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Capítulo 11ཻུ⸙͎

Hermione se apresuró para llegar a casa. Ya era tarde y eso le molestaba. Le molestaba llegar tarde para cualquier cosa. Ni siquiera había tenido tiempo de enviar una lechuza para avisar. Normalmente avisaba que iba a llegar cinco o diez minutos tarde, pero esta vez, eso sólo la retrasaría mas.

Se había retrasado con cosas de trabajo y ahora estaba llegando tarde. Esta noche era muy importante. Iba a cenar con Harry y con Ginny. Habían pasado dos semanas desde que Ginny había irrumpido en su habitación, aquella mañana de sábado. Esta noche iba a ser la primera vez que Harry y Severus estuvieran en la misma habitación desde la graduación. Y para colmo, llegaría tarde. ¡Mierda!

Tomó un puñado de polvos floo y se fue a casa. Todavía tenía que ducharse y cambiarse. ¡Doblemente mierda! Llegó a casa y subió las escaleras corriendo. Abrió de golpe la puerta de su habitación, haciendo que se estrellara contra la pared, y pasó corriendo para llegar al baño.

Abrió las llaves de la ducha y comenzó a quitarse la ropa, lanzándolas hacia atrás sin fijarse a dónde caían. Luego la recojo. Estaba tratando de mantener el equilibrio sobre una sola pierna, mientras se quitaba las medias, cuando escuchó una risita grave.

Se volvió con rapidez, asustada, perdió el equilibrio y hubiera caído al suelo, de cara, si Severus no se hubiera movido con toda velocidad para atraparla en sus fuertes brazos. Ella se puso de pie nuevamente y le sonrió avergonzada.

"Nunca pensé que fueras del tipo torpe." Le dijo él con esa expresión en la cara que era su marca registrada.

Ella frunció el ceño, zafándose del abrazo de él para terminar de desvestirse. "No lo soy, pero llegué tarde y tu me asustaste."

Los ojos de Severus recorrieron el casi desnudo cuerpo de ella, mientras el calor llenaba sus oscuros ojos y observaba el bonito y redondo trasero de Hermione, todavía cubierto con encaje púrpura. "Me dí cuenta. ¿Sabes que? Un par de minutos mas no harían daño. Algo así como veinte minutos mas o menos."

Ella se dio vuelta para mirarlo, mientras se quitaba las purpúreas bragas, viendo la expresión en los ojos de Severus y comenzando a sonreír. "Oh, no. No creo. Lo único que va a tocar a este cuerpo, en este momento, es el agua de la ducha." Se metió bajo el spray y cerró con firmeza la cortina.

Segundos después, se abría nuevamente haciéndola reír. Él todavía estaba totalmente vestido, pero sus ojos se deslizaban sobre el ahora mojado cuerpo de Hermione. "Dije que no Severus. Odio llegar tarde." Dijo ella, todavía riendo un poco.

"Ya estamos tarde." Retrucó él con facilidad, disfrutando de la visión frente a sus ojos. Él también odiaba llegar tarde, pero viendo lo deliciosa que se veía su amante en aquel momento, podía hacer una excepción y llegar tarde a cualquier parte.

Ella se volvió a reír mientras deslizaba las manos sobre su propia piel, que ya comenzaba a sentirse caliente por el solo hecho de que Severus la estuviera mirando tan ardientemente. "Ya sé, pero si hacemos lo que tus ojos me indican que quieres hacer, llegaremos de verdad tarde. No."

Él sonrió pero no dijo ni una palabra, solo la miraba bañarse. Ella lo miró de soslayo cuando pasaron algunos minutos y Severus no había cerrado la cortina de la ducha. Hermione se estaba lavando el cabello, pero se detuvo al darse cuenta que él seguía allí, inmóvil y observándola con los ojos cargados de lujuria.

Tenerlo allí, mirándola, la estaba excitando mas rápido de lo que podía admitir. Terminó de lavarse el cabello y buscó el acondicionador. No se preocupó por darle el tiempo que normalmente le procuraba y lo enjuagó con rapidez.

Como él seguía sin decir una palabra, ella comenzó a sonreír de nuevo, mientras mas calor se acumulaba entre sus piernas. Maldito sea. Pensó ella mientras buscaba su varita y con un solo movimiento lo dejaba desnudo. Severus le dedicó una sonrisa pícara. Dio un paso al frente y la acompañó dentro de la ducha, deslizando sus brazos alrededor del cuerpo de ella e inclinándose para besarla.

Cuarenta y cinco minutos mas tarde, Hermione se estaba poniendo unas bragas amarillas de encaje con un sostén haciendo juego, maldiciéndolo en silencio. Veinte minutos mis calzones. Pensó. Los dichosos veinte minutos había pasado y él seguía moviéndose dentro de ella debajo de la lluvia de la ducha, mientras ella tenía sus brazos y piernas alrededor del cuerpo de él y la espalda presionada contra la pared.

Normalmente disfrutaba de lo mucho que podían estar haciéndolo, pero no esta noche. Miró a Severus y vio que ya estaba vestido. Eso solo la hizo maldecir de nuevo. Obviamente, había usado magia para hacerlo.

Con un suspiro, tomó su varita. Al cabo de un par de movimientos, ella también estaba totalmente vestida, con el cabello arreglado y el maquillaje perfecto. No le gustaba hacer esas cosas con magia, pero ya estaba llegando tarde.

Se volteó y lo encontró sonriendo con picardía de nuevo. "¿Qué?" Preguntó.

Él se encojió de hombros. "Todavía tenías tiempo."

Ella alzó una ceja. "¿Si? ¿Y cómo es eso? Estamos llegando mas de una hora tarde."

El sonrió de nuevo. "Como no llegaste de inmediato, envié a mi cuervo para avisarles que llegaríamos un rato mas tarde porque todavía estabas trabajando. Les hice saber que llegaríamos una hora tarde o tal vez un poco mas."

Hermione estrechó los ojos al mirarlo. "¿Sabías que teníamos tiempo y me dejaste pensar que era tarde?"

Severus se rió por lo bajo. "Sé que detestas llegar tarde. Además, lucías irresistible toda mojada en la ducha. Si te lo hubiera dicho, no me hubieras dejado hacerte el amor y eso si hubiera sido una real tragedia." La sedosa voz del Maestro de Pociones hizo que un estremecimiento le recorriera la columna mientras los largos dedos del hombre le acariciaban el rostro y su pulgar descasaba sobre la mejilla.

Ella abrió la boca para discutir, pero la cerró. Probablemente tenga razón. Ella hubiera suspirado con alivio y no lo hubiera dejado acercársele por miedo a llegar tarde. No pudo evitar la sonrisa que acudió a sus labios. " De acuerdo, te concedo eso. Gracias por enviar a tu cuervo. ¿Cuándo lo trajiste aquí?"

Severus la envolvió con sus brazos. "Hoy. Como he pasado mas tiempo aquí que en el castillo, pensé que era mejor traerlo conmigo, así puedo alimentarlo."

Hermione sonrió. "Buena idea." Deslizó sus labios suavemente sobre los de él para darle un rápido beso. "Será mejor que partamos ahora para no llegar mas tarde."

Él la besó otra vez, amando el sabor de su boca. Se alejó un poco de ella, la tomó de la mano y la llevó hasta la planta baja, en donde estaba la chimenea en la sala. Hermione tomó un puñado de polvos floo. "La casa de Harry Potter en Godrick's Hollow." Dijo ella un instante antes de dejar caer las cenizas y desaparecer en medio de una llamarada color verde.

Llegó a la sala de la casa de Harry unos segundos antes que Severus. Movió su varita y de inmediato, limpió las cenizas que les habían quedado en la ropa. Le echó un vistazo a la estancia vacía.

¿Dónde están todos? Se preguntó. "¿Harry? ¿Ginny?" Dijo en voz alta mientras avanzaba en dirección de la cocina.

Hermione escuchó una risita traviesa, un segundo antes de entrar en la habitación y encontrar a la pareja envueltos uno en los brazos del otro, compartiendo un apasionado beso. Para ella esa era una escena bastante familiar, así que sonrió cuando vio a Severus desviar la mirada, obviamente avergonzado por haber interrumpido. Hermione aclaró la garganta ruidosamente, asustando a la pareja que se besaba.

Harry alzó la mirada mientras Giny se volteaba rápidamente para ver a los recién llegados. La pelirroja se puso roja de vergüenza y murmuró algo así como que debían ponerle alguna clase de alarma a la chimenea para que supieran cuando llegaban las visitas. Harry se rió con suavidad y le dio a su esposa una tierno apretoncito antes de dejarla ir. Ella regresó rápidamente a vigilar la comida y para darse un momento para que se le pasara la vergüenza.

"Hermione, me alegra tanto verte." Dijo Harry acercándose a ella para abrazarla. "Ha pasado una eternidad desde la última vez que viniste."

Harry la soltó y miró a su antiguo profesor. No le parecía que fuera la mejor elección de Hermione, pero si ella era feliz, entonces él sería feliz por ella. "Severus, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi. ¿Cómo has estado?" Preguntó el joven, extendiendo su mano a modo de saludo.

Severus se puso rígido por un momento antes de extender su mano y aceptar el saludo de Harry. "Estoy bien. Veo que te has hecho una buena vida, Harry. Escuché que eres un Auror."

Hermione suspiró con alivio. No había estado segura de cómo iban a ser las cosas, pero estaba feliz que estuviera saliendo todo bien. Ahora tenía que asegurarse que siguiera así por el resto de la noche y todo estaría perfecto.

Harry sonrió. "De hecho, así es. Ya soy uno de los Aurores de mas rango. ¿Y sus alumnos? ¿Siguen haciendo estallar cosas todos los días?"

Severus torció el gesto. "Si. Creo que los de primero de este año, son la peor camada en mas de una década. Me parece que hacen que su viejo amigo, el Sr. Longbottom, parezca un genio en comparación."

Harry se rió. "¡Wow! ¡Eso es ralmente malo! ¿Quieres beber algo?"

Severus comenzó a relajarse lentamente. "Un whisky de fuego, si tienes, gracias." Dijo él mientras Harry se alejaba.

Ginny se acercó a Hermione y la abrazó antes de mirar a Snape. "Profesor Snape, es bueno verlo otra vez." Dijo la joven pelirroja con un suave sonrojo tiñiéndole las mejillas, recordando lo que había dicho la última vez que lo había visto.

Severus hizo un gesto y Hermione se rió suavemente. "Sra. Potter, también es bueno verla de nuevo."

Ginny frunció el ceño y tragó saliva con nerviosismo. "¿Por qué lo llamó Harry a él y a mi me llama Sra. Potter? Pensé que me había perdonado."

Hermione ocultó una sonrisa y Severus alzó una ceja. "Y así fue. Pero como usted me ha llamado 'Profesor Snape', pensé que lo mejor era llamarla 'Sra. Potter', que es mejor que llamarla 'Srta. Weasley', ¿no?" Retrucó él, con esa ligeramente arrogante, pero sedosa voz de él.

Ginny frunció el ceño, ahora por la confusión. "Pero ya no soy la Srta. Weasley."

Severus sonrió con malicia. "Y yo ya no soy su profesor."

Hermione se atragantó con una carcajada, ganándose una mirada de reproche de parte de Ginny y una suave sonrisa de Severus. Harry regresó con el trago de Severus y con el jugo que Hermione bebía normalmente en su casa. Había escuchado la conversación, pero sabiamente, se guardó el comentario sobre que Severus tenía razón.

Ginny le hizo una suave sonrisa. "¿Severus entonces?"

Snape le sonrió a la pelirroja. "Eso estaría bien, Ginny."

La noche fue tranquila después de eso. Hermione terminó cambiando su jugo por el trago que había descubierto que le gustaba, la noche que se encontró con Severus en el pub. Él había investigado como se preparaba poco después de ese día e instruyó a Harry como hacerlo.

Hermione estaba totalmente sorprendida al ver lo que Severus había hecho por ella. Se había tomado la molestia de aprender algo solo porque a ella le gustaba. Le pareció que era algo fantástico y le sonrió con aprecio. El hombre de verdad era muy dulce. Todavía la sorprendía y la dejaba pasmada darse cuenta de lo muy agradable y tierno que su amante podía ser.

Cenaron y luego se sentaron a conversar por horas. Los niños habían cenado antes y ahora, corrían por la casa y jugaban mientras los adultos conversaban. Severus se encontró observándolos con curiosidad mientras estaban en la sala de estar.

Se había puesto un poco nervioso cuando el mas pequeño se encaramó en el regazo de Hermione, junto a él, y luego se había subido a las rodillas de Snape.

En este punto, Severus no estaba seguro de lo que debía hacer en este caso, así que miró a Hermione como pidiendo ayuda, quien le sonrió antes de acercarse a él y hablarle al oído para comentarle que el pequeño solo sentía curiosidad por él.

"Hola, soy Albus." Dijo el niño, estudiando al hombre frente a él.

Severus tragó saliva. "Hola, yo soy Severus."

El pequeño se rió con ganas. "No, no lo eres. YO soy Severus."

El Maestro de Pociones frunció el ceño, confundido. "Pensé que dijiste que eras Albus."

El pequño volvió a reírse. "Si. Soy Albus Severus Potter." Declaró con orgullo.

Severus miró a Harry a los ojos, lleno de asombro y vio que Harry le sonreía cálidamente a su hijo. "Lo llamaste así como yo?" Severus no sabía nada al respecto.

Harry asintió. "Fuiste una gran ayuda durante la guerra. Sin ti, nunca hubieramos ganado. Casi moriste por nosotros, así que, sí, lo llamé Severus en tu honor." Miró a Ginny con amor y sonrió otra vez. "Bueno, en realidad, lo llamamos así en tu honor."

Hermione tocó el brazo de Severus con suavidad, haciendo que la mirara a los ojos. "Pensé que sabías, de otro modo te lo hubiera dicho antes." Dijo ella, en voz baja.

Severus negó con la cabeza, todavía shockeado. "No sabía." Volvió a mirar a Harry. "Escuché que habías nombrado a tus hijos como héroes de guerra caídos, pero creo que no me enteré que Albus llevara mi nombre también. "

Albus sonrió con paciencia a Severus, como lo haría un adulto con un niño. "No tonto, ese es mi nombre."

Los adultos se rieron y Hermione se inclinó hacia Albus, que todavía estaba encaramado en el regazo de Severus. "Albus, cariño, él también se llama Severus. Los dos se llaman así. Solo que él no se llama Albus, él es Severus Snape." Dijo ella con facilidad mientras observaba de refilón la expresión pasmada de Severus.

Albus frunció lo labios como si pensara en eso. "Si tú tienes parte de mi nombre, ¿entonces significa que también tienes parte del nombre de James? ¿Eres Severus Sirius Snape?"

Hermione se rió con ganas al ver la expresión de su amante. Sirius no había sido de sus personas favoritas y obviamente no sentía agrado por la idea de compartir el nombre de su viejo enemigo. "No, amor. " Dijo ella cuando Severus se quedó callado. "Tu hermano James lleva el nombre de tu tío Sirius Black."

Albus volvió a fruncir los labios, pensando un poco mas. Luego asintió y sonrió. "Muy bien entonces. Así que solo tú y yo compartimos el nombre. Eso me gusta." Declaró con mucha seguridad, como solo un pequeño de tres años puede hacerlo.

Severus no pudo evitar sonreírle al pequeño en sus brazos. "A mi también me gusta." Dijo él y lo creía de verdad.

Albus le dedicó una sonrisa. "Bien, adiós." El niño se bajó de las piernas de Severus y un instante después, se había ido a jugar nuevamente.

Hermione se rió suavemente. "Tiene cortos períodos de atención a esta edad. Eso es lo máximo qe se ha quedado con alguien en mucho tiempo."

Severus sonrió y le pasó un brazo sobre los hombros. Encontró que le gustaba Albus. Si era un típico niño de tres años, Severus descubrió que le gustaban los niños de esa edad. Draco nunca se había sentado en su regazo cuando era un pequeño, así que esta había sido una experiencia nueva, que disfrutó bastante.

Mas tarde, cuando james se sentó en su regazo, ya no estaba tan nervioso. Los dos hablaron por algunos minutos antes que James se fuera a jugar como lo había hecho su hermanito. Severus encontró que los niños de cinco años también le gustaban.

Al rato, Ginny y Harry se disculparon para llevar a la cama a los pequeños. Cuando salieron de la habitación, Severus miró a Hermione.

"¿Son todos los niños como ellos dos?" Preguntó.

Ella le sonrió. "No todos. Creo que ellos son así porque tienen a dos padres que los aman. ¿Nunca tuviste contacto con niños menores de once años antes?"

Severus frunció el ceño. "Estuve con Draco desde que era un pequeñito, pero él nunca fue así. Y siempre lo veía por escasos momentos. Casi siempre estaba con su niñera o con un elfo doméstico."

Hermione sintió curiosidad. "¿Cómo era Draco cuando era niño?"

Severus exhaló. "Muy formal. Desde el momento que aprendió a caminar o hablar, se le instruyó para que sea siempre formal y amable. Él nunca se hubiera subido al regazo de alguien como lo hicieron James y Albus."

Hermione arrugó la frente con tristeza. "¡Qué mal! Todos los niños deben ser abrazados o deben encaramarse en el regazo de alguien de vez en cuando. No puedo imaginar a Albus o a James sin que se suban a mis rodillas cada vez que vengo. Sé que solo lo hacen por un par de minutos, pero es dulce cuando lo hacen y a mí me encanta."

Severus se quedó pensando en eso. "¿Así que eso significa que vas a dejar que tus hijos jueguen en tu regazo?"

Hermione se sorprendió con su pregunta. "Si, por supuesto." Se miró las manos. "Si alguna vez los tengo."

Él la tomó con suavidad de la barbilla y le habló con dulzura. "Deberías. He visto cómo eres con los niños Potter y estoy seguro que serás una muy buena madre."

Hermione sonrió y luchó por contener las lágrimas al escucharlo. "Tal vez, algún día. Asumiendo que alguna vez encuentre a alguien que quiera tenerlos conmigo."

Él sabía que se estaba arriesgando mucho, pero dejó salir las palabras, de cualquier modo. "Te sorprendería saber quién estaría mucho mas que feliz de poder tener hijos contigo."

Los ojos color chocolate se abrieron de par en par, pero antes que pudiera responderle, Ginny y Harry regresaron y el momento pasó. Tal vez había pasado, pero las palabras quedaron en su cabeza. ¿Eso significa que él también quiere tenerlos? Se preguntó eso por el resto de la noche.

Los cuatro charlaron hasta tarde. Cuando se estaban por ir, Ginny y Harry les pidieron que volvieran pronto. Hermione prometió preparar la cena para todos. Harry y Severus se dieron un apretón de manos y Harry le dio a Hermione otro gran abrazo. Ginny también la abrazó y luego, extendió la mano hacia Severus. Él se quedó quieto otra vez, pero luego, con mucha gentileza, la tomó y la saludó.

Hermione abrazó a Severus y se aparecieron directamente en su habitación en Grimmauld Place. Severus le dio un suave beso y la llevó a la cama, en donde le hizo el amor hasta que ambos estuvieron lo suficientemente exhaustos como para solo querer abrazarse y quedarse dormidos.

Hermione no tuvo oportunidad de preguntarle lo que había querido decir en casa de Harry, pero no le importó. Era feliz. Tenía un empleo que amaba, un hogar que adoraba y un hombre del que se estaba enamorando.

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