Capítulo 45.
Luego del ambiente tenso en la mansión de los Jeon el día siguiente, que era sábado, los dos varones estaban desayunando. Los padres del pelinegro se habían ido quién sabe dónde junto con Ji Hyun, tampoco es cómo si le interesara. Éste se había decidido llevar a Jimin a la playa, después de todo, su pelirubio quería ir. No necesitaba a sus padres para una salida, aprovecharía para que el omega se distraiga y no pensara que era un intruso en aquel lugar.
—¿A-Alfa? —dijo con la voz nerviosa. —Te amo.
—Yo más amor. —sonrió Jeon. —¿Ya alístate tu ropa?
Jimin asintió y con un poco más de confianza se acercó para besarlo en los labios. El alfa se lo devolvió mientras le acariciaba la mejilla. Hee Sook los vio sin decir nada, pero por dentro tenía una sonrisa, le agradaba que no hubieran corrido a Jimin, porque ya se había encariñado con el omega.
Terminaron de desayunar y subieron para darse una ducha relajante antes de volver a bajar con todas las maletas. Su hermano y las pocas empleadas que trabajaban los fines de semana se despidieron de ellos. Jungkook se subió en el auto luego de poner todas las maletas en el cajón del coche. Jimin les dedicó una sonrisa antes de que el carro desapareciera de los ojos de ellos.
La carretera estaba tranquila, les tomaría al menos unas cuatro horas en llegar. Jimin veía todo el camino con los ojos bien abiertos. El alfa sonrió al verlo, le encantaba la inocencia que el omega mostraba en todo. Nunca encontraba nada malo en Jimin, cada día lo veía más perfecto que el anterior. A sus ojos era el ser perfecto, no existía ni un solo error en lo que Jimin era, amaba su hermosa sonrisa, sus ojos, sus sonrojos, amaba todo lo que Jimin odiaba de sí mismo.
La voz de Jimin lo sacó de su trance. Parpadeó varias veces antes de ponerle atención.
—Lo siento amor, estaba pensando. —se disculpó.
—¿En qué pensabas m-mi amor? —se atrevió a decir con cariño y un violento sonrojo.
—En que eres perfecto. —Jimin desvió la mirada. —Eres lo más perfecto que ha pisado este planeta.
Jimin negó con la cabeza sin verlo.
—No lo soy...
—Jimin. —advirtió Jungkook.
—No lo soy alfa... tengo muchas imperfecciones, soy muy terco, no entiendo como me soportas, como quieres a este inútil de aquí. —alzó los hombros y los dejó caer. —No te molestes... pero prefiero ser sincero.
—Tú eres perfecto. —dijo Jungkook serio. —Y si supieras valorarte como debes, entenderías el tesoro que yo veo en ti.
—Alfa...
—Porque te amo, amo todo lo que eres y representas. Porque amo tus virtudes y defectos. Amo tus perfectas imperfecciones. Y definitivamente amo lo que haces en mí y el hecho de que seas mi omega.
Los mieles de Jimin soltaban lágrimas rebeldes. Miraba a su alfa con el amor que nunca le tuvo a nadie, las palabras, la sinceridad con la que hablaba le había llegado al corazón. En su vida nunca lo habían amado, todos sus recuerdos eran de maltratos y desprecios, conocer a Jungkook fue su milagro y sueño cumplido. Sentir el amor de un alfa, sentir las sensaciones que sólo alguien que te ama te puede brindar, ese amor inigualable con el que sientes que podrías vivir por siempre.
Y si las cosas tienen un mal comienzo, ten fe de que es porque algo mejor se aproxima. Si la vida te odia, sé fuerte para que no llegue el día donde tengas que contar todas las veces que te haz rendido, si sientes que ya no puedes, toma un respiro y relájate antes de seguir adelante.
Porque a pesar de todo, Jimin había conservado esa pequeña esperanza de tener a alguien a su lado, sus pensamientos habían sido escuchados y ahora tenía a Jungkook. El alfa lo miró y sonrió.
—Eres lo mejor que me ha pasado en veinticuatro jodidos años Jimin y no pienso dejarte ir.
♦♦♦
Min Ho.
¿Qué decir sobre este omega? Su mayor defecto era la bondad que poseía en su corazón. Estaba en un dilema muy grande, le había dicho al alfa que le diera un día para poder pensar bien en su decisión.
Sus malditas razones para quedarse y no hacerlo estaban empatadas. Necesitaba a Jin, él era su alfa, y alejarse del castaño le traería mucho dolor que quizás afecte a su pequeño, pues los sentidos de Min estaban conectados con el pequeño que estaba creciendo en su pancita. Luego venía el hecho de que el alfa podía perder el control de nuevo y contrastaba lo que decía.
Pensaba en la humillación que Jin pasó gracias a él, pero también iba a llegar el día donde el alfa le diría que continuaba amando a Jungkook. Su omega le ordenaba quedarse, y su parte humana lo obligaba a irse.
¿Entonces? ¿Qué debía hacer?
Su tiempo se agotaba, su mente era una tortura y a él sólo le quedaba llorar, llorar de dolor, de enojo, de felicidad, entre otros sentimientos. Qué difícil es cuando el corazón no se pone de acuerdo con la mente, dos caminos diferentes que tomar para un alma rota.
Ya ni siquiera sabía si debía confiar en la palabra del alfa. Aunque no entendía por qué se complicaba si estaba dispuesto a hacerlo. Miró la hora mientras se secaba las lágrimas. Eran las siete y Jin llegaría en una hora.
Una hora para poder pensar mejor su decisión. Aunque ya estaba casi seguro de lo que sería.
♦♦♦
Muchas, pero muchas fotos estaban en el teléfono del alfa, capturas donde su omega sonreía cuando el agua del mar le tocaba sus pies desnudos. Donde jugaba con la arena, incluso un vídeo donde corría cuando una ola grande se acercaba a la orilla para deshacerse en la arena y descender su tamaño. Jungkook sólo reía al ver lo tierno que era. Ambos con una pantaloneta cubriéndoles el cuerpo y unas bebidas en la mano.
Eso fue en la tarde, ahora ellos estaban fuera de la cabaña que pertenecía a la familia del alfa. Como era de noche, ya no estaban semidesnudos. Jimin tenía una rama con un malvavisco en la punta, sentado entre las piernas de su alfa, el mayor tenía lo mismo mientras que su mano reposaba en el estómago del omega por debajo de su camisa, tratando de quemar las golosinas en la fogata frente a ellos.
—Jimin. —murmuró Jeon. —Tengo que decirte algo.
El omega lo miró y se recostó mejor en su pecho. Jungkook besó su mejilla.
—Pero antes de decirlo, quiero conocerte mejor. —dijo besando el hombro del omega. —Quiero saber tu historia Jimin.
El omega bajó la mirada. Los recuerdos que a veces no lo dejaban dormir era lo que más temía decir en voz alta. Suspiró y vio como el malvavisco se tostaba lentamente. Jeon lo esperaba con paciencia, de seguro era difícil y eso costaba. Le dio caricias, le susurró cosas lindas para tranquilizarlo.
Luego de unos minutos habló.
—Yo nací en Japón. —dijo bajito, Jungkook puso cada nervio de atención lo que decía. —Sabes que para definir nuestros géneros tenemos que esperar hasta los diez años.
Jungkook asintió.
—Mis padres siempre quisieron alfas en la familia, yo tenía un hermano, Jackson. Él era el orgullo de todos cuando se dieron cuenta que era alfa. Entonces llegó mi turno, un día desperté oliendo a flores y aire de bosque fresco.
Instintivamente el alfa dio una profunda respiración, amaba el olor de Jimin, era tan delicado, olía igual a lo que había dicho anteriormente.
—L-Luego... me vieron con asco, m-me desconocieron de su familia...—los ojos mieles del omega se opacaron. —Nos trasladamos a Corea por cuestiones de trabajo de mi papá, pero me trajeron con ellos solo para ser su esclavo...—tomó un poco de aire. —Ni siquiera me trataban como su hijo... si no que me obligaban a hacer todas las tareas de la casa sin ningún error, me daban poca comida, a veces ni me daban. Cuando entré al colegio a los doce, al menos tenía un momento de paz, un poco, porque los niños alfas les gustaba molestarme...
La esencia de enojo estaba siendo emanada del cuerpo del alfa. Jimin se acurrucó más en él.
—Viví cinco años de maltratos y abusos por parte de mi familia. Por parte de mis compañeros. Hasta que luego de una pelea de mis padres, en la cual no estaba involucrado, me corrieron de la casa; lanzaron mi ropa desde la ventana de mi habitación, sacaron mi cama para prenderle fuego en el patio, me destruyeron todos mis cuadernos de la escuela, mis muñequitos los destruyeron, y me dejaron en una ciudad desconocida.
Jungkook apretaba los puños con fuerza. Con solo imaginarse lo que su omega le estaba diciendo le daba ganas de matar personalmente a esos que se atrevieron a dañar a su chico. Él se imaginaba a un Jimin más pequeño, un tierno chico que necesita protección.
—Q-Quedé huérfano a la edad de quince años...—lloró. —Solo, sin nadie, me robaron la poca ropa que tenía, todos me veían con asco, ¿sabes lo difícil que es no poder bañarte y oler mal todos los días? —sorbió su nariz. —Mi primer celo llegó cuando le estaba pidiendo unas cuantas monedas a una chica para un trozo de pan, recuerdo que todos los alfas me miraron y me persiguieron por largas horas, no se daban por vencidos...
—Ay amor...
—Mis comidas salían de la basura, los sobros de la cocina, de bares, panaderías, restaurantes y hoteles...
De pronto el alfa de Jungkook quería llorar.
—Muchas veces me golpearon, intentaron violarme, raptarme, incluso drogarme. Pero en todas logré escapar. Fueron días de lluvias y frío, de hambre y lágrimas. Hasta que...
—¿Hasta que, qué? —dijo Jungkook, quería verse fuerte para el omega.
—Un día conocí a Suga fuera de un bar...—susurró con una sonrisa. —La primera no pasó nada pero luego la vida volvió a juntarnos y él me llevó a su casa.
Jungkook, aunque nunca lo diría en voz alta, sintió un profundo agradecimiento hacia su asistente. Ese inútil que lo soportaba y trataba de cumplir todas sus exigencias.
—Me alimentó, me vistió y me cuidó como nunca en mi vida. Luego me hizo la mejor pregunta de toda mi vida. —los ojos de Jimin empezaron a soltar más y más lágrimas. —M-Me dijo: "¿Q-Quisieras s-ser el omega de J-Jeon Jungkook?" —y el sollozó salió de sus labios.
Sí, Jungkook ya no pudo contener la lágrima que se le escapó, sus ojos comenzaron a picar y abrazó a su pelirubio con fuerza, escondiendo su rostro en el hombro de Jimin. El omega dejaba salir todo lo que retenía en este tiempo. Posó sus manos sobre las de su alfa, se removió buscando más de su contacto, sintiendo su camisa mojada.
—Al día siguiente, temprano, fue cuando te vi. Nuestras miradas se conectaron. Lo primero que mis ojos vieron fueron un par de ojos tan hermosos. Me analizaste desde los pies hasta la cabeza poniéndome nervioso. Sonreíste coqueto y te acercaste. —dijo Jimin acariciando el cabello del mayor. —Y aunque suene tonto, te amé desde que te vi. Sí, sin conocerte, sin saber nada de ti. Me enamoré.
Las mejillas de ambos estaban empapadas en agua salada. Habían encontrado tantos sentimientos en unas horas, que cada vez más, ellos se sentían más cercanos. Sus corazones latían en sincronía en cuanto se quedaron en silencio llorando.
Miró a su omega y lo besó en los labios, Jimin acarició la mejilla de su alfa con amor, removiendo las gotas de agua que delataban que estaba sintiendo lo que él sentía, saber que sólo Jungkook y nadie más que él compartía su sentimiento más profundo, le alegraba el corazón, ahora sentía un peso menos. Quedaron un lindo momento donde sus labios eran los que se movían solos sobre los ajenos.
—Y ahora, te tengo a ti. —sonrió Jimin.
—Lamento todo...—dijo el alfa. —Lamento todo lo que te ha pasado, lamento no estar ahí pequeño...—dijo con tristeza.
—No importa, porque ahora estás conmigo...
—Y nunca te dejaré...
—Eres mi alfa...
—Y tú mi omega...
—Hasta la muerte. —dijeron al unísono. Sus voces combinadas sonaron al mismo tiempo creando un sonido hermoso.
Sus cuerpos se fusionaban, sus partes animales se movían de amor puro mientras que ellos eran sólo uno, un cuerpo, un corazón. Un nudo y definitivamente un amor en llamas.
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