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En en Reino Choi todo era un desastre, sangre en todas partes y un rey furioso de que se hayan atrevido a atacar a su pueblo, el reino Kang había comenzado su hazaña de atacar y el rey jamás se los perdonaría, envió a varios de sus guardias a atacar también al pueblo enemigo, ya que no sólo fue a su pueblo si no que también intentaron atacar a Soobin.

El rey omega estaba enfermo, y al parecer tanto fue aquel caso que incluso perdió a su cachorro. Por si fuera poco los empleados le rogaban a Choi que no los matara por no haber logrado salvar la vida del heredero, ya que ellos jamás iban a pensar que todo aquello iba a suceder y que mucho menos Soobin fuera el afectado.

Por ello Yeonjun estaba en la habitación viendo a su omega tan débil, hirviendo a temperaturas altas, en el balcón se notaban los primeros copos de nieve, ya que pronto llegaría el invierno, lastima que ahora la nieve se mancharía de rojo.

—Mi bebé.... Mi Sunghoon. —decía débilmente enfermo el omega, las sirvientas ya habían tratado con el doctor cual dijo que el omega podría recrearse pero tal vez sufra después de la perdida de su cachorro.

—Descansa... —susurra el alfa ahora besando su frente, acariciando los cabellos rubios de su esposo.

El ministro entró a la habitación, teniendo acceso debido a que era la mano derecha del rey, era un anciano pero muy sabio que sirvió a la familia por casi tres generaciones, todavía daba buenas ideas para ayudar al reino.

Cuatro guardias vigilaban afuera de la habitación para que nadie más intentara atacar al rey omega, muchos se llevaron la decepción de que ya no habría futuro rey.

—Ya no habrá rey. —le dijo al ministro, cual solo asintió decepcionado de que el heredero no haya ni siquiera sobrevivido a aquel ataque. —Me vengaré de la peor manera. —dijo en un tono enojado tanto que podía golpear fuerte a alguien.

—Es sorprendente la manera en la que ellos pudieron hacer todo esto, no quiero que se moleste por mis palabras pero esto no hubiera pasado si usted me hubiera escuchado.

Choi hace una expresión de sorpresa y burla, ¿acaso le estaba hechando la culpa? Simplemente tenía demasiada dignidad como para dejar que su apellido se manchara, además si tenía razón el ministro.

—¿Me está hechando la culpa, ministro? —pregunta con un tono sarcástico, el anciano solo niega.

—Lo que quiero decir es que si no hubiera desterrado a yeonjun del reino y se hubiera casado, tendríamos dos armas contra los Kang, su hijo y el heredero que ellos darían.

—¡No lo acepto! —casi grito el alfa, asustando al anciano. —Primero muerto a que ese omega Kang se atreva a darle un hijo al futuro rey de los Choi, por eso lo desterré antes.

—Ahora más que nada necesita a Sunghoon para tomar el trono, además de que escapó con el príncipe Kang, por eso nos atacaron.

—¿Que tenemos que ver en que ellos hayan escapado? ¡Nosotros los desterramos por lo mismo! —dijo enojado, gritándole al hombre, hasta pensó que por su edad ya estaba delirando, hasta decir tales tonterías que el jamás se atrevería a hacer.

—Si pero creen que pudo arrepentirse y... ¿Vengarse? No sé su majestad, yo creo que hay varias razones para atacarnos. —fueron las últimas palabras del ministro ya que el mismo rey estaba cansado de lo mismo.

Ya no necesitaba a ese viejo, estaba de avanzada edad que ya ni le servía, le daba soluciones que eran tontas, definitivamente tenía que correrlo y dar el puesto al nieto de este, cual también tiene la capacidad de convertirse en ministro, ya que fue entrenador para guiar a Sunghoon cuando fuera rey, pero ahora las cosas son tan complicadas.

—Agradezco tus años de experiencia, pero ahora te ordeno a que te retires y que dejes a Jaebeom en tu puesto. —fue firme y duro con sus palabras, sin dejar de mirar al anciano.

El señor Kim sabía que no podía negarse, tarde o temprano ya no iba a ser útil para su rey, pero ¿quien era el ahora? Su nieto ocuparía su lugar y estaba bien, fue ministro del rey Choi (padre de Yeonjun) quien siempre lo halagaba por su inteligencia, vio crecer al rey actual desde que era un recién nacido, y también vio cosas en el castillo que nadie se atrevía a decir, cuando era un cachorro Yeonjun, el se imaginaba que se iba a trasformar en una persona oscura.

Jamás le dio el consejo de secuestrar al omega que ahora era su esposo, ya que fue el omega obligado a hacerlo, el ministro vio cosas que NUNCA estuvo de acuerdo con su rey, pensó que cuando naciera Sunghoon iba a cambiar su persona pero no, incluso lo corrió sin importarle que fuera su hijo, así que no tenía nada de miedo al perder su puesto después de muchos años, al menos sentiría paz en su vida por primera vez de no ver más cosas horribles en ese lugar, solo esperaba que Jaebeom jamás en su vida haga una propuesta o aconseje al rey de una forma que ni el hizo.

—Está bien, mañana por la mañana estará aquí mi nieto, señor. —hizo una reverencia y solo se fue sin decir más.

Yeonjun solo lo miró hasta que este salió de la habitación, al mismo tiempo aprovecho para hacerlo e irse, no sin antes de dejarle un beso a su omega; ordenó a las sirvientas que no dejarán al rey omega solo, ya que podía necesitar algo u empeorar, ellas no tuvieron que negarse, después de todo fue su culpa de no saber proteger a su rey.

Cerraron puertas y ventanas en todo el castillo, pues el invierno comenzaría y el rey estaba enfermo, además afuera había mucha seguridad de parte de los guardias y todos estaban alerta a cualquier atentando.

Yeonjun solo caminaba junto al guardia real quien solo le explicaba que afortunadamente encontraron pueblerinos que querían unirse a la guardia real y que serían entrenados en un futuro para que el reino estuviera protegido, al parecer cuando atacaron los Kang, sirvió que los pueblerinos se preocuparan por sus familias y decidieran pelear.

—Pienso que podría haber una guerra en el futuro si seguimos así. —dijo Changbin con preocupación, aclarando que cuando HueningKai se fue, el rápidamente subió de puesto pues era de los mejores guardias en el reino, y podía ser buen líder.

—No lo dudo, Changbin. —se muestra estresado, hace mucho que no recurrían a hacer una guerra, la última fue hace más de veinte años, y sólo fue porque varios pueblerinos del reino jeon intentaron entrar al territorio enemigo. —Si ello llegara a pasar, nunca dejen su principal objetivo.

Changbin asintió.

—No se preocupe, cuando suceda eso, usted podrá tener la cabeza de Kang en su vitrina de oro.

Se sentían incómodos mientras varias miradas estaban posadas sobre ellos, quien iba a imaginar que en ese castillo abandonado y casi en ruinas, había gente habitando, los cuales eran betas; no habían omegas o alfas.

La chica que los había visto se hacía llamar Yuqi, la cual los invitó a quedarse aquella noche ya que había comenzado a nevar y era normal que por la noche los animales salvajes estuvieran afuera buscando alimento para su invernación. Era una clase de manada en ese lugar, habían muchas mujeres y hombres, y también cachorros.

No vestían de las mejores ropas pero si tenían calidez con la cual según contó la chica, vivían desde hace más de veinte años.

—Nosotros somos de china. —mencionó una mujer beta mientas arrullaba a su cachorro, a pesar de ser gente extraña trataban bien a la pareja.

—Sí, pero huimos cuando nuestro país comenzó a matar a la gente pobre, nuestros antepasados vinieron aquí y aunque no fuimos bien recibidos vivimos aquí sin que nadie supiera de nuestra existencia. —comentó esta vez un hombre mayor, que contaba mientras se sentía orgulloso. —Hemos sobrevivido durante años, solemos cazar, sembrar y conseguir agua en el lago, aunque durante el invierno conseguimos todo para reservarlo durante unos meses.

—¿Y ustedes de donde son? —preguntó una pequeña cachorra mirando curiosa, la niña no dejaba de oler los aromas de ambos pues en esa familia nadie desprendía olores dulces.

Todos los miraban con curiosad pues sus ropas no eran nada "pueblerinas" ni menos ver como estos parecían ver su vida como algo fuera del mundo, al menos que fueran gente pobre entenderían la situación de sobrevivir.

—Yo era príncipe del Reino Choi, y el era príncipe del reino Kang. —dijo Sunghoon, ahora ganándose más que miradas sorprendidas. —Pero sólo fuimos desterrados.

—La gente rica si que es rara. —susurró otra mujer desconocida a su esposo quien solo asintió.

—Pero prometemos irnos por la mañana, no queremos molestarlos. —contesta rápidamente Sunoo sintiéndose incómodo, jamás en su vida se sintió intimidado, cosa que nota Sunghoon.

Yuqi y los demás pensaban que no era mala idea que ellos se quedarán, además eran muchos betas en la familia: eran más de veinte personas viviendo en ese gran castillo, y aún así lograron mantenerse con vida como daba lugar. Algunos que ahí vivían ni siquiera eran parte, pues se unieron debido a circunstancias personales con el tiempo, por lo cual la pareja no sería la primera en unirse a esa cálida familia grande.

—Claro que no son molestia cariño, es más, siento que ustedes son como nosotros. —comentó la abuela de Yuqi con una sonrisa. —Allá afuera no los quieren, pero aquí dentro encontrarán a personas que si, es extraño pero aquí hay varios que se unieron y viven felices ¿o no? —preguntó la anciana, y varios integrantes asintieron.

—Mi abuela tiene razón, incluso sus cachorros pueden ser felices aquí. —menciono Yuqi, Sunoo tanto Sunghoon se sonrojaron por lo dicho, aunque ni siquiera tenían pensado en ello.

Sunghoon le daría la elección a Sunoo, si el deseaba quedarse ahí lo aceptaría y si no, solo lo llevaría a otro lugar donde pudieran estar protegidos por in tiempo.

Sunoo solo asintió contento, al parecer se ganó la confianza de muchos del lugar en poco tiempo, podían ser pobres y tal vez no habían comodidades, pero si podían verse felices, ver incluso a los cachorros de aquella gran familia le hacia pensar de que en verdad el podía ser bien recibido.

—¿Podemos quedarnos? —preguntó entusiasmado el omega, con cierto brillo en sus ojos.

El alfa asintió, por lo que todos estallaron felices al recibir a más integrantes en su familia.

—Claro que van a tener que aprender algunas cosas, como recolectar alimentos, cazar, etc. —menciona de nuevo Yuqi pero eso no le importaba a la pareja pues mientras estuvieran juntos todo saldría bien.

Era muy de noche por lo que la pareja decidió descansar. Yuqi les dio una habitación para ambos, claro que igual mañana por la mañana ella le enseñaría a Sunoo lo que tenia que hacer mientras que Sunghoon tendría que ir con Lucas, otro chico beta que era primo de Yuqi, el cual estaba emocionado por enceñarle a Sunghoon a casar... Lo más sorprendente es que en ese lugar incluso los betas podían usar sus lobos para sobrevivir.

Como una verdadera manada.

Por fin tuvieron su propio espacio cuando estaban ahora los dos solos en la habitación, cabe aclarar que Sunoo seguía en celo, pero podía controlarlo si tenía una hermosa marca en su cuello y al alfa lo tenía cerca.

—Mira Sunghoon. —dijo el omega saliendo del baño de la habitación con una linda pijama que le habían prestado, o eso creía Sunoo.

El alfa volteo a verlo pero sólo se sonrojo, ¿quién le había prestado eso al omega?.

—Sunoo.....

—¡Ya lo sé! Me queda lindo. —el omega no sabía inocentemente lo que estaba usando para dormir, además se lo presto una beta ya que ahí no habían omegas.

El alfa solo se cubrió los ojos, y Sunoo formó un puchero por tal acción que pensó que en verdad se le veía feo.

—¡Hey! Al menos ten la decencia de decirme que me veo feo, alfa idiota. —y molesto le lanza una almohada a Sunghoon quien seguía sin verlo, no quería que Sunoo pensara que era un pervertido.

—Se te ve lindo pero.... Estoy sorprendido. —dice sin dejar de cubrirse los ojos, Sunoo tiene el atrevimiento de quitar sus manos ya que el estaba comportándose muy infantil de esa manera.

Yeonjun nuevamente siente sus mejillas arder, era tonto que lo hiciera pero el respetaba a los omegas y aunque estuvieran casados el no podía ver aún así al omega, trataba de no verlo. Bien su pudo controlarse en el celo del omega pero esta vez sentía que Sunoo lo estaba provocando.

Aquel camisón que usaba le dejaba ver su hermosa pequeña cintura, dejaba en descubierto sus clavículas, sus piernas de un color lechoso, y todavía con ese rostro inocente que era lo peor, odiaba que Sunoo fuera jodidamente perfecto.

—¿Y si mejor te cambias? Hace frío y podrías enfermarte. —trató de evitar sentirse nervioso, aunque eso no serviría.

—En serio di que me veo feo, no trates de evitarme, maldito alfa. —fue lo único que podía contestarle el omega bastante enojado, todavía peleando con Sunghoon para que no evitara mirarlo ya que eso le dejaba entendido de que verdad era feo usando aquella prenda.

—No lo eres, pero hace frío.

—¡Maldita sea alfa, di la verdad!. —exigió, claro que Sunghoon solo dejó que el omega lo viera sonrojado tratando de no hacer una tornería. —¡Oh por Dios! ¡Estás rojo!

El solo asintió, Sunoo pensaba hablarle a Yuqi para ayudar al alfa que estaba "enfermo" pero Sunghoon no le gustó nada que este pudiera exponerse a ojos ajenos. Gruñó molesto y tomó a Sunoo cargándolo, el cual se quejó por la manera en que lo hizo, y lo lanzó contra la cama, posándose arriba de el.

—De aquí no sales, omega. —usó su voz de mando, claro que el sumiso omega sólo asintió.

Pero para un omega en celo, no era intimidante.

—¿Y si mejor me vuelves a marcar? —ahora ambos formaban una sonrisa en grande y sin esperar juntaron sus labios en un beso desesperado.

Y otro pétalo menos para la flor de Kazuha.

A la mañana siguiente, todo transcurrió normal: todos tomaron un deliciosos desayuno juntos, contando las cosas buenas de aquel lugar como dando la bienvenida a los jóvenes. Después Sunghoon se despidió de Sunoo con un beso, para irse al bosque junto a Lucas donde aprendería a casar y usar otros métodos para sobrevivir.

Algo que le llamaba la atención al joven omega es ver que todos cooperaban, incluso los cachorros ayudaban en la siembra. Ahora no había probabilidad de que el viera una pues el invierno ya no ayudaría, pero los cachorros le explicaban el proceso que hacían; le sorprendía mucho sus habilidades.

Aprendió las hierbas medicinales, muchas que no conocía en su reino, la abuela de Yuqi le explicaba hasta su función, incluso la chica dijo que también las plantaban.

—¡Mira Ddeonu! Muchas manzanas. —y un pequeño cachorro arrastraba una gran canasta de manzanas, al parecer fueron a arrancarlas al árbol, Sunoo no tardo en ayudarlo.

Yuqi sonreía al ver que tan rápido los niños se llevaban bien con el omega, hasta el punto en que los pequeños querían mostrarle todo a el.

—Te envidio Sunoo, eres bueno con los cachorros. —dijo riendo la chica, y Sunoo lo tomó como un halago. —Incluso anoche parecías anhelar uno. —y la chica se ríe más cuando nota a Sunoo totalmente sonrojado.

—Perdón...

—No seas dramático, es normal, además no habría problema si tuvieran uno, como dije, los cachorros aquí son felices.

Sunoo asintió, tenía razón, Yuqi y todos aquí eral felices. El no dudaba en que si tenía un cachorro también iba a ser feliz en ese lugar.

Kazuha incluso vigilaba a la pareja, escondida entre los árboles, mientras una sonrisa se formaba en sus labios, al parecer todo funcionaba bien.

Pero tal vez en unos meses las peores cosas estarían por venir entre dos reinos, los cuales no pararían hasta encontrar a la pareja y quizás en tratar de arruinar el eclipse esperado por la diosa.

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