༺𝟏𝟒༻
La puerta de la cafetería se abre, y el suave tintineo de la campanilla anuncia la entrada de Sunghoon.
Su mirada recorre rápidamente el local hasta que encuentra a Jake, pero lo que ve hace que su cuerpo se tense.
Un alfa desconocido estaba inclinado sobre el mostrador, sonriendo con evidente interés hacia su omega.
Jake, con su expresión serena pero firme, mantenía la compostura.
—Le agradezco, pero ya se lo dije NO estoy interesado —Responde Jake con educación, aunque su tono deja claro que no va a tolerar más avances.
El alfa insiste, inclinándose aún más.
—Vamos, no seas tan frío. Solo es un café, ¿qué tiene de malo?
Sunghoon siente cómo su mandíbula se aprieta y un fuego primitivo comienza a arder en su pecho.
Jake, sin perder la calma, cruza los brazos y lo mira directo a los ojos.
—Lo malo es que no quiero. Entienda, no tiene oportunidad conmigo.
El alfa se queda paralizado unos segundos, sorprendido por la respuesta directa de Jake. En ese momento, Sunghoon da un paso adelante, acercándose con una expresión indescifrable en su rostro.
—¿Tienes algún problema con mi omega? —Su voz es baja, pero cargada de peligro.
El otro alfa se endereza rápidamente, claramente incómodo por la presencia imponente de Sunghoon.
Murmurando una excusa, se da la vuelta y sale de la cafetería, evitando cualquier enfrentamiento.
Jake deja escapar un suspiro, relajando los hombros, pero antes de que pudiera reaccionar, siente las manos de Sunghoon rodeando su cintura con firmeza.
—¿Estás bien? —Susurra Sunghoon cerca de su oído, pero el tono posesivo en su voz traiciona su calma aparente.
Jake asiente con una pequeña sonrisa.
—Te dije que no tenías de qué preocuparte.
Pero la respuesta no es suficiente para calmar el instinto de Sunghoon.
En un movimiento fluido, inclina la cabeza hacia Jake y lo besa con una intensidad que hace que el omega se tambalee. Es un beso profundo, cargado de deseo y posesión, como si el alfa quisiera marcarlo ante todos.
El aire se vuelve espeso en la cafetería, y los pocos clientes y empleados que quedan observan, asombrados la escena. Jake, inicialmente sorprendido, siente cómo su cuerpo cede ante el contacto.
Su corazón late con fuerza, pero no de vergüenza, sino de emoción.
Cuando Sunghoon finalmente se separa, sus ojos, oscuros y llenos de una promesa silenciosa, buscan los de Jake.
—Eres mío, Jake. Y nadie, absolutamente nadie, volverá a acercarse a ti de esa manera.
Jake siente un escalofrío recorrer su cuerpo, pero no es miedo. Es la certeza de que, con Sunghoon, siempre estará protegido.
—Y tú eres mío —Susurra Jake con una sonrisa suave, disfrutando del momento en el que su alfa, tan perfecto y seguro, deja que su amor se muestre de manera tan clara y desinhibida.
Con un último beso más suave y lleno de ternura, Sunghoon lo toma de la mano.
—Vamos a casa, mi omega.
El trayecto hacia casa está cargado de una tensión palpable, de miradas furtivas y caricias ligeras que solo aumentan el deseo entre ambos.
Sunghoon sujeta con firmeza la mano de Jake, como si el contacto fuera insuficiente para calmar la necesidad de tenerlo cerca.
Al cruzar la puerta del departamento, el mundo exterior deja de existir.
Jake apenas tiene tiempo de cerrar la puerta cuando Sunghoon lo acorrala contra la pared. Las feromonas del alfa inundan el ambiente, embriagando a ambos.
—Jake... —Murmura Sunghoon, su voz ronca, cargada de una inexplicable mezcla de deseo y ternura.
El omega lo mira con los ojos entrecerrados, su respiración agitada.
En lugar de responder con palabras, desliza sus manos por los hombros del alfa, tirando suavemente de su camisa, permitiéndose finalmente bajar la guardia.
Sunghoon toma la iniciativa, inclinándose para capturar los labios de Jake en un beso profundo y demandante.
La intensidad del contacto enciende cada fibra de ambos. Jake se aferra a la nuca del alfa, sintiendo la presión firme pero amorosa de sus manos recorriendo su cintura, delineando cada curva como si quisiera memorizarlo para siempre.
El beso es lento, pero con un trasfondo de urgencia contenida.
Los labios de Sunghoon se mueven con una mezcla perfecta de posesión y delicadeza, como si quisiera hacerle entender cuánto lo desea, pero sin asustarlo.
Cada roce, cada suspiro compartido, intensifica y perfecciona la conexión entre ellos.
—Jake... te quiero —Susurra Sunghoon entre besos, sus manos ahora afianzándose en las caderas del omega, acercándolo aún más.
Jake tiembla ante esas palabras, sintiendo cómo la piel se le eriza al escuchar la voz baja y sincera del alfa. No es solo deseo o un deseo carnal, es devoción pura, es un amor sincero.
—Yo también te quiero —Responde Jake, su voz apenas un murmullo entre los jadeos.
Sin dejar de besarlo, Sunghoon lo levanta ligeramente del suelo, cargándolo con facilidad. El omega se deja llevar, rodeando la cintura del alfa con sus piernas, entregándose a la seguridad que solo Sunghoon puede brindarle.
Llegan a la habitación, y Sunghoon lo deposita suavemente sobre la cama, mirándolo con adoración.
Jake se ve tan perfecto, con su cabello alborotado y sus ojos brillando como estrellas jamás descubiertas. Es más de lo que el alfa había imaginado.
—Eres tan hermoso... —Murmura Sunghoon, inclinándose sobre él mientras le acaricia la mejilla con los dedos.
Jake se sonroja, pero no aparta la mirada. Sus manos comienzan a desabotonar la camisa del alfa, y Sunghoon, sin dejar de mirarlo, se deshace del resto de con movimientos precisos.
La noche transcurre en un vaivén de caricias lentas y apasionadas, en susurros dulces y promesas de amor eterno silenciosas.
Cada toque reafirma el lazo que comparten, cada beso los acerca más a la plenitud que ambos habían buscado y esperado toda su vida.
Sunghoon es paciente, siempre asegurándose de que Jake se sienta amado y cuidado. Y Jake, por su parte, deja que cada barrera se desvanezca, permitiendo que Sunghoon lo conozca en su totalidad.
Cuando finalmente descansan, entrelazados en la penumbra de la habitación, la certeza de que habían encontrado algo irrompible se asienta en ambos corazones.
Sunghoon acaricia el cabello de Jake mientras lo ve quedarse dormido en su pecho, su aroma impregnando la piel del omega con la promesa silenciosa de que nunca lo dejará ir.
Esa noche, más que nunca, entienden que su destino había comenzado.
Gracias por leer la historia ❤️
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