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Capítulo 22: Te amaré por mil años más

Ya que al fin estoy de vacaciones, intentaré subir al menos 4 capítulos antes de volver a la escuela.

Muchas gracias por hacer que este libro llegara a las 10K de leídas. Y también porque pronto harán que el primer llegue a las 30K❤️❤️❤️

Sé que el capítulo anterior tuvo un final fuerte, así que ya los dejo que lean.

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Ben's POV:
Ya tengo unos platos en mis manos. Y quiero consentir a Mal, así que uno de ellos está repleto de fresas.

Vi como los chicos se dirigían hacia donde yo estoy a buscar comida para ellos.

Mientras que volvía a la mesa, busqué a Mal con la mirada. Caminé más rápido al ver que estaba mirando en dirección contraria a donde están el resto de las personas.

Dejé los platos sobre la mesa y me agaché a su lado.

-Princesa, ¿estás bien? - le pregunté.

No se movió. Noté qué su mirada está fija en su reflejo, pero su mente está en algo más. Su respiración es agitada y sus manos están apretadas en puños, temblando.

Si no logro sacarla de ese trance, se pondrá peor de lo que debe de estar.

-Mal.

Acaricié su brazo y tomé su mano. Con esos gestos al fin la hice reaccionar. Sentí un dolor en mi pecho al ver su estado.

A pesar de la poca luz, puedo ver las lágrimas sobre sus mejillas y sus ojos rojos.

-¿Qué pasó, cielo?

Tomé su rostro con una de mis manos y sequé sus lágrimas. Cerró los ojos.

-Si no estás lista para hablarlo, lo entiendo, pero al menos necesito que me digas si quieres salir a tomar aire o si quieres irte.

-Vámonos, por favor-dijo en un susurro apenas audible.

Me levanté y la ayudé a hacer lo mismo. Abrí mis brazos y escondió su rostro en mi pecho.

-Chicos, ¿porqué no nos acompañan a seguir bailan...

Lonnie no terminó de hablar al ver el estado de mi esposa.

Mal se abrazó más a mí al darse cuenta de que no eramos los únicos ahí. La abrace con más fuerza.

-¿Qué pasó? - me preguntó Carlos.

Le hice señas, indicándole que no lo sé.

-Creo saber a causa de quien, fue- dijo Audrey molesta.

Todos dirigimos nuestra mirada en dirección a donde ella estaba viendo.

Sentí la sangre hervir al ver a esa persona. Está afuera del salón donde estamos, al lado de una de las puertas.

-Esa mujer se ganó todo de mi odio-dije entre dientes.

-El de todos, hermano-dijo Jay.

-Se suponía que debía irse hace una hora-aclaró Audrey.

-Pues no lo hizo-dijo Jane.

-Quiero ir a donde está y gritarle. Nadie se mete con Mal sin esperar tener consecuencias de mi parte.

-Lo sabemos, Ben-dijo Celia.

-Pero no puedes dejar a Mal sola, no en este momento en que más te necesita-le siguió Carlos.

-Nosotros nos encargaremos de Katherine. Tú llevala a casa y avísanos si necesitas ayuda-me dijo Audrey.

Me despedí rápidamente de todos y guíe a Mal hacia la otra salida.
Acaricié sus manos para relajarla.

Nos subimos a la limosina. Ella apoyó su cabeza sobre mi hombro y cerró los ojos.

Besé su frente y dejé que durmiera todo el camino de regreso al Castillo, lo necesita.

Al llegar, la bajé del auto en mis brazos y subí a nuestra habitación.

Aún sigue profundamente dormida, así que la dejé sobre la cama y le puse ropa más cómoda antes de cambiarme e ir a ver a los niños.

Encendí una de las lámparas de la habitación de mis hijos. Sonreí al verlos tan tranquilos.

Supongo que mis papás deben haberles dado de comer hace poco. Salí de ahí para que siguieran durmiendo.
No sin antes darles un beso en la frente a cada uno y apagar de nuevo la luz.

Cerré la puerta y me recosté frente a Mal. Debió darse cuenta de que la cama se hundió a su lado, ya que abrió los ojos poco a poco.

-Hola- le dije.

-Hola.

Aparté un mechón de pelo de su rostro.

-¿Te sientes lista para contarme lo que pasó por allá?

-Creo que sí.

Su voz sonó diferente a lo habitual.

-Mal, ¿seguiste bebiendo cuando yo me fui a buscar la comida?

-Tal vez...

Su mirada bajó a sus manos.

-¿Cómo lo sabes? - me preguntó.

-Lo sé porque tu voz no suena como siempre, y también puedo deducirlo ya que pudiste haber recurrido a eso mientras que yo llegaba.

Se sentó, levemente mareada.

-Sólo tomé un poco más, estoy bien-dijo irritada.

-No, no lo estás, amor. Y lo sabes.

-Soy una adulta, puedo tomar todo lo que yo quiera-dijo cruzándose de brazos.

Está comenzando a molestarse.

-Claro que puedes, pero...

-¿Pero?

Me senté frente a ella.

-Pero acordamos que nos controlaríamos con la cantidad de alcohol ya que debes de darle de comer a los niños y yo te iba a cuidar a ti.

Mal suspiró.

-Lo sé, es solo que... No es una excusa, pero... El ver a Katherine me afectó luego de lo que pasó la otra vez. Y me pegó como un golpe en el estómago lo que me dijo.

Hizo una pausa y jugó con sus manos.

-Lo que me dijo de los niños me hizo ponerme a pensar.

Levanté su rostro con cuidado.

-¿Qué fue lo que te dijo?

Acaricié sus mejillas para que se sienta segura.

Tomó aire y me contó lo que le dijo.

-Aún así, sé que hay algo que no me estás contando.

-No es verdad.

Volvió a desviar su mirada de mí.

-No estás siendo sincera conmigo y lo sabes.

-Claro que sí - dijo elevando la voz.

-Mal, si no hubiera sido así, no te hubiera encontrado como lo hice.

-¡Bien! ¿Quieres saber lo que me hizo? Me hizo recordar cosas que quisiera haber borrado de mi mente hace años- comenzó a disminuir su tono de voz- Cosas que me atormentan cada vez que encuentran la oportunidad de hacerlo.

Su voz se quebró al decir lo último y no pudo aguantarlo más. La tomé entre mis brazos. Dejé que se desahogara todo lo que necesitaba.

Me destroza el corazón verla así, y lo hace más aún al saber que no tengo modo de evitarlo.

-Esa mujer no tiene razón-le dije.

Levantó la cabeza de mi hombro y secó algunas de sus lágrimas con las mangas de su suéter.

-¿Y si yo pienso que sí? Tal vez tengo más cosas en común con mi mamá de las que quisiera tener.

-No es así, cielo.

Besé la punta de su nariz.

-Eres la mejor madre que nuestros hijos pueden tener. Eso nada ni nadie lo cambiará, jamás.

<<-Todos cometemos errores. Y hasta el momento, no has cometido ninguno con lo que respecta a nuestro hijos.

Rodeó mi cuello para abrazarme.

-No tienes idea de lo que significa para mí que digas eso-susurró.

Besé sus labios unos segundos. Juntamos nuestras frentes sonriendo. Su mirada se transformó en una de picardía.

Al estar sentados uno frente al otro, se le hizo más fácil empujarme hacia atrás en el colchón. Se puso encima de mí y volvió a unir sus labios con los míos.

Le seguí el beso por un momento hasta que caí en cuenta de cuáles eran sus intenciones.

-Cielo...

Ella hizo un ruido como respuesta, volviendo a besarme. La aparté con delicadeza.

-No es el momento, amor.

Me miró sin entender.

-¿No quieres estar conmigo? - me preguntó triste.

Tomé su mejilla y la acaricié con mis dedos.

-Claro que sí, pero no si estás en estas condiciones. Puede que recuerdes nuestra conversación mañana en la mañana, pero tal vez no recuerdes lo que pasaría si seguimos así. Sentiría que me estoy aprovechando de ti.

Ella sonrió un poco.

-Amo que te preocupes tanto por mí.

Me abrazó y besé su cabeza.

-Vamos a dormir, ha sido una noche larga y necesitas descansar.

Nos acomodamos para dormir, con ella apoyando sus manos y su frente en mi pecho y conmigo abrazándola.

Sonreí al oír lo que dijo entre sus sueños.

-Te amo tanto.

(...)

Subí al auto luego de despedirme de mis padres. Mal, quien ya estaba ahí, sonrió y apretó mi mano.

Los dos miramos hacia atrás, y no encontramos a nuestros bebés mirándonos atentamente.

-Creo que van a pasar gran parte del viaje despiertos-dije.

-Durmieron casi siete horas seguidas, así que definitivamente van a estar muy despiertos.

Soltó mi mano y dejó que encendiera el auto.

-Es la primera noche que duermen tanto.

-Era de esperarse, ayer apenas durmieron en la tarde con lo entretenidos que los tenían nuestros amigos-dijo Mal.

Ya que mi cumpleaños es el miércoles y hoy es lunes, mis padres y ella me organizaron una fiesta sorpresa en el castillo, así podía celebrarlo con todos.

Aunque yo sospechaba que algo se traían entre manos.

Pero fue relativamente tranquila ya que solo estábamos nosotros seis y nuestro grupo de amigos junto con el Hada Madrina, Ding Dong, Lumière, la Señora Potts, Chip y Melody.

Todos me dieron sus regalos menos Mal. Mi linda esposa me dijo que tendría que esperar los suyos hasta el día de mi cumpleaños.

Ella me está diciendo lo que quiere que hagamos estos días. Se interrumpió al oír a Max balbuceando.

-¿Qué es lo que quiere mi hermoso bebé? - le preguntó.

Vi por el espejo retrovisor como Max sonreía al oír a su mamá. Lo que provocó que yo sonriera.

-¿Quieres tu peluche? - le preguntó.

Mason comenzó a aplaudir.

Mal se lo entregó y nos reímos al oír la risita que soltó al tener su juguete entre sus brazos.

Vi como Ava empezó a hacer pucheros, como si quisiera llorar.

-Oh oh, parece que alguien está celosa de su hermano.

Mal se rió por lo que dije. Ava comenzó a llorar.

-Lamento decirlo, pero saliste igual de dramática que yo, mi niña-le dijo.

Le dio su peluche. Mi pequeña lo abrazó al instante y poco a poco dejó de llorar.

-Que conste que lo dijiste tú y no yo- dije riéndome.

Ella me siguió.

Colocó el pendrive que nos dieron Jane y Carlos en el reproductor de música y vídeo.

Los niños pusieron su vista en las pantallas en las cabeceras de nuestros asientos.

-Tendremos que ver series infantiles de aquí a un largo tiempo-dijo Mal.

-Espero que sea así, porque siento que nuestros hijos han crecido muy rápido en estos meses. Y espero que en un futuro podamos tener más bebés.

Vi por el rabillo de mi ojo como ella sonreía, mirándome con ternura. Besó mi mejilla.

-Nos aseguraremos de aunque nos pase rápido el tiempo, ellos tengan la mejor vida posible.

Tomé su mano y la envolví con la mía.

-Así será.

-Y con respecto a lo último, no podría estar más de acuerdo.

Llegamos unas 4 horas después. Y como lo pensamos, los mellizos no se han quedado dormidos.

Bajamos del auto.

Sonreí al ver la cara de felicidad de Mal. Está mirando los alrededores de la casa, de un lado el bosque y del otro la playa.

Me acerqué a ella y rodee su cintura.

-Me alegra haber vuelto.

Ella amplió más su sonrisa.

-A mí igual.

Besé su mejilla y la solté para poder sacar a nuestros hijos.

Ava pasó su peluche por mi cabeza, haciendo que se despeinara mi cabello.

-Te dije que es igual a mí.

La bebé se rió al oír lo que dijo Mal.

Cerramos las puertas del auto y nos fuimos hacia la cajuela.

Max está muy tranquilo en comparación a su hermana, quien no ha dejado de darme golpes con su peluche.

No duelen, pero aún así está muy intranquila.

-¿Podría intentar algo?

-Claro, ¿qué tienes en mente? - le pregunté.

-Sé que me has dicho que puedo usar mi magia, pero no me había animado por miedo a que algo saliera mal y le hiciera daño a los niños-dijo y los miró- Pero creo ya me siento lista para volver a intentar.

Pasé un brazo por su cintura.

-¿Estás segura?

-Hace unos días te hubiera dicho que no, pero ahora sí estoy segura de poder hacerlo. Los tengo a ustedes aquí conmigo.

Besé su cabeza.

-Entonces hazlo.

Nuestros hijos la están mirando, sin entender que es lo que está pasando.

Abrí la cajuela del auto.

Cerró los ojos y se concentró. Un resplandor morado salió de sus manos.

-Lo logré-dijo feliz.

La abracé.

-Sabía que podías.

Ella sonrió y dejó un pequeño beso sobre mis labios.

-La última vez que los usé fue hace prácticamente diez meses, cuando llegamos a nuestra luna de miel. Y con todo lo que ha pasado después, no me había atrevido.

-Lo sé, y por eso me alegra que lo hayas hecho. La magia es parte de ti, no debes de tener miedo en usarla. Nunca lo has hecho por malas razones y sé que nunca lo harás.

-No lo haré, es una promesa.

Cerré el auto y caminamos hacia la entrada. Le entregué la llave y ella abrió la puerta.

Entramos y no pudimos evitar mirarnos sonriendo al recordar las cosas que pasaron en este lugar haces meses.

Abracé de un costado a Mal y ella apoyó su cabeza en mi hombro.

-En este lugar pasaron muchas cuando ustedes estaban en la barriga de su mami, mis angelitos.

Se rieron ya que les di un toque en la nariz a cada uno.

-No entres en muchos detalles, bebé, porque la gran mayoría de esas cosas los traumarían-me dijo.

Reí.

-Es verdad, sus padres se portaron muy mal durante esos dos meses.

-¡Ben!

Dio un golpe en mi hombro y volví a reírme.

Luego de eso organizamos las cosas que trajimos.

Ava y Max van a dormir en la habitación que está más cerca de la nuestra. Y como cuando estamos en el castillo, tendremos un monitor con nosotros todo el tiempo.

-¿En serio no puedes ayudarme? - le pregunté.

Mal levantó la vista de los mellizos. Están recostados entre sus piernas ya que les está haciendo cosquillas.

-Lo siento, príncipe, pero debo entretenerlos mientras que tú haces eso.

-Está bien.

Trajimos dos cunas portátiles para que puedan dormir cómodos. Como aquí tienen más espacio que cuando fuimos a Arendelle, pueden dormir separados.

-Listo.

Las puse en su lugar y me senté junto a Mal.

-¿Qué quieres hacer?

-Bueno, no creo que falte mucho para que se duerman, así que podríamos comer.

-Ok, ¿y luego de eso?- le pregunté.

-Podemos dejar que duerman y descansar nosotros también. Y hacia la noche podemos salir a pasear por el pueblo.

-Me agrada la idea.

La ayudé a levantarse del suelo y cargamos a los niños.

(...)

Como propuso Mal, salimos a pasear por el pueblo durante unas horas.

A pesar de ser un lugar turístico, logramos tener la misma tranquilidad que cuando salíamos durante nuestra luna de miel.

Obviamente, nuestros hijos fueron el centro de atención a todos los lugares a los que entramos, incluyendo el restaurante donde cenamos.

Hoy decidimos pasar el día en la playa. En una parte que está casi enfrente de la casa y que no viene nadie.

Desde que llegamos, Ava y Mason han estado inquietos por meterse al agua.

-Son muy diferentes a mí en esto, la primera vez que fuimos a una playa tardaste mucho en convencerme para hacerme entrar al agua.

Me reí.

-Al menos dejalos estar en la arena mientras que esperamos a que se les seque el protector.

-Ok.

Me pasó a Max. Los dejamos sobre la arena.

Ya que aún no saben cómo sentarse porque son muy pequeños para eso, los apoyamos entre nuestras piernas.

Comenzaron a jugar con la arena desde el momento en que rozó sus manos.

Nos reímos.

Ava le lanzó arena en la cara Max. Él comenzó a llorar.

-Tranquilo, tranquilo.

Lo levanté y le quité la arena del rostro antes de abrazarlo. Comenzó a calmarse.

-Princesita, no puedes hacerle eso a tu hermano- le dijo Mal.

Ella nos miró a Max y a mí y luego a Mal. Comenzó a hacer pucheros.

-No llores, mi niña hermosa.

Mal la levantó y besó su frente. Ava se relajó.

Suspiró.

-Lo dije, es como yo de niña.

Cuando ya los dos se calmaron, volvimos a dejarlos en la arena.

Un rato después nos levantamos para ir al agua. Mal entrelazó su mano con la mía y caminamos hasta la orilla.

Cuando el agua llegó a la altura de nuestras rodillas, nos agachamos un poco para que los pies de los bebés se mojaran.

Comenzaron a dar patadas y a reírse. Nos unimos a sus risas.

-Creo que les gusta.

Mal se rió.

(...)

Desperté sintiendo varias manos sobre mi rostro.

Abrí los ojos poco a poco y sonreí. Ava y Max están cada uno a un lado de mis brazos.

-Buenos días, mis amores.

Besé sus frentes y sonrieron.

Miré a mi lado y me encontré a Mal sonriendo.

-Feliz cumpleaños, mi rey.

Se inclinó y juntó nuestros labios. Nos quedamos así varios segundos, y hubiéramos estado más tiempo de ese modo si no fuera porque los niños balbucearon.

Me senté y dejé a los mellizos entre nosotros.

-Te traje esto.

Puso una bandeja llena de comida enfrente de mí.

-Gracias, mi Princesa Malvada.

Besé su frente y sonrió.

-Aproveché que estabas dormido para hacerlo. Y ya que los niños se despertaron los llevé conmigo.

-¿Se portaron bien?

-Muy bien.

Comenzamos a desayunar en tranquilidad.

Al terminar, mis padres llamaron para felicitarme, al igual que nuestros amigos.

Salimos a la playa un rato después. Los niños se quedaron dormidos a los pocos minutos, así que los dejamos tranquilos bajo la sombra.

No fuimos muy hacia lo profundo, así que los podemos vigilar desde acá.

Mal se sujetó con fuerza a mí cuando intenté empujarla hacia una parte más profunda.

-No.

Me reí y volví a dejarla enfrente de mí.

Pasé mis brazos por su cintura y ella rodeó mi cuello.

-No sabes cuanto agradezco que hayas tenido la idea de que vinieramos. De verdad necesitamos más viajes así.

Sonrió. Se puso de puntillas como pudo y rozó su nariz con la mía.

-Me alegra poder pasar este tiempo contigo y con nuestros hijos.

Nos volteamos y sonreímos al verlos dormir pacíficamente.

-Los amo-me dijo.

-Y nosotros a ti.

Selló sus labios con los míos. Pasamos varios minutos así. Dándonos besos largos y otros cortos.

Apoyó su cabeza sobre mi pecho.

Nos fuimos de ahí alrededor de las tres de la tarde.

Nos bañamos y luego a los niños. Salimos de la casa y pasamos varias horas recorriendo las tiendas del pueblo.

Luego de eso, caminamos por la orilla del mar antes de volver, como solíamos hacer durante nuestra luna de miel.

-Extrañaba hacer esto- le dije.

-Igual yo.

Ella lleva a Mason y yo a Ava y nuestras manos libres están entrelazadas.

-Recuerdo perfectamente las conversaciones que tuvimos el día de mi cumpleaños y la noche antes de irnos.

Nos paramos debajo de una palmera.

-Yo también.

Miramos a nuestros hijos al recordarlo.

-Cada vez me convenzo más que fue en mi cumpleaños del año pasado.

Sonrió. Besó las cabezas de nuestros hijos.

Admiramos el atardecer hasta que decidimos entrar de nuevo a la casa.

(...)

Ava y Max están cada uno sobre una de mis piernas. Mal está rodeando mis hombros.

-¿Qué vas a desear, cielo? - me preguntó.

-Creo que nada. Teniéndolos a ustedes tres, tengo todo lo que necesito.

Ella sonrió y besó mi mejilla.

Soplé las velas sobre el pastel.

Mal y los niños aplaudieron, lo que me hizo reír ya que ellos solo lo hicieron por imitar a su mamá.

A pesar de sólo tener poco más de tres meses, hacen cosas de bebés de más edad. La pediatra nos dijo que se debe al hecho de que tienen la parte hada/semi-diosa de Mal.

-Felices veintidos año, amor.

Llenó mi rostro de besos y me reí.

Levanté a los niños y dejé que se sentara sobre mi regazo. Dejé a Ava y a Max sobre sus piernas.

-¿Quieres? - me preguntó extendiendo un tenedor con un trozo de pastel.

-Ujum.

Saboreé el chocolate.

-¿Te gustó?

Asentí con la boca llena. Ella se rió.

-La señora Potts me dio la receta.

-Con razón se me hacía conocido el sabor.

Ava y Max balbucearon e intentaron agarrar un poco del pastel.

-Ah ah, ustedes no pueden comer esto aún-les dijo mi esposa.

Les dio los biberones que habíamos preparado para el viaje. Empezaron a comer en el momento en que estuvieron en sus bocas.

-¿En qué momento lo preparaste?

-Dejé la mezcla lista anoche cuando te quedaste dormido con los niños en la sala y la metí en el horno cuando hice el desayuno.

Hablamos durante unos minutos hasta que decidimos subir al cuarto de los niños.

Nos sentamos en el sillón. Agarré su mano y sonrió.

-Te tengo tres sorpresas.

-¿En serio? - ella asintió- ¿Y cuáles son?

-Ya lo verás.

Apretó mi mano y se levantó. Salió del cuarto.

-¿Ustedes saben algo, mis pequeños? - les pregunté y les hice cosquillas.

Ellos se rieron. Están recostados a mi lado.

Mal se sentó de nuevo. Tenía sus manos detrás de su espalda.

-Pon tus manos y cierra los ojos.

Hice lo que me pidió.

Sentí peso sobre mis dos manos. Abrí los ojos y sonreí.

-¿Qué abro primero?

Lo pensó unos segundos.

-Este.

Dejé el paquete grande sobre uno de los cojines. El sobre es morado y tiene su nombre y el mío en tinta dorada.

-¿Puedes leermelo?

-Claro.

Dejé que se sentara sobre mis piernas. Pasó uno de sus brazos por mi cuello y le extendí la hoja.

"Ben,

Para el momento en que estés leyendo esto, deberíamos de estar en nuestra casa en la playa. Probablemente junto a nuestros hijos.

Y conociéndote, me pediste que te leyera esta carta. Como siempre lo haces cuando te escribo una.

No sé ni por donde empezar...

Amor, desde que te conocí has hecho que mi vida esté llena de momentos felices. Jamás olvidaré cada uno de los momentos que hemos pasado juntos.

Cambiaste mi vida para mejor y jamás tendré suficientes palabras para agradecertelo.

Eres mi motor, la persona que hace que sonría o me ría así esté pasando por un mal momento. Te has quedado a mi lado estos casi seis años, sin importar mis berrinches ni mis tristezas. Has estado ahí para mí siempre.

Debo admitirlo, cuando comencé a darme cuenta de que me había enamorado de ti estaba asustada, realmente asustada. Jamás había sentido algo así por nadie. Pero tú me demostraste que el amor es algo maravilloso, algo que no todo el mundo obtiene a la primera, pero que gracias al destino, nosotros sí lo logramos.

Nuestros hijos y tú son lo más preciado que tengo en mi vida, nunca los cambiaría por nada.

A pesar de que hoy a penas estás cumpliendo veintidos años, eres la persona más responsable y madura que conozco.

Lo mejor que me ha pasado en la vida sin duda eres tú. Porque te ganaste mi corazón, mi amor y mi alma. Me dejas sin palabras cada vez que te veo y que me besas. Eres lo que quiero y querré siempre a mi lado en todo momento, ahora, mañana y todos los días.

Nunca dudes de lo que siento por ti, solamente tú estás en mi mente y en mi corazón.

Te amo a ti, a Ava y a Max con todo mi corazón. Y prometo que cada día de nuestras vidas, seguirá siendo así.

Te he amado por mil años y te seguiré amando por mil años más.

-Con Amor, Mal. "

La miré con los ojos llorosos.

-Cielo, no llores que me vas a hacer llorar a mí-me dijo riendo.

Le seguí la risa. Junté nuestras frentes.

-Es que de verdad me llegó al corazón todo lo que me escribiste.

Ella sonrió. Dejó un beso sobre mis labios y acarició mis mejillas.

-¿Puedo abrir el otro regalo?

Se rió y asintió.

Besé los nudillos de la mano que antes tenía en mi rostro y tomé entre mis manos el paquete más grande.

Es azul y tiene un lazo dorado. Quité el envoltorio y miré lo que estaba adentro.

(imaginen que los colores aparte del negro en la imagen de arriba son morados, azules, verdes y amarillos.)

-Se me ocurrió hacerte un libro con las canciones, los libros, series y películas que me recuerdan a nosotros o que nos gustan. También tiene imágenes de conversaciones que hemos tenido, fotos de nosotros, una lista con las cosas que quiero que hagamos juntos y a los lugares que quiero que viajemos. También tiene recuerdos y frases- hizo una pausa- ¿Te gusta?

Cuando hizo la pregunta oí la duda en su voz.

-Lo amo.

Ella sonrió. Puso a los niños sobre sus piernas y agarró sus manitos.

Abrí el libro y sonreí al ver la primera página.

Es un dibujo de nosotros y tiene una frase escrita encima. El dibujo es de una foto que nos tomaron en nuestra boda. Estamos bailando, abrazados, con las frente unidas y sonriendo.

Leí la frase.

"Me enamoré de ti, de tu perfecta sonrisa, de la forma en que me miras, de tu manera de besarme, de la manera en que me haces sentir cuando me abrazas tan fuerte como yo te abrazo. Me enamoré perdidamente de tus defectos y de la maravillosa persona que eres. Y cuando no logré imaginarme mi vida sin ti, fue cuando me di cuenta de cuan enamorada estoy de ti. "

Sonreí y besé su mejilla.

Estuvimos varios minutos leyendo y mirando todo lo que plasmó dentro del libro.

Ava y Max fueron durmiéndose poco a poco en los brazos de Mal.

-¿Y esta canción? - le pregunté.

Sus mejillas se tiñeron de rojo, haciéndola ver demasiado adorable.

-Me es bastante familiar.

Se puso más roja aún.

-La canté en nuestra primera cita. Estaban pasando muchas cosas en ese momento, estaba confundida. Y la principal razón eras tú... - dijo en voz baja, con timidez.

-Hey, no te pongas así- dije tomando su mentón con cuidado, sus mejillas aún siguen sonrojadas- Me habías dicho sobre eso, pero jamás me dijiste como era la canción. Y me gustaría oírte cantarla.

Miró a los niños unos segundos antes de hablar.

-¿Estás seguro?

-Claro que sí. Sabes que amo oírte cantar, y saber el porqué de esa canción hace que me den más ganas de oírla.

Ella sonrió un poco.

-Está bien.

Soltó las manos de los bebés y se levantó con cuidado de no despertarlos. Dejé el libro sobre el sillón y me puse junto a ella. Me pasó a Mason.

Ava abrazó a Mal y escondió su cara en su cuello. Max hizo lo mismo conmigo.

Tomó mi mano libre y me guió hacia la terraza.

(aclaro que a veces se oyen las voces de las escenas que salen en el vídeo).

Sonrió, mirándome con nerviosismo. Apreté su mano para animarla.

-A million thoughts in my head.
Should I let my heart keep listenin'?- miró a nuestros hijos y sonrió- 'Cause up 'til now, I've walked the line. Nothing lost, but something missing. I can't decide what's wrong, what's right. Which way should I go?

Apoyó su espalda sobre uno de los muros y me puse enfrente de ella.

-If only I knew what my heart was telling me-miramos nuestros anillos- Don't know what I'm feeling. Is this just a dream? Uh oh, Yeah-soltó mi mano y tomó mi mejilla- If only I could read the signs in front of me, I could find the way to who I'm meant to be uh oh. If only, If only. If only.

Rozó su nariz con la mía al decir las últimas palabras.

-Every step, every word, With every hour I am falling in-sonrió y pasó su brazo por mi cuello- To something new, Something brave. To someone I,
I have never been. I can't decide what's wrong, what's right. Which way should I go?

-If only I knew what my heart was telling me- puso una mano sobre mi pecho- Don't know what I'm feeling. Is this just a dream? Uh oh, Yeah. If only I could read the signs in front of me
I could find the way to who I'm meant to be uh oh, If only, yeah.

-Am I crazy? Maybe we could happen, yeah. Will you still be with me, When the magic's all run out?

Sonrió, mirándome a los ojos, haciendo que mi corazón se acelerara.

-If only I knew what my heart was telling me. Don't know what I'm feeling. Is this just a dream? Uh oh...

-If only I could read the signs in front of me, I could find the way to who I'm meant to be, uh oh. If only, yeah. If only, yeah. If only, yeah. If only, if only. If only.

La miré embobado por oír su voz.

-Cantas como un ángel, princesa.

Ella sonrió cuando me acerqué a su rostro. Dejó que la besara. Sentí como si nosotros fuéramos los únicos en el mundo. Y sé que ella se siente igual.

Rozó su nariz con la mía y soltó una risita.

-Te quiero mostrar tu última sorpresa. Pero para eso, necesito que le pongas a los bebés sus pijamas mientras que vuelvo. ¿Ok?

-Ok.

Besó mi mejilla. Entramos de nuevo al cuarto y me entregó a Ava.

Varios minutos después volvió. Le pasé a Mason para que lo dejara en su cuna. Besamos su frente y luego hicimos lo mismo con Ava.

Sonreímos al ver como los dos abrazaron a sus peluches en el momento en que los tuvieron a su lado.

Cerramos la puerta con cuidado. Tomó mi mano y me guió a nuestra habitación.

-¿Cómo es que te dio tiempo de organizar esto tan rápido? - le pregunté y se rió.

Entramos y cerró la puerta detrás de nosotros.

-¿Te gusta?

Besé cortamente sus labios.

-Que buena respuesta.

Nos reímos. Pasó sus brazos por mi cuello y yo por su cintura.

Llenó de pétalos de rosa el suelo desde la puerta hasta la cama y puso algunas velas también.

-Esto es algo muy romántico, pero presiento que tus intenciones no son solamente románticas.

Ella se rió.

-Puede ser.

Se mordió el labio inferior, sin dejar de mirar los míos. La jalé hacia mí y unimos nuestros labios.

Caminamos hacia atrás hasta que supimos que la cama estaba ahí. La dejé con cuidado sobre el colchón.

Estiró sus brazos y le quité el vestido que tenía puesto. Me quitó la camisa y nos quedamos mirando a los ojos unos segundos antes de volver a besarnos.

Nos volteó y quedó sobre mí. Puso sus manos en su espalda y se quitó el sostén.

-No me mires así, amor, que te entran moscas en la boca-dijo riéndose.

-Eres hermosa de los pies a la cabeza, ¿cómo pretendes que no te mire así?

Volvió a reírse y arrugó la nariz. Tiene los cachetes ligeramente rosados.

-Te amo-le dije.

-Y yo te amo a ti.

Dio varios besos sobre mis labios. Nos acomodamos de modo que mi cabeza quedó sobre las almohadas.

Cuando comenzó a besar mi cuello, sentí que el poco auto control que había tenido hasta ese momento se esfumó.

Descendió a mi pecho y lo acarició mientras que lo llenaba de besos.

Varios minutos después, fue ella la que terminó debajo de mí. Oír su nombre salir de mis labios me volvío más loco aún.

Después de recorrer su cuerpo con mis labios, nos cubrí con las sábanas. Ella volvió a ponerse encima de mí. Aparté un mechón de su cabello que estaba sobre su rostro.

Noté el mismo brillo que deben tener mis ojos en este momento en los suyos.

Podría pasarme horas mirando sus hermosos ojos verdes que tanto me hipnotizan.

Los dos jadeamos cuando entré en ella. Se aferró a mis brazos mientras que yo tengo mis manos sobre sus caderas.

Cuando comenzó a cansarse, tomó mi mano y puso su rostro en mi hombro.

Nos di la vuelta y esparcí su cabello sobre las almohadas. Besé su cuello y ella hundió sus uñas en mi espalda.

Luego de varios minutos, solo se oían nuestras respiraciones aceleradas, haciendo el intento de relajarse.

Su cabeza está sobre mi pecho y su brazo rodea mi cintura.

-Cada vez que hacemos esto, siento que me enamoro más de ti.

Levantó la mirada y sonrió.

-Siento lo mismo.

-¿Crees que aguantes una segunda ronda?

Ella enarcó una ceja.

-¿Es una pregunta o una especie de apuesta?

-Depende de como te lo tomes.

Ella se rió.

-¿Tú qué crees?

Sellé sus labios con los míos.

Varias horas después, estábamos agotados. Sus ojos están más cerrados que abiertos.

-Vamos a dormir, mañana tenemos un día por delante que pasar con nuestros hijos.

Besó mi mejilla.

-Ok.

Acaricié su cabello ya que sé que eso la relaja.

-Gracias por darme otro cumpleaños tan especial, y que esta vez, lo celebraramos con nuestros hijos.

Sonrió adormilada.

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Wow.

Escribí más de 5000 palabras en este capítulo.

Es uno de los más largos que he escrito entre los dos libros.

Me dijeron que querían que Ben narrara más, y me gustó bastante hacer un capítulo en el que solo él narrara.

Estoy acostumbrada a narrar desde el punto de vista de una chica, así que aunque al principio me costó un poco, logré hacer este capítulo❤️

En el próximo capítulo se viene la fiesta de compromiso de Devie💚💙💍

¡Nos leemos pronto!

~Con amor, su escritora💕.

Publicado el 20/12/2019.







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