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ㅤ▸ O12

Una semana después.

—Aghh. —gimió de dolor cuando el trapo mojado tocó su espalda, rápido su piel ardía debido a la sangre, cual también mancho el trapo al tocar su fornida espalda.

Los latigazos que le dieron los guardias no fueron nada suaves, incluso tenía unas marcas de quemaduras en sus pies, el rey mandó a hacer todo eso para que terminará muerto, el último castigo fue cuando intentaron hacer que las ratas, aquel castingo era uno de los mas fuertes de Asia, pues sólo las ratas eran puestas en una jaula junto con el prisionero, y éstas cuando tuvieran hambre, estos comenzarían a devorar sus entrañas.  Antes de que eso sucediera, Sunoo logró sacarlo de ahí, aprovechando que su padre estaba concentrando en la llegada del rey de Japón, cual al ver a Sunoo este no se negó en estar interesado aunque el peliazul no respondió de la misma manera por lo cual siempre lo evitó.

—Deja de moverte o te ardera más. —reclamo Sunoo al alfa, cual solo no dejaba de moverse cuando le ardía la espalda.

Aquella agua que empapaba el trapo no era cualquiera, sino que estaba caliente y verdosa de las hierbas medicinales que habían usando para curar a Sunghoon.

—No entiendo como es que te preocupaste y te arriesgarte a sacarme de ahí. —de nuevo se quejó cuando Sunoo volvió a poner de nuevo el trapo.

—¿Podrías dejar de hablar? Realmente me estoy arrepintiendo. —regañó el pobre omega sin tampoco percatarse de que ahora había una persona viéndolos.

El chico desconocido entró viendo que el alfa estaba semi desnudo y "su omega" estaba ahí con el, curando sus heridas, aunque nada todavía era oficial para el seguía siendo un trato estar con el de cabellos azules, Taehyun ya lo había aceptado y ese pobre infeliz (Sunghoon) no tendría oportunidad de derrotarlo al obtener al omega.

Sunghoon no sabía que aquel alfa, era el nuevo prometido de Sunoo, por lo que no le había tomado importancia cuando entró, pero Sunoo si ya que quitó su sonrisa al ver Riki ahí.

—No pensé que te gustaran los pordioseros. —Sunghoon gruñó ofendido hacia el joven, apenas lo había conocido y ya lo había odiado. —No me gruñas maldito perro.

Sunghoon le quería dar una paliza, pero Sunoo le negó el acceso.

—¿Qué haces aquí? Además de arruinarme el día. —dijo ahora Sunoo mirándolo de mala manera pero solo Riki sonrió.

El alfa era tan caprichoso que no dudaba que tarde o temprano el omega terminaría accediendo, lo único que le dijo Taehyun es que no se preocupara, porque tenía más acceso al omega que ese alfa, además ¿cuanto iba a durar Sunoo con ese alfa pordiosero? No le iba a dar nada, en cambio el podía comprar hasta un país entero, en sus planes no está enamorarlo, sino comprarlo con todo lo que tenía y sobraba.   

—Solo venía por ti, tu padre me dio el permiso de llevarte conmigo a Japón, la boda será en unos meses. —le dijo como algo sin importancia.

Ahora el alfa contrario entendía porqué no conocía a ese alfa y porqué no usaba el típico hanbok coreano, tenía otra vestimenta pero también dejaba ver que era parte de la realeza con ver su pequeña corona en sus rubios cabellos, en señal que era un príncipe, en cambio Sunghoon tiro su preciada corona en el bosque cuando los intentaron atacar, claro que ya no le importaría regresar por ella, pues ya no era más príncipe del reino Choi.

—¿¡Qué?! ¿Te van a casar con ese imbécil? —Sunghoon se levantó, casi gritando su pregunta a lo cual Sunoo asiente, y no se podía quedar así la situación, el alfa toma la pequeña mano del peliazul mostrándole al alfa contrario que en su cuarto dedo, estaba un anillp incrustado. —El está casado conmigo.

Ni-Ki es quien borra su sonrisa, mirándolo serio, no había visto el anillo en su dedo, era lo que el rey había olvidado decirle aquel gran detalle, sin embargo no por ello dejaría de humillar al alto.

—No necesita un anillo barato, le compré uno de los más costos en todo el mundo.

Los dos gruñieron enojados, mirándose con mucho odio, después de todo ambos habían conseguido un nuevo rival.

Un olor dulce a moras azules comenzó a desprenderse, los alfas ya no gruñian por odio sino por el olor, Sunoo sólo se avergonzó queriendo salir de la habitación, su vientre le había comenzando a doler y eso solo significa una cosa para el, su celo.

Trató de salir lo más rápido de ahí pero Ni-Ki ya lo están oliendo para marcarlo, el lobo de Sunghoon solo gruñó demandante alejando a SU omega de ese alfa, gruñiendole con mucho odio, los reyes habían llegado al momento, Taehyun se dió cuenta de que Sunghoon había salido del castigo.

—Maldito mocoso. —se acercó el sujeto, pero también se alarmó al ver a su hijo en celo.

En cambio Sunghoon se estaba dejando cegar por su lobo, sólo sintió más amenaza cuando estos se acercaron, el único que lo había podido calmar fue Sunoo, y Beomgyu quien solo se llevó a su hijo de ese lugar.

Ni-Ki estaba asustado, Sunghoon le había enseñado los colmillos, cuando un alfa hacía eso, era más una amenaza para que el enemigo no atacará.

Simplemente se fue a seguir a Sunoo donde lo encerraron en su habitación sin siquiera dejarle entrar por su celo, su lobo estaba ansioso por proteger a su omega de toda clase de peligro, Taehyun y Riki ni siquiera se acercaron porque Sunghoon estaba demasiado proyector y no dejaría que nadie se atreviera a acercarse ahí, así que solo adentro estaba Sunoo junto a su padre omega, Beomgyu.

Mientras el estaba en la puerta esperando.   

—Papá... Me duele mucho. —el adorable omega de cabellos azules se encontraba revolcándose de dolor.

Beomgyu se ocuparía de cuidar a su hijo, quien estaba necesitando de un alfa, Sunghoon esperaba afuera evitando querer entrar porque seguramente se descontrolaria cuando entrara a ver el pobre Sunoo.

La sirvienta fue la única que entró quien era una omega, traía unos supresores en una bandeja de plata, junto a un vaso de agua, en ese tiempo los supresores no eran pastillas, sino como unas bolitas pequeñas de color negro, con un sabor horrible pero calmaba el dolor de cualquier omega en celo, también los alfas tomaban unas especiales para el suyo.

El rey agradeció a la omega, tomando ahora el la bandeja para dejarla en la mesita de noche, tomó la pastilla para darsela a su hijo quien se negaba a tomarla debido al sabor amargo, lo que más odiaba de su celo aparte del dolor era tomar esas horribles pastillas que le amargaban la garganta.

—Tienes que tomartela, si no lo haces el dolor seguirá. —dice su padre tratando de darsela nuevamente pero su hijo se comportaba como un cachorro negándose mientras todavía se movia del dolor en su vientre.

—Es mejor que tomes sus supresores, esta alterando a los alfas. —comentó la sirvienta, la cual era algo mayor ya que ella también fue nana de Sunoo cuando era pequeño, no era nada raro que ella opinara pues conocía mucho a Sunoo al igual que Beomgyu.

Y ambos se preocupaban por él.

—En-Entonces que se vayan. —contestó enojado Sunoo. —Pero no voy a tomar l-los supresores. —tiró todos los supresores que Beomgyu le trató de dar al suelo.

—No podemos hacer eso, joven.

—Jaehee mejor trae más supresores, de igual manera no dejaré que mi hijo sufra por su celo. —recalcó Beomgyu, la mujer asintió saliendo se la habitación, en cuanto la abrió Sunghoon entró desesperado.

La mujer mayor le decía que se saliera ya que no podía acercarse al omega hasta que pasara su etapa de celo, el alfa sólo la ignoro y Beomgyu le dijo lo mismo.

—Por más que sea tu omega no puedes estar aquí, mi hijo... No deberías.

Y Sunghoon lo interrumpe, cosa que Beomgyu no le agrado para nada.

—No tocaré a su hijo para otras intenciones, puedo hacer mínimo que su dolor disminuya. —más bien les estaba dando una solución a ambas omegas, pues Sunoo seguía a temperatura alta.

Podía verse como un celo normal, pero Sunoo en esa etapa era demasiado "especial", más que otro omega, pues en ese estado su temperatura era bastante caliente, sufría horribles dolores y también solía desesperarse mucho por la atención de un alfa. 

Beomgyu no confiaba nada en Sunghoon, no lo odiaba o esas cosas que hacía Taehyun, pensaba no confiar en el porque un alfa en el celo de un omega hace mil cosas que "controlarse", si dejaba a Sunghoon ahí, podía pasar de todo menos lo que el le hacía creer.

—No puedo confiar en ti, aún. —dijo, también abrió la puerta esperándo a que el se fuera, incluso Ni-Ki ya estaba detrás de esta esperando también entrar.

Pero al joven Choi de verlo hace un gruñido, y al mismo tiempo Sunoo chilla en sumisión, todo para los adultos era complicado, Taehyun le hizo una señal a Beomgyu que aceptara la proposición del alfa, así que este desconfiado salió, Sunghoon estaba sorprendido de que el alfa que lo odiaba lo había terminado ayudando.

Antes de que todos se fueran, el padre de Sunoo sólo se acercó, claro que Choi guardó sus gruñidos pues no podía volver a enfrentarse al padre de su ahora omega.

—Mucho cuidado con mi hijo, si le haces algo, yo seré quien termine cortandote la cabeza.

—No se preocupe. —afirmó sin temerle al mayor.

El entrecerro los ojos, sin dejar de mirarlo, Riki no estaba de acuerdo con que su "prometido" estuviera junto a ese alfa, debía estar en su lugar antes de ser ambos comprometidos, lo que no sabía Sunghoon es que Taehyun tenía sus propias trampas.

Se acercó al oído del rubio.

—Te dejaré vivir. —susurra para que su hijo no escuche. —Destrozale el corazón a mi hijo, después te irás, todo hazlo esta noche y así te perdonaré la vida. —se alejó, esperando una respuesta.

Sunghoon pensó que debía estar en donde debería estar, no era ya un príncipe, no sería ni siquiera el rey del reino Choi, Riki era mejor que él, teniendo tantos lujos por lo que debía aceptar que Sunoo jamás le perteneció y todo era un trato, ¿pero sería capaz de romperlo para irse? Sinceramente hizo muchas cosas peores, solo al hacer ese trato le llevó hasta donde no imaginaba quedar, ahora se le daba la libertad y debía aprovechar.

—Lo haré.

En todo el día, Sunghoon no había salido de la habitación del menor, ya que había funcionado lo que había pensando, su olor hizo que el omega se sintiera protegido y los dolores sólo se reducieran.

Claramente el se aguantó, con un dolor inmenso en su cuerpo por la necesidad pero no iba aprovecharse del omega, miró a la ventana y casi era de noche, justo cuando debía irse y olvidarse de todo sobre Sunoo. 

El sol se estaba escondiendo y Sunoo ya no usaba su hanbok, sino una linda pijama de seda color blanco, estaba dormido a acostado en su pecho como un adorable bebé, Sunghoon intenta quitarlo en cima pero este solo se acurruca más.

—No te vayas, quedate conmigo, alfa~ —escucho la voz de Sunoo, pero aunque le rogara tenía que irse en cuanto antes. 

Sunghoon trató de ignorar sus palabras, sin embargo, Sunoo lo había tomado del brazo mientras varias lágrimas recorrían en sus blancas y gorditas mejilllas, a pesar de lo fatal que se sentía por su celo, todavía tenía algo de conciencia.

—Sunoo... Tengo que irme. —fue lo primero que dijo recordando las palabras frías de namjoon «destrozale el corazón a mi hijo» palabras tan crueles que no dejan de rondar en su cabeza.

—Pero... Me dejarás solo. —había olvidado por completo la marca que formó en el bosque para demostrar que eran almas gemelas, y Sunghoon sólo quiso tratar de esconder más sus sentimientos.   

Sinceramente aquel amor por su enemigo surgió desde antes de que Sunoo pisara el reino.

Porque Kazuha ya lo tenía previsto.

—Esto desde el principio fue una farza, y también lo fue todo de nuestro matrimonio, ya no me necesitas más ahora que vas a casarte, solo estuve contigo porque quería hablar de ello, me iré lejos y dejaré que seas feliz en tu reino. —pensó en todos los detalles, descubriendo que el jamás debió ser pareja del omega, porque no podían serlo.

Pero el único que si estaba cegado era Sunoo, jamás se llevaron bien en toda su vida hasta que tuvieron que fingir ser pareja, aunque lo hicieron tratando de ser la copia de la pareja perfecta, ambos terminaron creando sentimientos que no eran parte de la actuación, al final los dos cayeron en una trampa interna, pero el que había perdido esa guerra fue Sunghoon, justo como lo predijo la diosa.

Dos amantes destinandos amarse, pero ninguno estaba dispuesto a quedarse en donde pertenecía, sólo ambos pensaban en obtener la corona del otro, sin embargo, jamás pensaron que uno gobernaria el corazón del otro.

Un odio amargo que terminó en convertirse en un amor dulce.

— ¿Una farza? Porque el beso que me diste en la iglesia no decía lo mismo. —dijo reteniendo a Sunghoon quien estaba por irse, pero detuvo sus pasos cuando el omega mencionó aquel beso.

¿Debía fingir que odió el beso? Porque la verdad, aquellos labios esponjocitos lo hicieron sentír mejor con un solo toque.

No debía responder porque solo se aferraria más de lo que debía.

—Puedes tirar el anillo, igual no lo necesitarás, cuando Riki te de uno hasta sentirás vergüenza.

No recibió respuesta por parte del contrario, pensando que era cierto, el omega era el típico interesado, ahora que el no tenía nada, ya no servía de algo.

Pero Sunoo no le respondió porque decidió solo actuar, jaló el cuello del alfa, chocando sus labios con los contrarios. 

Sunghoon no había correspondido al principio, intentaba no caer de nuevo, pero terminó perdiendo ante un omega.

Solo llevó sus manos hacia su cintura, apegándolo más a su cuerpo y el único ruido en la habitación era el de sus labios besarse, hasta que ambos parecían desesperados ya que el celo del omega había empeorado todo, los besos del alfa ahora eran algo húmedos, cuales bajaron a su cuello haciendo que Sunoo soltara jadeos.

La puerta interrumpió sus acciones, los dos se separan asustados de que pudiera ser el rey.

La sirvienta habló tras la puerta diciendo que bajara, ya que su padre se estaba preocupando por el, Sunghoon supuso que era para confirmar si se había ido, Sunoo solo le dijo que iría, y después se escucharon pasos alejándose de la sirvienta. 

Sunghoon reaccionó, para también aprovechar e irse, nuevamente Sunoo lo detuvo.

—Sunoo, tengo que irme, tu padre fue claro con lo que me dijo. —imploró el alfa pero los ojitos del omega volvían a llevarse de lágrimas.

—Si me dejas solo sé que me harán más daño, jamás mi padre me quiso desde que soy un omega. —Sunoo estaba rogándole para que no se fuera.

El rubio lo miró con tristeza pues tampoco lo quería dejar, y la idea más arriesgada se le cruzó por la mente, tomó el mentón de peli azul, limpiando cada rastro de lágrimas en su bello rostro.

—Entonces escápate conmigo, vámonos lejos de todo, del reino, riquezas, rivalidad, y solo seamos tu y yo, viviendo felices por siempre.

Los gritos de los guardias eran más fuertes y un rey enojado era más que suficiente para que todos se pusieran alerta.

Hace horas estuvieron esperando a que el príncipe bajara, y Taehyun esperaba verlo destrozado, pensando en que Sunghoon como el alfa cobarde que era se terminará yendo, pero al parecer tuvo agallas para llevarse a su hijo.

Por eso se hizo un gran llamado a los guardias, entre ellos Jungwon que era el líder de todos y como la mano derecha del rey.

Lo único que encontraron en la habitación del príncipe fueron varias cosas tiradas una tira de sabanas, que sobresalían del balcón, por donde habían escapado los dos sin hacer un ruido.

—¡Busquen a mi hijo! ¡También quiero la cabeza de ese alfa! —gritaba el rey furioso pero también sospechó del reino Choi.

Por lo que envió guardias a atacar, ya que seguramente estos estaban escondiendo a su hijo para ayudar al suyo y todo había sido un plan para terminar de destrozarlos. También Riki se unió como prometido del omega, por lo que llamó a sus tropas para iniciar una posible guerra contra los Choi debido a la peor traición que sus hijos hicieron al ser pareja.

Tenían que ser encontrados y buscados en todos los reinos cercanos por si acaso, incluso les darían una recompensa al quien diera información de aquellos dos, cuales seguramente ahora estaban escondidos de una orda de soldados tras de ellos, y de una futura guerra que comenzaría.

Beomgyu sólo lloraba desconsolado dentro del castillo, no porque Sunoo estuviera desaparecido, sino porque la felicidad de este probablemente terminaría como la vida del alfa una vez que los encontrarán.

A su lado Kazuha apareció de la nada pero no tenía un sonrisa en su rostro, estaba cansada la hermosa diosa de aquello.

El omega la miró y sólo pensó en pedirle ayuda, afortunadamente nadie estaba dentro del castillo para darse cuenta de ambos.

Kazuha tenía en cabello negro con unas hermosas estrellas que parecían reales, cuales brillaban en la oscuridad, vestía ahora un vestido de color azul, y sus labios ahora eran rosas, sin embargo ahora estaba seria.

—Te advertí que debías cuidar a tu hijo, porque sino, yo me lo llevaría. —dijo con su voz apagada, mientras ella le quitaba los pétalos a una flor.

—Lo quiero tanto, pero no supe protegerlo de su propio padre. —lloró Beomgyu sintiéndose culpable, la diosa tenía razón.

Ella le dió el regalo más hermoso y el no pudo cumplir su parte, en cambio Kazuha solo le extendió la flor con pocos petalos para solo decirle las siguientes palabras:  

—Cuando el último pétalo caiga, el eclipse comenzará.

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