El primer rayo de sol se cuela entre las cortinas, anunciando un nuevo día que llega cargado de decisiones inevitables. Jake, todavía envuelto en los brazos protectores de Sunghoon, escucha el ritmo sereno del corazón de su alfa. Pero ambos saben que la calma que los rodea es solo el preludio de algo mayor.

Sunghoon despierta primero, sus ojos oscuros se posan sobre Jake, quien todavía parece un sueño, su piel acaramelada brillando bajo la luz matutina, sus labios entreabiertos en una respiración suave, y su aroma tan dulce que hace imposible cualquier intento de autocontrol. Sunghoon acaricia con la yema de los dedos la línea de la mandíbula del omega, dibujando cada curva como si quisiera grabarlas en su memoria.

Jake abre lentamente los ojos y se encuentra con la mirada fija de Sunghoon. Hay algo diferente hoy. Algo más profundo, más urgente. Lo siente en su pecho, como si su cuerpo le gritara que ha llegado el momento. Sunghoon no dice nada al principio, pero sus ojos revelan un deseo irrefrenable, una promesa hecha carne.

—Jake... —Murmura Sunghoon, con voz ronca. Acaricia su mejilla con ternura, pero la intensidad en su mirada lo dice todo—. No tiene sentido esperar más. Eres mío, siempre lo has sido.

Jake siente un nudo en la garganta. No hay miedo, solo una certeza abrumadora de que este es el momento que ambos han esperado toda la vida.

Las historias sobre el lazo, sobre los destinados, pasan fugazmente por su mente. Este no es un acto cualquiera. Es una unión eterna, un compromiso que nada ni nadie podrá romper.

—Lo sé... —Responde Jake, con voz suave pero firme. Su mirada se encuentra con la de Sunghoon, clara como el agua—.Quiero que seas tú. No hay nadie más.

Sunghoon sonríe, sintiendo un calor inigualable en su pecho. Se inclina lentamente sobre su omega, tomando su rostro con ambas manos.

El beso que sigue es más profundo que cualquiera que hayan compartido antes, una mezcla de deseo, ternura y promesa. Jake siente que su corazón se acelera cuando las feromonas de Sunghoon comienzan a envolverlo por completo, tan cálidas y reconfortantes que su cuerpo responde instintivamente.

Sunghoon lo acorrala suavemente contra la cama, cada caricia y beso lo llevan más cerca de ese instante crucial.

Jake tiembla bajo su toque, pero no por miedo, sino por la emoción de saber que, al final de este momento, pertenecerá completamente al alfa que lo ha esperado con tanta paciencia y devoción.

—Voy a cuidarte, siempre —Susurra Sunghoon contra su oído—.Nadie te va a lastimar mientras yo esté aquí.

Jake cierra los ojos, dejándose llevar. No hay marcha atrás, y tampoco la desean. Hoy es el día en que ambos cruzarán la línea, marcándose como suyos para siempre. El alfa roza con delicadeza la unión entre su cuello y hombro, donde pronto quedará la marca que sellará su destino.

Sunghoon sostiene a Jake con una mezcla de devoción y deseo que lo consume por completo. Sus labios se posan suavemente en la curva perfecta del cuello del omega, justo donde la piel es más sensible, mientras su respiración se torna más pesada.

El instinto ancestral que corre por sus venas clama por dejar una marca imborrable, no solo en la carne sino también en el alma de Jake.

Jake, estremecido, siente que su corazón late con fuerza, pero no hay rastro de duda. Sabe lo que esto significa: pertenecerán el uno al otro de una manera que ninguna palabra podría explicar.

Cuando Sunghoon lo acaricia, los nervios ceden, dando paso a una confianza absoluta, un amor silencioso que lo envuelve.

—Te marcaré ahora, amor —Susurra Sunghoon, sus ojos oscuros brillando con emoción y promesa—.Si hay algo que no quieras... dímelo.

—No, hazlo. Soy tuyo —Jake apenas puede articular, su voz suave pero decidida. Su mirada, cargada de emoción, lo desarma por completo.

Sunghoon deja un último beso en los labios de Jake, profundo y reconfortante, antes de bajar nuevamente al punto exacto donde la piel del omega le grita que lo reclame. Las feromonas del alfa saturan el aire, envolviéndolos como una nube cálida e intoxicante. Jake siente cómo su cuerpo responde sin reservas, entregado por completo.

Entonces, sucede.

Sunghoon abre ligeramente la boca y presiona sus colmillos sobre la piel dorada de Jake, con la suficiente fuerza para atravesarla pero sin hacerle daño más del necesario.

Es un momento eterno, en el que cada célula en sus cuerpos parece vibrar al unísono.

El dolor inicial desaparece en segundos, reemplazado por un calor que se extiende desde el punto de la marca por todo el cuerpo del omega.

Jake jadea y sus dedos se aferran con fuerza a los hombros de Sunghoon, su respiración agitada y sus ojos llenos de un brillo vulnerable.

Una oleada de euforia lo invade, más intensa de lo que jamás imaginó. La sensación de ser amado y reclamado en cuerpo y alma por el alfa que está destinado para él es sobrecogedora.

Sunghoon retira los colmillos lentamente, lamiendo con cuidado la herida recién formada, sellando la marca con un beso suave que contiene la promesa de amor eterno.

La sangre del omega tiene un sabor dulce, único, y el alfa siente que todo en su vida finalmente encaja.

Jake toca con dedos temblorosos la marca en su cuello.

El área brilla suavemente, un símbolo tangible de su unión. A pesar del leve dolor, sonríe. La marca es un vínculo sagrado, una conexión eterna entre los dos, imposible de romper. Es una señal para el mundo de que Jake pertenece a Sunghoon y Sunghoon a Jake.

El alfa lo abraza con fuerza, apoyando la frente en la de su omega mientras ambos intentan recuperar el aliento.

—Nunca estarás solo otra vez —Promete Sunghoon, acariciando la mejilla de Jake.

—Lo sé —Responde Jake, con los ojos brillantes—. Porque siempre estarás conmigo.

Ambos se abrazan bajo la luz tenue de la habitación, sabiendo que la marca no es solo una señal en la piel.

Es la afirmación de que su destino está sellado, y con ello, un nuevo capítulo en sus vidas juntos comienza.

Gracias por leer la historia ❤️