Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

➻ Cɑpítulo II : Cɑileɑn MɑcBhɑ̀tɑiɾ

━━━━━━━━━━━━ ♜
➻ ♞ 𝐂𝐀𝐈𝐁𝐈𝐃𝐄𝐈𝐋 𝐀 𝐇-𝐀𝐎𝐍
✠ 𝘊𝘢𝘪𝘭𝘦𝘢𝘯 𝘔𝘢𝘤𝘉𝘩𝘢̀𝘵𝘩𝘢𝘪𝘳 ✠
♖ ━━━━━━━━━━━━

❛ '𝘚 𝘦 𝘊𝘢𝘪𝘭𝘦𝘢𝘯 𝘔𝘢̀𝘤𝘉𝘢𝘵𝘩𝘢𝘪𝘳 𝘢𝘯 𝘵-𝘢𝘪𝘯𝘮 𝘢 𝘵𝘩' 𝘰𝘳𝘮 𝘢𝘤𝘩 𝘵𝘩𝘢 𝘢 𝘩-𝘶𝘪𝘭𝘦 𝘥𝘶𝘪𝘯𝘦 𝘦𝘰̀𝘭𝘢𝘤𝘩 𝘰𝘳𝘮𝘴𝘢 𝘮𝘢𝘳 𝘢𝘯 𝘵𝘦̀ 𝘢𝘪𝘳 𝘢 𝘣𝘩𝘦𝘪𝘭 𝘦𝘢𝘨𝘢𝘭 𝘢𝘨𝘶𝘴 𝘨𝘶 𝘤𝘪𝘯𝘯𝘵𝘦𝘢𝘤𝘩 𝘵𝘩𝘢 𝘵𝘩𝘶 𝘢𝘪𝘳 𝘢𝘯 𝘵-𝘴𝘭𝘪𝘨𝘩𝘦 𝘤𝘩𝘦𝘢𝘳𝘵 𝘨𝘶𝘴 𝘧𝘢𝘪𝘨𝘩𝘪𝘯𝘯 𝘢-𝘮𝘢𝘤𝘩 𝘢𝘯 𝘵𝘢𝘰𝘣𝘩 𝘴𝘪𝘯 ❜
【𝑀𝑖 𝑛𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑒𝑠 𝐶𝑎𝑖𝑙𝑒𝑎𝑛 𝑀𝑎𝑐𝐵𝑎̀𝑡𝘩𝑎𝑖𝑟 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑡𝑜𝑑𝑜𝑠 𝑚𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑜𝑐𝑒𝑛 𝑐𝑜𝑚𝑜 «𝑒𝑙 𝑡𝑒𝑚𝑖𝑑𝑜» 𝑦 𝑑𝑒𝑠𝑑𝑒 𝑙𝑢𝑒𝑔𝑜, 𝑣𝑎𝑠 𝑝𝑜𝑟 𝑒𝑙 𝑏𝑢𝑒𝑛 𝑐𝑎𝑚𝑖𝑛𝑜 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑑𝑒𝑠𝑐𝑢𝑏𝑟𝑖𝑟 𝑒𝑠𝑎 𝑓𝑎𝑐𝑒𝑡𝑎】

—𝓘𝓘—

𝐄𝐬𝐜𝐨𝐜𝐢𝐚, 𝟏𝟔𝟒𝟏

𝐋𝐎𝐒 𝐑𝐔𝐆𝐈𝐃𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐆𝐔𝐄𝐑𝐑𝐀 𝐑𝐄𝐒𝐎𝐍𝐀𝐁𝐀𝐍 𝐏𝐎𝐑 𝐓𝐎𝐃𝐎𝐒 𝐋𝐀𝐃𝐎𝐒. Wendy salió del lago lo más rápido posible, se dio cuenta de que ya no poseía el velo y llevaba el cabello suelto y mojado al igual que sus ropajes de la orfandad, bien sabía que si por algún portento divino había viajado al pasado, —y sean quienes sean esas personas—, iba a contrastar mucho en su vestimenta y manera de pensar. Amaba la historia por encima de todo y era cuestión de tiempo que se diera cuenta por algún sutil y metódico detalle de contrastar la época en la que estaba. Pero primero, debía de buscar un lugar seguro para ello y sobre todo, olvidar que no se trataba de ningún tipo de sueño lúcido. Corrió por toda la floresta, en su mirada se notaba que estaba en un estado de terror absoluto, llevada por el éxtasis del escalofrío tropezó con una raíz que sobresalía de entre la hierba y se golpeó la nariz con una piedra, vio como la sangre le brotaba pero no le dio importancia pues temía que en cuestión de segundos alguien le podía atravesar la cabeza con una estocada. Se puso de pie tan rápido como pudo y avanzó. 

Las pistolas de ruedas nublaban el paisaje con su característico sonido de la bala perforando el cuerpo, los mosquetes preparados para penetrar cualquier alma viviente y los guerreros más feroces y letales optaban por armas más fuertes del combate cuerpo a cuerpo tales como espadas, hachas y bayonetas afiladas. Wendy al salir de la gran floresta se encontró con un inmenso prado. El espectáculo que halló era desolador. Yacían en el suelo, desangrándose completamente sobre charcos que teñían la hierba de azabache y bermellón multitud de cadáveres y miembros descuartizados. Intentó ir a otro lado pues no quería verlo pero para nada fue mejor, en lo alto del prado —en una colina— se hallaban varias piras, cinco para ser exactas, observó que se trataba de mujeres, tachadas de brujerías, y lo único que quedaba de ellas eran los músculos, bien sabía que fue en poco tiempo cuando las quemaron y de ahí era el fuerte olor a madera quemada. Que horroroso espectáculo, no podía con ello, abrumada, hincó las rodillas al suelo y se llevó las manos empapadas hacia la cara, apretándose los párpados con sus yemas, intentando con toda su alma olvidar las imágenes pero la cruda audición de los gritos le devolvía a la realidad, una realidad que nunca se imaginó.

—Esto no es real, ¡es un sueño! ¡Es solo un sueño! Esta barbarie no puede ser real.

Repetía cada dos por tres fuera de sí, ni siquiera se dio cuenta que era una víctima fácil.

El repiqueteo de unas herraduras de caballo muy por detrás de ella la volvió en su consciencia y un feroz guerrero de aspecto rudo bajó de la montura, con aire decisivo y manipulador se acercó a ella, aduciendo :

—Pero que ven mis ojos, eres la hermosa de Yvaine —pausó, con voz agraciada y acercándose cada vez más a ella—, quizás pueda jugar contigo antes de llevarte como rehén a mi tierra. —La voz sonaba más perversa y justo cuando estaba a unos cuantos centímetros de distancia, le acarició el mentón. Wendy, estupefacta, no podía reaccionar. Simplemente estaba aterrorizada, hecho que le gustó más al formidable guerrero.

Justo cuando la cogió en sus brazos, ella reaccionó y le dio varios rodillazos en su abdomen, pero él ni se inmuto, y al instante, apareció otro hombre; igual de rudo pero en sus ojos se notaba que no tenía la mismas intenciones pero su impotente voz hizo que Wendy se estremeciera y el guerrero se riera.

—Suéltala o mi acero probara de tu sangre.

El otro, aún con Wendy aferrada en sus manos y llevada en su espalda, puso los ojos en blanco y volteó al verlo.

—¿Acaso debería? No sé como te llaman... «el temido», sin duda, no eres más que un necio más, una escoria escocesa.

El otro se rio por aquellas palabras, Wendy pudo observar que se trataba de un hombre de una década mayor que ella con un cabello rojizo ondulado que le llegaba a la altura de sus hombros, sus ojos eran verdes; como el color de la esperanza y del dulce y aromático bosque. Más, sin embargo, de aquella risa dio paso a un tono firme y amenazador, aduciendo :

—Bien sabes que vas por el buen camino de conocer esa faceta. Aunque dudo que el tiempo que tengas te apremie de ello.

El otro vaciló unos instantes no sin apartar esa sonrisa perversa que tanto reflejaba y Wendy recobró por completo la compostura y esta vez la patada fue directa a su entrepierna, haciéndole que la soltara por completo y se irguió de dolor, maldiciéndola.

—¡Maldita seáis, niña!

—No soy una niña, y mi verdadero nombre es Wendy, y no Yvaine —le enfrentó ella, en pie.

El pelirrojo observó la escena con picardía y apartó a Wendy de aquel hombre, apretó la empuñadura de su espada y le obligó a que se marchara de allí, el otro se recobró y rio entre riendas, sacando su arma, acto seguido, el escocés desenvainó la suya al ver que no cedía y empezaron a luchar.

𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐎𝐒 𝐅𝐄𝐑𝐎𝐂𝐄𝐒 𝐆𝐔𝐄𝐑𝐑𝐄𝐑𝐎𝐒 𝐒𝐄 𝐀𝐂𝐎𝐌𝐄𝐓𝐈́𝐀𝐍 𝐀 𝐔𝐍 𝐑𝐈𝐓𝐌𝐎 𝐕𝐄𝐑𝐓𝐈𝐆𝐈𝐍𝐎𝐒𝐎; la sangre inundaba el paisaje desde tiempo atrás. El pelirrojo con su gallardía le hizo varios cortes rápidamente y el otro, con un aire más bruto, dibujaba grandes arcos por el aire con su arma pero ningún golpe atravesó por completo al escocés. Después cogió de su montura, un hacha tan grande que podía partir un cuerpo por la mitad y empezó a moverlas con rugidos por todas partes pero el pelirrojo, audaz y feroz al mismo tiempo las esquivaba; aquí y allá, de un lado para otro. El otro tiró el hacha al suelo y cogió dos espadas.

El pelirrojo sonrió por aquello y continuó :

—Tramposo, egoísta y miserable, ¡eso es lo que eres! Pues bien, si así lo deseas, yo también optaré por unas cuantas más.

Tras estas palabras, sacó simplemente una daga, el otro se burló por aquello.

—Mírame a mí y observarte a ti, ¿acaso crees que podrías ganarme?

—A veces no hace falta tener de más para ganar y sé de sobra que lo que yo tengo, tú no posees y eso es más que nada: dignidad. —Ambos se observaban mientras caminaban en círculos, la tensión rugía en el aire—. Te pones tus mejores galas, tus buenas armaduras y das uso de las grandes armas porque en el fondo, tan solo eres un desgraciado y cobarde que ha perdido todo su dinero en bebida y noches de placer. Niño mimado, te han consentido de todo y ahora ni llegas a las suelas de tus zapatos. Sigue escondiéndote, sigue haciéndote el héroe pero algún día —pausó y lo señaló con la daga— algún día, alguien más humilde te pondrá en tu sitio.

El otro rugió de enfado y se abalanzó hacia él. Esta vez, el filo de una de sus espadas hizo mella sn el abdomen del escocés, este no se echó para atrás y volvió a atacar con su daga; afilada y mediana pero igual de peligrosa. Lo malo era la distancia, debía de acercarse mucho mientras que el otro poseía armas de un mayor alcance, más, sin embargo, el pelirrojo daba buen uso de su rapidez inmediata y justo cuando el temerario guerrero hacia un intento de darle y fallaba, al instante de recobrarse, el escocés le clavaba la daga con ferocidad en los puntos débiles así como en las axilas y en los puntos de juntura de la armadura, alguien solo cualificado en el arte del combate sabía de ello y Wendy supo de por sí que había optado por la daga porque era igual de precisa y fugaz como lo eran sus movimientos porque a veces la sencillez era la mejor opción en innumerables ocasiones.

El otro, abatido pero lleno de rencor, retrocedió y fue junto a su montura, dispuesto a irse pero el pelirrojo lo detuvo golpeándole con el pomo de la daga.

—¿Ahora intentas huir, cobarde? ¡Huye pues! Lárgate de aquí y como te vuelva a ver yo mismo me haré un estandarte con tu cabeza.

—Huiré para darte mayor caza, hasta entonces, nos volveremos a ver —pausó y avanzó con paso lento pero firme hacia la montura y se subió con ademán vengativo, dándoles la espalda, no sin antes decir algo que el mismo pelirrojo se estremeció por completo—: hermano.

Y tras esto, cabalgó rumbo a un destino incierto, Wendy vio como se alejaba cada vez más y el escocés no apartaba la mirada sobre ella, en poco tiempo, alegó :

—Cò thu? Chan e àite a tha seo dha nigheanan mar thusa. «¿Quién eres? Este no es un sitio para muchachitas como tú».

El escocés pudo notar cierta perplejidad en la cara de Wendy y poniendo los ojos en blanco, continuó :

—Parece que no hablas gaélico escocés, ¿de dónde provienes?

A Wendy le fascinaba la historia y bien sabía que después de todo lo acontecido y por los ropajes tenía la sensación de que estaba en el siglo XVII y viendo lo que vio, más concretamente, durante los años de guerra de los tres reinos; en donde tanto Inglaterra como Escocia e Irlanda estaban en conflictos interconectados de entre 1639 y 1653. Por lo tanto, al ser ella, inglesa estaba claro que estaría firmando su propio dictamen de la muerte al decirle que era una de sus enemigos y el otro tan solo se había salvado por el mero hecho de ser su propio hermano o mejor dicho, hermanastro, —aunque claro está que no salió muy bien parado en toda la situación y cabe destacar que también se lo buscó—. Pero bien sabía que no había otra manera, no sabía escocés y mucho menos gaélico escocés así que no tuvo más remedio que hablarle en su propio idioma. No tardó ni un instante en notar el acento inglés y con aire de indiferencia adujo :

—Otra inglesa. Lo que me faltaba. Mira no estoy en contra de vosotros. Quiero que todo esto acabe pero si me molestas y me da igual que seas inglesa, irlandesa o incluso de mi propia estirpe, yo mismo acabaré con tu vida, ¿has entendido?

Wendy intentó con todas sus fuerzas no enfrentarle, pero el mismo temperamento que había tenido al enfrentarse con la señora Agnes volvió a aparecer. Pobre de ella...

—Mira, para empezar, ni siquiera debería de estar aquí. Luego resulta que me confunden con una tal ¿yvain? ¿Yvaina?

El escocés se apretó la nariz y volvió a poner los ojos en blanco, rectificándola.

—Yvaine.

—Eso y luego un tipo botarate, necio y apestando a cerveza me intenta secuestrar, luego viene otro que si bien me ha podido "salvar" la vida es también tan bobalicón como él al amenazar a una forastera humilde e inocente como lo soy yo ¡en este nuevo mundo!

El muchacho frunció el ceño, desde luego esa chica era todo un espectáculo ante sus ojos.

—¡Y por eso odio a los ingleses! Rectifico lo de antes, ¡sois muy teatrales!

—¿De verdad cree usted eso? —pausó, sabía que antes tenían otro tipo de lenguaje y no se solía usar el "usted" a modo de cortesía, Wendy siempre trataba tratar a todo el mundo con buenos modales, indiferentemente de la clase a la que pertenezca, por lo tanto, rectificó—: ¿De verdad creéis eso? Yo pensaba que los escoceses erais muy educados y os comportabais de manera mas cortes antes una damisela, ya veo que me equivoqué.

—Pues este escocés descortés te ha salvado a ti, pequeña insensata, de una muerte segura. Esa tal Yvaine se parece mucho a ti fisicamente no podría decir lo mismo de la intelectualidad porque está claro que ella te supera de sobremanera en ese aspecto. Y, se trata de una joven doncella de la reina, la querían capturar los galeses e ingleses para que el monarca pueda ofrecer una suma cantidad de dinero por su rescate y al mismo tiempo darle mayor privilegios a su país a cambio de su salvación.

Wendy sospechaba de ello. Si bien no del supuesto secuestro, si de la época en la que estaba. No era tan difícil averiguarlo cuando todos los bandos del Reino Unido se mataban entre ellos sin el mayor pestañeo.

—Sí, he oído hablar de la reina Luisa Carolina Maximiliana Emmanuela de....

—Sí, no hace falta que digas su nombre completo. Ya he tenido demasiada historia por hoy —le interrumpió él.

—¿Lo veis? Sois un descortés.

—Y tú una insensata.

—¡Se acabó, me voy! —exclamó Wendy con ademán molesto—. No aguanto más.

—¿Y adónde vas a ir si se puede saber? Inglaterra está lejos de aquí, tendrías que usar un bote para llegar y esto está plagado de asesinos y te recuerdo que los ingleses y los galeses no son los únicos que quieren tu secuestro; muchos irlandeses y escoceses si tienen la oportunidad también lo harán. Y si hablamos de bandas de malhechores mucho me temo que hay más que de costumbre y en lo mejor de los casos te matarían al verte. Así que dime, muchacha, ¿cómo lo vas a hacer?

—¿Y quién ha dicho que me vaya a ir a Inglaterra? Buscaré algún refugio por aquí hasta que toda esta barbarie haya pasado. Y en cuanto a Yvaine, ¿por qué todos quieren darle caza precisamente a ella? ¿Y por qué me confunden con ella? ¿acaso está desaparecida como para que les haya llegado la noticia de que no está en la corte? Y si es así...¿dónde está?

El pelirrojo estaba aguantado con todas sus ganas su paciencia pero se le agotaba aunque bien sabía que era normal que la muchacha estuviera así.

—Mira, Yvaine es una de las chicas más importantes de la corte del rey Carlos Eduardo Estuardo puesto que a su esposa se la entregaron cuando era tan solo un bebé y la ha tratado como una de sus más preciadas hijas, por lo tanto, los jacobitas escoceses y protestantes, oponiéndose al gobierno «arbitrario» y deseando la separación de la Unión aprovecharon la oportunidad para secuestrarla y así, amenazar con la vida de esta misma si el rey no les compadecía ante dicho favor. Los demás hijos del rey también estuvieron en peligro, sin embargo, Yvaine tuvo el infortunio de ser la primera en llegar a manos de los secuestradores pero ahora aguarda en un lugar seguro. Los protestantes al ver que las fuerzas armadas y las seguridades abundaban en la corte no pudieron hacer nada para poder secuestrar a los demás hijos y se aferran a la idea de que Yvaine sigue escondida, fría y desolada por algún rincón de Escocia puesto que es muy difícil que una persona y menos una muchacha solitaria pueda llegar a un bote y salir ilesa de esta isla. A todo esto, bien pudiste ver los innumerables conflictos que hay entre los irlandeses, los ingleses, los galeses y los escoceses; muchos desean darle caza, otros matar y matar para debilitar la zona enemiga y algunos solitarios sembrar el terror con ideas aterradoras y con actos violentos independientemente de la rigidez política y social de las víctimas.

Wendy no podía creer todo lo que estaba pasando, era horrible y devastador, de entre todas las épocas en la que pudo haber ido, ¿por qué a esta? ¿Por qué a ella? ¿Y por qué estaba ocurriéndole todo eso?

—Esto debe de ser un sueño.

—Una pesadilla querrás decir; si, yo también lo he pensado, muchas veces cuando me despierto pienso que todo lo que he visto y vivido es solo de un sueño devastador pero no; la cruda realidad me vuelve a pasar factura en cualquier instante. —El pelirrojo frunció el ceño y se dirigió a ella—. Entonces, ¿adónde vas a ir, si se puede saber?

—¡Pues no lo sé! ¡Decidme vos! ¿Qué debería de hacer? Ahora que piensan que soy esa tal Yvaine y seguro que ella está segura y feliz mientras yo he vivido los horrores de esta desgracia; de todo esto que no debería de estar pasándome a mí. —Quería decirle todo, ¡quería contarle todo! Pero bien sabía que no podía, la tacharía como una orate.

—Ella está segura, yo la aguardo en un lugar protegido.

—¿Qué? Es decir...¡qué ella está segura y no la entregáis al rey! ¿Os estáis oyendo? —exclamó ella, enfadada, dirigiéndose a él mientras le enfrentaba—. ¡Sois un inconsciente y un cretino, si la devolvierais al rey, los jacobitas y todos los demás rehusarían en su búsqueda puesto que sabrían que estaría en la corte vigilada por cientos de soldados! —Se acercó mucho más; aunque no había suficiente confianza pero su enfado pudo con ella y el escocés hizo lo mismo, en cuestión de segundos, sus caras estaban pegadas a pocos centímetros, este último le gritó con ademán ahíto, soltando lo que le mataba por dentro :

—¡Porque es mi hermana!

Wendy se echó para atrás y meditó sus palabras, recuperándose de las emociones. El pelirrojo continuó :

—No puedo dejarla ir, no sin saber que estará del todo segura allí, está claro que después del secuestro la reina nunca la dejará salir más —pausó, su mirada estaba perdida en el pasado—, temo por su vida e intento..., intento con todas mis fuerzas que conozca al hermano que nunca pudo tener. Y ahora, déjame ayudarte, no permitiré que te hagan daño a ti también y ahora bien, permíteme presentarme como es debido —volvió a pausar y con pleitesía, agregó—: Mi nombre es Cailean, Cailean MacBathàir. Y tú debes de ser Wendy.

Wendy afirmó y se dirigió a él y con un gesto rápido cogió la espada del suelo, dispuesta a irse sola.

—¿Adónde vas? —preguntó él con desdén.

—A un lugar donde me oculte de todo esto hasta que encuentre una manera de salir ilesa y volver al sitio donde pertenezco. Y no, no es Inglaterra, no esta Inglaterra al menos...

—Está bien, haz lo que quieras pero por ahí vas mal.

—Te he dicho a un lugar donde me sirva de refugio, está claro que no sé donde es y es por esto y por lo tanto que optaré por la dirección que mi propia intuición me habilita.

—No lo digo por eso, es que a unos cuantos pasos de donde estás coloqué una trampa de redes de entre la maleza, en cuestión de poco tiempo estarás colgándote como un mono por los árboles.

—Sí, claro, conozco la psicología inversa y buen hombre que sois estáis dispuesto a infundirme terror para que me sea indispuesta y así irme con vos para aprovecharos de mí en cualquier ocasión.

—Bueno, eres libre de elegir y de pensar, adelante pues —pausó— da el paso. —Estas últimas palabras las deletreó lentamente y con ademán divertido.

Wendy entrecerró los ojos como leyendo sus pensamientos y avanzó, desde luego que no iba a temer las palabras de un hombre, al dar el paso se percató de que no había ocurrido nada y se dio la vuelta.

—¡Veis! ¡Un hombre mendaz! ¡Eso es lo que so...—Sus palabras se interrumpieron con unas redes que salieron bien escondidas de entre la superficie natural, escondidas con grandes hojas que apenas se veían, quedando atrapada en una mediana y firme red.

—¿Que decías? —continuó Cailean con tono divertido—. Pequeña insensata. —Se dirigió a ella y desde lo bajo le gritó— ¿¡Me oyes!? Ya sabes como bajar, supongo que tu gran intuición podrá salvarte de nuevo. Ahora como buen hombre que bien dices que soy me marcharé y te dejaré al mando de esta situación, supongo que de tan charlatana que eres sacarás buen privilegio con mi espada. Al menos tendrás una compañía de lo más afectuosa.

—Sí; es verdad. No necesito de vuestra ayuda, yo misma saldré de aquí.

—Pues eso, hasta otra querida Wendy. —Hizo una breve reverencia y se despidió. Pero estaba claro que no iba a dejarla sola.

Wendy bufó y con la espada intentó desequilibrar el soporte de la red. Sabía que iba a ser una caída de unos tres metros de altura pero la maleza le ayudaría para que no se diera un fuerte golpe. En poco tiempo, Cailean bramó a unos cuantos metros de allí :

—¿Qué? ¿¡Ya lo hiciste!?

—Vete.

—¡No te he oído! ¿qué has dicho? —Con gesto irónico elevó una de sus manos hacia la oreja y observando el pavimento de la superficie en la que se cernía, ese barro que ella muy bien pensaba que era.

—¡Qué te vayas!

—¿Qué te ayude, dices? ¡De acuerdo!

En poco tiempo, movió entre sus manos, un pequeño soporte que aguardaba debajo de las hiedras de un árbol que residía a su lado, debía de ser una palanca y Wendy al observarlo se asombró por ello porque estaba balanceándose de un lado a otro intentando con todas sus fuerzas romper la red con la espada. Y estaba indispuesta a caerse en el sitio en el que ahora residía pues había mucho " barro" (a sus ojos) en la zona de abajo.

—¡No! —exclamó, intentando ponerse bien y balancear la trampa a unos pocos metros del lugar, pero fue demasiado tarde, en cuestión de pocos segundos, cayó boca abajo en el barro; llenándose tanto la cara como
sus vestimentas de un color marrón oscuro.

Cailean se dirigió a ella riéndose, en su semblante se notaba cierta picardía en su acto, se agachó y Wendy elevó su cara manchada hacia él, hecho que le pareció muy irónico al muchacho.

—Parece que la mona se balanceó tanto que ahora está manchada de shit. Una pena, sus ropajes ingleses eran muy bellos a mi parecer —se burló.

—¿De shit? No me digas que...en escocés esa palabra tiene el mismo significado que en mi propio idioma —pausó y recobró la compostura— No; no, señor, ¡no! No puede ser.

—Sí, "hice mal" mis cálculos y desgraciadamente caiste en un charco lleno de mierda de caballo —observó mientras su vileza cada vez se hacía más predominante.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro