ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ɪɪɪ
Pov Rosé.
Estaba algo incómoda por ir a mi casa con esta completa desconocida pero tenía un buen punto, no quería escuchar la interminable discusión entre Lisa y su novia; acompañar a esta chica me supongo es lo correcto.
No recordaba su nombre así que la llamaría de la forma más ridícula si no me espera; estoy algo nerviosa y enfadada por que no me está esperando y pretende dejarme aquí bien perdida en esta ciudad por cierto. La castaña caminaba a marcha rápida como si quisiera alejarse de mi; si haría eso no me hubiera dicho que me viniera con ella desde el principio.
-¡Hey!- le grito con la esperanza de que detenga su marcha y me espere.
Fracaso total.
-¡Ey!- vuelvo a gritar, esta vez si recibo una respuesta de su parte.
Se detiene y se gira haciendo que quedemos cara a cara.
-Pudiste esperarme- digo una vez la alcanzo.
-Siempre vengo sola, No esperes una disculpa.
Su tono de voz indiferente y extraño me hace cosquillas en los oídos, una rara sensación que sólo siento cuando algo me llama la atención de una manera muy fuerte; me siento una idiota al permanecer en silencio y no contarle a la extraña donde queda mi casa... El tema es que ni siquiera yo sé donde queda mi casa.
-¿Te piensas quedar ahí para siempre o continuar caminando a ningún sitio en específico?.- habló nuevamente.
De nuevo esa sensación se hizo presente.
-¿Por qué me dijiste que viniera contigo si me tratarías como si no tuviera importancia?.- dije con enfado.
-Te di dos opciones; la primera: Quédate y escucha toda la discusión.- explicó. -La segunda: venir conmigo para no escucharla.
Aparte de guapa, sexi y ruda ¿también es insoportable?; mierda el kit completo. Aún así no dejaré que entre a mi vida de otra manera.
-Como sea; ¿al menos te importaría ser más amable conmigo? No soy una de tus amigas.- contraataco.
-Perdona dulzura pero trato así a todo el mundo; no me pidas que cambie por que no lo haré ¿me escuchaste?.- responde con desinterés.
Suelto un bufido y golpeó el aire con mis puños dejándolos a un lado de mi cuerpo; ni han pasado ni siquiera cinco minutos y la coreana me ha sacado de quisio; en serio es insoportable.
-Deberias ser más amable; nadie te querrá con esa actitud de mierda.- dije cruzando mis brazos.
Me parece estúpido estar peleando con ella en plena calle sin ni siquiera conocerla, no sé que saldrá de su boca, no sé ni como piensa; su mirada de estudia de pies a cabeza y hace que me estremezca.
La castaña mantiene su mirada fija en mi como si le hubiera dado un golpe bajo, analizaba cuidadosamente cada movimiento que haría o hacía; mi corazón comenzó a acelerarse debido al nerviosismo que me causaba esta idiota. Por un momento sentí como si mi alma abandonará mi cuerpo, el silencio era mortal, ninguna de las dos sabía quien debería romperlo. Sólo nos mantuvimos así por unos largos segundos, lo único audible era mi respiración anormalizada y el sonido insoportable de la ciudadanía en las calles de Seúl.
-Con el amor que yo me tengo es suficiente, gracias.- dice finalmente.
Se gira nuevamente para continuar su camino dejándome con la cabeza hecha un lío.
Dejé escapar un sonoro suspiro, esta chica me la ha puesto difícil, no quería empezar el trimestre de mal modo; menos pelearme con alguien en mi primer día en Seúl.
Tomé el celular y llame a mi padre para que me pasará nuevamente la dirección de nuestra residencia, soy tan inútil que no la anote cuando mi padre me la dio, un minuto de llamada y fue suficiente para que me la pasará sin preámbulos y con varias bromas a mi por haber olvidado algo tan básico; tengo mis razones papá.
-¡Ey!- le grito a la chica que estaba alejándose de mi poco a poco.
-¿Qué?.- dice con sequedad.
-No sé si te diste cuenta pero, soy nueva en el país y no conozco las calles y eso...
-Al grano niña.- me interrumpe. Dios, que irrespetuosa.
-¿Podrías llevarme a esta dirección?.- le muestro mi teléfono.
Ella parece rumoreaerlo unos momentos hasta que finalmente accede.
Por un momento me sentía fatal por hacerle perder el tiempo pero a la vez recuerdo que ella me dio las opciones y era mi problema; ahora tengo una incomodidad de perros por que nos mantenemos en silencio todo el trayecto, para lo único que rompemos el silencio es para dirigirme por las amplias calles de Seúl.
Me tomo un momento apreciando la belleza de los edificios del lugar; unos más altos que otros y otros unidos con un gran cartel que dejaba a la vista el nombre de "YG ENTERTAINMENT"; la estética de la ciudad es muy variada, unos fuertes colores grises y negros son parte de los gigantes edificios a mi alrededor, los carteles de luces de neón y otras cosas hacen que la ciudad se vea incluso más bella.
He estado observando la ciudad el tiempo necesario como para darme cuenta de que ya estábamos llegando, esta vez memorice cada parte del camino, debía pasar por los grandes edificios al menos dos cuadras; doblar a la izquierda y caminar una cuadra más para finalmente llegar al pequeño barrio donde viviré por el resto de mi vida quizá.
Me sorprendió bastante la cara de la chica cuando se paró en seco al ver mi casa y luego a mi.
-Somos vecinas.- espetó.
-¿Que?.
-Somos vecinas.
-¿En serio?.
-Literalmente vives a un paso de mi casa.- dice con rabieta.
-Eso es... ¿bueno?.- digo incrédula.
-Solo entra a tu casa y no me molestes; ten un buen dia.- Dice finalmente para dirigirse a su casa; bueno vaya día de mierda que me haz hecho pasar señorita.
-Como digas.- digo secamente.
Esta chica no me fastidiaria el resto del dia, ya suficiente obtuve con la castaña de ojos gatunos que no paraba de reclamar a Lisa como si fuera un juguete o algo por el estilo; luego las interminables cuentas que debíamos sacar y terminar para entregarlas al profesor; LaLisa y su carácter que se ha deteriorado con el paso de los años y para finalizar tenemos a esta insoportable chica que no sabe lo que quiere y lo único que hace es lastimar a los demás alrededor suyo.
Vaya que necesita alguien que de verdad la quiera, pero por más que la vida me lo pida, no seré yo. No seré el saco de boxeo de una malcriada que no sabe lo que quiere.
Pov Jisoo.
Maldición. Es lo único que se me ocurre decir en esta situación, esto es lo que me pasa por no haber escuchado las largas charlas, que digo charlas, chismes de mi abuela sobre que los vecinos habían vendido su casa y se mudarian a China por que su hija mayor Haseul consiguió una beca para una universidad muy reconocida en el país. Como sus padres no querían dejarla ir sola vendieron su casa para irse con ella.
Bueno si presté atención al chisme de mi abuela después de todo... paso esta puerta y la adentro a un interrogatorio del cual no se salva; debe contarme todo lo que sabe de los nuevos vecinos.
Entro a la casa y cierro de un portazo, a estas alturas de mi vida me importa poco lo que me dice mi mamá sobre "mi educación" bueno mamá, nunca me educaste la mayor parte de mi vida la pase con Jennie y con abuela será mejor que no te quejes.
-Al fin llegas mi niña.- mi abuela se acercó a mi con un abrazo, cosa que correspondi.
-¿Cómo vas abue?.- pregunto ya sabiendo la respuesta.
-Ve a tu cuarto llevaré algo de comer por que te gustará esta charla.- dice con un tono entusiasta.
Aquí vamos abuela, tienes setenta y seis años por favor deja el chisme te hará mal.
Asentí enseguida y me dirigí a mi recámara tirando la mochila al ingresar; veo el desastre que hay en la habitación, por más ordenada que estaba siempre la encuentro hecha una mierda; es igual que mi vida, la ordeno, esta perfecto dos o tres días y de repente; vale madres.
Me dejo caer en la cama sacandome las Converse una vez arriba de esta. Suelto un largo suspiro después del dia de locos que me había tocado.
Para Jennie yo era un dolor de cabeza como ella lo es para mi; su antiguo novio Kai le había hecho bastantes cosas y ella seguía perdonandole cada una de sus burradas una y otra vez y ahí estaba yo para aguantarle los interminables llantos y desvelos. No fue hasta que Lisa llegó a Corea que Jennie cambio totalmente.
Lloraba menos que antes y eso era un avance, los desvelos ya no se los dedicaba a Kai sino que se los dedicaba a la chica misteriosa de la estación de metro del asiento quince; no fue hasta que se enteró de que iba a nuestra misma Universidad que decidió acercarse y poder conocerla.
Dos meses después Lisa le pidió a Jennie que fuera su novia; Jennie por obvias razones aceptó y hoy ambas son felices o eso es lo que pienso; Jennie es un tanto... tóxica.
Quizá algún día me toque encontrar a una persona que me ame como Lisa a Jennie; espero impaciente ese día, si no llega da igual, seré tia de los hijos de las Jenlisa.
-Ay te tengo un chismesote mi niña- decía mi abuela entrando a la habitación con una bandeja llena de fruta.
-Pues cuéntame abue, tengo tareas que hacer.- digo con desinterés, pero rápidamente me arrepiento del tono que utilizó con ella.
Me dejó un golpe en el brazo; actúa como una adolescente de quince años, ¡Abuela tienes setenta y seis años, madura!.
-No te doy otro más fuerte por que es importante.- amenaza con el dedo índice.
-Esta bien, pero ya cuéntame que tengo mas tarea que amigos.- ambas soltamos una carcajada.
-¿Recuerdas que te conté que Haseul y su familia fueron a vivir a China no?- dice, yo sólo asiento para que la señora continúe con la información.
-Bueno; la casa ahora le pertenece a Mason Park que es un australiano y tiene una hija.- dice tomando una fruta.
-¿Y?.- recibo otro golpe.
-Que deberás ser tu la pareja de la niña.- réplica.
Uff abuela, si supieras.
-Ya la conozco abuela, es amiga de la novia de Jennie y lo diré desde ahora: No-Es-Mi-Ti-Po.
Es verdad, es bonita y todo lo que esperan pero no es el tipo de persona que quiero a mi lado; mejor dicho, no quiero a nadie a mi lado; con Jennie y con la señora de setenta y seis años de edad es suficiente, además estoy a unos años de graduarme, el salir de esta casa será lo mejor para mi pero no he podido hacerlo gracias a mi abuela que me retiene aquí como perrito sin casa.
El sonido del timbre nos alerta a las dos; ella sale de mi habitación y yo detrás suyo por que me estiraba de la oreja para que la siguiera; a las buenas abuela ¡por favor!.
Me llevo a rastras por toda la casa sólo para abrir la maldita puerta y encontrarme con la rubia australiana insoportable de la Universidad y a su lado un hombre de más o menos treinta y siete años; supongo que son los Park.
-Buenas tardes, soy Mason Park y ella es mi hija, Park Chaeyoung somos los nuevos vecinos, sólo veníamos a traerles este presente.- el señor levanta una bandeja repleta de kimchi. Intelectual señor Park.
-Bienvenidos- dice mi abuela. Abuela ni se te ocurra decir algo estúpido. -Soy Kim Haneul y ella es mi nieta Kim Jisoo, Bienvenidos.
Mantuvieron una corta charla y yo sólo sonreía como estúpida por la incómoda escena; Chaeyoung miraba a cualquier parte menos a mi y eso era bueno.
No quería que ella se involucrara en mi vida; ella es demasiado para mi.
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