𝐭𝐰𝐞𝐥𝐯𝐞
[12] 𝐥𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐛𝐨𝐫𝐫𝐚𝐜𝐡𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐭𝐮 𝐯𝐢𝐝𝐚
Las gotas de sudor caían por mi espalda, tenía el pelo empapado por el calor que hacía allí. Movía mis caderas al son de The Neighbourhood, con Finn disfrutando de la música en frente a mi, intentando seguir el ritmo. Habían pasado tan sólo tres horas desde que la fiesta había empezado, iba por mi cuarto cubata y notaba como el alcohol iba subiendo poco a poco.
— Te ves realmente preciosa — me susurró el moreno al oído.
— ¡Tú luces sexy Finn!— grité y empecé a saltar. Él rió.
Jojo se acercó hasta nosotros con Hunter moviendo su cuerpo con la música. Una sonrisa se dibujó en mi rostro y me abalancé sobre sus brazos cuando la tenía a escasos centímetros de distancia.
— ¡Jooooooojo!— grité alargando la o.
— Ya veo que te ha subido el alcohol— dijo y vi como Finn asentía mientras una risa tonta se escapaba por su boca.
— Solo un poquito— hice un gesto con los dedos y Hunter soltó una carcajada.
— Anderson, te vamos a robar a la chica un rato— el moreno le dio unas palmaditas a Finn en la espalda y entre los dos me arrastraron hasta dentro de una caseta.
Dentro había dos sillones ocupados por dos chicos rubios fumando marihuana. Hice un gesto de vomito al oler aquella mierda, enseguida uno de los dos fijó su mirada en mi.
— ¿Que miras?— espeté, este me miró sorprendido y volvió la mirada a su amigo.
— No te voy a dejar volver a beber nunca más— me dijo Hunter mientras me agarraba la mano y me sentaba en un sofá con Jo.
— ¡Charlotte!— gritó Mags tirandose a mi lado.
— Genial, otra que tal baila— se quejó el moreno— Ahora vuelvo, no os mováis.
Joshepine, la única sobria en esos instantes, asintió, mientras que Maggie y yo nos reíamos de lo estúpidas que nos veíamos.
— Vayamos a bailar— le dije a la rubia y esta asintió.
— Nadie se mueve de aquí— Jojo se colocó entre nosotras, impidiendo que pasásemos hacia la zona de la piscina— Ahora mismo estáis a mi cargo, así que cero tonterías.
— Si, claro— ironizó la rubia, dio unos pasos hacia delante pero el brazo de Jo le impidió moverse más.
— Jojo déjanos pasar— intenté andar pero mi equilibrio falló y terminé sentada en el suelo. Mags me miró por un par de segundos y luego las dos comenzamos a reírnos.
— He dicho que nadie se mueve de aquí.
Mis ojos se abrieron como platos y me fijé en los sillones de la esquina donde estaban aquel par de chicos con la maría. Sonreí como una tonta e intenté captar su atención.
— ¡Chicos!— grité desde el suelo, mientras que Mags me ayudaba a subir— Vosotros, los de la maría.
El que me había mirado antes volvió a fijar sus oscuros ojos en mi. Miró a su amigo y los dos susurraron algo que no llegué a escuchar.
— ¿Que ocurre guapa?— dijo posicionándose al lado de Jojo.
— Necesitamos ayuda, nuestra amiga quiere follar contigo— rió Mags.
— ¡Maggie!— le di un golpe en el brazo — Tienes que ser más caballerosa.
El rubio y su amigo rieron. A pesar de tener el mismo tono de color en el pelo, eran totalmente distintos; uno era alto y con unas pecas que lo hacían característico en él, mientras que el otro era un poco más bajo.
— ¿Quieres ir a bailar?— le dijo a Jojo el alto.
— Chicas no vais a conseguir que os deje en paz — evitando la pregunta del chico, ella nos miró enfurecida.
— Querida— Mags hipó — Este chico está muy bueno, aprovecha.
Reí por las palabras de la rubia. Él chico se acercó al oído de Jo para decirle algo, Maggie y yo nos miramos divertidas.
— Chicas— susurró— No os voy a dejar solas.
— Que pesada— solté— Ve a divertirte con el muchacho.
— Tienen razón— se unió el chico. Sonreí victoriosa.
— Solo queremos bailar— me apoyé en el hombro de Maggie— No vamos a hacer nada malo, te lo prometo.
— Está bien, pero os tendré vigiladas— dijo y fuimos corriendo hacia la pista.
• • •
Mags empezó a bailar con un chico pelirrojo que no había visto en mi vida, supuse que no era del instituto. Reí como una tonta, sin saber muy bien el motivo y moví mis caderas con Don Omar de fondo. Una chica pasó por mi lado con un vaso en su mano, le arranqué este y le di un sorbo.
— ¿Que cojones haces? — masculló.
— Relájate cariño— seguí bailando mientras le devolvía el vaso— Mueve esas curvas conmigo.
— Zorra— susurró.
— ¿Que has dicho? — Agarré a la chica del cabello oscuro de la mano e impedí que se fuera.
— Eres una zorra— repitió con una falsa sonrisa dibujada en su rostro.
El alcohol corría por mis venas a toda prisa, notaba como me ardía la barriga y las ganas de reventarle la cara a esa chica crecían. Empecé a tambalearme mientras que mis ojos se comenzaban a nublar.
— Perra— espeté.
Cerré mi mano derecha en puño y lo estampé en la cara de aquella chica y una gota de sangre salió por la nariz de esta. La pelinegra se limpió la sangre y clavó su furiosa mirada en mi. La gente se juntó, formando un coro para ver qué ocurría allí.
— ¿Quien coño te crees?— Sus manos fueron directas a mi pecho, causando que me desequilibrara y cayera de espaldas a la piscina.
Choqué con el suelo de la piscina mientras el agua entraba por los orificios de mi nariz.
Comencé a nadar para llegar a la superficie y cuando mi cabeza alcanzó esta cogí aire.
— Charlotte— escuché la voz de Zane.
Unos brazos me rodearon y me ayudaron a salir de la piscina. Notaba la mirada de la gente sobre mi, pero mi poco equilibrio no me dejaba reaccionar.
— ¿Zane?— dije cuando reconocí la cabellera rubia. Él me colocó en una tumbona y me tapó con una toalla— Gracias— sonreí como una tonta.
Mis ojos se empezaron a aclarar, dejándome ver al rubio sentado en una esquina mirándome con unos ojos llenos de tristeza.
— Toma— me dio un vaso— Bebe agua, te ayudará a bajar el alcohol— me recosté en la tumbona y bebí de este.
— ¡Joder!— escuché esa voz grave— ¿En que cojones estabas pensado Lotty?
— Tranquilo Brandy.
— ¿Como que tranquilo?— gritó furioso quedándose enfrente a mi— ¿Tu sabes lo grave que es la situación? No sabes beber con control.
— Déjame vivir— me recosté, dándole la espalda a mi mellizo.
— Charlotte levántate ahora mismo— hice oídos sordos.
— Oye hermano— escuche hablar a Zane — No está en condiciones, ya le echarás mañana la bronca.
— Escúchame— Brandon evitó al rubio— ¡Que me mires a los ojos! — mi mellizo me agarró del brazo para que nuestros ojos se juntaran, sus uñas se clavaron tan profundas en mi piel que este alcanzó a dejarme marca— ¿Quien cojones te crees Charlotte? ¿Que por ahora ser la amiguita de Bradley vas a ir a cada fiesta del instituto y pillarte estas borracheras? Eres una maldita pringada, ¿Que haces pegándole a esa puta niña?
Mi corazón frenó por un momento, fue como si el alcohol bajara tan rápido que la borrachera desapareciera. Mis ojos se llenaron de lágrimas, esas palabras habían ido con maldad y sabía que en el fondo Brandon realmente pensaba eso.
— Charlotte yo no quería decir eso— dijo mientras yo me levantaba y me ponía de pie, dándole la espalda— Charlie por favor háblame, no era eso lo que quería decir.
— Será mejor que te vayas— sugirió Zane.
— No me voy a ningún lado— mi mellizo empujó al rubio y este negó con la cabeza— Contéstame por favor.
—¡Vete!— grité mientras las lágrimas seguían corriendo por mis mejillas.
Noté los brazos de Zane rodearme y vi como mi hermano desaparecía en la pista de baile.
Rompí en llanto y abracé fuerte al rubio.
— Estoy seguro de que él no quería decir eso— intentó consolarme y escondí mi cabeza en su pecho— Es solo la mezcla de el alcohol y la adrenalina, fijo que lo arregláis mañana.
Subí la mirada hasta que nuestros ojos se juntaron, sonreí en forma de agradecimiento y este copió mi acción. Unas sirenas empezaron a retumbar por toda la piscina.
— Mierda— masculló— La policía.
Los gritos de los adolescentes empezaron a inundar aquel lugar. Veía a los chicos y chicas correr de un lado al otro, para llegar a sus respectivos vehículos.
— ¡Lotty!— quité mi atención del panorama y vi a Zane corriendo hacia la puerta— ¡Corre!
— ¿Donde están mis amigos?— le pregunté cuando me posicioné a su lado. Este me agarró de la mano y me llevo al parking— No me voy a ir sin ellos Zane.
— Charlie, por favor — colocó sus manos en mis mofletes— Si los cogen no podrás ayudarlos desde la cárcel, no te servirá de nada quedarte ahí.
Sin contestar a lo que me acaba de decir, el rubio me pasó un casco y me lo coloqué en la cabeza. Rápidamente Zane subió en la moto y me ofreció su mano para ir con él.
— Está bien— subí y rodeé con fuerza su cadera con mis brazos.
Los policías entraban a la piscina corriendo. Veía a lo lejos como habían cogido a un par de adolescentes, uno de ellos era el que se encontraba fumando marihuana en los sillones de la caseta. Rezaba para que a mis amigos no les pasara nada.
— ¡Tapa la matricula!— me gritó cuando un policía trató de sacar una foto. Coloqué mi mano encima de esta y arrancamos hacia mi casa.
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