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Capítulo 25.


Bien, era oficial. Jimin se estaba mudando a la casa de su alfa. Yoon Gi sonreía al ver lo feliz que se veía el omega. No es como si el menor tuviera muchas cosas que empacar, pero gracias a su omega amigo al menos tenía ropa y zapatos. Jungkook lo esperaba en su auto. 

Jimin se quedó unos momentos despidiéndose de ambos omegas, los abrazó fuertemente sin dejar de murmurar lo agradecido que estaba, también de que los visitaría seguido. Duraron unos minutos más abrazados, compartiendo el amor que habían tomado con el omega.

Jimin se separó y se despidió con una sonrisa. Caminó al auto de Jeon y sonrió cuando sus miradas se encontraron. Jimin abrió la puerta del copiloto y metió su pequeña maleta dentro. Se acercó a la mejilla de su alfa para besarla, pero el alfa fue más rápido y movió su cabeza, conectando sus labios con los del menor.

—¿Todo listo? —preguntó el alfa con una sonrisa de idiota.

—Sí alfa. —dijo el omega y se abrochó el cinturón.

—Bien, porque te tengo una sorpresa. —Jungkook le guiñó un ojo y arrancó el auto.




♦♦♦




Jin estaba en la sala de su casa, no había nada bueno que hacer, sus padres se fueron de viaje a Francia, y no es como si hubiera algo bueno que hacer un domingo además de acosar a Jungkook por sus redes sociales.

Las fotos de su Instagram donde salía sin camisa le provocaban infinitas erecciones. Joder, que era el alfa más hermoso que alguna vez había visto.

Por suerte nunca sería de él.

El timbre de su casa sonó por todos lados. Jin frunció el ceño, pues casi nunca llegaban visitas, menos lo fines de semana, esa casa parecía como una tenebrosa cuando no había nadie. Se colocó un bóxer y se fue a la puerta, abrió esperando a cualquier persona como un cartero o un vendedor de algo.

Pero no, frente a sus ojos estaba Min Ho. El chico lucía triste. Jin lo miró enojado y cerró la puerta de golpe cuando el omega abrió la boca para decir algo.

—Jin, por favor...—escuchó la voz del menor. —Necesito hablar contigo.

—Vete. —escupió enojado. —¿Cómo mierda diste con esta casa? —preguntó a través de la puerta.

—Porque estaba repartiendo periódicos y vi tu auto afuera...—murmuró.

—¿Eres un acosador? ¿Andas buscando joderme las pelotas? —gruñó.

—Jin... déjame entrar por favor...—pidió con la voz quebrada.

El alfa bufó. Se giró y abrió la puerta de mala gana, los ojos del omega fue lo primero que vio.

 Min Ho lo miraba con el brillo tan característico cuando se trataba de Jin. El castaño le hizo un movimiento con la cabeza para que entrara. Dudó por unos momentos antes de entrar, el pelirrojo miró todo a su alrededor con asombro.

—¿Qué quieres? —preguntó el alfa.

—Te extrañaba...—dijo el chico con una sonrisa apenada.

—¿Es en serio? ¿A eso viniste? —Jin se acercó de una manera un poco intimidante.

—Y-Yo... también quería decirte que... lo que pasó no fue nuestra culpa. —musitó bajando la mirada.

—Fue completamente tu culpa, y lo sabes. —dijo enojado. —Lo hiciste al propósito.

—P-Pero... Jin... tú no me dejaste separarme...—dijo con un poco de timidez. —No pude hacer nada, me ganas en fuerza...

—Ajá. Pudiste hacer algo, pudiste apartarme. ¿Y qué hiciste? Quedarte como idiota mientras que me descargaba en ti.

Algo dentro de Jin se removió. Dio una profunda respiración sin que el omega lo notara. El alfa de Jin sabía que estaba aquí, sabía que el omega al que había marcado estaba en ese mismo lugar. Y como la naturaleza hace de las suyas, lo estaba reclamando.

Min Ho estaba sintiendo lo mismo, su cuerpo estaba reconociendo a su alfa. Quería ir a abrazar a Jin, pero su parte humana no lo dejaba.

—No quiero discutir contigo...—dijo el omega. —Quería verte, no importa que me despidieras, sólo... te necesito.

Jin retrocedió tratando de controlar a su alfa cuando el omega dio un paso más cerca de él.

—Aléjate. —advirtió cuando otra oleada le sacudió el cuerpo. Su alfa se estaba desesperando.

—Jin...—otro paso en frente. —Déjame abrazarte...

El alfa respiraba agitadamente. Min Ho no ayudaba en nada.

—Quiero besarte...—murmuró con inocencia.

Eso fue el colmo. El alfa se acercó al chico y fusionó sus labios, sintiendo como su alfa se calmaba de apoco. Min Ho envolvió sus brazos en la cintura desnuda del castaño. Jin lo cargó y lo guio hacia su habitación. Lo dejó sobre la cama y comenzó a quitarle la ropa al omega. 

Min Ho lo miraba, no pudo ocultar su sonrisa cuando vio que Jin, además de desesperado, estaba más feliz. Ya no se le veía ese odio en los ojos, ahora era calma y lujuria. El pequeño alzó las piernas para que su alfa le quitara el bóxer. Jin hizo lo mismo con los suyos y se posicionó en medio de las piernas del omega.

Fueron segundos donde pasó los brazos por debajo de los hombros de Min Ho para abrazarlo mientras que se hundía cada vez más en el interior de chico. Una vez que sólo quedaron sus testículos a la vista, se mantuvo quieto. El omega lo abrazaba por el cuello.

El primer movimiento los hizo jadear a ambos.

—Jin... te quiero. —murmuró el chico.

Las embestidas eran suaves, Jin no soltaba el abrazo que los unía. Sentir la piel del omega lo estaba calmando como nunca antes, su pene se movía con lentitud dentro del chico, sintiendo carne contra carne, rozando y creando una sensación placentera para sus cuerpos. Los gemidos del omega llenaron la habitación.

Min Ho sentía como si le estuviera haciendo el amor.

Los labios del alfa delineaban sus pezones, el glande de Jin abría paso hasta su punto especial, lo que lo hacía derretirse en gemidos. El omega arqueó la espalda cuando Jin dio un leve movimiento en su interior, llegando un poco más profundo.

Entonces el pene de Jin volvió a hincharse. El alfa miró al omega y se quedó quieto, mirando la reacción de Min Ho cuando el nudo se formó en la entrada del chico. El omega se escondió en sus brazos, sentía como si algo se hubiera aferrado a su conducto con fuerza y le estuviera clavando espinas. Jin le acariciaba la espalda mientras tanto.

Unos minutos más tarde y la presión ya no estaba. Ambos varones trataban de recuperar la respiración. Pronto Jin sacó su delicado pene del interior del omega, su semen escurriéndose en la entrada de éste. Su alfa estaba calmado, feliz, y satisfecho.

Desgraciadamente la realidad les cayó encima.

Jin se separó bruscamente y miró con enojo al omega.

—Vete de esta casa y no vuelvas.

—Jin... no, por favor...—pidió el menor mirándolo suplicante.

—O te vas, o te tomo las veces que quiera, y me vale mierda si es en contra de tu voluntad. —dijo amenazador.

Min Ho se mordió el labio inferior. Su omega pidiendo a gritos quedarse con el alfa.

No sabía qué hacer, su mente le gritaba algo y su corazón otra cosa.

La puerta siendo cerrada con seguro lo sacó de sus pensamientos.

—Jin...

—Cállate. —dijo antes de posarse sobre el cuerpo del omega.

Y bueno, solo ellos saben lo siguiente que pasó.





♦♦♦





Jimin y Jungkook estaban caminando. El alfa le cubría los ojos a su chico para que no viera la sorpresa, guiándolo a través de los pasillos de la casa. El omega estaba con sus manos posadas sobre las del pelinegro. Y no necesariamente para tratar de ver qué era lo que le tenía preparado, si no porque amaba la sensación de sus manos juntas.

Sintió como Jungkook se detenía, obligándolo a hacer lo mismo. La sonrisa que tenía Jimin era tan grande, que de seguro le dolían las mejillas.

—Voy a dejarte libre, pero no abras los ojos todavía. —ronroneó Jungkook en el oído del omega. El pequeño asintió.

Sintió como las manos del alfa lo dejaban libre. Mantuvo los ojos cerrados como le ordenaron y esperó alguna señal del rubio.

—Ábrelos. —escuchó que le decía su alfa.

Y lo que sus ojos presenciaron, hizo su corazón acelerarse.




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