Capítulo 12: Recuerdos en el Lago
Ya me faltan menos días para volver a la escuela. No sé si estar feliz o llorar😂
Estoy intentando dejar capítulos escritos para los próximos días. El viernes comienzo mi penúltimo año de escuela.
He amado poder escribirles seguido y espero poder seguir dándoles un capítulo por semana❤️
--------------------------------------------------
Mal's POV:
Ya han pasado varios días desde la coronación de Lonnie. Nuestro grupo de amigos decidió reunirse pasado mañana. Todos hemos estado ocupados desde la celebración en Northern Wei.
En este momento, Ben y yo estamos en nuestra oficina. Trajimos a los niños para poder cuidarlos. Ambos estuvieron un rato sobre el sillón, rodeados por almohadas para que no se cayeran.
Después de unas cuantas horas trabajando, me senté junto a ellos y me puse a dibujar mientras que Ben leía un poco. Luego del nacimiento de los mellizos, no he tenido mucho tiempo para esto.
Ava se despertó y se notaba que tenía curiosidad por lo que hacía así que la apoyé sobre mis piernas. Tengo las rodillas dobladas así que puedo ponerla ahí sin estar pendiente de que se pueda hacer daño en el cuello.
Su boca jugaba con su chupón, el que le dieron los padres de Ben, y estaba muy concentrada en ello. Una de sus manitas se posó sobre la mía y la miré.
-Cuando seas grande, te enseñaré a dibujar, princesita.
Besé sus mejillas y ella se rió. Miré a Ben y a Mason. Se había levantado unos minutos atrás y se lo llevó. Él lo tenía cargado con mucho cuidado mientras que leía. Ya había soltado su libro y había vuelto con unos documentos.
Dejé mis cosas de dibujo a un lado y me levanté, llevando a Ava conmigo. Con mucho cuidado caminé hacia la mesa y me paré detrás de ellos. Max sonrió al verme y se veía demasiado adorable con su chupón. Creo que nos va a costar que dejen de usarlos.
Puse a mi pequeña sobre las piernas de mi marido. Rodeé su cuello de modo que mis manos quedaban sobre su pecho. Besé su cabeza y apoyé la mía sobre su hombro libre. Él sonrió.
-Amor, pensé que ibas a descansar más. Estuvimos casi cuatro horas en esto-le dije.
-Lo sé, pero es que quiero terminar con este documento.
Miró la ahora en su reloj. Uno que le regalé en Navidad.
-Está bien, pero no te tardes mucho. No querrás que no podamos ir a la cita que teníamos planeada.
-Eso nunca-dijo mirándome- Esto puede esperar. Si no salimos ahora se nos hará tarde.
Se levantó de la silla, con mucho cuidado de no dejar caer a ninguno de los bebés. O como les dice Evie para fastidiarnos, las BENdiciones.
Entiendo el punto de la broma, pero a veces se pasa.
Besó mi frente y buscamos las cosas que necesitamos llevar.
(...)
Al llegar al bosque, Ben detuvo el auto. Ambos miramos hacia atrás, donde nuestros hijos estaban sobre sus sillas.
Bajamos del auto y cada uno tomó a uno de los mellizos. Trajimos dos portabebés de modo que cada uno pueda llevar a uno de ellos.
Caminamos por el puente colgante con las manos entrelazadas. No habíamos venido al Lago Encantado desde hace casi dos meses y medio.
Llegamos al pasaje que conduce hasta las ruinas de piedra y sonreímos.
-Mis angelitos, aquí es donde la historia de amor de sus papis comenzó-les dije.
-En realidad, aquí fue nuestra primera cita y donde le pedí a su mamá que nos casáramos. Nuestra historia de amor inició desde antes de conocernos.
Los dos nos miramos sonriendo. Caminamos hasta el lugar y pusimos una manta antes de sentarnos. Los dos portabebés estaban frente a nosotros.
Comimos y jugamos con nuestros hijos. Obviamente, no faltaron las fresas, las cuales tanto Ava como Max miraban cada vez que me las llevaba a la boca.
-Aunque aún no puedan probarlas, estoy seguro de que heredaron tus adicción por las fresas.
Ben y yo reímos.
Algunos minutos después se quedaron dormidos así que los dejamos descansar. Nos recostamos sobre la manta, con mi cabeza apoyada sobre su pecho y sus brazos abrazándome.
-Estaba recordando una de las veces que viajaste antes de nuestro compromiso-le dije.
Sentí su mirada sobre mí.
-Creo que lo que más recordamos es lo que pasó y lo que hablamos luego de que llegara.
Flashback:
Esta semana fue muy dura para mí y para Ben. Yo estuve repleta de exámenes y él de reuniones y papeles por leer y por firmar.
Al menos durante las últimas horas, tuvimos tiempo para nosotros sin ser interrumpidos. Bueno, a excepción de sus padres.
Quise aprovecharlo al máximo ya que se iba de viaje durante 2 semanas. Tenía que salir al día siguiente en la mañana.
-¿Estás seguro de que es cien por ciento necesario que vayas? - le pregunté.
Tenía mi cabeza apoyada en su pecho. Estábamos abrazados, viendo televisión.
-Lamentablemente, sí-me respondió un poco desanimado.
Hice pucheros.
-No quiero que te vayas-dije como niña pequeña.
Lo abrazé más fuerte. Me dio un beso en la coronilla.
-Yo tampoco quiero irme. Lamento que te hayas enterado de esto así.
-No fue culpa tuya...
Me desperté, sin encontrar a Ben a mi lado. Bajé las escaleras, suponiendo que él ya estaría abajo desayunando con sus padres. Y no me equivoqué.
Iba a entrar hasta que lo oí hablando con Bella y con Adam, algo molesto. Me quedé pegada a la puerta un momento.
-¿Ustedes no pueden ir por mí? - les preguntó.
-No podemos. Queremos hacerlo porque sabemos que estos días han sido duros para ti y para Mal-dijo su mamá.
-Pero no puedes evadir tus responsabilidades como rey, a pesar de que sabemos que nunca lo has hecho-completó su papá.
Él suspiró.
-Está bien, pero dejen que yo se lo diga.
Sabía que hablaba de mí. Salí de donde estaba y entré al comedor.
-... Yo debí entrar y dejar que me lo dijeras directamente.
Nos quedamos callados unos minutos.
Levanté mi cabeza y me di cuenta de que estaba observándome.
-¿Qué?
-Nada, es solo que me van a hacer mucha falta los momentos como este en los próximos días-me respondió, poniendo sus manos en mis mejillas y acariciandolas.
Cerré los ojos y me dejé llevar por sus caricias.
-También me van a hacer falta.
Me acomodé encima de su regazo y lo tomé por el cuello. Él pasó sus brazos por mi cintura.
-¿Prometes llamarme todos los días?
-Lo haré.
Juntamos nuestras frentes unos segundos, antes de unir nuestros labios.
Nos separamos y apoyé mi cabeza en su hombro, sin soltar nuestro abrazo.
Apagó el televisor y nos acomodamos para dormir.
(...)
Tuve que ponerme de puntillas para que nuestros rostros quedaran al mismo nivel.
-Recuerdalo, hablaremos todos los días sin falta-me dijo.
-Así será.
-Te amo, mi princesa malvada.
-Yo también te amo, mi rey.
Sellamos nuestros labios y nos abrazamos durante el beso, quedandonos así hasta que el oxígeno hizo falta.
Rozamos nuestras narices. Los dos teníamos los ojos algo llorosos.
Nos quedamos abrazados unos minutos y luego se despidió de sus padres, sin apartar su brazo de mí.
Lo acompañé hasta la limusina.
-Suerte. Aunque como eres el mejor rey, creo que no la necesitarás - le dije sonriendo.
Él también sonrió.
-Lo mismo digo de ti, te va a ir muy bien en tus exámenes. Por algo eres la más inteligente de toda tu clase.
Mis cachetes se pusieron ligeramente rosados.
-No exageres-le dije riéndome.
Nos abrazamos y besamos una vez más antes de que subiera al vehículo.
(...)
Evie estaba contándome de sus nuevos diseños durante casi una hora, pero la dejé que lo hiciera.
-No sé si te estoy aburriendo con todo esto, M.
Levanté la vista de mi block de dibujo. Mientras que ella hablaba, yo estaba haciendo uno de los trabajos que debo entregar esta semana.
-No lo haces, E-dije, dejando a un lado el pincel que estaba usando con mis acuarelas- Quería pasar tiempo contigo y distraerme un rato.
-Lo extrañas mucho, ¿verdad? - me preguntó.
Suspiré.
-Sí. Sólo han pasado cinco días y ya quiero que vuelva. Lo extraño muchísimo.
Agarró mi mano y la apretó.
-Si te sirve de consuelo, me alegró que me invitaras a quedarme contigo esta semana. Tampoco ha sido fácil para mí lejos de Doug estos días.
-Tú también extrañas a tu novio, así que lo siento si no te he preguntado al respecto-me disculpé.
-Tranquila, tú también tienes otras cosas en que preocuparte.
Soltamos nuestras manos y yo seguí trabajando en mi proyecto mientras que Evie seguía hablándome de sus diseños.
(...)
Abrí la puerta de mi habitación en el castillo. Dejé mi mochila en una silla y me tiré sobre la cama, haciendo que mi teléfono quedara del otro lado del colchón.
Al fin es Viernes, lo que significa que ya terminé con todas las responsabilidades de la universidad hasta el próximo trimestre.
Estuve apunto de quedarme dormida hasta que sentí que mi teléfono vibraba. Gruñi y me moví para alcanzarlo.
Casi grité al ver quien era. Me senté rápidamente y contesté.
Sonreí como boba al ver su rostro.
-Hola, amor.
-Hola.
-¿Te desperté?
-No-me miró con una ceja levantada- Está bien, estuvo apunto de quedarme dormida antes de que llamaras. ¿Cómo me conoces tan bien? - pregunté riéndome.
-Es simple, eres mi novia, llevamos más de un año viviendo juntos y además supuse que habías llegado muy cansada de tus exámenes.
Me reí.
-Tienes toda la razón.
Pasamos varios minutos hablando.
-¿Sabes si vas a volver antes del lunes? - le pregunté esperanzada.
-Aunque quiero, es un poco difícil. Aún faltan algunas cosas por resolver.
-Te extraño-dije triste.
-Y yo a ti. Pero no te pongas mal, volveré a tu lado más pronto de lo que te imaginas.
-Eso espero.
Oí que alguien lo llamaba.
-Creo que es momento de que te vayas-dije intentando no sonar como niña chiquita- Te amo.
-Y yo te amo ti. Te llamo mañana, ¿sí?
-Ok. Bye.
-Adiós.
Colgó la llamada.
Me levanté más animada por haber hablado con él y me dirigí al comedor, donde ya deben de estar los padres de Ben esperándome para comer.
(...)
Ya que no tenía mucha creatividad para dibujar algo en estos momentos, me dispuse a caminar por los jardines del castillo.
Me puse los audífonos para oír música y despejar mi mente.
Revisé mi teléfono y suspiré. Ya está oscureciendo y no he sabido nada de Ben.
Lo guardé en mi bolsillo y seguí caminando.
Sentí unas manos sobre mis ojos y me quité los audífonos, sospechando quien era.
-¿Quién soy? - preguntó una voz muy conocida para mí.
Sonreí y di la vuelta, encontrándome con él.
-¡Amor! - exclamé
Me lancé a sus brazos y me abrazó, dándome vueltas en el aire mientras que yo reía.
Me dejó en el suelo sin dejar de abrazarme. Yo aún tenía mis brazos alredor de su cuello y él los suyos en mi cintura.
Unimos nuestras labios. Extrañé tanto esto. Presionó un poco sus brazos, quitando los pocos centímetros que aún nos separaban.
Nos reímos y nos miramos un momentos a los ojos.
Volvimos a besarnos. Este ya no era un beso dulce e inocente, ya era más apasionado. Demostraba todo lo que habíamos necesitado al otro esos días.
Juntamos nuestras frentes, con la respiración aún muy agitada y nuestros corazones latiendo rápidamente.
-Te extrañé tanto-le dije.
-No creo que más de lo que yo lo hice.
Ambos nos reímos.
Nos dimos un beso más. Apoyé mis manos en su pecho.
-¿Ya saludaste a tus papás?
-Sí, así podía tener el resto de la noche para nosotros dos-me dijo coqueto.
Me reí.
-¿Solo para nosotros? - le pregunté con el mismo tono que él había usado.
-Sí. Así que... ¿Qué esperamos para subir?
Corrimos con las manos entrelazadas sin parar de reírnos. Al llegar al pasillo dónde están nuestras habitaciones, nos fijamos de que no hubiera nadie. Al asegurarnos de eso, terminamos de correr.
Entramos riendo a su cuarto. Dejé mi espalda apoyada en la puerta y pasé el seguro al lado de mí.
Ben se acercó con cuidado y posó sus manos sobre mi cintura. Nos quedamos mirando unos segundos antes de volver a besarnos.
Seguimos así durante un rato hasta que el aire faltó.
-Te extrañé demasiado, princesa-me dijo.
Teníamos nuestros rostros tan cerca que podía sentir como nuestras respiraciones se mezclaban.
-Y yo a ti, príncipe.
Me dio un beso corto y me ayudó a quitarme mi chaqueta y mis audífonos, los cuales aún tenía alrededor de mi cuello. Yo lo ayudé a quitarse su chaqueta. Volvimos a juntar nuestros labios.
Caminamos lentamente hacia su cama sin separarnos. Me apoyó con cuidado sobre el colchón.
-Si no quieres que vayamos tan rápido ahora, solo dímelo- apartó los mechones de pelo que estaban sobre mi rostro.
-En serio quiero seguir. Te necesito.
Posiblemente sonó como una súplica, pero en serio quiero que tengamos un rato solo para los dos.
Posó su mirada en mis ojos unos segundos para asegurarse de que decía la verdad. Lo jalé hacia mí y volví a besarlo.
Nos di la vuelta y yo quedé encima de él. Pocos segundos después, se acomodó de modo que quedamos sentados. Pasé mis piernas alrededor de su cintura. Sentí sus labios sobre mi cuello y suspiré. Estuvo así varios minutos hasta que volvió a mis labios.
Nos besamos unos minutos más hasta que sentí que su mente estaba en otro lado. Me estaba siguiendo el beso pero sé que su cabeza no estaba en esto.
-Bebé, ¿te pasa algo? - le pregunté.
Abrió los ojos y me miró.
-No es nada, tranquila.
Bajó la mirada.
-Debe ser algo si te perdiste en ese pensamiento.
Agarré una de sus manos y entrelazé sus dedos con los míos. Usé mi mano libre para levantar su barbilla.
-Tú siempre dices que si algo me molesta, preocupa o incómoda debo decírtelo así puedo sentirme mejor. Y sé que es verdad ya que me ha funcionado. Así que por favor, dime que es lo que te pasa.
Me miró unos segundos antes de hablar.
-¿Sientes que de verdad paso suficiente tiempo contigo?
Lo miré confundida.
-Claro que sí, ¿por qué lo dudas?
Apreté su mano para que supiera que puede decirme todo.
-Es que siento que no paso todo el tiempo que debo contigo.
Mi corazón se rompió un poco al oír esas palabras y ver la expresión de culpa en su rostro.
-Amor, yo...
-No, espera-me interrumpió- Quiero ser totalmente honesto contigo. Por favor déjame decirte todo y luego me dices lo que piensas. ¿Sí?
Asentí, no muy convencida.
-Te pedí que te mudaras al castillo para que estuviéramos más cerca del otro y pudiéramos pasar más tiempo juntos. Y la mayoría de las veces solo podemos estar solos en la noche, cuando ambos estamos exhaustos por todo lo que hemos hecho durante el día. Me siento culpable por no tener suficiente tiempo para ti. Eres mi novia, el amor de mi vida...
Hizo una pausa y me corazón terminó de romperse al ver que sus ojos estaban empezando a cristalizarse.
-Tengo miedo de que pase lo mismo que hace unos años, que toda la presión caiga sobre ti y terminemos peleando y yo actúe y diga cosas de las que luego me arrepienta-una lágrima cayó sobre su mejilla y casi me puse a llorar- No sabes lo mucho que me costó perdonarme a mí mismo por como te hice sentir. A veces, por cosas como esa, siento que no te merezco. Que eres más de lo que alguien como yo merece.
Empezó a llorar, al igual que yo. Lo abracé con fuerza. Uní nuestros labios unos segundos antes de hablarle.
-¡Nunca más vuelvas a decir eso! ¿Oíste? - le pregunté pegando nuestras frentes- Eres lo mejor que pudo haberme pasado en la vida. Gracias a ti me descubrí a mí misma, me volví una mejor persona y descubrí lo que es amar. No sabes cuan agradecida estoy por todo lo bueno que has hecho en mi vida. Más bien, a veces yo soy la que siente que no soy suficiente para ti.
Bajé mi mirada y fue su turno de hacerme mirarlo.
-Jamás pienses eso. ¿Sí? - me dio un beso la frente.
-Pero es que siento que no lo soy. Sé que tal vez no es la primera vez que hablamos de esto y sé que tampoco será la última. Pero quiero que te des cuenta de que aunque te ame más que a mi vida, a veces no soy lo que necesitas en tu vida. Me estreso y molesto por todo y termino pagándola contigo. Eso no es justo para ti. Esa fue una de las razones por las que huí hace años.
Me acercó a él y hundí mi cara en su cuello, dejando salir todas las lágrimas que tenía acumuladas.
-Eres la única persona que quiero que esté a mi lado por el resto de mi vida. Así que por favor, cada vez que sientas algo de esto, no dudes en decírmelo.
Asentí y levanté mi rostro.
-Y si tú vuelves a sentir todo eso, dímelo. ¿Sí?
Besó mis labios.
-¿Esto responde a tu pregunta?
Sonreí.
-Es lo único que necesitaba para saberlo.
Ambos nos reímos y nos quedamos abrazados un rato, disfrutando la tranquilidad y el cariño que nos transmitía estar así.
Cuando volvimos a mirarnos, tanto sus ojos como los míos se fueron directamente a los labios del otro. Me reí.
-Ahora, ¿podemos seguir con lo de hace unos minutos? - le pregunté coqueta.
-Es lo único que quiero hacer-me respondió del mismo modo.
Sellamos nuestros labios(detalles censurados)
-Eres realmente hermosa, ¿lo sabías?-me preguntó acariciando mis mejillas.
Me sonrojé ligeramente.
A pesar de los años, cosas como esa que vengan de su parte aún hacen que me sonroje.
Le di un beso y sentí como sus manos iban hacia el primer cajón de su mesa de noche. Ya tenía el paquete en su mano cuando lo frené.
-Esta vez no, cariño.
Me miró dudoso.
-Llevamos semanas sin poder hacerlo y quiero que sea especial. Sabes que nunca se me olvida tomarme mis pastillas. Así que por favor relajate y dejémonos llevar.
Sonrió un poco y me dio un pico.
-Está bien.
Guardó de nuevo el paquete. Agarró mi mano, la que tiene el anillo que me dio en su coronación, y entrelazó nuestros dedos. Dio un beso en mis nudillos y luego pasó a mis labios. Su brazo libre estaba alrededor de mi cintura y el mío alrededor de su cuello.
Varias horas después, aún seguíamos en nuestro mundo, sin importar que habíamos oído que nuestros teléfonos habían recibido mensajes en la última hora. Probablemente eran del grupo con nuestros amigos y por eso sonaban los dos.
Solté una risita al sentir como sus manos me hacían cosquillas mientras que nos besabamos.
-Te amo muchísimo, lo sabes. ¿Verdad? - le pregunté mientras que jugaba con nuestras manos.
-No creo que más de lo que yo te amo a ti, cielo-dijo y me dio un beso en la punta de la nariz.
Apoyé mi cabeza en su pecho. En los siguientes minutos, mientras que hablábamos de cualquier cosa, su mano acariciaba con cuidado mi cabello. Causando que poco a poco fuera dándome sueño.
-¿Quieres dormir? - me preguntó antes de bostezar.
Fue mi turno de imitar su acción.
-Sí.
Mi espalda quedó apoyada contra su pecho. Sus brazos estaban alrededor de mi cintura y mis manos entrelazadas a las suyas.
-Buenas noches, amor-le dije, sintiendo como mis ojos se iban cerrando poco a poco.
-Buenas noches, mi vida.
Sonreí adormilada.
Fin del flashback...
Los dos nos miramos cuando dejamos de recordar. Pero aún teniendo presente todo lo que sentimos en ese momento.
-Te amo-me dijo.
-Y yo te amo a ti.
Rozamos nuestras narices.
(...)
Llegamos al castillo cuando ya era casi de noche. Saludamos a mis suegros y hablamos con ellos un rato antes de cenar.
Les di de comer a nuestros hijos y los dejamos que durmieran. Con pijamas puestas y todo, nos fuimos a terminar de resolver el documento que dejamos sin firmar antes de salir.
Ya mis ojos no daban para más cuando terminamos de leerlo. Ben me entregó el bolígrafo y bostecé en el instante en que dejé de escribir.
-Ahora que dejamos todo listo, ya podemos irnos a dormir.
-Sí.
Estábamos a punto de levantarnos cuando tocaron la puerta.
-Pase-dijimos al unísono.
Era Lumière, quien traía un sobre en la mano. Sudé frío al ver el objeto.
-Otra vez viene de la Isla, mis reyes. Iba a entregárselas en la mañana pero sus padres me dijeron que se encontraban aquí.
Ben extendió su mano y el ex-candelabro se lo entregó.
-Gracias-le dije.
-No es nada. Buenas noches, Rey Ben, Reina Mal.
-Buenas noches, Lumière.
Salió de la oficina. Mi mirada está fija en el sobre.
-¿Quieres leerla en nuestra habitación?-me preguntó.
Asentí. Agarró mi mano y salimos de ahí. Era muy obvio de quién era la carta y estaba asustada por lo que podía haber escrito esta vez.
Entramos y Ben cerró la puerta. Nos sentamos sobre la cama. Él no soltaba mi mano y se lo agradezco.
Tomé aire y abrí el sobre.
"Mal,
Para este punto sé que ya has leído todas mis cartas y todo lo que siento. Pero sigue sin ser lo mismo. Quiero verte en persona, así sea la última vez que lo haga.
Tengo que confesarte y aclararte muchas cosas. Y no sólo sobre mi pasado o el tuyo, sino también sobre lo que pasó hace varios meses atrás. Tienes que saber porqué terminé cayendo en la trampa de tu madre y la ayudé a hacer cosas tan malas.
Facilier me trajo otra revista y vi que mis nietos han seguido creciendo. Siguen iguales de hermosos. Sé que jamás me permitirás verlos luego de todo lo que hice, y no te culpo por ello.
Pero ya que no puedo conocer a mis nietos, quiero ver a mi hija una vez más.
Te prometo que no te ocurrirá nada malo y dejaré que hayan todos los guardias quieras. Lo único que me importa es verte.
Espero al fin poder recibir algo de tu parte. Te amo, hija. Y aunque nunca lo demostré, siempre lo he hecho.
-Te quiere y te ama, tu papá".
Aparté las lágrimas que corrían sobre mis mejillas. Le entregué la carta a Ben para que la leyera.
-¿Qué quieres hacer al respecto?
Su mano formaba círculos encima de las mías para tranquilizarme. Lo pensé un momento.
-Tenemos que ir a la Isla lo más pronto posible.
---------------------------------------------
El recuerdo salió de dos de mis One Shots, Beal: Te extraño(1/2) y Beal:Inseguridades (2/2)💙💜
Los detalles están en la segunda parte, si aún no lo han leído 😏😂😂
¿Se esperaban el final?
¡Nos leemos pronto!
~Con amor, su escritora💕.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro