¿a quién quería impresionar? ¿Cuál era el objetivo de la pasión desmedida de aquel ex oficial de la policía?

Aquella ira desmedida parecía tan ajena y tan propia que era realmente confuso para Light. Analizarlo parecía ser una tarea imposible.

Al igual que Kira, Ogota tuvo su grupo de seguidores, personas que creía fervientemente que la obra de Dios se encontraba dentro de aquellos crímenes violentos, muchos asociaban su firma a un ángel, suponiendo que las víctimas de Ogota eran criminales que Dios había purificado hasta ser convertidos en ángeles cuyo castigo sería velar por el bienestar de la humanidad.

Nada más alejado de la realidad.

Él nunca explicó el porqué de aquella manera tan violenta de asesinar:- "simplemente soy un pintor cuya clarividencia artística siempre va por un solo camino, ¿no son las mariposas algo hermoso?"

Entonces, mientras leía las declaraciones de las victimas, algo lo sorprendió.

Eos Akugami.

Light por poco grita cuando leyó aquel nombre.

"¿Por qué insistes en perseguirme?", pensó, sintiendo como si Eos se burlara de él de alguna manera que no llegaba a su compresión.

Su melodiosa risa se escuchaba por todos lados y, en el centro de su oficina, estaba ella. Su vestido blanco ondeaba mientras ella giraba y bailaba al son de su propio tarareo. Ella tarareaba una canción algo inquietante pero al mismo tiempo tan hermosa como hipnotizante.

Entonces, en un parpadeo, aquella visión desapareció.

La boca de Light se secó.

Eso era más de lo que podía soportar.

Su mente era un caos.

La risa de Eos volvió a sonar dentro de su cabeza, como un eco, Light estaba pasando por algún tipo de síndrome de abstinencia del cual parecía que no saldría hasta encontrar a la causante de su tormento mental.

Por su parte, Mello se regocijaba en su propio narcisismo ante su reciente victoria sobre Near, la Death note ahora era suya y, después de probar que esta no se trataba de alguna infantil y retorcida broma, ahora lo único que restaba era encontrar al anterior dueño de esta libreta.

Pero ¿cómo sería capaz de encontrar al gusano que siempre se le escapaba entre los dedos?

Por ello, muy en contra de su orgullo, decidió hacer una investigación un poco más profunda sobre L. Quería saber con quienes convivía, cuál era su rutina, las pistas que había recolectado.

Fue así como llegó a ella.

Una mujer con la apariencia de un ángel cuyos ojos reflejaban un alma desgarrada.

La boca de Mello se secó mientras veía sus fotos, su corazón palpitó con rapidez, mientras más avanzaba con su expediente más sorprendido estaba.

Parecía ser que incluso L había caído por ella, sin embargo, no vivió lo suficiente como para poder disfrutar del placer de tenerla.

Sonrió.

Entre más leía, más sospechaba de que aquella mujer tenía algo que ver con Kira.

"Parece ser que esta no es la primera vez que te involucras con un homicida". Pensó, leyendo la declaración de Eos sobre el caso de Hitoshi Ogota.

Entre más leía, más preguntas se formulaban en su cabeza, sabía que de alguna manera estas preguntas lo llevaban por la dirección correcta para resolver el caso.

Por ello, tener a Eos significaba poseer el santo grial entre sus manos.

Tenerla era sinónimo de obtener respuestas, tenerla implicaba tener algo de lo que ni siquiera el mismísimo L pudo disfrutar.

Una sonrisa perversa se plantó en los labios de Mello mientras glorificaba la imagen de la hermosa pelirroja.

-La quiero, viva y sin ningún rasguño, si le hacen algo deberán atenerse a las consecuencias -dijo, dándole el expediente a uno de sus matones, quien no tardó en acatar la orden.

¿Por qué la mayoría de personas, durante algún momento de su vida, han deseado tener la habilidad de leer mentes?

¿Por qué?

Tal vez era una extraña necesidad de control que se manifiesta en las personas durante cierto punto de sus vidas.

Tal vez provenía de la frustración.

Tal vez provenía del miedo.

Lo cierto era que, en la mayoría de casos, quienes deseaban esta habilidad eran adolescentes con ansias de pasar todos sus examenes, hombres y mujeres de negocios en busca del trato perfecto o mujeres en busca de seguridad y algo que las ayudara a prevenir cualquier catástrofe de la cual pudieran ser víctimas.

La mera posibilidad de llegar a tener entendimiento del por que yacía tanta maldad dentro la mente humana era realmente tentadora.

¿Por qué las personas actúan como actúan?

¿Por qué no tengo el derecho de juzgar a las personas por sus malas acciones solo porque no sé su trasfondo?

Tener una historia dura no es una justificación para ningún acto atroz cometido por cualquier persona.

Hombres, mujeres, ancianos.

Para ella, nada justificaba el ser mala persona.

Tu edad, tu sexo, si te trataron mal en algun punto de tu vida.

Ningún factor.

Ninguna tangente.

Incluso ella no estaba exenta de sus pecados y sabía que su pasado no era justificación para el sufrimiento que le provocaba a las personas en el presente.

Mientras miraba con temerosa nostalgia el pequeño río frente a ella, Eos soltó su cabello, agarrandolo con fuerza entre sus manos recordó la época en la que este era tan corto que se deslizaban mechones con tanta facilidad con la que el agua se deslizaba entre sus dedos.

Mientras el ocaso llegaba, ella se sumergía en el río, dejando que sus largos cabellos fueran llevados por la leve corriente que los levantaba con delicadeza.

Las luciérnagas comenzaba a brillar mientras una que otra mariposa revoloteaba a su alrededor.

Si tan solo hubiera sabido en ese entonces lo que aquel aleteo causaba se hubiera asegurado de eliminarlas a todas.

Si tan solo hubiera sabido que la vida es como una mariposa.

Frágil y a la vez tan nostálgica.

Mientras observaba el hermoso paisaje que antaño no había observado con detalle, Eos se sintió nostalgia, ella los esperaba como una viuda de guerra esperaba a su esposo sentada en una mecedora a un lado de la puerta.

Las luciérnagas y mariposas eran su público.

Los grillos y las hojas que se movían con el viento eran los violines que entonaban la melodía perfecta para su encuentro.

Pero ¿a quién esperaba?

¿Esperaba a Light?

¿Esperaba a L?

¿Esperaba a Mikami?

Tal vez esperaba Mello.

No, no los esperaba a ellos.

Esperaba algo aún más nostálgico. Ella esperaba un recuerdo.

Una historia de amor no romántico.

La historia de un amante retorcido y el evento trágico que usaba para justificar sus actos.

Entonces, sonrió mientras dejaba su cuerpo flotar justo en el punto en el cual la encontró a ella, lágrimas se deslizaron por sus mejillas cayendo al agua.

Cerró los ojos y, cuando los abrió, encontró en sí misma una mirada que no había tenido en mucho tiempo. Por primera vez en años sus ojos reflejaban inocencia.

Mientras sonreía, ella agarró su cabello, los mechones de cabello se deslizaron con facilidad del agarre que ejercía con su mano.

-Eos, deja tu egocentrismo por un momento y baja rápido, Light te está esperando para ir a la escuela -dijo una voz femenina.

-Lo siento, no me había percatado del tiempo -susurró ella, sin voltear su rostro.

-Lo sabia, ¿que seria de ti sin tu hermosa y perfecta hermana mayor?

Eos soltó una risa.

-No quisiera adivinarlo.

Última edición 02:52 AM

Sé que los tengo un poco abandonados, piso perdón por eso.

El trabajo y la universidad me están consumiendo lenta y dolorosamente. Si tienen la oportunidad de estudiar y trabajar al mismo tiempo -Y no tienen la necesidad de hacerlo-, desprovechenla.

A demás, últimamente he entrado a una etapa muy confusa de mi vida en la que soy una adolescente moviéndose en un entorno adulto y que a demás está entrando a su lover era.

Otra razón por la cual me ha sido más difícil escribir esta historia es esa. Me gusta un hombre y ya no tengo este odio desenfrenado hacia la humanidad y está necesidad de escribir personajes que quieran o vayan a destruir la sociedad.

En fin, mucho palabreo.

Nunca les doy el título de él siguiente capítulo, pero esta vez lo haré.

Siguiente capitulo: "efecto mariposa"

En fin, espero les haya gustado este corto pero significativo capítulo.

No olviden dejarme su voto y su comentario, eso me ayudaría mucho a motivarme.

Gracias por leer.

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