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|2| Infierno

Todo era su culpa.

Todo era su culpa.

Aquella voz la atormentaba.

–Eres tan ingenua. - escucho a una mujer hablar. - Inútil.

Siendo observada por una mirada gélida.

Su cuerpo tembloroso yacía en una habitación putrefacta.

T/N.

T/N.

Reijin 

Reijin Nasat

Escuchaba su nombre incontables veces. 

-¡Yo no lo hice! - grito la castaña con desesperación.- ¡Yo no fui!

El sol iba descendiendo, pronto la luna vendría y ella sería consumida en la oscuridad. 

-¡No lo hice! - volvió a gritar, agarrando temblorosamente su cabello.- ¡Yo no la mate! 

-Mentirosa.- una voz en su cabeza resonó. - ¡Mientes!

Estaba tan abrumada que no escuchó como la puerta se abrió. 

¿Cómo había llegado a eso? 

-Vámonos Reijin.- habló su "madre"

Al inicio quiso ignorarla, atormentada por el acto tan atroz recién cometido.

Su respiración era frenética. 

-Tu la mataste.- habló T/N dirigiéndose a dicha mujer. - ¡Haoya maldita desgraciada!

La mujer simplemente rio al verla tan exasperada. 

Le encantaba esa expresión en su rostro. 

-Piensa lo que quieras.- hablo la pelinegra.- Tú eres la asesina. 

Un grito ahogado salió de la garganta de la menor, seguida de unas lagrimas lastimeras. 

Todo hubiera estado bien, si aquella mujer no le hubiera descubierto. 

Ellos estarían vivos. 

Pensó que alejándose los salvaría, pero era demasiado tarde. 

-Vuelve.- habló Haoya.- Y ve con el estúpido sobreviviente. 

Aún quedaba uno, alguien con vida. 

Negó apresuradamente atemorizada. 

No sabía que cosas le pediría esa loca, no podía arriesgar a acercarse al único amigo que seguía con vida.

-No lo matarás.- continuó la mujer.- Al menos no por ahora. 

T/N no podía confiar en las palabras de la susodicha. 

Simplemente era detestable. 

Pero no tuvo más opción que asentir y retirarse. 

Con mucho pesar dejó el cuerpo de su amiga en dicha habitación y se fue llorando en silencio.

-No te olvides buscar al otro chiquillo.- habló la pelinegra.- Cumple con tu misión hasta el final. 

Quería reclamarle. 

Quería gritarle.

¿Pero qué podía hacer? 

¿Cómo podía enfrentarse a Haoya?

Aquella mujer que le había adoptado cuando tenía 8 años. 

Recordó su pasado.

Haoya llegó un día a su casa, cuando su verdadera madre yacía completamente postrada en cama. 

"Tienes una hija muy interesante" habló dicha pelinegra.- "No se preocupe, yo la cuidaré"

Internamente su verdadera madre, llamada Ririan, sabía que esas palabras no envolvían nada bueno. 

Pero no pudo hacer nada para oponerse. 

La mirada fiera de T/N le agradó a la pelinegra, que había puesto sus ojos en ella cuando la vio danzar por unas monedas. 

-Cómprale medicina a tu madre.- habló Haoya extendiendo un fajo de billetes.

T/N estaba desesperada, tomo el dinero con rapidez y corrió en busca de una farmacia.

Demoraría bastante tiempo, donde vivían no había ningún centro médico.

Pero se aseguraría de volver lo más rápido posible. 

Mientras la castaña emprendía su viaje, la mujer habló con su madre. 

T/N no era consciente de todo lo que la pelinegra le dijo, solo sabía lo que su madre le contó. 

Cuando volvió, Haoya se retiro informando que la vería otro día. 

La castaña se apresuro a ir con su madre quien se veía aún más demacrada. 

Después de un tiempo conversando, su madre habló.

"Por favor, T/N, sobrevive"

Fue lo única que atinó a decirle la mayor, como si fuera su última decisión.

Ella no entendía la profundidad de dichas palabras, no hasta que el día siguiente fuera separada de su madre.

-Veamos.- sonrió la pelinegra que la adoptó.- ¿Qué haré contigo?

La tortura empezó ese día. 

Al inició intentó resistirse, realmente la odiaba y después solo pudo obedecer.

Muchas veces intentó escapar, pero siempre era encontrada por dicha mujer. 

El primer año, fue de adiestramiento. 

La primera muerte que vio, afectó muchísimo la estabilidad de la castaña. 

-¿Por qué?- susurro mientras veía los cuerpos de las personas calcinados. 

-Me debían.- habló simplemente ella.- Y odio a esa clase de gente. 

La primera mirada que dirigió fue de furia. 

Haoya la estaba obligando a ver una escena tan perturbadora, y ella no hacía nada. 

La pelinegra simplemente mandaba y siempre había un pobre niño que acataba las ordenes. 

"Quémenlos vivos"

"Córtenle todas las extremidades"

"Inyecten ácido por sus venas"

Absolutamente toda clase de torturas, que ella nunca efectuaba con sus propias manos.

Haoya, era inventora y médico.
Por lo que realizaba toda clase de experimentos con sus víctimas.

Mayormente cuando ellas fallecían.
Pero, sus mejores pruebas, iban en personas vivas.

¿Quien mejor qué T/N, a quién nombró Reijin?

Ella conseguía el líquido de la médula espinal de un Titán y lo modificaba de acuerdo a sus intereses.

"Regeneración"

–¿Qué hará? - susurro atemorizada la castaña, ella llevaba un año en ese lugar.

–Solo una prueba. - habló la mayor. - No mueras.

Ardía y sentía que desgarraba toda su piel por dentro.

Incluso respirar se hizo pesado.
De vez en cuando escupia sangre y no tenía fuerzas suficientes para llorar.

–¿Cuánto tiempo paso? - pregunto Haoya a sus acompañantes.

–Una semana. - contestaron.

–Bien, es momento de la prueba final.- hablo la mayor.

Corto su piel profundamente, el brazo derecho.

La castaña grito con desesperación y lloro inmediatamente.

–Veamos, cuánto tiempo tarda en regenerarse. - hablo la mayor.

La sangre seguía cayendo, hasta que T/N se desmayó.

–Oh, que lastima. - suspiro Haoya. - La herida aún no cierra.
¿Qué estará mal con mi formula?

Agarro a la castaña y se dispuso a curarla.

Crearía otra formula y lo intentaría otro dia.
Después de todo, así funciona el método científico.

T/N despertó en esa habitación que tanto odiaba, siendo observada por aquella mujer que detestaba.

–Vamos a intentarlo de nuevo. - hablo Haoya. - Ahora, con la fórmula mejorada.

Con el paso del tiempo, había olvidado lo que era la felicidad y tranquilidad.

Vivía sumida en el dolor y la sangre, su propia sangre.

Perdió la cuenta de cuantas veces Haoya experimentó con ella hasta que halló un buen resultado.

"Regeneración: Completada"

Corto nuevamente su brazo, y al cabo de unos minutos las heridas cerraban, dejando de sangrar.
Y sin ninguna marca visible de lo sucedido.

Entonces, teniendo esa capacidad, ¿por qué T/N no la mataba?

Podía deshacerse fácilmente de Haoya, ¿verdad?

–Muere.- susurro aquella mujer. - Explota

T/N se sorprendió y dio un paso atrás rápidamente.

–¿Vez aquella niña? - pregunto Haoya.

La castaña asintió.

–Tiene implantado un chip que sigue mi comando. - hablo la mayor. – Jeuda, explota y muere.

Una luz se vio en dicha habitación, un grito y al final mucha sangre esparcida por todo el lugar.

T/N, no podía escapar.

Nunca lo haría.
No si Haoya seguía viva.

T/N estaba atrapada en ese infierno.


Continuará... 

Gracias por la oportunidad de participar en su concurso, @EMagicBook 

Espero que les guste mi historia :3

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