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Capítulo 18.


Jimin mordió su labio inferior entre sus dientes, sus dedos se dirigieron temblorosos hacia la tela de su bóxer. El alfa no se perdía ninguno de sus movimientos. El pelirubio desvió la mirada mientras que sentía la tela bajar cada vez más y más hasta que le llegó a las rodillas. Una vez ahí, los dedos del mayor tomaron la prenda y se deshizo de ella lanzándola al suelo.

Los ojos de Jungkook se dilataron. Joder, muchas veces se había acostado con omegas o con betas pero ninguno se comparaba lo que en ese momento estaba en su cama, un pelirubio de ojos cafés, desnudo y con las piernas encogidas dejando la vista de su trasero. Jungkook sentía como si el omega le estuviera gritando indirectamente que se lo follara hasta el amanecer. La belleza de Jimin era inigualable, sus otras conquistas no le llegaban ni a los talones.

Además, Jimin era su omega. Y él era su alfa.

Por mucho que el alfa lo deseara, no podía tomarlo y hacerlo suyo. Faltaba mucho para eso, o no. Quién sabe.

Así que se metió entre las piernas de su omega, pasó las manos por detrás de Jimin y las dejó en la espalda del chico antes de abrazarlo y usarlo como una cómoda almohada. Suspiró el aroma que emanaba el menor, era alegría y una pizca de nervios. El alfa dejó uno que otro beso en el pecho y abdomen del omega.

Sus ojos comenzaron a pesar, sintió la mano del omega acariciar su cabello y eso fue el colmo para que quedara dormido con las piernas de Jimin abrazándolo. El omega duró unos minutos más despierto sólo para admirar la belleza de un alfa durmiendo. Sentía la piel de Jungkook contra la suya y eso le dio una sensación de tranquilidad.

-Te quiero alfa. -dijo en un susurro apenas audible, como si se lo estuviera diciendo a sí mismo más que al pelinegro.

Y con eso cerró los ojos.









♦♦♦






La mañana siguiente llegó con rapidez. Los orbes de Jimin se abrieron lentamente. Miró a su alrededor. Por un momento se alteró al ver que no era la casa de Suga, luego recordó que se había quedado con Jungkook. Buscó la presencia de su alfa en la cama, que estaba deliciosa por cierto, pero no lo encontró. Rebuscó entre las cobijas como si fuera a encontrarlo. Nada, solo eso había. Aunque debía admitir que el olor a alfa lo estaba embriagando, era el olor de Jungkook plasmado en las cobijas, en toda la habitación, el olor que sintió varias veces.

Se puso de pie y miró el enorme espejo que había en la habitación.

-Oops...-dijo cuando cayó en cuenta de que estaba desnudo.

Miró su imagen y se enfocó en una marca púrpura que adornaba su pecho. Obviamente el alfa le había hecho ese chupete cuando estaba dormido. Jimin se sintió avergonzado y a la vez decepcionado por no estar despierto para poder ver como Jeon se encargaba de marcarlo.

Buscó su ropa interior y se la puso antes de tomar una camisa y hacer el mismo procedimiento. Salió por la puerta mirando a ambos lados del pasillo y verificar si había alguien. Al no ver ninguna presencia se dispuso a caminar descalzo escaleras abajo y ver como la sala estaba siendo limpiada por una empleada de ahí.

Carraspeó se garganta llamando la atención de la chica. La beta lo miró y sonrió.

-Buenos días. -saludó la beta. -El Señor Jeon me pidió que te atendiera en todo lo que quisieras. ¿Tienes hambre?

Jimin asintió con el rostro sonrojado.

-Ve a la cocina, ahí está Hee Sook. Pídele lo que desees cariño. -sonrió con ternura. 

-Gracias. -dijo para luego darse la vuelta.

Entró a la cocina, ahí también estaba otra beta lavando unos platos. Jimin le sonrió y se acercó a ella.

-Me dijeron que viniera aquí. -susurró apenado.

-Puedes sentarte. -le dijo la beta. -¿Qué se apetece? -preguntó colocándose un delantal.

-¿Puedo... puedo pedir tocino...? Siempre he querido probarlo...-dijo con vergüenza.

La beta se confundió por el comentario pero no preguntó nada al respecto. Asintió sacando tocino de la refrigeradora mientras que ponía dos pedazos de pan en la tostadora. Tomó dos huevos de un tazón con forma de gallina y los dejó cerca del sartén esperando que se calentara lo suficiente. Luego buscó jugo de naranja y le sirvió al pelirubio.

En unos momentos se encontraba preparando todo. Jimin veía cada movimiento que hacía, pero no le gustaba el silencio; lo odiaba por la simple razón de que le recordaba cuando estaba en la calle, las silenciosas calles de las madrugadas, las veces que deseaba tener a alguien con quien hablar o estar. Las betas no lo ponían nervioso, sólo los alfas, por lo que decidió hablar.

-Me llamo Jimin. -susurró con una sonrisa. -¿Y tú? -preguntó a pesar de que ya la otra beta le hubiera dicho el nombre.

-Hee Sook. -sonrió. -Pero dime Hee.

-Mucho gusto Hee. -dijo apenado. Le agradeció cuando le colocó un plato enorme con mucha comida. Sus ojos brillaron al ver el tocino y su estómago gruñó cuando el olor se coló por su nariz.

Llevó el primer bocado a su boca. Sintió las piernas flaquear y una sensación placentera cuando degustó la carne cocinada. Oh sí, mierda, era sabroso. Una vez cuando iba pasando por un restaurante vio varias personas comiendo tocino, desde ese día había tenido gran antojo por probarlo, y mírenlo, ahí estaba comiendo su amado tocino.

-¿Eres el omega del Señor Jeon? -preguntó la beta.

Jimin asintió con una sonrisa.

-Sí, él es mi alfa.

-Jamás había conocido a ninguno de sus omegas. -murmuró.

-¿Cuántos... cuántos ha tenido? -dijo con un poco de decepción.

-Oh, no. No sé cuántos, me refiero a que nunca he conocido a una pareja de él. ¿Cómo lo conociste? -en ese momento, la beta estaba con sus codos recostados en el desayunador y con las manos sosteniendo su barbilla.

-Es el jefe de... mi primo. -era cierto pero a la vez mentira.

-Eres muy lindo. -dijo la mujer. Jimin se sonrojó. -El Señor Jeon te quiere mucho.

-¿Por qué lo dices? -preguntó curioso, dejando la tostada a medio comer.

-Porque nos ordenó que te atendiéramos en todo. Pero fue el brillo de sus ojos cuando nos dijo que su omega continuaba durmiendo lo que lo delató. Siempre es muy grosero con nosotras, pero hoy fue amable.

El omega no pudo retener la sonrisa que se le escapó.

-Yo... también lo quiero mucho. -se sinceró. -Mucho, mucho.

-Se te nota, bueno Jimin, necesito volver a trabajar. Si deseas algo más avísame, Jungkook me dijo que te dijera que él estaría en la empresa por si quieres llegar.

El pelirubio asintió.

-Gracias.

Terminó su desayuno y salió de la cocina muy satisfecho. Caminó escaleras arriba con una sonrisa. No se dio cuenta de los ojos que lo observaban, cuando llegó hasta arriba vio a Ji Hyun cruzada de brazos. Su expresión no era nada agradable.

-No sé cómo Jungkook puede gustar de ti. -dijo mirando el cuerpo del chico con asco. -Mírate, no tienes fuerza en los brazos ni muchas piernas. Dios... Jin era tan caliente.

El omega no pudo evitar sentirse ofendido. ¿Qué le pasaba a el omega? ¿Por qué le decía eso? No dijo nada y prefirió caminar hasta el cuarto de Jungkook.

-¿Y vas a ignorarme? Eres un cobarde. -escupió siguiéndolo. -Por eso es que los omegas pobres como tu son basura, mírate, no sabes ni devolver una palabra.

Los ojos de Jimin comenzaron a picar. Maldijo la casa por ser tan grande, el cuarto de Jungkook estaba más al final y tenía a un estúpido persiguiéndolo.

-¿Si sabes que Jungkook solo te está utilizando, verdad? -sonrió con zozobra.

Eso lo hizo detenerse. No, no iba a permitir que mintiera acerca de su alfa. Se volteó hacia el chico y lo miró molesto.

-Mi alfa me quiere. -dijo con enojo. -Él me quiere.

-Quiere follarte. -aclaró. -¿Crees que no conozco a mi hermano? Sólo está esperando la oportunidad de abrirte las piernas.

-No es cierto. -volvió a hablar.

-¿Por qué se fijaría en un omega tan feo? -preguntó sonriente.

Al menor le dolieron esas palabras. No, él era lindo. Jungkook se lo había dicho. Pero también sabía que su físico no se comparaba nada al del pelinegro. La sonrisa de satisfacción de Ji Hyun se hizo presente cuando el pelirubio derramó una lágrima. Jimin decidió correr a la habitación de su alfa y cerrar la puerta del cuarto. Se dejó caer al suelo y lloró.

-Soy lindo...-sollozó. -Jungkook me quiere...

Duró una hora exacta lamentándose acerca de su físico. Cuando entró a la ducha se lavó la piel con fuerza, dejando marcas rojas en su cuerpo como señal de odio. Se vistió y decidió salir corriendo de esa casa, no quería estar cerca de el omega, necesitaba sentir los brazos fuertes de Jungkook, que lo calmara y que le dijera que era lindo. Las betas lo miraron preocupadas cuando Jimin se fue tan rápido y con lágrimas en sus ojos. Se preguntaban entre ellas qué había sucedido como para que el chico saliera corriendo de esa forma.


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No me gusta ver llorar a Mochi :(

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