Capítulo 3: Los más enamorados del reino
No pude evitar poner la imagen de esa escena. Creo que se convirtió en una de mis favoritas de ellos dos😂😂😍🔥.
Yo ya sé como se van a llamar los bebés y que son, pero antes de que empiece este capítulo, quiero que me digan que piensan que son y como se llamarán⬇️⬇️⬇️
Una niña y un niño💜💙...
Dos niñas💜💜...
Dos niños💙💙...
Los leo.
❗
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Mal's POV:
Volvimos a la casa y aprovechamos el resto de la noche. Estuvimos hablando, abrazandonos, besándonos y bueno... Una cosa llevó a la otra.
Nos quedamos dormidos horas más tarde, con sus brazos rodeando mi cintura y estómago y conmigo apoyada contra su pecho. Una de las cosas que más me gusta de dormir juntos es poder estar abrazados.
Abrí los ojos cuando oí la voz de Ben. Lo miré con ternura por lo que estaba haciendo.
-Ustedes saben que su papá los ama mucho. ¿Verdad? - preguntó.
Estaba con su cabeza apoyada un poco más arriba de mi barriga y hacía leves caricias sobre ella.
-Son el mejor regalo que su mami me pudo dar de cumpleaños y de bodas.
El tono que está usando me parece tan tierno y hace que me den unas inmenzas ganas de besarlo.
-Siempre quice formar una familia con ella, es la mujer más especial y única que existe.
Sonreí. Cada vez me costaba más no moverme para que no se diera cuenta de que lo estaba oyendo.
-Sé que me han oído decir muchas veces que quiero que sean una princesa y un príncipe, pero si no es así, yo seguiré siendo feliz. Lo que más me importa es que ustedes y su mami estén bien. Que sean felices y que sepan cuanto los amo.
Acaricié su cabello y levantó la vista. Lo miré sonriendo y él hizo lo mismo. Le dio varios besos a mi barriga antes de acomodarse encima de mí.
Lo abracé por el cuello y él a mi por la cintura.
-Eres un tierno-dije dándole un golpe con mi dedo en la punta de la nariz.
-Y tú eres hermosa.
Solté una risita y besé su mejilla.
-Por más de que amo a tus padres y a nuestros amigos, ustedes son lo único que necesito para ser feliz-le dije.
Sonrió y acarició mi mejilla.
-Ya vamos a poder verlos. Los he extrañado-dijo.
-Yo también.
Estaba acariciando mi pelo y eso me relajaba.
-Y... - dijo alargando la palabra- ¿Qué quieres hacer en estas últimas horas que nos quedan aquí?
-¿Dormir es una opción?
Ambos nos reímos.
-O mejor... - dije y puse una mano sobre su pecho- ¿Qué tal si seguimos con lo de anoche?
Lo miré coqueta y él hizo lo mismo.
-Esa opción es muy tentadora - respondió siguiendome el juego.
Nuestros rostros están tan cerca que puedo sentir su tibio aliento sobre mi frente.
Agarré su rostro con mi mano libre y sellé sus labios con los míos. Era un beso tan dulce y a la vez tan apasionado.
Sus labios bajaron a mi cuello. Dio varios besos detrás de mi oreja. Él sabe que eso me vuelve loca. Siguió su recorrido por el resto de mi cuerpo y sus manos se le unieron, haciendo que gimiera y gritara su nombre.
Volvimos a unir nuestros labios y nos di la vuelta para quedar encima de él. Hice lo mismo que él hizo conmigo y al final me acomodé de modo que nuestras caras estuvieran una frente a la otra.
Volvió a dejarme debajo de él con mucho cuidado. Agarró una de mis manos y entrelazó nuestros dedos.
-¿Lista?
-Contigo, siempre.
Dio un beso en la punta de mi nariz y sonreí.
Unimos nuestros labios y automáticamente mi mano apretó la suya.
Luego de unos minutos aceleró sus movimientos. Rodee sus caderas con mis piernas. Estoy segura de que le estoy dejando muchas marcas de mis uñas en la espalda.
-Cielo- dije entrecortada- Siempre has sido una bestia en la cama, pero en los últimos meses te has vuelto más intenso.
Mordió mi labio luego de darme un beso.
-¿Y eso te gusta, amor? - su voz también sonaba entrecortada.
Cerré los ojos y apreté más su mano.
-Me fascina.
-Pues tú no te quedas atrás, mi reina. Eres una diosa o más bien... Una dragóna.
Reí un poco, con las mejillas levemente rosadas. Seguimos besándonos durante varios minutos.
Perdí la cuenta de cuantas veces nos sumergimos en las miradas y caricias del otro, y aún así, todo fue perfecto.
Apoyé mi cabeza entre el cuello y los hombros de Ben. Con mis manos dibujando círculos imaginarios sobre sus bíceps. Debo admitirlo, una de las cosas que más me atrae físicamente de mi marido, definitivamente es su pecho bien marcado.
Él tenía una mano sobre mi cabello y la otra sobre mi vientre, ejerciendo suaves caricias en ambos lugares.
-Princesa-me llamó.
Levanté un poco la vista, con sus ojos observándome.
-¿Sí?
-Puedo serte sincero en algo.
-Siempre lo somos el uno con el otro, así que dime lo que tengas que decir.
Me miró unos segundos y le di un beso para que prosiguiera.
-¿Es normal que a pesar de que hemos hablado de esto varias veces, aún esté algo asustado por hacer mal las cosas con nuestros hijos?
Acaricié su mejilla y su mentón.
-¿Porqué dices eso?
Bajó un poco la mirada, observando mi estómago. Cerró los ojos y agarré su barbilla para que me mirara.
-Es que... - suspiró y tomó aire- Tengo miedo de no hacer las cosas bien y no ser lo que ustedes tres se merecen.
Lo miré con una ceja alzada.
-¿Y qué te hace pensar eso?- me senté sobre él, aún con mi mano sobre su barbilla para que me mirara- Desde el momento en que nos enteramos de que estoy embarazada, has sido el hombre más atento y dulce del planeta. Y no dudo de que vas a ser un gran padre, porque ya lo eres sin que siquiera nuestros pequeños hayan nacido aún.
Sonrió y yo hice lo mismo.
-Escucha, sé que normalmente soy yo la que tiene estas preguntas, pero soy tu mujer, y sé que jamás nos decepcionarás. En estos dos meses siendo tu esposa, me has demostrado que eres el mejor esposo y padre, y con eso me basta-ambos miramos nuestras manos entrelazadas, donde tenemos nuestros anillos- Así como tú me pides que yo confíe en mí y en nosotros, yo te pido que hagas lo mismo. Confía en ti y en nuestro amor.
Unimos nuestras frentes. Me abrazó y yo me sentí feliz entre sus brazos. Dio un beso sobre mi cabeza.
-Jamás olvidaré lo que nos prometimos hace 2 años en nuestro aniversario. Siempre juntos... - comenzó.
-... En las buenas y en las malas- completé.
Nos sonreímos unos segundos.
-Te amo mucho-dijo acariciando mi rostro.
-Yo te amo más.
Volvimos a quedarnos en la posición en la que estábamos antes de esto.
-¿Te gustaría darte un baño conmigo? - me preguntó.
Reí.
-Ambos sabemos que la palabra baño se queda corta allá adentro, pero te tomo la palabra.
Ahora los dos nos reímos.
Se levantó de la cama y extendió su mano.
-¿Vamos, mi hermosa reina?
Agarré su mano y me levanté.
-Así es, mi guapo rey.
Rodeo mi cintura y lo atraje hacia mí por la nuca para besarlo.
Cuando nos separamos iba a empezar a caminar hacia el baño cuando sentí sus brazos rodear mis piernas. Me reí mientras que él cerraba la puerta detrás de nosotros.
(...)
Miré atentamente la espalda de Ben, que estaba a menos de dos metros de mí, haciendo nuestro desayuno.
Aunque técnicamente era un desayuno almuerzo ya que ya eran alrededor de las doce de la mañana. Debemos salir de aquí tan pronto como terminemos de comer y nos pongamos otra ropa. Se suponía que ya deberíamos estar en camino o saliendo de la casa.
-Amor, creo que debo ser más cuidadosa cuando tenemos nuestras sesiones de amor - dije mordiendome el labio inferior.
Tengo sentimientos encontrados por lo que estoy viendo. Me siento algo culpable, me da gracia y a la vez se me alborotan las hormonas al saber que soy yo la que le provoca eso y que soy la única que puede hacerlo.
-¿Porqué lo dices?
-Lo digo porque tu espalda está repleta de rasguños rojos.
Se rió un poco. Caminó hacia mí y dio un beso en mi frente.
-Eso no importa. Además, si vamos a la playa, todas las que intentan separarnos sabrán que tengo una sola y única mujer en mi vida a la que le permitiría hacerme eso.
Solté una carcajada.
-Si quieres que mi lado celoso se active, lo estás logrando, Bennyboo.
Él se rió.
Dejé de mirarlo cuando mi teléfono vibró varias veces sobre el mesón de piedra, seguido por el de él.
-¿Quién es?
-Es Evie.
-¿Nos escribió a los dos?
Hice un ruido que indicaba que eso era lo que había hecho nuestra amiga peliazul.
Fruncí el ceño al leer lo que nos había escrito a los dos.
-Está desesperada por hablar con los dos, o al menos conmigo-le dije.
-Es por lo que tú ya sabes, ¿verdad?
-Eso supongo. Ella dice que Doug ha estado algo nervioso en las últimas semanas y que eso le preocupa.
-Dejará de preocuparse el día de nuestros aniversario.
-Lo sé, pero me frustra un poco tener que ocultarle esto, aunque sea algo que la hará feliz.
Ben puso nuestros platos en la mesa y le agradecí. Rodeo mi cintura y apoyó su cabeza sobre mi hombro, leyendo los mensajes que nos había escrito a ambos.
-Agh, ahora entiendo lo que ella sintió cuando te ayudó con nuestro compromiso. Me cuesta mucho no poder contarle.
Se rió un poco y dio un beso en mi mejilla antes de sentarse a mi lado.
-Piensa en que lo hacemos por su felicidad y la de Doug.
Asentí y me llevé un bocado de uno de mis panqueques a la boca.
-Sabes, es muy lindo de tu parte que le hayas dicho a Doug que lo hiciera ese día, a pesar de que para nosotros es especial por más de una razón-dijo.
Sonreí y lo miré.
-Creo que es lo menos que podemos hacer por ellos ya que son tan buenos amigos. Además, Evie se lo merece más que nadie después de que siempre está ahí para nosotros.
Puso su mano sobre la mía y sonreí.
Todo sea por la felicidad de mi mejor amiga.
(...)
Teníamos música puesta de fondo y hablábamos de vez en cuando. No quiero distraer a Ben del camino.
Debo admitirlo, a ambos nos costó un poco despedirnos del hermoso paraíso en el que hemos estado en las últimas ocho semanas, pero nos prometimos que sí o sí debemos venir con los bebés unos meses después de que nazcan.
-¿Tienes hambre bebé? - me preguntó.
Levanté mi vista de mis manos, estaba viendo mis anillos.
-Un poco.
-Recuerda que te dejé dos envases llenos de fresas en los asientos de atrás.
Sonreí y le di un beso en la mejilla, provocando su sonrisa, antes de estirarme un poco para agarrar lo que me dijo.
-Eres es el mejor.
Volvió a sonreír y me miró de reojo.
Como me prometió, ha estado consintiendo más que nunca. Y eso es mucho decir ya que siempre me ha consentido.
Comí varias fresas y cuando quedaban dos me voltee hacia Ben.
-¿Quieres unas, amor?
-Sí.
Se las di y los dos nos reímos porque una casi se le cayó cuando se la metí en la boca.
Llevábamos poco más de la mitad del recorrido cuando tuve que intentar mantener mi mente alejada de los pensamientos que estaba teniendo.
-¿En qué piensas, cariño?
Mis cachetes se pusieron rojos y miré hacia otro lado, esquivando su mirada sobre mí.
-En nada-dije nerviosa.
-Te conozco, y sé que o es algo malo o en este caso, tiene que ver con tus hormonas alborotadas por el embarazo.
Terminé de ponerme completamente roja.
-¡Ben! - exclamé y le di un golpe en el hombro.
Él simplemente se rió.
-No te burles-dije como niña.
-Te ves adorable cuando te sonrojas y cuando te pones como niña.
-¡Basta! Si sigues diciendo más cosas como esa no dejaré de parecer un tomate por el resto del camino-le advertí.
Volvió a reírse.
-Si no quieres contarme está bien, no voy a obligarte, es solo que me parece tierno y gracioso verte así.
Puso una mano en la parte de arriba de mi rodilla de manera cariñosa.
Ubiqué mi vista sobre la ventana, intentando disimular mi sonrisa.
-Te veo sonreír-dijo.
-Es imposible disimular algo contigo.
Puse una mano sobre la suya. La agarró delicadamente, dio un beso sobre el dorso de ella y la volvió a dejar donde la había puesto.
-Te voy a decir, pero por favor no te burles-le pedí.
-No prometo nada.
-Bien... - hice una pausa y tomé aire- ¿Qué pensarías si te digo que terminemos lo de antes de desayunar antes de que lleguemos a casa?
Otra vez me puse roja.
-¿Eso era en lo que estabas pensando?
Su pregunta vino acompañada de una mirada que reflejaba diversión y coquetería.
Asentí y miré hacia el frente.
No es la primera vez que me pongo así cuando hablamos de esto durante el embarazo. Generalmente, mis emociones varían poniéndome triste o más cariñosa. O en otros casos, tímida por este tipo de temas.
-Si eso es lo que mi reina quiere, es mi deber como su esposo consentirla.
Sonreí y apreté su mano.
-¿Estás seguro? Por que no quiero obligarte a hacer nada si tú no quieres.
-Bonita, sabes que puedes hablar conmigo de lo que quieras, sin vergüenza. Si tú quieres hacerlo, con mucho gusto y amor te sigo el juego-dijo mirándome y sonriendo.
Imité su gesto.
- Además, lo intentamos por toda la casa estos 2 meses y también en nuestros antiguos cuartos en el castillo, sería interesante cerrar nuestra luna de miel con broche de oro de esta manera.
Me sonrojé un poco y me reí.
-¿Interesante?- le pregunté divertida.
-Si te hubiera dicho las palabras que pensé al respecto, probablemente me golpearías.
Volví a reírme.
-Entonces...
-Entonces... - dije alargando la palabra.
-Esperemos a que haya algún lugar seguro para poder detenernos. ¿Está bien, mi dragóna?
-Claro que sí, mi bestia.
Aún estaba sentada sobre sus piernas cuando paramos de besarnos.
-Te dije que sería el modo de cerrar nuestra luna de miel con broche de oro.
Me reí y di un beso en su mejilla.
-Sabes que no estabas obligado a hacerlo, ¿cierto? - le dije mientras que acomodaba los botones de su camisa.
-Lo sé, pero quería hacerlo y quería complacer y consentir a mi esposa.
Dio un beso en mi frente. Acomodé un poco su pelo y volví a sentarme en el asiento a su lado.
Arrancó el auto. Después me ocuparé de mi pelo, me dio hambre otra vez así que voy a aprovechar las fresas que Ben me trajo.
Comí de una en una hasta que no quedaron más.
-¿Esta vez no me ofreciste ninguna?
Negué con la boca llena. Se rió.
Puse el envase atrás. Miré a Ben.
-Te dejé todo lleno de labial-dije riéndome.
Él también se rió.
Comencé a quitarle todas las manchas que tenía en el rostro y en el cuello.
-Tú también tienes labial por el rostro.
Se dio la vuelta y me dio un beso corto.
-Con eso lo que consigues es dejarlo más corrido.
Ambos reímos. Acomodé el espejo de mi asiento y me quité todo el labial corrido que tenía alrededor de los labios. Peiné mi cabello y me percaté de algo sobre mi cuello.
-¡Benjamín! Te dije que tuvieras cuidado con lo que hacías-lo regañé.
Genial, ahora como oculto esto.
-Debiste frenarme.
Rodee los ojos.
-No me van a importar las bromas de las chicas, ya tuve que acostumbrarme a ellas, sobre todo a las de Evie. Pero si tus padres o Jay y Carlos ven esto, me da algo.
-Sobre todo por el sermón que me darán nuestros amigos.
-Exactamente.
Tendré que cubrirlo con mi cabello y mi chaqueta. Espero que nadie lo note.
-Si Evie vuelve a ver algo como esto, no parará de burlarse en días. ¿Recuerdas cuando nos descubrió luego de aquel viaje?
-Creo que va a ser muy difícil olvidarlo-me respondió.
Flashback:
Hicimos todo lo posible porque sus padres no sospecharan sobre lo que había pasado la noche anterior a su llegada.
El resto del fin de semana estuvimos relajados con ellos y al parecer no nos descubrieron.
Regresamos de la cabaña el lunes en la tarde. Cenamos los cuatro y cada uno dejó sus cosas en su habitación. Nos quedamos en la terraza que comparten nuestros cuartos.
-¿Tú crees que sospechen? - le pregunté a Ben.
Estaba sentada sobre su regazo mientras que él acariciaba mi pelo y mis hombros.
-Lo dudo. Pero debemos ser cuidadosos, nadie debe enterarse de lo que pasó allá. Es algo entre tú y yo.
-Esperemos que ninguno se dé cuenta.
Apoyé mi cabeza en su hombro. Ambos mirábamos el paisaje que nos daban los jardines del castillo con el atardecer.
-Te amo.
Sonreí y lo miré.
-Y yo te amo a ti.
Rozamos nuestras narices y nos quedamos mirando a las ojos durante varios minutos.
Dejó un mechón detrás de mi oreja y lo atraje hacia mí. Unimos nuestros labios y volví a sentir la misma corriente eléctrica que me recorrió cuando nos besamos sentados sobre aquél tronco.
Nuestras lenguas se enredaron entre sí. Ben pasó un brazo por mis muslos y se levantó del banco en donde estábamos. Sin separar nuestros labios, caminó hacia mi cuarto y cerró la puerta luego de entrar.
Me dejó delicadamente sobre el colchón.
-¿Estás segura de que quieres hacer esto? Podemos esperar un poco más antes de que vuelva a pasar.
Junté su frente con la mía. Sé que lo dice porque quiere asegurarse de que no me siento presionada. Pero ambos sabemos que queremos repetir lo de hace dos noches.
-Estoy muy segura.
Pasé mis brazos por su cuello y volvimos a besarnos. Puse mi cabeza hacia un lado para darle más acceso a mi cuello. Suspiré cuando sentí sus labios besando mi piel. Nos di la vuelta e hice lo mismo con él.
Me dejó de nuevo debajo de él. Volvimos a besarnos.
-¡Al fin los encuentro! Los busqué por todos lados.
Nos separamos rápidamente.
-¡Evie! ¿A caso no sabes tocar la puerta? - le reclamé.
Tanto Ben como yo estábamos sonrojados.
-Vengo de la Isla, así que ya sabes la respuesta. ¿Qué hacían los tórtolos?- preguntó con una sonrisa burlona.
-Nada-respondimos Ben y yo al unísono.
La estaba matando con la mirada.
-Ajá, y yo soy su mejor amiga por nada.
Ahora ambos la mirábamos mal.
-Como sea. Ben, tus padres te buscan y yo debo hablar con mi mejor amiga. Así que...
Ben se levantó de mi cama y yo me senté. Dio un beso en mi frente.
-Más tarde podemos seguir con lo de ahora-me susurró.
Me puse ligeramente rosada. Asentí con la cabeza. Dio un último beso en mis labios antes de salir. Cerró la puerta.
Evie me miraba con una ceja alzada y los brazos cruzados.
-No puedes decir que lo que acabo de ver no es nada ya que ambos están despeinados y me pareció ver algo de tu labial sobre su cuello.
-¡Evie!
Ella se rió y se sentó en el sillón. Me levanté e hice lo mismo.
-¿Y eso que viniste sin avisar?- pregunté, algo molesta por lo que acababa de interrumpir.
-Primero que nada lamento haberlos interrumpido-dijo como disculpa, aunque sé que intenta no reírse- Solo venía a charlar un rato contigo para preguntarte como les fue en el viaje.
Miré hacia otro lado sonriendo.
-Fue un lindo viaje. Pero no pasó nada de lo que tú crees.
-Y yo nací ayer. Oh, vamos, sé que pasó algo que no quieres contarme. Y sé que tiene que ver con ustedes dos.
Alzó las cejas varias veces y me dio un codazo.
-Lo que haya pasado entre Ben y yo es algo de nosotros.
-¡Lo admitiste! Sí pasó algo-chilló emocionada.
-E, por favor.
-Anda, M, soy tu mejor amiga. Si me cuentas te prometo que mis labios estarán sellados.
La miré.
-¿Me lo juras? - le pregunté.
Ella agarró mi mano.
-Se los juro a ambos.
Suspiré. Sé que podemos confiar en ella.
-Entonces, él y tú...
-Sí.
Chilló emocionada.
-Sabía que esto ocurriría. Ustedes son las personas más enamoradas del reino, sin duda alguna.
-Sí, y por eso metiste lo que metiste entre mis cosas-le dije.
Ella se rió haciéndose la inocente.
-Sabemos que fuiste tú.
-Agh, es que debía vengarme de la broma pesada que ustedes me habían hecho a Doug y a mí. Aunque después de todo, si fue útil.
Mi cara se puso roja y ella se rió.
Fin del flashbcak...
-Le debo devolver la broma un día de estos-dije con una sonrisa maliciosa.
-Conozco esa cara-dijo y lo miré. Estaba sonriendo- Cuenta conmigo.
Nos reímos.
A unos metros de nosotros, pude divisar al castillo al que he llamado hogar en los últimos 3 años. En el que comenzaremos a criar a nuestra familia.
Ben y yo nos miramos sonriendo, sabiendo que habíamos tenido el mismo pensamiento.
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Iba a dejar este capítulo para la próxima semana, así tenían dos, pero no pude aguantarme.
He pasado toda la tarde pegada a mi televisor viendo el maratón de Descendientes en Disney Channel❤️😂.
Sí habrá capítulo la próxima semana, no tienen de qué preocuparse.
¡Nos leemos pronto!
~Con amor, su escritora💕.
Publicado el 11/08/2019.
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