Capítulo 39.
Sus cuerpos continuaban unidos conforme el nudo se llevaba a cabo.
El alfa no se separaba de los labios del omega, no se movían, simplemente estaban quietos mientras que sus bocas se mezclaban sin parar.
Jimin nunca llegó a pensar que recibiría el nudo de un alfa, no mientras viviera, había soñado muchas veces con este momento que no podía creer que estuviera sucediendo, y lo mejor de todo era que se trataba de Jungkook, era el pelinegro que lo estaba apartando, el nudo significaba el primer paso para un lazo, y ese lazo consistía en una vida entera juntos.
Nada podía ser mejor que eso.
No esperen, sí podía. El cuello del omega cosquilleaba con sólo imaginar la mordida de Jungkook, apostaba a que era una exquisita sensación. Si el nudo, dejando de lado un poco el dolor que causaba, se sentía bien en su interior, definitivamente la mordida lo mataría de felicidad y placer.
—Jimin. —la voz del alfa lo sacó de sus pensamientos. —Nada de secretos entre nosotros a partir de ahora. —murmuró con la voz débil.
El omega asintió.
—Nunca más. —dijo acariciando la espalda de Jungkook.
—Jimin te amo...—el omega sin duda sentía que su corazón no aguantaría. —Te amo mucho...
—Yo más alfa...—dijo sonriendo. —Eres mí único alfa, no existe ninguno otro para mí.
El pequeño sintió la presión liberarse de su trasero, el nudo había acabado, dejándole un piquete a Jimin en su interior que provocaba una ligera molestia, como propiedad de Jungkook al olor de los demás alfas.
Agradeció al cielo por haber compartido uno de los momentos más especiales de su vida con el mayor, cuando estaba en las calles, se preguntaba lo que sería compartir un nudo y tener una mordida sobre su cuello y miren ahí estaba, haciendo realidad uno de sus sueños.
El alfa salió de él con lentitud, como si no quisiera abandonar lo que los mantenía unidos. Luego de que su pene estuviera afuera, se acomodó mejor en el cuerpo del omega, abrazándolo. Jimin pronto escuchó los pequeños ronquidos del pelinegro, besó su cabeza y abrazó con fuerza a su hombre , a su alfa, dejándose llevar por el sueño.
♦♦♦
Yoon Gi estaba llorando en los brazos de su mejor amiga. Ji Woo estaba muy triste. Ver a su amigo llorar no era lindo, además, no había ido a trabajar por atender al omega. Min le había contado todo, entre lágrimas y gemidos lastimeros, pero ahora ahí estaba con la desesperación invadiendo su cuerpo.
—No llores Suga...—susurró Ji Woo.
—Me lo merezco, no debí de haber hecho eso desde un principio...—gimió llorando.
—Sí, debías, recuerda que de eso dependía tu trabajo. —la omega le acarició los cabellos.
—Y todo el esfuerzo para nada. —hipó. —¿Por qué siempre todo nos sale mal? ¿Por qué sufrimos?
Ji Woo suspiró.
—No lo se, pero trata de tranquilizarte. —se encogió de hombros y miró a su amigo.
—No es justo... ahora sí que no puedo volver a la empresa.
—No te preocupes, sé que ese estúpido alfa te va a recontratar en cualquier momento. —dijo con una sonrisa.
—Lo peor es que estaba conociendo a un alfa...—dijo bajito. Ji Woo lo miró atenta. —Es lindo.
—Alto ahí, eso no me lo habías contado. —se quejó con el ceño fruncido.
—Lo conocí haciendo las compras con mamá, luego por casualidad del mundo llegó buscando un empleo en la empresa y yo iba a ser su jefe. Y ve, despedido como un perro. —murmuró con la voz cargada de amargura.
—Si es el alfa que te corresponde, entonces la vida se encargará de juntarlos a toda costa.
—Ojalá Ji Woo, ojalá.
♦♦♦
Y decir que Jungkook se había puesto más cariñoso con Jimin desde que amaneció era poco. El alfa estaba mostrando algo que el omega nunca había visto; Jeon se comportaba como un niño enamorado, sin soltar lo que más ama.
Sus labios no se separaban por nada del mundo, bajo el agua de la ducha; Jungkook acariciaba las mejillas del pelirubio con sus manos mientras que el omega lo abrazaba, posando sus delicadas manos sobre la fuerte espalda del alfa. La lengua del mayor exploraba con lentitud la boca del ojimiel, no tenían prisa, Jungkook quería grabarse hasta el último rincón del chico. Sus cuerpos desnudos se rozaban y Jeon amaba el hecho de como Jimin encajaba en sus brazos.
El alfa sonrió cuando Jimin tomó su pene, acariciándolo lentamente. Se separó de los deliciosos labios del menor y lo miró a los ojos.
—¿Quieres hacerlo ahorita, amor? —preguntó el alfa con una sonrisa. —Amo cuando lo acaricias. —el mayor apretó los labios al sentir los inexpertos dedos del omega acariciando su glande.
Jimin asintió tímidamente ante la pregunta. Jungkook dio un pequeño beso casto en sus labios antes de tomarlo por la cintura y voltearlo. Jimin colocó sus manos en la pared. El alfa separó las nalgas del omega, apretándolas un poco en el proceso, para poder encontrar el tesoro que se guardaba. Miró la entrada rosada del menor y la rozó con un dedo. El gemido de Jimin llegó a sus oídos como impulso para llevar su mano a su gran miembro y alinearlo. Un segundos más tarde Jimin tenía la boca abierta sintiendo como su alfa abría paso a través de su interior. Sus piernas flaquearon y si no fuera porque Jungkook tenía sus manos en cada uno de sus pectorales y la cabeza en su espalda mientras se encargaba de moverse, se hubiera caído.
Los besos que Jeon dejaba en la espalda del omega enviaban corrientes eléctricas al cuerpo del chico. Sus pulgares se encapricharon con los pezones del pelirubio y sus dientes tentados a dejar una mordida sobre el hombro del omega.
El agua caía sobre la espalda del alfa, quien no dejaba de empujar lentamente dentro del pelirubio. Jimin arqueó el cuerpo y pegó su espalda en pecho del alfa. Sus manos fueron a las caderas de Jungkook para que continuara con los movimientos. Si por él fuera, no se separaría del alfa. El tan solo sentir como un alfa lo llenaba, le daba el hecho de que lo amaban, su pecho se hinchaba de felicidad.
—Te amo. —murmuró Jimin.
—Yo más, te amo mucho. —Jungkook jadeaba, volteó al omega para quedar frente a frente, necesitaba ver la cara del chico cuando se corriera. Tomó la erección de Jimin y se deleitó masturbándolo.
El omega mordió su labio inferior, apretó las paredes sintiendo mejor el pene del alfa, quien no tardó en liberarse. Era la segunda vez que se corría dentro de Jimin sin usar protección.
Qué protección ni que nada, Jungkook jamás se privaría de algo tan hermoso como sentir a su omega en todo su esplendor. Y sí, estaba consciente de las consecuencias. Pero hey, qué más daba, si un cachorrito llegaba a formarse, no dudaba en que los amaría a los dos por igual.
El nudo sucede cada vez que un alfa y un omega tienen relaciones sexuales, depende de ellos si quieren aceptarlo o no. Pero es algo que el alfa no puede controlar, su parte animal sabe que se está apareando y la humana no puede controlar los cambios en su organismo. Si de verdad se aman, el proceso del lazo se lleva acabo de forma natural.
Por lo cual Jimin estaba recibiendo el nudo de Jungkook otra vez, y eso no podía hacerlos más felices a ambos.
♦♦♦
Min Ho estaba sentado en la oficina que Jin le había dado. Tenía un poco de malestar pero nada que no pudiera controlar. Kim le había dejado varios papeles que llenar desde ayer.
El omega no era empresario, él no sabía llevar acabo contratos y planear nuevos proyectos. Pero llevó un curso de contabilidad cuando estaba un poco más joven, así que podía hacer algo útil en la empresa, al menos para Jin. Una alarma sonó avisando que eran las nueve, lo que quería decir que debía comerse su fruta de ese día, que era un lunes.
Se puso de pie y caminó a su mochila buscando el banano junto con sandía picada. Sí, Jin procuraba que el omega tuviera una buena dieta.
Min Ho estaba un poco distraído, y la razón era que no había visto a su alfa. Suspiró con pesadez tratando de no pensar en él.
Miró su estómago y sonrió. Un hijo de Jin, eso lo había deseado en sus sueños más profundos pero ahora era realidad. Sacó la fruta y el tenedor antes de dirigirse de nuevo al escritorio.
¿Cómo sería el pequeño cachorro? ¿Se parecería a Jin o a él? No sabía pero le emocionaba cualquiera de las dos. Llevó su mano a su estómago, quizás estuviera emanando feromonas de felicidad ahora mismo.
—Verás que te voy a amar mucho. —dijo hablándole a su pancita. —Y quién sabe si tu papi también llegue a enamorarse de ti.
Porque sí, todavía faltaba un buen rato para que naciera y desgraciadamente Min Ho sabía lo descontrolado que Jin era conforme a su actitud.
Suspiró y sus manos trataron de abrir la tapa de la taza. Justo cuando la abrió, el sonido de la puerta llamó su atención.
Jin entró por ésta y miró a Min Ho, el omega lo miró con nervios cuando el alfa no dejaba de apretar los puños y lanzar fuego por sus ojos. Jin cerró la puerta con llave detrás de él.
Y entonces supo que estaba en problemas.
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