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Capítulo 17ཻུ⸙͎

Harry trató de mantenerse fuera del asunto. De verdad trató. Pero desde que Ginny se iba a Hermione cada mañana desde ese sábado en el que la encontraron en cama, no había podido mantenerse fuera.

Estaba furioso. No, estaba mas que furioso. Estaba lívido. Cada día, Hermione iba al trabajo y se veía como la mierda. Harry se aseguraba de encontrarla cada día y se aseguraba que comiera. Le resultaba difícil hacerse el tiempo, pero siempre lo hacía.

Ginny, por su parte, se aseguraba de ir a verla cada noche, para asegurarse que comiera su cena. La pelirroja no se quedaba satisfecha hasta que la veía con sus propios ojos, terminar la comida. Luego, regresaba a su casa.

Luego, le diría a su esposo, algo que ya sabría porque la veía durante el almuerzo. Le diría lo mal que estaba su castaña amiga, algo que era un hecho, ya que cada noche la encontraba llorando sentada a la mesa.

Parecía que Hermione aguantaba con las defensas en alto hasta que llegaba a casa y colapsaba, hecha un mar de lágrimas. Ginny la ayudaba a ponerse en movimiento, pero Harry sabía que era difícil para su esposa ir a verla a diario.

Hermione estaba bebiendo las pociones para las náuseas, pero cada vez la ayudaban menos. Usualmente, Ginny la ayudaba hasta el baño y hasta que ya no le quedaban lágrimas. Harry ya no estaba seguro de si las náuseas eran tan malas o si el estrés y lo tenso de la situación las estaban poniendo peor.

La estocada final fue el día en el que Hermione había estado picoteando el alimento frente a ella y se escuchó unos golpecitos en la ventana. Ginny la abrió y dejó entrar a una lechuza, viendo que traía un sobre del Ministerio.

Hermione había tomado el el documento, le dio un poco de carne a la lechuza y después de echarle una mirada, sin siquiera abrir el sobre, lo dejó con el correo basura. Ginny esperó para que le dijera de qué se trataba pero Hermione no dijo nada. Como su amiga guardaba silencio, la pelirroja tomó el sobre y lo leyó. Cuando vio que era una copia que oficializaba el divorcio de Hermione, no entendió nada.

La castaña había estado mas que ansiosa por librarse de Ron y ahora actuaba como si no le importara. Ginny le había preguntado y ella se había encogido de hombros y había seguido picoteando su cena como si nada mas importara.

Todo lo que Harry sabía, era que estaba viendo sufrir a la mujer que amaba como a una hermana cuando sabía que el responsable de su tristeza estaba muy tranquilo en Hogwarts. Así que Harry decidió que iba a ir a confrontar al bastardo.

Harry sabía que no podía entrar a Hogwarts así nada mas, aunque siendo un Auror, podía hacerlo, pero esto no era un asunto oficial del Ministerio y no quería tener a todo el mundo preguntando, especialmente la Directora, su antigua jefa de casa.

Le envió una lechuza a Minerva preguntándole si podía ir vía Floo hasta su oficina, esa misma tarde, después de trabajar. Ella le respondió que le encantaría verlo y que esperaba verlo en la chimenea a las seis en punto.

A las seis, menos cinco minutos, Harry fue a su oficina. Minerva siempre había sido muy quisquillosa con respecto a la puntualidad. Harry usó su varita para limpiar las cenizas y vio a la mujer que lo había guiado durante sus años en la escuela.

"Profesora McGonagall, es grandioso volver a verla." Dijo Harry con una sonrisa y acercándose a ella.

Minerva le sonrió y lo abrazó. "Harry Potter, han pasado años desde la última vez que te vi. ¿Cómo has estado? ¿Y qué es eso de llamarme profesora? Ahora puedes llamarme Minerva. Después de todo por lo que hemos pasado, no hay necesidad de formalidades."

La sonrisa de Harry se ensanchó. "He estado muy bien Minerva. Deberías ir a ver a los niños. No nos has visitado desde que Albus era pequeñito. Ahora ya tiene tres años."

Minerva le sonrió al muchacho que había crecido tanto y se había convertido en un apuesto hombre. "Tendré eso en mente. Me encantaría ver a Ginny y a los niños también. Ahora, ¡qué te trae por aquí? No creo que sea para conversar con una vieja como yo."

Harry se rió, sonrojándose un poco. Su antigua maestra todavía podía ver a través de él y hacerlo sentir como un estudiante. "En realidad, tengo un asunto con...Severus. Solo que no me pareció correcto entrar y deambular por los pasillos sin tu permiso."

Minerva se puso seria. "¿Tiene problemas con el Ministerio?"

Harry sacudió la cabeza. "No. No. Es mas bien un asunto personal."

La mujer suspiró con alivio. "Oh, bien. Él necesita un amigo ahora, ¿sabes? Está como el infierno. No sé que le pasó, pero me alegra que tenga un amigo en el que apoyarse."

Harry resopló. "Estoy seguro que es el mismo bastardo y desgraciado de siempre. Maldito bastardo."

Minerva le dedicó una mirada reprobatoria. "Harry James Potter, me avergüenzas. No has visto lo mal que ha estado estas últimas dos semanas. ¿Quién eres tú para juzgar las razones sin haber hablado con él primero?"

Harry se sonrojó otra vez. "Lo siento Minerva. Es solo que...he visto el otro lado del asunto y no creo que esté peor que la otra persona involucrada. Esto es todo su culpa."

Minerva se cruzó de brazos. "Entonces, aclárame las cosas. No se lo que está pasando con exactitud, él nunca me lo diría. Todo lo que sé es que hace unos dos meses, de verdad se veía feliz. Yo estaba feliz por él. De repente, aparecía con una sonrisa pintada en la cara. Luego, comenzó a desaparecer de las comidas por varios días para luego regresar con esa sonrisa otra vez. Incluso, era amigable con los otros profesores. Todos estábamos absolutamente perplejos, pero él se negaba a decir qué era lo que lo hacía tan feliz. Luego, hace unas dos semanas, mas o menos, llegó a desayunar como si le hubieran dicho que el Señor Tenebroso nunca hubiera sido vencido y que debía volver a ser espía. De hecho, estaba mas rudo que de costumbre. Y así ha estado hasta ahora."

Harry pensó en lo que estaba escuchando por algunos minutos. ¿Acaso era posible que Snape se sintiera miserable también? No. Imposible. Snape había estado usando a Hermione..."No puedo decirte todo lo que sé...de hecho, ni siquiera tendría que estar aquí. Si Hermione se entera..."

Las cejas de Minerva se dispararon hasta el cabello. "¿Hermione? ¿Hermione Weasley?"

Harry suspiró. "Es Granger otra vez. Se está divorciando de Ron. Justamente, hace unos días llegaron los papeles del Ministerio, haciéndolo oficial."

Minerva no sabía nada de eso. "¿Acaso Severus tiene algo que ver con el divorcio?"

Harry negó con la cabeza. "No. En realidad, entró en la historia después que Hermione dejara a Ron. Se encontraron algunos meses después."

"Entonces, ¿cómo es que es su culpa, de lo que sea que está ocurriendo?" Preguntó Minerva. Era verdad que era aficionada al chisme, pero esto era mas que eso. Era un asunto que involucraba a uno de sus profesores y a una de sus mas queridas ex – alumnas.

Harry suspiró de nuevo y se pasó una mano por el cabello. "Tuvieron una gran pelea y Hermione se fue después de descubrir algo que él había hecho...algo de verdad malo. Lamento no poder darte mas detalles."

Minerva asintió. "Está bien Harry. Pero antes de despedazarlo por algo que sientes, es su culpa, ten en cuenta que no ha estado feliz y contento desde ese momento. Lo que sea que hizo que Hermione lo dejara, lo está lamentando con creces."

Harry asintió. "Trataré de recordar eso. Entonces, ¿puedo ir a hablar con él?"

Minerva le sonrió con suavidad. "Claro que puedes Harry. Todavía pienso que necesita un amigo."

Harry resopló. "Dudo que encuentre uno en mí."

Minerva se rió. "Oh, uno nunca sabe. Tal vez te sorprendas una vez que lo veas."

Harry lo dudaba, pero no dijo nada. "Le diré a Ginny que te envíe una lechuza para arreglar tu visita. Deberíamos estar en casa alguna de estas noches para cenar."

Se despidieron y Harry se encaminó hacia las mazmorras. Habían pasado años desde la última vez que había recorrido esos pasillos, pero todavía recordaba el camino, como si lo hubiera recorrido justo ayer.

Una vez frente a la puerta del salón de clase de Snape. Golpeó la puerta. Nada. Golpeó otra vez, un poco mas fuerte. Todavía no había respuesta. Harry inhaló y comenzó a aporrear la puerta, maldiciendo al hombre del otro lado de la lámina de madera.

La puerta se abrió con brusquedad y un irritado Maestro de Pociones apareció del otro lado. Snape se sorprendió al encontrar a lresponsable del aporreo previo y por un momento, olvidó el comentario rudo que tenía preparado.

"¿Potter? ¿Qué carajos estás haciendo aquí?" Dijo Snape, arrastrando las palabras.

Harry sacudió la cabeza. Genial. El infeliz está borracho. "Vine para hablar contigo, pero parece que tú ya empezaste con la fiestita. ¿Puedo entrar?"

Severus encogió los hombros y se hizo a un lado. ¿Por qué no? Penso el moreno antes de azotar la puerta una vez que Harry había entrado. Tambaléandose un poco, se dirigió a sus habitaciones privadas.

Harry lo siguió, observando al hombre que alguna vez había temido. De verdad se ve como la mierda. Pensó mientras caminaba.

Harry entró en la habitación y observó como Severus se dejaba caer en un sillón mientras hacía aparecer una botella de whiskey de fuego.

"¿Quieres un trago?" Preguntó él, moviendo la botella.

"Claro." Dijo Harry, acomodándose en otro sillón.

Severus hizo flotar un vaso lleno hasta Harry, quien lo atrapó en el aire y le dio un sorbo, dejando que el calor generado por el licor se expandiera a travé de él.

"Así que, ¿que trae al ilustre Harry Potter a mi puerta?" Preguntó Severus, bebiendo un largo sorbo de licor.

"Vine a hablar contigo. Entiendo que tú y...Hermione se han separado."

Severus hizo un gesto de dolor al escuchar el nombre. "Se puede decir. También podrías haber dicho que ella me dejó. ¿Viniste a regodearte?"

Harry observó como el hombre bebía otra poca del whiskey. No se veía para nada bien. Su cabello, que siempre había lucido mal, estaba mas horripilante que nunca. Algunos mechones habían caído sobre el rostro, que se veía mas delgado de lo habitual, y tenía unas oscuras ojeras, prueba obvia que no había estado durmiendo bien por los últimos días, o tal vez mas.

"En realidad, no. Vine a..." Harry se quedó callado por un momento, pensando en lo que había dicho Minerva, que Snape necesitaba un amigo. "Vine a escuchar tu versión del asunto."

Severus resopló. "Mi versión. Ella nunca escucharía mi lado de las cosas. Sabes, después de bloquearme la entrada floo, me puse a ver ese recuerdo que me dejó. Una linda porquería."

"Entonces, dime qué pasó y por qué." Dijo Harry con firmeza.

Severus suspiró. "Bien. Te lo diré, pero solo si sigues bebiendo. Eres muy irritante cuando estás sobrio."

Harry hizo un gesto y siguió bebiendo. Severus, mientras tanto, pensaba en cómo había comenzado todo. "La vi y de inmediato noté lo hermosa que se había puesto cuando regresó a recursar el séptimo año. Era bellísima. Hasta ese momento, nunca había notado lo hermosa que era. Siempre había sido lista, pero sus tendencias de sabelotodo ya no eran tan acentuadas. La observé por semanas y cuanto mas la miraba, mas me atraía."

Severus bebió otro poco de licor y llenó el vaso de Harry que estaba sorpresivamente vacío. "De hecho, tuve varias conversaciones con ella y descubrí lo maravillosa persona que era. Debí mantenerme alejado en cuanto me di cuenta de la atracción que sentía por ella, pero no pude. Mas la conocía, mas me atraía. Así que terminé enamorándome. Enamorándome de una estudiante de tan solo dieciocho años."

El Maestro vio como Harry bebía otra sorbo y suspiró. "Nunca pensé que ella me vería de esa manera. Que me deseara de tal manera. Ya había sufrido muchos años amando a una mujer que nunca tendría. No podía pasar por todo eso de nuevo."

Harry sabía de qué mujer hablaba. Los recuerdo que Severus le diera hacía años cuando pensó que moriría, todavía lo perseguían. Había visto cuanto había amado Severus a su madre, así que podía entender que no quisiera pasar por esa experiencia una vez mas.

"Ella estaba en mi clase un día y terminé con su cabello enredado en mis manos, por accidente. Cuando volví a mi escritorio, comencé a quitarme la hebra de los dedos, para arrojarlo al suelo, pero me detuve. Pensé que, tal vez, lo que sentía era simple atracción. Tal vez, si me lo sacaba del sistema, estaría en paz, así que guardé el cabello y los puse en una poción." Snape terminó de beber su medida de licor y volvió a llenar ambos vasos.

Harry comenzaba a sentir un ligero mareo, ya que no había cenado y beber con el estómago vacío no le caía bien. Pero sabía que no podía dejar de beber. Severus dejaría de hablar y lo echaría. Y Harry descubrió que de verdad quería escuchar la historia.

"Ya te imaginarás en qué poción puse su cabello. Luego de eso...sentí una especie de paz. Una que no había sentido nunca antes. Pero solo duró hasta que volví a verla, entonces, volví a sentirme vacío. El mismo vacío que me persiguió durante años. El mis movacío que me sentí por décadas. Ella lo llenaba, y ni siquiera era ella misma." Suspiró Severus mientras pensaba en aquellos eventos.

"Durante años, deseé tener otra oportunidad para decirle lo que sentía por ella. Decirle que la deseaba en mi vida mas de lo que podía ella imaginar. Esperé por una oportunidad, y entonces, la conseguí. Fue un completo accidente, pero la conseguí. Entonces, supe que haría cualquier cosa en mi poder para estar con ella. Y ya no quiero una copia." Relató Severus, bebiendo otro sorbo de whiskey. Rebuscó en los bolsillos y sacó un frasquito, girándolo entre los dedos.

Harry se había quedado pasmado al escuchar aquella revelación. Nunca hubiera imaginado lo que sentía Severus por tanto años. Sabía del amor que había sentido por Lily. Sabía cuánto había odiado al Señor Tenebroso y todo lo que representaba. Pero la verdad era que Harry nunca supo lo triste que había sido la vida de Severus. Hermione había ayudado a Snape. Hermione había llenado su vida de cómo nadie mas había podido. Y eso era absolutamente asombroso.

"Sabía que estaba con Weasley. Sabía que ella lo amaba o, al menos, eso pensaba, no estoy seguro. Pero sí sabía que ella nunca me querría. ¿Cómo podría? Ella me conoce bien, sabe lo que soy y lo que hice. ¿Cómo podría ella olvidar mi pasado? Así, que en lugar de ser honesto con respecto a mis sentimientos hacia ella, tomé el camino de los cobardes. Encontré la manera de obtener siempre sus cabellos y así viví con una mera copia de ella, por años. Pensé que eso sería suficiente, pero no." Dijo Severus, alzando su vaso y vaciándolo de una vez.

Harry llenó ambos vaso nuevamente con su varita. "Severus, ¿le has dicho algo de esto a ella?"

Severus se rió amargamente. "¡Oh, si, claro! Ella lo sabe toso y es por eso que se siente tan traicionada desde hace dos semanas. Es por eso que tomó la cja de cabellos que yo guardaba, aunque ya no pretendía usarla jamás. No quiero una copia de Hermione. Quiero a la real. Usa tu cerebro Potter. ¡Por supuesto que nunca le dije todo esto!"

Harry se quedó mirando el frasquito en su mano y se paró sobre unas piernas temblorosas para acercarse a él. Al ver lo que era, Harry se enfadó nuevamente. "Si ya no querías la copia, ¿por qué preparaste una poción con su cabello?" Lo acusó con la voz cargada de veneno.

Severus miró al frasquito. "No lo hice."

Harry resopló. "Pues esto se ve exactamante como los frascos que vi en su habitación. Es la misma sustancia. Entonces, si tu no lo hiciste, ¿de dónde la sacaste?"

Severus suspiró. "Ella me la arrojó."

Harry se detuvo. "¿Qué?"

Severus lo miró con enfado. Todavía odiaba tener que repetir las cosas. "Ella me la arrojó. Dijo que así podría tenerla una vez mas, pero que no sería a ella en persona."

Snape comenzó a gruñir con furia. Se quedó mirando el frasco que sostenía. Algo que él había creado. Algo que en algún momento había significado su salvación y que ahora, representaba la total destrucción de su felicidad.

La había conservado en su bolsillo desde que ella se la había arrojado. Era como un recordatorio de todo lo que había acontecido. El amor, la pérdida, la felicidad y el dolor. A veces, lo sacaba del boldillo y simplemente lo miraba. Pero de todas maneras, no necesitaba un recordatorio. Todo eso lo perseguía inmisericorde.

Sin poder seguir mirándolo mas, gruñó y lo lanzó contra una de las paredes cercanas. El frasco se estrelló contra la piedra, estallando en mil pedazos, desparramando su contenido en todas direcciones. Los trozos de vidrio se veían exactamente como sentía su corazón. Cientos, si no miles, de pequeños pedazos, que nadie podría volver a unir. Y aunque lograran unirlos, ya no sería lo mismo.

Harry vió esto y se quedó de una pieza. Severus pudo haber tomado ese frasco ycon eso hubiese tenido varias copias. Era mas que probable que Hermione no se había dado cuenta que al darle ese frasco, le había dado la oportunidad de tenerla, de alguna forma, para siempre, si así lo deseaba. Pero Severus ya no quería una copia. Esta acción, le había demostrado a Harry lo mucho que ese hombre amaba a su amiga.

El joven se quedó mirando al destruído hombre frente a él y supo que debía hacer algo. Dos vidas. No, tres vidas, habían sido separadas por un error cometido hacía tanto tiempo.

Harry se agachó frente a Severus quien estaba mirando con odio la vacía chimenea. "Severus, eres un tonto."

Snape volvió sus oscuros ojos hacia Harry. "¿Acaso crees que no lo sé? ¿No crees que es lo mismo que me estuve diciendo por estas últimas dos semanas? Desearía poder volver atrás. Desearía poder regresar y decirle las cosas yo mismo. Explicarle lo que había hecho antes que ese mocoso pelirrojo le fuera con el chisme. Desearía poder retroceder siete años y solo ser honesto con ella y nunca haber hecho esa estúpida poción."

Harry lo miró. "Si tanto la amas, ¿que es lo que estás haciendo aquí sentado? ¿Por qué no estás luchando por ella? ¿Haciendo cualquier cosa por hacer que escuche?"

Severus suspiró. "Lo intenté. Lo intenté por tres días. Fui a su casa y aporreé la puerta, pero ella nunca contestó. Regresé varias veces e hice lo mismo. Terminé rompiendo mi mano contra la madera cada día con cada golpe que le daba a esa puerta. Poppy tuvo que arreglarla cada vez. Al cabo de tres días, me dí por vencido. Pensé que tal vez necesitaba tiempo para calmarse...si es que alguna vez se calma."

Harry suspiró otra vez. Sabía que lo que estaba pensando, haría de su vida un infierno. No solo se estaba arriesgando a que Hermione no volviera a hablarle jamás. Ginny tenía el temperamento de su madre y sabía exactamente cómo usarlo.

Pero esto no se trataba de Harry o Ginny. Esto era algo sobre Hermione. Su amiga se sentía miserable sin Severus. Severus se sentía miserable sin Hermione. Ambos habían compartido una nueva vida que se había visto perjudicada por un arrebato.

Harry se puso de pie y fue hasta el baño. Abrió el gabinete de las medicinas y comenzó a rebuscar entre los diferentes frascos que allí habían.

"Potter, ¿qué diablos estás haciendo ahora? ¡Deja de esculcar mis cosas!" Gritó Severus desde la sala.

Harry revoleó los ojos y siguió buscando hasta encontrar lo que quería. Cuando logró llegar hasta el frasquito deseado, sonrió. Regresó con Snape y le tendió la poción. "Bebe." Fue todo lo que dijo.

Severus miró el frasco y murmuró algo. "¿Por qué supones que quiero estar sobrio? He pasado la mitad de la noche embriagándome a propósito."

Harry se tragó las ganas de retrucar por la frustración. "Quiero que estés perfectamente en tus cabales para que puedas entender plenamente lo que voy a decirte, así que, o te lo tomas por voluntad propia o te lo hago tragar a la fuerza."

Severus tenía ganas de decirle que se pusiera el frasquito en donde no le daba el sol, pero no dijo nada. Tenía otra botella de whiskey de fuego guardada, así que, mas tarde, podía volver a embriagarse. Además, en el estado que estaba en ese momento, Harry podía vencerlo y eso sería una horrible vergüenza.

Snape destapó el frasco y bebió el contenido, haciendo un gesto de desagrado. Esa porquería tenía un sabor horrible y por muchos años, Severus había estado pensando en cómo cambiar la receta para que supiera un poco mejor, solo que no había logrado hacerlo.

Cuando hizo efecto, Harry pudo ver como se aclaraban los ojos del Maestro. También pudo ver el exacto momento en el que ese hombre se daba cuenta de lo mucho que había dicho en su ebriedad.

"Bien. Estoy sobrio. ¿Ahora que quieres? Cuanto mas rápido me digas, mas rápido te irás." Dijo Severus con rudeza. De pronto no podía creer todo lo que le había dicho al muchacho.

Harry estaba agachado frente a el. "Tienes que ir a hablar con Hermione."

Severus gruñó. "Si eso es todo lo que vas a decir, entonces me voy a buscar otra botella de licor."

Harry revoleó los ojos. "no he terminado, pedazo de pendejo. Tienes que hablar con ella porque tú no eres el único que se siente miserable. Ella está muy mal."

Vio que Severus comenzaba a poner atención al escuchar eso. "Ustedes dos se aman y se necesitan. Además, esto ya no es solo asunto de ustedes dos. Si no se las arreglan para componer este desastre, no solo estaran arruinando sus vidas, si no la de alguien mas."

Severus lo miro con el rostro en blanco. "¿Y cuál vida se supone que vamos a arruinar? ¿La tuya? La verdad, en este momento, me importa una mierda..."

Harry ya había tenido para toda la cosecha. "No, tarado, no hablo de mi. Me refiero a tu hijo."

Snape ladró una carcajada. "Potter, siempre supe que no eras la herramienta mas aguzada de la caja, pero esto prueba el alcance de tu estupidez. Yo no tengo hijos."

Harry apretó los dientes. Siempre había dado por sentado que Snape era un hombre brillante, pero tal vez, era tan tonto como todos los demas, después de todo. "Tal vez no los tengas ahora, pero lo tendrás en unos siete meses."

Severus se quedó mirando a Potter con una cara muy graciosa y los labios abiertos por el shock, y los ojos cada vez mas grandes al tiempo que lo que Harry le había dicho, comenzaba a meterse en su cerebro.

"¿Q...qué? ¿Hermione está embarazada? ¿Cuándo...? ¿Cómo...?"

Harry le sonrió con malicia. "Bueno, verás Severus...cuando a un tipo le gusta una dama..."

Severus le gruñó ferozmente, sin encontrar la gracia en el asunto. "No, pedazo de bruto, ya sé cómo quedó embarazada. ¿Cuando lo supo? ¿Cómo no me dijo nada?"

Harry inhaló. "Lo descubrió...creo que el mismo día en el que ustedes se pelearon. Se desmayó en el trabajo y por suerte, estaba ahí para qyudarla. La llevé con el medimago residente del Ministerio y así se enteró. Y por qué no te dijo nada...bueno, creo que ha estado pensando demasiado en todo este lío, así que tal vez no encuentra la manera de decírtelo todavía."

Severus se quedó allí, pasmado. ¿Voy a ser papá? Ese pensamiento quedó dando vueltas y vueltas en su cabeza.

No supo cuánto tiempo pasó allí sentado, pero para cuando volvió de su viaje catatónico, Harry estaba bebiéndose el resto del whiskey de fuego. Snape alzó una ceja al ser testigo de lo mucho que estaba bebiendo el chico.

"¿Hay alguna razón para que te estés bebiendo todo mi licor cuando me has hecho ponerme sobrio?" Preguntó Severus.

Harry dejó la botella vacía. "Sep...es la única manera de conservar mi vida. Regresando a casa totalmente borracho."

Severus se rió. "¿Crees que Hermione te va a matar por contarme lo del bebé?"

Harry le dedicó una sonrisa de ebriedad. "Ah, shi...pero no esa esho a lo que me refería..." Un hipo lo detuvo.

Severus se puso serio cuando el muchacho dejó de hablar. Bueno, tal vez Potter no es menos molesto cuando está borracho. "¿Te molestaría aclarar eso?"

Harry se acomodó para contarle. El whiskey había llegado hasta lo mas recónditode su vacío estómago y estaba haciendo efecto bien rápido. Hipó otra vez, provocando que se cayera de su precaria posición, acuclillado frente a Severus. "Claro...Sheverus..." Dijo con un tono de marcado arrastre ebrio. "No puedes ushar la red Floo y ella no te abrirá la puerta. Aunque, por lo que sé, no escuchó cuando fuiste a golpear su puerta, porque eshtaba metida en la cama, con las shábanas hasta las orejas...llorando como Magdalena."

Severus parpadeó un par de veces al caer en la cuenta de lo mucho que había lastimado a Hermione. "Está bien, eso ya lo sé. ¿Qué mas?"

Harry esbozó una borracha sonrisa. "Peeero...es mi casha y fui yo quien puso los encan...encan...encantamientos...entonshes...puedo hacer lo que quiera...ashique...nos voy a aparecer a ambos dentro y así que no tendrás que romperte los dedos de nuevo..."

Severus se puso tenso. Esa es una idea brillante. Si funciona...bueno...le oy a deber una a Harry. "Muy bien. Entonces, vámonos."

Severus movió su varita y de inmediato, su cabello y su ropa estaban limpias y frescas. No quería llegar hasta ella viéndose como un borracho perdido. Quería que esta oportunidad que Harry le ofrecía fuera perfecta. Bueno...tan perfecta como puede ser con un Potter borracho a mi lado.

Dos veces, Harry trató de ponerse de pie, pero ambas veces terminó en el suelo. Revoleando los ojos, Severus se inclinó sobre él y lo ayudó a recuperar la verticalidad...o algo así...

Harry sacó su varita y vaciló.

"Sabes...tal vez no sea tan buena idea con lo borracho que estoy...espero no hacernos añicos..." Comentó el joven, recargándose pesadamente sobre el Maestro de Pociones e hipando nuevamente.

Severus contuvo la respiración, mientras le pasaba un brazo alrededor para mantenerlo estable. A ambos, de hecho. "Eso creo yo. Pero ella vale la pena el riesgo. Sostente de mí. Voy a aparecernos en la puerta del colegio."

Severus desapareció llevándose a Harry hasta las puertas de Hogwarts para que el joven auror borracho los apareciera en Grimmauld Place. Harry sonrió, movió su varita, emitió otro hipo, y con un sonido, desaparecieron.

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