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Sunoo había cumplido sus diez años recientemente, aunque se hizo una celebración en su nombre, el pequeño cachorro no tenía la necesidad de convivir con gente que ni siquiera conocía, en toda hora estuvo apartado de la gente mirándolos sin ningún interés alguno, su cabello se había tornado un azul brillante en las puntas cosa que llamó la atención de mucha gente que había asistido, pero ese no era el único cambio que había pasado en Sunoo, pues este se había vuelto reservado con una mirada fría sin tener alguna emoción por su celebración.

Odiaba a la gente y eso no cabía duda.

Él había preferido un cumpleaños menos extravagante, con sólo que le dijeran sus padres: "Feliz cumpleaños" estaría más que conforme pero siempre en todos sus cumpleaños, estos trataban de exagerar por menos que odiaba esa fiesta por lo escandalosa que era, la gente eran más que elegantes hasta pasaban con una sonrisa hipócrita a felicitarlo cosa que a él no le importaba nada de esas personas llenas de falsedad.

Incluso los hijos de estos aparecían de la misma manera, sonriendo tan falsamente cuando lo invitaban a jugar, pero él sabía que el porqué de eso era porque era de una jerarquía superior a la de ellos, y por ello se veían forzados a socializar con él por sus bienes, para su desgracia Sunoo no era más que antisocial que ignoraba a todo a su paso, incluso a sus padres que tenían una grata sonrisa en sus rostros por un año más en que su hijo estaban creciendo.

Beomgyu agradecido de que Sunoo siguiera con ellos y Taehyun de que sólo faltarían dos años para que el cachorro pudiera presentarse como alfa, una estúpida tradición que se consideró así por generaciones, los cachorros que serían alfas se presentarán a los doce años, los que serían betas jamás se presentarían, y los omega tardaban a los quince, pero para el moreno quería muy a la fuerza que Sunoo se volviera en un alfa fuerte y que pudiera traer buenos atributos para el reino en un futuro.

—¿Por qué no disfrutas tu fiesta? Realmente me siento mal al verte tan apartado, se supone que debes estar feliz. —habló Yang Jungwon, el amigo más cercano y único de Sunoo, ya que el cachorro no era un príncipe y mucho menos de la realeza, más bien era hijo del guardia más importante del reino Kang por lo cual tenía que ser invitado.

—Tu sabes que odio mis fiestas, ¡no las soporto! Desearía estar en un lugar más tranquilo y silencioso. —Sunoo bufó cruzándose de brazos sentado en la silla principal sin tener la necesidad de irse hasta que todo acabara, ni siquiera sus padres le prestaban atención, siempre estaban rodeados de esa gente mientras reían como tontos, y eso al peliazul le estaba hartando.

—Entonces, ¡vámonos! Hay un lugar en el bosque donde siempre voy, bueno papá me enseñó ese lugar y es bastante hermoso, algo me dice que te encantará conocerlo. — el pequeño Jungwon menciona con un gran brillo en sus ojitos, insistiendo en que debían irse, además de que nadie notaría su presencia al irse, después de todo, las personas de ahí solo estaban entretenidas sin hacerles gran caso.

Sunoo dudaba de hacerlo, pues era muy arriesgado además sus padres podrían preocuparse y él nunca había desobedeciendo ante sus órdenes, era realmente extraño que sintiera la necesidad de ir con su mejor amigo, sin olvidar de que ese bosque el cincuenta por ciento le pertenecía a los Kang y el otro cincuenta a los Choi, lo cuál ya se estaría arriesgado a cruzar al otro reino, sin embargo, él no tenía interés en volverse enemigo del hijo de los Choi, cosa que veía tan patético, así que sólo miró a su menor dando una respuesta afirmativa haciendo que este brincara de emoción.

—Pero vendremos antes del anochecer, ya que mis padres podrían darse cuenta al igual que los tuyos. —amenazó Sunoo dejando su asiento para seguir al pequeño que lo llevaba al jardín, el cual estaba algo solitario.

—Nadie se dará cuenta, lo prometo hyung. —dijo Jungwon con cierto compromiso, pues tanto como Sunoo, él estaba siendo entrenado para ser el futuro guardia cuando gobernara el peliazul, ya que eso mantendría su lealtad y la confianza en el reino Kang.

Cuando estuvieron demasiado alejados, lo suficiente para que nadie los notara, el pequeño Jungwon abrió la puerta trasera la cual era grande, al menos ningún trabajador estaba pendiente de cuidar la salida contraria pues estaban tan ocupados en atender a más de quinientos invitados. Ambos salieron cerrando la puerta con cuidado para no hacer demasiado ruido y que nadie viniera a buscarlos. Al salir de ello Sunoo se llevó la impresión de ver aquel bosque unos pocos metros de ahí, pues jamás en su vida había sentido aquella libertad pues siempre estaba encerrado estudiando para ser un buen alfa y cuando salía eran para fiestas aburridas de otros reinos.

Jungwon lo tomó de la mano para irse juntos, el pequeño cachorro era dos años menor que Sunoo así que era normal que dependiera mucho de su hyung para tomarle la mano, aunque el pequeño había ido muchas veces con su padre no era lo mismo que ir solo con su hyung ya que ambos eran demasiado pequeños para estar solos, pero ese sería el mejor regalo que le haya dado a su hyung.

Caminaron los pocos metros adentrándose al frondoso bosque cual estaban realmente silencioso, pero eso no detuvo la caminata de los pequeños, sabían que no pasaría nada al saber que la mitad del bosque era y sería de Sunoo en un futuro por lo cual no tenían porqué temer, por ende se sentían protegidos. El peliazul estaba fascinado ya que como no salía constantemente estaba maravillado con la naturaleza y la tranquilidad de ello, era como si algo acogedor le hacía llamar la atención de ese bosque, como si estuviera esperando por entrar ahí junto a una sensación rara en su estómago revolverse con mucha emoción al estar en un sitio que sentía como su hogar, el sol en la tarde estaba resplandeciente.

Siguieron caminando entre árboles, caminando en la tierra algo húmeda pero eso no le importaba al joven príncipe, sino saber que tanto le contaba su menor con emoción de aquel lugar fascinante, sólo esperaba a que ese lugar estuviera en la mitad de su reino ya que podrían estar en serios problemas si no lo era.

Jungwon de pronto soltó su manita, comenzando a correr a una dirección que en donde sólo habían árboles y Sunoo lo siguió con inercia, había notado que su menor corría más rápido entre aquellos árboles, Sunoo sintió una emoción crecerle cada vez que corría más y más, cuando pudo alcanzar a su menor, se dio cuenta de que no habían más árboles sino un césped brillante en lugar de tierra húmeda pero lo mejor era cuando levantó su mirada al encontrar un lago cristalino, cuyo sol resplandecía sobre el, dejando ver el agua pura y de un hermoso azul transparente.

—¡Llegamos Hyung! Este es el lugar que le decía. —exclama Jungwon brincando como un niño pequeño, pero Sunoo estaba más fascinado con ese lago, sintiendo una atracción realmente fuerte.

Era demasiado grande el lago que quería seguirlo hasta donde lo llevaba, pues esa gran charca era como un camino donde se extendía sus aguas, lamentablemente se dió cuenta de que la otra mitad del lago estaba en el reino Choi y no podía pasar por ahí.

—La mitad de este lago me pertenece. —susurró para sí mismo sintiendo celos de que el reino Choi justo tenía que tener la mitad del hermoso lago, lo único que los unía a ambos reinos era ese bosque: con un lago bastante hermoso, si así era en el día, seguramente en la noche era otra belleza natural.

—Leí una vez sobre la historia del reino, y al parecer dividirse el lago había sido su tregua durante años de guerra, este lago es con el que se alimentan las siembras, escuché que muchos decían que cuando pasaba un eclipse, el lago cobraba más vida.

—Esas son tontas leyendas Wonnie, mi papá Gyu solía contarme sobre una diosa que te concedía deseos, la cual es patético, nada de eso existe, tanto la diosa como el lago que toma vida en un eclipse, son sólo inventos que usan para que los niños se vuelvan ingenuos. —dijo Sunoo con cierta burla sin tomar en cuenta que la mujer lo escuchaba desde el más allá.

—¿A dónde va, hyung? —pregunta el pequeño mirando como Sunoo había cruzado la mitad del reino Kang para estar del lado Choi.

—Quiero admirar el lago por completo, al menos antes de irnos.

—Hyung, pero no es buena idea, es el reino Choi, y no podemos acercarnos, tenemos eso prohibido hasta los mismos aldeanos. —Jungwon trataba de no cruzar la mitad para evitar pisar el reino desconocido, pero Sunoo parecía no entenderlo, tanta emoción tenía en su interior que no quería dejar de admirar.

—Vamos Wonnie, nadie se va dar cuenta, seguro que está más abandonado como en nuestro reino.

—¡Pero hyung! No conocemos nada de ese reino, por favor regresa y prometo que vendremos más. —el pequeño ya estaba desesperado pero Sunoo solo comenzó a alejarse y él no tuvo más que seguirlo ya que si buscaba ayuda en el reino, él sería castigado por su padre y Sunoo por el suyo, y claro que no le haría eso en el mismo día de su cumpleaños.

El otro lado del bosque era igual de silencioso como cuándo entró por la otra parte, Sunoo confiaba en que sólo ellos dos estarían ahí, siguiendo el lago como si de un camino se tratara, este parecía crecer cuando más caminaba, Yang estaba sólo siguiéndole el paso a su hyung nada convencido de ir más allá pues habían pisado territorio enemigo y su imaginación no dejaba de crear imágenes donde los guardias de los Choi los meterían a un calabozo y jamás nadie podrá encontrarlos.

—Insisto en que regresemos, estamos en donde no debemos. —jaló la manga del hanbok de Sunoo para llamar su atención como si de su mamá se tratara.

—No regresaré a esa fiesta aburrida, por ahora quiero ver hasta dónde llega ese lago. —Sunoo lo ignoró sin tomar tanta importancia aquello, aunque antes hubiera sido su mayor temor, siempre su padre le advertía de ir al reino Choi pues esa gente era enemiga suya y no tenían porqué estar ahí como ellos en el reino Kang.

A pocos pasos parecía que el lago sólo iba al pueblo del reino Choi, estaban casi cerca de pisar por fuera del bosque dónde estaba el castillo donde vivían los reyes, el casi peliazul pareció recapacitar al ver unos corceles sin sus jinetes, ellos regresaron al bosque asustados pues Sunoo había entendido de que el lago sobrepasaba más allá y no debía estar ahí, ambos pequeños intentaron regresar de donde habían salido, corriendo sabiendo que esos jinetes podrían darse cuenta de su presencia y los perseguirán para atacarlos.

En un momento a otro Sunoo tropezó, cayendo a un agujero, apenas había podido evitar caerse por completo pero sus brazos no aguantarían y podría soltarse en cualquier momento sin saber que ese agujero era demasiado profundo.

Jungwon dejó de correr y asustado regresó con su hyung para tratar de ayudarlo; aunque intentaba jalar a Sunoo, este por una desconocida razón se había atorado y esa cosa no dejaba la pierna del menor, aferrandolo para que este no se soltara.

—Hyung, será mejor que vaya por ayuda. —recomendó el castaño de rulos con miedo, pues sus pocas fuerzas no podían sacar a Sunoo de lo atorado que estaba.

En cambio el contrario negó repetidamente negándose a que lo hiciera, seguramente sus padres estarían muy enojados con él, además de que no quería quedarse solo entre el bosque ya que podían venir cualquier persona que no fuese de su reino. Jungwon decidió quedarse con él intentando nuevamente pero ambos ya estaban llorando al notar que cada vez Sunoo se atoraba más, a este punto podían saber que los minutos pasaban y casi el sol se escondía y no sabían cómo regresar a casa, tanto era su miedo que no sabían qué más hacer para irse rápido a casa y no volver a pisar jamás la propiedad del reino enemigo.

Sunoo pensó que estaban siendo castigado por sus malas acciones al desobedecer a sus padres, y Jungwon incluso llevaba ramas largas para jalarlo pero era casi imposible.

Cuando sus esperanzas se estaban yendo, justo en ese instante Jungwon sintió una fuerza ayudarle para sacar a Sunoo de aquel hoyo, este jalaba tomándolo de su estómago mientras que él tenía la mano de Sunoo. Ambos pudieron sacar a Sunoo de ahí tan rápido en cuanto jalaron con más fuerza.

El peliazul sonrió con muchas ganas de llorar queriendo agradecer a la segunda persona que no había podido ver con tanta claridad al igual que Jungwon. Ambos miraron a la persona que los había ayudado, pero sus sonrisas se desvanecieron al ver a otro niño de su misma edad con cabellos rubios y una mirada enojada que los hizo sentir de peor manera.

—¿Quienes son y qué hacen en mi reino? —el rubio reconoció al pequeño Sunoo pues como no iba a olvidar al mocoso que había llorado por haberlo retado, y ahora lo había salvado de casi caerse en un agujero donde tardarían días en sacarlo de ahí.

—No creo que sea necesario, pero gracias. —dijo Sunoo tomando a su menor de la mano para irse de ahí, pero el rubio quería saber la razón por la que su futuro enemigo estaba en sus tierras.

—Como dice mi padre, los Kang siempre metiendo sus narices en donde no les llaman.

—Los Choi siempre hablando sin preguntarles su opinión. —Sunoo se había sentido ofendido, mirando al contrario.

—Cómo sea, si te vuelvo a ver aquí soy capaz de no ayudarte a la próxima que vuelvas a caer en uno de los agujeros de este bosque. —Sunghoon estaba dispuesto a vencer a Sunoo en todo con tal de enorgullecer a su padre.

Pero Sunoo no tenía interés en ello.

—No pensaba regresar. —dicho esto, Sunoo tomó a Yang para regresar al reino.

Sunghoon sólo rodó los ojos, aquel mocoso a pesar de haber crecido no se veía un verdadero rival para pelear, pensando en que sería fácil de derrotarlo, solo esperaba a convertirse en un alfa para ponerle fin al asunto.

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