Capítulo 1: El comienzo de nuestro felices para siempre
Estoy demasiado emocionada por poder mostrarles este primer capítulo 😁.
Pero estoy más emocionada aún porque hoy se estrena Descendientes 3 *grita como Dizzy*
En serio estoy demasiado feliz❤️😁.
Como sea, les estoy dejando esto desde temprano ya que todos sabemos que estaremos pendientes de la película en la noche😉😂.
El video en multimedia lo hizo mi amiga Aliada-Imaginativa para su fic. Es extremadamente hermoso así que debía ponerlo💕💕💕.
Espero que les guste.
❗
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Mal's POV:
No podía evitar mirar en dirección al asiento al lado mío después de ciertos minutos.
Ben hacia lo mismo, sonriendome y apretando mi mano de vez en cuando.
-No es por no querer hablar contigo amor, pero creo que deberías descansar. Fue un día largo, especial, pero largo para ambos.
Quité mi mirada del paisaje que había alrededor de la carretera. Estábamos rodeados por muchos árboles. Aún no sé a dónde nos está llevando.
Ben estuvo buscando mucho, así que sé que será un lugar hermoso.
-Pero no tengo sueño-dije como niña pequeña.
Sé que evitó reírse antes de volver a hablar.
-Lo sé. Pero también sé que tanto tú como nuestros pequeños lo necesitan-dijo y puso una mano sobre mi estómago.
No pude evitar sonreír por el gesto.
-Además, ambos sabemos que la noche no ha terminado para los dos-dijo alzando las cejas.
Reí.
-Está bien. No prometo nada, pero lo intentaré.
Me acomodé mejor en el asiento.
No habían pasado ni 10 minutos cuando caí profundamente dormida.
Desperté creo que una o dos horas después.
-Debí haber apostado contigo por cuanto tardarías en quedarte dormida.
Se rió. Yo intenté no hacerlo, haciéndome la molesta. Pero no duré en ese plan ni 5 segundos cuando ya estaba riéndome con él.
-Por lo que veo, Jay y Carlos te están enseñando mucho más de lo que deben- le dije riendo.
Miré la hora en el tablero del auto. Son casi las 4 de la mañana.
La fiesta de nuestra boda terminó como a las 12:30 y después tardamos un rato en salir del castillo.
-¿Falta mucho para que lleguemos, amor?
-Solo unos pocos minutos.
Agarró mi mano, donde ahora tengo los tres anillos que me ha dado y que representan cuanto me ama- algo que debo admitir que me encanta-, y dio un beso en mis nudillos.
Soltó mi mano para seguir conduciendo y me quedé viendo esos tres objetos. Ya pasaron casi 5 años desde que nos conocimos y me dio el anillo con el escudo de su familia. Yo aún no puedo creer que haya pasado tanto tiempo.
Sé que son solo eso, objetos. Pero para mí son los más preciados que tengo. Junto con el collar que me dio en nuestra fiesta de compromiso, el cuál también tengo puesto. Y como se lo prometí, casi nunca me lo quito.
La carretera se hizo más angosta y a lo lejos pude divisar una casa. Me encanta el ambiente que hay aquí. Hay una especie de bosque de un lado, y unos cuantos metros más allá, está una playa y el mar.
Terminamos de llegar y oí como el motor del auto dejaba de sonar. Ben me sonrió antes de salir por la puerta y rodear el auto para abrir la mía.
La abrió y extendió su mano para que la agarra. Me ayudó a bajarme y la cerró. Iba a ir hacia la cajuela del auto pero lo detuve.
-Eso dejamelo a mí.
-Pero, mi vida, sabes que no debes hacer magia.
-Shh-lo callé poniendo un dedo sobre sus labios- No he usado mi magia en casi un mes. Puedo hacerlo, no va a pasar nada. Confía en mí, ¿sí?
Asintió, sé que no muy convencido. Le di un beso en la punta de la nariz y se relajó.
Caminamos, con mis brazos rodeando su cintura y él la mía. Abrió la cajuela. Pensé en el hechizo que necesitaba para transportar las cosas adentro y lo hice.
Y sé que resultó ya que en menos de dos segundos, nuestras cosas ya no estaban ahí.
Cerró el auto y comenzamos a caminar hasta la entrada. Abrió la puerta y encendió la luz. Luego de dejarme pasar, cerró la puerta detrás de nosotros.
-Woah- dije asombrada por todo lo que estaba viendo.
-¿Te gusta?- me preguntó Ben, rodeandome desde atrás.
-Amo esto- le respondí sonriendo.
Dio un beso en mi mejilla.
-Pues menos mal que es así, ya que este lugar ahora es todo nuestro. Este es uno de los regalos que te tengo por nuestra boda y por tu cumpleaños.
Me voltee rápidamente, aún estando entre sus brazos.
-¿En serio?
Me dio un beso corto. Rodee su cuello con mis brazos.
-Así es. Quiero consentirte como nunca-dijo, provocando mi risa.
-Gracias.
-Te mereces esto y más-arrugué mi nariz- Podemos venir acá de vacaciones con nuestros amigos o con mis padres. Después de que nazcan los mellizos también podríamos venir con ellos-dijo acariciando mi estómago y sonreí- O podemos venir solos y hacer travesuras- susurró cerca de mis labios.
Reí levemente.
-¿Qué eso no es lo que vinimos a hacer en estos 60 días?- le pregunté alzando las cejas.
-Sí, pero jamás va a estar de más un tiempo solo para los dos.
Nos besamos durante unos segundos y me separé de él, viendo el lugar.
No habían pasado ni 10 segundos cuando sentí que rodeaba mis mulos con sus brazos y me cargaba en el aire.
Me reí a carcajadas.
-Amor-dije, aún riéndome.
Empezó a subir las escaleras.
-Ahora eres de manera oficial mi reina, así que mereces ser tratada como tal.
Sonreí y le di un beso en la mejilla. Apoyé mi cabeza en su hombro.
Llegamos al segundo piso de esta casa, que estoy más que segura que es más grande que la de Evie, y eso es mucho decir.
Vi que habían varias puertas pero no les presté atención ya que mi vista estaba sobre lo que se encontraba al final del pasillo. Específicamente, sobre dos enormes puertas blancas con detalles dorados. Ben abrió la puerta y pasó. Me dejó en el suelo.
Quedé algo impresionada por lo hermoso que es el cuarto. Ya nuestras cosas estaban cerca de una puerta que debo suponer que es el closet.
Sonreí antes de lanzarme a sus brazos y besarlo. Me correspondió inmediatamente y me pegó a él rodeando mi cintura.
-Creo que este es el lugar perfecto para empezar nuestros días como matrimonio-le dije coqueta.
-Ya lo creo, casi un mes aguantando las ganas de poder hacer algo más que besarte habrá valido la pena-dijo del mismo modo.
Ninguno de los dos pudo evitar reírse.
-Te amo, mi rey-le susuré rozando nuestras narices.
-Y yo te amo a ti, mi reina.
Unió sus labios con los míos y sentí miles de mariposas en el estómago. Ya son casi cinco años juntos y aún sigue provocando esas cosas en mí.
El beso se volvió más acelerado y mordió mi labio. Entrelazamos nuestras lenguas y el autocontrol que tuve durante estas semanas se esfumó completamente.
Volvió a cargarme como hace un momento sin dejar de besarme. Apoyó mi espalda sobre el colchón con mucha delicadeza. Apartó los mechones de pelo que había sobre mi rostro.
Besó mi frente antes de levantar levemente mi vestido. Dio varios besos sobre mi estómago.
-Lo siento mis hermosos ángeles, pero van a tener que acostumbrarse a que mami y papi estén divirtiéndose a cada rato durante estos meses-dijo.
Me reí. Dio unos cuantos besos más ahí y volvió a mis labios.
Comencé a quitar los botones de su camisa sin dejar de besar sus labios. Se la quité lo más rápido que pude y la tiré al suelo. Nos sentó sobre la cama y bajó el cierre de mi vestido. Levanté los brazos y me lo quitó.
Dejé mi cabeza hacia un lado para darle mejor acceso a mi cuello. Jadée cuando sus labios comenzaron a succionar mi piel. Hice lo mismo con su cuello.
Volvió a recostarme sobre el colchón. Dejé que me quitara mi sostén. Gemí cuando sus labios dieron varios besos detrás de mi oreja. De nuevo llenó mi cuello de besos y siguió su recorrido hasta mis senos. Los masajeaba y besaba y no podía evitar que los gemidos salieran de mi boca.
Lo jalé hacia mí y besé sus labios. Llevé mis manos hacia su pantalón y lo bajé rápidamente. Nos di la vuelta y quedé sobre él.
-Esto no es muy justo, mi hermosa reina, eres la única que aún tiene alguna prenda de ropa- me dijo.
Reí.
No respondí a lo que dijo y seguí besándolo. Besé todo su cuello y pecho. Aprovechó que estaba distraída con sus labios y volvió a dejarme debajo de él.
Nos cubrió con las sábanas y se deshizo de lo único que me quedaba puesto.
Entrelazé nuestras manos.
-¿Estás lista? - preguntó acariciando mi mejilla.
-Sí-dije con seguridad.
Dio varios besos sobre mis labios y sonreí. Rodee su cuello con mi brazo libre y él rodeo mi cintura. Gemí cuando lo sentí dentro de mí.
-Se siente tan bien poder hacer esto después de casi un mes-dije con la voz entrecortada en su oído.
Mordí mi labio para no gritar en su oído.
-Estoy seguro de eso. Extrañaba poder tenerte entre mis brazos de este modo.
-Yo igual.
No sé ni a que hora nos separamos del otro. Lo único que sé es que ya era de día y yo estaba realmente exhausta por todo lo que había pasado en las últimas horas.
Sonreí adormilada cuando sentí los labios de Ben sobre mi frente.
-Te amo tanto-susurró.
Levanté mi cabeza de su pecho y lo besé.
-Y yo a ti.
Volví a acomodarme. Sus manos jugaban con mi cabello y eso hacía que cada vez me diera más sueño.
-Buenas noches, mi dulce esposa.
(...)
Me removí entre las sábanas intentando estirarme. Algo que no me costó ya que no tenía los brazos de Ben rodeándome.
Busqué mi ropa interior en el suelo y agarré la camiseta de Ben. Estuve apunto de salir del cuarto cuando él entró con una bandeja en las manos.
La dejó sobre un mueble y me rodeo con sus brazos.
-Buenos días, amor-dio un beso en mi frente.
-Buenos días.
Selló sus labios con los míos y me dejé llevar por el beso. Me cargó hasta la cama y me reí cuando nos separamos.
-Creo que querías darme una sorpresa. Siento haberla arruinado-dije con un tono que demostraba algo de culpa.
-No pasa nada, tengo muchas ocasiones más para hacerlo-dijo sonriendo- Feliz cumpleaños, mi vida.
Volvió a besarme y sonreí ampliamente cuando nos separamos.
-Gracias-dije y le di varios besos cortos.
Me ayudó a sentarme y se levantó a buscar la bandeja.
-Bebé, no debías hacerme nada.
-Claro que sí, cuando llegamos te dije que te consentiría mucho y eso voy a hacer. Además, no solo te consiento a ti, también consiento a nuestros pequeños-dijo.
Sonreí embobada.
-Definitivamente, eres el hombre perfecto-dije agarrando su mano.
Él me sonrió.
-Y esto se ve demasiado delicioso.
Nos preparó mi desayuno favorito. Exactamente lo mismo que me había hecho en mi último cumpleaños. Panqueques con nutella y fresas y un jugo de naranja.
Se rió.
-¿Quieres comer afuera en la terraza?
-Ya deberías saber que esa va a ser una costumbre hasta que nos vayamos.
Ambos reímos.
(...)
-¿Princesa, ya estás lista?- me preguntó.
Asomé mi cabeza por la entrada del closet.
-Ya casi.
Terminé de acomodar mi vestido y salí.
-Te ves hermosa-dijo sin quitarme la mirada de encima.
Sonreí.
-¿Vamos? - le pregunté, sacándolo de su trance.
-Vamos.
Pasó su brazo por mi cintura y salimos de nuestra habitación.
Este cumpleaños ha sido relativamente relajado. Aunque claro, no faltaron las llamadas de parte de mis hermanos del alma-ocasión la cual Evie no desaprovechó para hacerme una de sus bromas sobre Ben y yo-, de mis amigos y de mis suegros.
Bella y Adam han sido un gran apoyo para nosotros durante todos estos años. Y desde que se enteraron de mi embarazo, han hecho todo lo posible por ayudarnos y quitarnos muchas dudas. Esa fue una de las cosas que hizo Bella en el momento en que las chicas se estaban poniendo sus vestidos de dama antes de la boda. Ella no soltaba mi mano y dijo muchas cosas que fueron de gran importancia para mí.
Me alegra poder tenerlos como mi familia. Son los padres que nunca tuve y estoy muy agradecida por ello.
Además, de que han estado ayudándonos con todo lo que tiene que ver con el reino. Nosotros hacemos un poco de tiempo durante el día para encargarnos de todo. Pero después de todo, seguimos estando en nuestra luna de miel, así que ellos nos ayudan y ayudarán llendo a las reuniones y eventos que haya en nuestra ausencia.
Y con respecto a Ben y a mí, bueno, esa es la razón por la que el día estuvo relativamente tranquilo. Pasamos gran parte de la mañana encerrados en nuestra habitación y no salimos hasta que quisimos almorzar.
Luego de eso, salimos un rato para explorar el pueblo que está a unos metros de acá. Aún así, seguimos estando lejos de todo como para tener suficiente privacidad para nosotros.
Siguió consintiéndome ya que luego de almorzar pasamos por varias tiendas y me regaló un ramo de flores moradas y rojas, varios libros y cosas para poder dibujar.
He encontrado algo de tiempo para lo último cuando Ben y yo nos ponemos a atender asuntos del reino y mi cabeza no da para más.
Como sea, luego de todo eso volvimos a la casa y nos relajamos un rato viendo televisión. Aunque más que ver, debo admitir que estábamos en una sesión de besos interminable.
Nos dimos una ducha, que fue bastante larga por causa de nuestras hormonas ya de por sí alborotadas, y decimos salir a la playa a caminar y ver el atardecer.
El aire se siente bastante fresco y me gusta la sensación de la arena entre mis dedos.
-¿Sabes?- paró de caminar y se puso frente a mí- Deberíamos de pensar cuando le vamos a contar al reino sobre los frutos de nuestro amor-dijo y puso sus manos sobre mi estómago- Cuando volvamos va a ser muy difícil de ocultar ya que estos pequeñines van a haber crecido bastante.
Reí.
-Lo sé-dije agarrando sus manos- Ya lo había pensado un poco y tengo algunas fechas en mente para decirlo.
-¿En serio? - me preguntó sonriendo.
Asentí.
-Al principio pensé que sería lindo en el Día de la Familia, pero de aquí a ese día ya va a ser más que obvia la presencia de nuestros hijos-le dije y ambos reímos un poco- Así que pensé que podíamos anunciarlo cuando lleguemos.
Él lo pensó unos segundos.
-Creo que hay una fecha mejor para hacerlo-dijo.
-¿La hay?
Asintió y acarició una de mis mejillas.
-¿Qué tal si lo anunciamos en nuestro aniversario?
-Amo esa idea.
Ambos sonreímos. Me dio un rápido beso en los labios y se arrodilló sobre la arena. Dio un beso sobre mi estómago y sonreí.
-Ya saben mis amores, tienen todo el tiempo que necesitan para crecer y dejar que a su mami se le vea una hermosa pancita-dijo y me dio más besos sobre la barriga.
Reí y lo miré enternecida. Sé cuan importante es para él que estemos formando una familia. Desde la primera vez que hablamos sobre esto mucho antes de comprometernos, siempre ha hablado de ello con mucha ilusión y amor. Y eso hace que me enamore más de él.
Se levantó y rodée su cuello con mis brazos.
-Me pone muy feliz todo esto. Porque estamos cumpliendo un sueño de ambos y sé que rogabas porque tuviéramos dos hijos desde el primer intento-dije uniendo su frente con la mía.
-Contigo he cumplido y estoy cumpliendo muchos sueños. Me haces el hombre más feliz-dijo rozando nuestras narices.
Agarré su mejilla con una de mis manos.
-Y tú a mí la mujer más feliz.
Sonreímos con los labios muy cercanos a los del otro.
-Los amo muchísimo a los tres.
-Nosotros te amamos a ti.
Uní sus labios con los míos. Nos besamos hasta que el aire hizo falta.
Caminamos un poco más y nos sentamos en la arena.
-Hace un año exactamente, nos encontrábamos en un atardecer, contigo arrodillado frente a mí como hace unos minutos-dije.
Tenía mi cabeza apoyada en su hombro.
-Fue una gran desición habertelo pedido ese día-dio un beso sobre mi cabeza.
-Este es uno de los mejores regalos que me has dado.
Ambos miramos nuestras manos entrelazadas, las manos donde llevamos nuestros anillos. Levantó mi mano y dio un beso en mis nudillos.
-Si pedirte que fueras mi esposa fue uno de los mejores regalos, ¿cuál es el otro?
Estoy segura de que él sabe la respuesta, pero igual se lo voy a decir.
-El otro regalo que me diste es que comenzaramos a armar nuestra familia.
Dio un beso en mi nariz y luego en mis labios.
-Ese es un regalo que tú me diste a mí-dijo.
Lo abracé con fuerza y volví a apoyar mi cabeza en su hombro.
-¿Cuando crees que pasó?-le pregunté.
No habíamos hablado de esto, aún así, creo que ambos sabemos cuando fue.
-Por eso es que digo que es un regalo que tú me diste a mí. Estoy seguro de que fue el día de mi cumpleaños.
Mi vista estaba sobre las olas del mar, pero sé que está sonriendo.
-Yo pienso lo mismo. No fuimos precisamente cuidadosos esa noche.
Ambos reímos. Estuvimos igual o con las hormonas más alborotadas que hoy.
-Igualmente, me gusta que haya sido ese día.
-A mí también.
(...)
Me reí a carcajadas.
-Amor, para por favor-dije con la voz entrecortada por la risa.
-Sabes cual es la condición para que lo haga.
-Está bien.
Le di un beso y dejó de hacerme cosquillas.
Volví a dejar mi cabeza sobre su pecho descubierto, donde la tenía antes de que se pusiera a hacerme cosquillas.
-Gracias por hacer otro de mis cumpleaños tan lindo y especial-dije y llené su rostro de besos.
-Es un honor para mí poder hacerlo.
Jugamos un rato con nuestras manos mientras que hablábamos hasta que el sueño nos venció.
Pero como en muchos momentos felices, mi mente me jugó una mala pasada en cierto momento.
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Sé que quieren matarme ya que es el primer capítulo y ya los dejé en suspenso.
Pero prometo que en este libro eso no pasará tanto como en el anterior.
Estoy demasiado ansiosa por ver Descendientes 3, he esquivado muchos Spoilers hasta el día de hoy .
Puede que pasa por aquí luego de ver la película o mañana, según la hora y como esté mi salud mental 😂.
¡Nos leemos pronto!
~Con amor, su escritora💕.
Publicado el 02/09/2019.
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