Capítulo 7ཻུ⸙͎
Severus se fue a casa al día siguiente. El fin de semana se había terminado. Ella tenía que regresar a trabajar el lunes y él tenía su propio trabajo esperándolo en el castillo.
Hermione, de alguna manera, se sentía agradecida al dejarlo ir. No solo porque sus pensamientos con respecto a él eran caóticos, también porque se sentía un poco dolorida por todo el sexo que habían tenido el fin de semana. Su cuerpo no estaba habituado a tanta actividad sexual. Ni hablar de lo enérgico y entusiasta que había sido.
Su cuerpo necesitaba un descanso. Había bebido una poción suave para aliviar las molestias, pero todavía necesitaba tiempo para recuperarse por completo. No se estaba quejando. Había amado cada instante del fin de semana.
Llegó el lunes y ella se fue a trabajar. Tuvo un día largo y, para el final de la jornada estaba exhausta. No era de sorprender, ya que había utilizado mucha energía durante esos días compartidos con Snape.
Regresó a casa y se preparó una cena pequeña. Comió mirando por la ventana de la cocina, observando la puesta del sol y admirando los colores que llenaban el cielo. Los tonos rosados y naranjas la calmaban de alguna manera.
Limpió las cosas que había utilizado y sacó un libro que había estado queriendo leer y fue a sentarse en un sofá. Apenas si había llegado al segundo capítulo cuando se quedó dormida.
Se despertó en la mañana, todavía en el sofá. Se levantó y se dio cuenta que se sentía mucho mejor después de haber descansado un poco.
Se dio una ducha y se vistió, canturreando todo el tiempo. Ya no le dolía el cuerpo, así que se sentía relajada y energizada. Salió de la ducha y se secó, para después buscar la ropa del trabajo.
En cuestión de minutos estaba lista y en camino hacia el ministerio. El día pasó más rápido esta vez y cuando llegó a casa, volvió a hacerse la cena para ella sola. Había estado esperando alguna señal de Severus. Había esperado que fuera a verla o que le enviara algún mensaje. Pero nada había pasado.
Le restó importancia. Sabía que había estado exhausto el día anterior, así que era posible que no hubiera tenido ganas de trabajar y que necesitaba descansar tanto como ella. Era de esperarse que hoy estuviera atado a sus experimentos. Tal vez la contactara mañana.
Pasaron tres días mas sin una sola palabra de él y ella se sintió enfadada al darse cuenta de lo mucho que eso la molestaba. ¿Por qué le molestaba tanto que él no hubiera intentado contactarla de alguna manera? No habían hecho planes ni promesas. Tal vez, él no estaba interesado en comenzar algo más permanente con ella. Tal vez, lo único que quería era una buena cogida para el fin de semana y luego seguir camino.
El enfado de Hermione se transformaba en furia cuanto más lo pensaba. Cinco días. Cinco días y ni una palabra. ¿Acaso eso había sido todo? ¿Una cogida y nada mas? Si era así, entonces era algo muy...triste. Decidió ella al final.
Apartó la tristeza de su mente y se enfocó en la furia. Limpió la cocina después de cenar y empezó a moverse por la casa, limpiando habitaciones que no necesitaban atención, a medida que su enojo crecía.
Fue a la habitación y de un tirón, quitó las sábanas para reemplazarlas por unas limpias. Había estado posponiendo eso, dejando que el perfume de él permaneciera como un recuerdo. Llevó las sábanas a la lavadora y murmuraba maldiciones mientras giraba las perillas de la máquina.
Fue a su habitación y luego al baño a ducharse. Se quitó las tensiones del día, pero la furia seguía allí. Se secó con su toalla y se puso una loción con perfume, eligiendo una con aroma a frutillas con crema.
Abrió el clóset e investigó lo que tenía disponible. Se puso un vestido color púrpura intenso, corto y ajustado, con el cuello en v, que mostraba bastante escote y con unos finos breteles que dejaban ver los hombros. La prenda estaba hecha de un material que le ajustaba como un guante.
Se puso también un par de zapatos con unos tacos de unos siete centímetros que hacían juego con el vestido. Usó su varita para arreglarse el cabello. Se aplicó maquillaje y, sintiéndose arriesgada, se delineó los ojos con un crayón negro que hacía que resaltaran más.
Sonrió ante su reflejo. Iba a salir esa noche. No se iba a quedar esperándolo. Saldría y se divertiría. Y si encontraba algún tipo bien parecido para traer a casa, que así fuera.
Ella no le había prometido nada a él ni él a ella. De hecho, Severus ni siquiera se había molestado en enviarle una nota o la había ido a verla. Obviamente, a él, le importaba un carajo.
Si le importara, habría tenido la decencia de mandarle una lechuza o a su cuervo o algo. Bajó las escaleras y tomó su bolso. Pasó lo que necesitaba al otro bolso que hacía juego con su ropa.
Se puso el delicado bolso al hombro y tomó su varita, justo cuando escuchó un golpecito en la puerta. Murmurando una maldición, se dirigió hacia la puerta para abrirla sin mirar siquiera por la mirilla.
Los ojos de ella brillaron al ver a la persona parada del otro lado de la puerta. La boca de él estaba abierta como para decir algo, pero la voz no salió cuando vio como estaba vestida.
En todos los años que la conocía, nunca la había visto vestida de esa manera. Cierto, habían pasado unos años en los cuales, no la había visto, pero nunca se habría imaginado que poseía un vestido como ese. Muchos menos, puesto.
Severus la miró a los ojos y todo el deseo que se había despertado al verla vestida así, murió al ver la furia que quemaba en ellos. Frunció el ceño con desconcierto. "¿Hermione? ¿Qué sucede?" Preguntó.
Ella le echó una mirada de enojo, con los brazos cruzados sobre el pecho. "¿Qué pasa? Nada. Solo estaba de salida, así que. Si no te importa..."dejó la frase a la mitad a propósito.
Severus frunció el ceño todavía más. "Si no pasa nada, ¿por qué te ves tan enojada? ¿Y por qué tengo la sensación de que quieres dejarme?"
Hermione exhaló un suspiro de hastío. "Bueno, bueno, ¿parece que nada se te escapa, eh?" Suspiró nuevamente. "No tengo ganas de pelear, así que podemos dejar esto para mas tarde ¿o mejor, para nunca?
Él se acercó a ella y los ojos de la chica vieron el ramo de flores que traía en la mano. Lilas. Sus flores favoritas. Suspiró una vez más. Maldito sea.
"Hermione, solo dime que sucede. Pensé que estabas contenta el fin de semana pasado. ¿Estaba equivocado?" Los penetrantes ojos de él buscaban una respuesta en los de ella.
Como parecía que Severus no entendía que no tenía ganas de hablar con él y como parecía que no iba a irse, lo dejó entrar. Tal vez si le decía todo lo que pensaba se iría. Entonces ella podría ir a buscar una botella de algo bien fuerte y bebérsela hasta que el dolor dentro de su alma desapareciera.
Fue hacia la cocina, dejándolo cerrar la puerta por las suyas. Él estaba aguantándose las ganas de gruñir cuando ella lo dejó solo y le dio la espalda. No le caía en gracia que la gente lo dejara hablando solo.
Cerró la puerta y la siguió. Apretó la mano que sostenía el ramo que ahora lo hacía sentir como un idiota. Las había comprado solo para hacerla sonreír, para demostrarle que de verdad tenía un corazón.
Entró en la cocina y ella estaba bebiendo un vaso de agua cerca de la mesada. "¿Vas a decirme por qué estás tan enojada? Entiendo que estás enfadada conmigo."
Ella sostuvo el vaso en la mano, con los dedos apretados alrededor del grueso vidrio. "Muy astuto. Veinte puntos para Slytherin." Dijo ella con sarcasmo, observando como él apretaba la mandíbula y rechinaba los dientes. Hermione se tragó las ganas de reírse al verlo tan enfadado. Se sentía bien hacerlo enfadar, porque ella estaba furiosa con él.
Cuando Severus no dijo una palabra mas, ella se encogió de hombros. "Bien. Estaba feliz el fin de semana pasado. Pero pronto como me di cuenta que tú, el GRAN Maestro de Pociones, no opinaba lo mismo de lo que pasó."
El enfado en el rostro del hombre se transformó en confusión. "¿De qué estás hablando? Disfruté mucho nuestro fin de semana y estaba esperando poder disfrutar de muchos mas como ese."
Ella arqueó una ceja, imitando la marca registrada Snape. "¿De verdad? Tienes una manera muy extraña de demostrarlo." Vio como Severus fruncía el ceño de nuevo y miraba las flores que tenía en la mano con mas confusión.
Ella exhaló. "No por las flores. Quiero decir que no diste señales de vida en toda la semana. No intentaste contactarme ni una sola vez. Ni siquiera para decir, 'hey, mira, fue grandioso, pero ya me saqué las ganas, así que desaparece.' Creo que merezco algo mas que silencio de tu parte."
Ahora él entendía. Le sonrió amablemente. "Hermione, no fue que quisiera ignorarte. Vi lo muy confundida que estabas por toda la situación. Sé que aún no estás divorciada y que no planeaste terminar así conmigo. Estaba tratando de darte tiempo para pensar."
Ahora le tocó a Hermione fruncir el ceño. Él continuó. "Quería venir a verte todos los días esta semana. Solo quería venir a hablar contigo, a verte. Pero me obligué a darte espacio y tiempo para que puedas poner en orden tus pensamientos y encontrar lo que querías. No quería presionarte en nada o apresurar las cosas."
Ella todavía estaba enfadada, pero el enojo se estaba desvaneciendo. Tenía sentido. Ella necesitaba tiempo para pensar en lo que había pasado, solo que no había podido pensar con claridad. No había podido debido a su ausencia. Si él hubiera estado allí con ella, la historia hubiera sido diferente.
"Por que, al menos, no me escribiste y me hiciste saber que no los estabas haciendo por desgraciado...¿o porque querías terminar conmigo? ¿Por qué no me dijiste que era porque querías darme tiempo para pensar?" Preguntó ella.
Él se acercó a ella y le acarició la mejilla. "Tal vez debí hacer eso. Lo siento. Soy nuevo en esto. No quiero terminar contigo, Hermione. Para nada. Solo quería estar seguro antes que todo esto se saliera de las manos y tu estuvieras demasiado metida."
La mano de ella cubrió la de él sobre su mejilla. "No estoy segura. No estoy segura si esto está bien. Tampoco estoy segura que esté mal. Lo único de lo que estoy segura es de que te extrañé"
Severus le sonrió. "Yo también te extrañé. " Se inclinó hacia ella y la besó con suavidad en los labios. Ella se puso de puntillas, pero aún así, él era demasiado alto.
Severus se apartó un poco para mirarla a los ojos y ver que el enfado había desaparecido. Suspiró y tomó nota mental de no volver a dejar pasar tanto tiempo para contactarla. Levantó laman o que sostenía las flores y se las entregó.
Ella sonrió al ver los capullos suavemente aromatizados. "Las lilas son mis favoritas." Dijo ella suavemente, observando las delicadas flores que sostenía.
"Lo sé. Te escuché a ti y a la Srta. Weasley...eehhh...digo la Sra. Potter y tú hablando al respecto, una vez en clase." Respondió él con igual suavidad.
Ella le sonrió de nuevo. Eso había sido hacía muchos años atrás, pero él lo había recordado. ¿Qué tan increíble sonaba eso? "Gracias por las flores. Y lamento haberme enfadado contigo."
Él se encogió de hombros. "Estoy acostumbrado a que la gente se enfade conmigo por una cosa u otra. Me alegra que ya no lo estés. Sabes, ya que estás vestida para salir, ¿te gustaría ir a alguna parte conmigo?" Dijo él, fijando su mirada en ella.
Ella sacudió la cabeza. "No." Por un momento, Hermione vio como una sombra de tristeza invadía su expresión y la desilusión aparecía en su rostro antes de que él pudiera cubrirla.
Hermione le sonrió. "Me gustaría quedarme aquí contigo, si te parece bien."
Los oscuros ojos de él demostraron sorpresa y la sonrisa de ella creció mientras entrelazaba sus brazos alrededor del cuello del hombre frente a ella. La sedosa voz de él hizo que ella se estremeciera cuando le habló. "Si me quedo, sabes bien que no tendrás ese vestido puesto por mucho tiempo."
Ella se rió con suavidad, apretándose mas contra su cuerpo y parándose sobre las puntas de los dedos. Acercó su boca al oído de Severus. "Esa era la idea." Susurró Hermione, haciendo que él se estremeciera contra ella.
Gruñó y con un leve movimiento de la cabeza acometió contra los labios de la joven. Se escuchó un gemido escapando de ella mientras él la devoraba y deslizaba sus manos sobre su cuerpo. Severus siempre sabía tan bien. Limpio. Con un dejo de hierbas y especias como las que usaba para preparar sus pociones.
En un segundo, la levantó y las piernas de ella se enredaron alrededor de su cintura, haciendo que el vestido se levantara hasta el inicio de los blancos muslos. No dejaron de besarse en ningún momento, mientras se movían de la cocina hacia las escaleras.
Ella retiró los brazos del cuerpo de él para comenzar a quitarse el vestido, dejando que cayera y expusiera sus pechos. Severus la apretó contra una pared y separó los labios de los de ella para poder succionar uno de los pezones. Ella arqueó la espalda y gimió a todo volumen.
La lengua de él lamió alrededor del endurecido tejido antes de comenzar a mordisquearlo y causar que Hermione gimiera todavía mas fuerte. Lo succionó con fuerza y a Hermione le quedó el aliento en la garganta por las sensaciones que se acumulaban en su cuerpo. Severus le prestó la misma atención al otro pecho, provocando mas gemidos y jadeos en Hermione que ya estaba deslizando sus dedos entre los sedosos y negros cabellos de él.
Tironeó de su camisa, encontrando los botones para quitársela más rápido. La retiró de los anchos hombros de él y la dejó caer al suelo. Las manos de ella se deslizaban sobre su pálido y musculoso pecho mientras escuchaba que sus tacones caían al suelo con un ruido. Luego sintió que él se movía y también se quitaba los zapatos.
La retiró de la pared, pero segundos después, volvía a presionarla contra otra cosa. Un sonido apagado les indicó que se habían recargado contra un retrato. Ninguno de los dos le prestó atención. Estaban demasiado ocupados el uno con el otro. Severus retiró las hermosas piernas de ella de su cintura para hacerla tocar los escalones y dejar que el vestido cayera hasta el suelo.
Tan pronto como ella se hubo deshecho de la prenda, él volvió a alzarla en sus brazos y las piernas de ella regresaron a su cintura. Las pinturas parecían haber dejado de quejarse cuando la desnuda espalda de ella entró en contacto con ellas. Todo lo que tenía puesto Hermione en ese momento, eran las panties de encaje color zafiro.
Ella atacó la hebilla del cinturón de él para luego ocuparse de los botones, mientras los dedos acariciaban los abdominales de Severus. El ruido del zipper descendiendo se escuchó fuerte y claro mientras la boca de él regresaba a los labios de ella. Su lengua se enredaba con la de Hermione con fuerza. Los pantalones de Severus tocaron los escalones y él se movió lo justo para poder quitárselos. También se quitó las medias.
Severus escuchó a uno de los retratos decir algo así como 'desear tener manos para poder tocar la suave piel que se presionaba contra el marco, así que subió un par de peldaños más. Las manos de ella encontraron la cintura de sus boxers para hacerlos descender. Con cuidado, Severus se los quitó, mientras subía un peldaño más.
Al ritmo que iban, nunca iban a llegar a la habitación. Él se apartó de su boca. "Hermione...no vamos a llegar a tu habitación." Un estremecimiento recorrió el cuerpo de ella al escuchar su voz, más sexy de lo normal, al estar cargada del apasionado deseo que Severus sentía por ella.
Cuando la boca de él encontró ese lugar especial en su cuello, ella jadeó. "No me importa. Te necesito dentro de mi cuerpo. Ahora." Dijo ella entre gemidos.
Todavía faltaban algunos peldaños para llegar hasta el piso en el que estaba sus habitación. Lentamente, Severus descendió con ella en los brazos hasta los escalones. La espalda de ella contra los peldaños, el cuerpo de él sobre el de ella y todavía besándose. En su prisa por quitarle las panties, Severus terminó destrozándolas. La intensa necesidad de él por ella, hizo que Hermione sonriera. Una necesidad que parecía empatar la que ella sentía por él.
Las piernas de ella estaban alrededor de su cintura otra vez y Severus apenas oyó a los retratos animándolo mientras se posicionaba en su vagina. Escuchó que ella se reía por lo bajo y supo que ella también había escuchado a los personajes ilustrados. Como a ella no le importó, a él tampoco.
La penetró con rapidez, hundiéndose en el suave calor húmedo de Hermione hasta que la llenó completamente. Severus siseó cuando la sintió alrededor de su miembro, escuchando como ella suspiraba también. Le tomó un momento serenarse, calmarse. Entonces, comenzó a moverse dentro de ella.
Hermione gemía con cada profunda acometida de la cadera de él. Los peldaños se encajaban en su espalda con cada empuje, presionándola mas profundamente contra la madera. Gritó cuando Severus movió la cadera para alcanzar ese lugar tan sensible dentro de su cuerpo.
Retiró las piernas de la cintura de su amante y se arqueó para seguir los movimientos de él. Cuando los sonrientes ojos de ella se encontraron con los brillantes de él, Hermione le sonrió y le hizo un gesto para que la siguiera.
Él sonrió también y se acomodó para sostenerla. La colocó sobre uno de los peldaños y esta vez, ella no intentó moverse lejos de él. Esta vez, Hermione no fue capaz de pensar en algo mas que lo que los intensos movimientos de su hombre le estaban haciendo.
No pasó mucho tiempo hasta que ella gritara el nombre de él y explotara alrededor de su miembro. La cadera de Severus seguía moviéndose contra la de ella mientras sentía que su propio orgasmo se acercaba. Con una embestida final, gruñó y derramó su semilla muy profundo dentro de ella.
Cuando ambos estuvieron en condiciones de respirar nuevamente, Severus levantó la cabeza y la miró. "¡Dios de los cielos, mujer! ¡Eres increíble!" La sexy voz de él la hizo estremecerse y apretar el cuerpo contra el de él. Él no pudo aguantar y se movió un poco mas dentro de ella al sentirla apretarlo un poco mas con esa cálida y pulsante humedad.
Ella le sonrió. "Tú no te quedas atrás, ¿sabes?"
Él se puso de pie y la ayudó a levantarse, para luego dirigirse a su habitación. Severus había estado esperando por ese momento durante toda la semana y quería demostrarle cuanto la había deseado. Tenía mucho tiempo para recuperar el tiempo perdido y pretendía comenzar de inmediato. Ella se dio cuenta que no le importaba para nada.
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