𝐟𝐨𝐮𝐫
[4] 𝐥𝐚 𝐠𝐫𝐚𝐧 𝐟𝐢𝐞𝐬𝐭𝐚
— Deberíamos hacer un brindis por Charlotte — dijo Cedric— Por venir a la fiesta y por estar tan guapa esta noche.
— ¡Si! — gritaron a unísono los amigos a excepción de Bradley, que estaba concentrado en su bebida.
Me sonrojé por las palabras de Cedric. Se puede decir que es un chico que siempre me gustó, siempre fue el más maduro del grupo y el más guapo.
Los cuatro amigos brindaron sus copas y gritaron Por Lotty, provocando que en mi rostro se dibujase una sonrisa.Todos reímos y nos tiramos en los sofás junto a Bradley.
— ¿Qué pasa te han rechazado?— le vaciló Brandon por su pockerface.
— Muy gracioso— le respondió secante.
— Venga chicos— captó nuestra atención Zane — Juguemos a algo.
— ¿Qué tenéis cinco años?— reí — ¿Es que vais a jugar ahora al escondite borrachos?
— Que chistosa estas esta noche señorita Miller — Zane chocó su hombro con el mío.
— No, vamos a jugar al yo nunca — dijo Bradley mientras clavaba sus ojos en mi.
— Está bien— dijo Brandon — Charlie llama a tus amigas para que vengan.
Asentí y le grité a Maggie para que se acercaran. Ella con su corta melena bien peinada empezó a echarme la bronca cuando se sentó a mi lado.
— Querida, ¿que haces con un moño en la cabeza? — Clavó sus zarpas en la goma del pelo y dejó que este cayera por toda mi espalda — No he estado toda una hora planchandolo para nada.
Hunter y yo reímos.
— ¿Que vamos a hacer ?— preguntó Jo.
— Jugaremos al yo nunca— dijo Brandon y en la boca de mi amiga se dibujó una O.
— ¡De puta madre! — gritó Maggie y no pude evitar reír por su comportamiento.
— Me cae bien tu amiga— me dijo Zane.
• • •
— Yo nunca he hecho un trio — siguió Finn el juego y de seguido Brandon, Zane y Maggie bebieron.
— Brandon — solté sorprendida.
— ¿De que te sorprendes? — dijo secante Aiden— Tú hermano no es una monja como tú.
Brandon le pegó en el brazo para llamarle la atención, yo sorprendida por su actitud negué con la cabeza.
— Ya veo que tu orgullo de fuckboy nunca se irá— dije ya cansada de su actitud.
Conozco a estos cuatro amigos desde muy pequeña, he crecido con ellos y son realmente amables y cariñosos, pero cuando se trata de popularidad y orgullo Aiden es el primero en hacer sufrir a quien haga falta.
— Y tu sentimiento de virgen tampoco.
—¿De que vas?— le soltó mi hermano.
Me levanté harta y fui directa a la cocina, echando humo por la cabeza. Cogí la botella de vodka que estaba encima de la isla central y comencé a beber sin mezcla alguna.
Aiden Bradley llevaba toda la noche y por no decir toda la semana, haciéndome putadas y estaba cansada de su masculinidad frágil.
— Eh frena — dijo Finn mientras cogía el vodka y lo dejaba otra vez en la mesa — Eso no te sentará nada bien.
— Me da igual, devuélvemela— grité.
— No— se limitó a decir — Vamos a despejar la mente, lo necesitas.
Finn me cogió la mano y me arrastró hasta la pista de baile mientras Paulo Londra empezaba a sonar por los altavoces.
— Déjate llevar — me susurró al oído.
Anderson colocó sus manos en mi cintura y yo las mías al rededor de su cuello. Notaba el calor del alcohol subir por todo mi cuerpo a la vez que nosotros dos movíamos las caderas. Ahora mismo sentía como si él y yo fuésemos los únicos seres en aquella fiesta y en aquella sala.
— Hoy estas realmente preciosa— dijo haciendo que mis mejillas se tornaran de un rojo intenso. Esta noche estaba recibiendo todo tipo de piropos.
— Gracias— nuestras miradas se juntaron, provocando una piscina de mariposas en mi estómago.
El dj de la fiesta captó la atención de todos los presentes mientras ponía una canción lenta de Lewis Capaldi.
— ¡Es la hora de los tortolitos!— gritó — ¡Que florezca el amor!
Hunter y Maggie se pusieron a hacer el tonto al rededor de todo el mundo, y por encima del hombro vi como Brandon le pedía a Jo un baile. Sonreí inconscientemente.
— Ves — captó mi atención Finn haciendo que nuestras miradas se juntasen otra vez pero sin dejar de bailar pegados— Al final mereció la pena venir a la fiesta.
— ¿Por qué lo dices?
— Tú amiga esta bailando con el chico que le gusta, tus dos amigos raros parecen pasarlo bien— empezó a enumerar — y tú y yo.
— Tú y yo, ¿que?— pregunté.
Finn colocó sus manos en mi cuello y antes de hacer nada hizo un pequeño contacto con mis labios, para luego estrellar los suyos contra los míos. Fue el mejor beso que me han dado en mucho tiempo.
Cuando nos separamos por falta de aire ninguno dijo nada, apoyé mi cabeza en el pecho de este y seguimos bailando al son de la música.
• • •
— Creo que le voy a tener que echar un ojo a Finn— me sorprendió mi hermano entrando en la cocina.
— Solo ha sido un beso — dije mientras mezclaba vodka con kas.
— Bueno y también tendré que controlarte con el alcohol— sorprendido, se sentó en la isla central y no pude evitar hacerle una burla.— ¿Has visto a Bradley? — dijo apartando el tema.
— No, y tampoco me interesa— me senté a su lado mientras disfrutaba de la bebida y visualizaba el panorama de la fiesta.
— Desde que os vió besaros a ti y a Finn le perdí el rastro.
— Tu amigo es un imbecil— me limité a decir.
— También fue tu amigo un día— levantó levemente sus hombros y yo negué con la cabeza.
— No todas las amistades duran para siempre, éramos unos enanos.
Brandon sonrió con debilidad, no le quitaba el ojo de encima a Jo y esta, con el alcohol recorriendo por sus venas, intentaba bailar y llamar la antención de mi mellizo para que fuese junto a ella.
— Anda ve— le dije.
— ¿Seguro?— asentí— Vale, pero prométeme que buscarás a Bradley.
— Te lo prometo— me dio un beso en la mejilla y se fue junto a Jo.
Con mi bebida en la mano subí escaleras arriba en busca de Aiden. Abrí la puerta de su habitación, supuse que ahí sería donde se refugiaría.
— Aiden— lo llamé, pero este no contestó. — Aiden, joder madura.
— No te he pedido que vinieras— gritó y entonces lo ví.
Me acerqué hasta la ventana abierta y allí estaba, sentado en el tejado. Pasé una pierna y luego la otra, e intenté no caer al vacío.
— Aiden— dije mientras me sentaba a su lado.
— ¿Sabes?— clavó sus ojos en mí— Mi nombre suena perfecto en tu boca.
Su pelo mojado chocaba con su frente a la vez que el agua corría por todos sus brazos.
— ¿Qué te ha pasado?— le pregunté, evitando su comentario.
— Clarissa — supuse que era aquella animadora tan desagradable— Ella me tiró todo el alcohol por defenderte— soltó y al segundo apartó la mirada.
— ¿De que hablas?
— Da igual Charlotte— dijo y miró las estrellas.
Serían las tres de la mañana y a esta fiesta aún le quedaban un par de horas y un par de dramas más.
— Echo de menos al Aiden que jugaba conmigo en esta casa— dije cortando el silencio y me arrepentí al segundo de decirlo.
Me miró y respiró tan fuerte que podría provocar una ventisca en mi pelo.
— Mi momento favorito de la semana eran los sábados a la tarde— volvió a juntar nuestras miradas— Brandon, tú y yo jugábamos siempre en el jardín para luego cenar juntos.
— De pequeños lo pasábamos muy bien— los dos sonreímos— Una pena que el instituto nos haya cambiado por completo.
Aparté la mirada colocándola en el horizonte, creando un nuevo silencio entre los dos.
— Lotty — susurró, provocando que de mi boca saliese un Ajá.
Aiden colocó sin pensárselo dos veces sus manos en mi cuello, uniendo nuestros labios, haciendo que nuestras lenguas bailasen a ritmo dentro de nuestras bocas.
— Aiden yo— comencé a decir cuando nos apartamos por falta de aire— No creo que esto haya sido una buena idea, no quiero jugar a esto.
— Yo no estoy jugando Miller.
— Debería irme.
Y sin dejarle tiempo de explicación, me colé por la ventana para adentrarme de nuevo en su habitación y corrí hacia la pista de baile.
— ¡Eh pequeña!— gritó Hunter, quien estaba en la pista de baile con el resto de mis amigas — ¿Dónde te has metido durante toda la noche?
— De aquí para ya— dije sin más importancia — ¿Bailamos?
— ¡Estaba esperando a que lo dijeras!— gritó de alegría Jo mientras le daba otro sorbo a su bebida.
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