𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟗: 𝐄𝐥 𝐩𝐚𝐬𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨
Llevo procrastinando escribir esto desde hace como dos o tres semanas, pero al fin me senté a hacerlo.
Este capítulo es como una introducción al salto temporal que viene en los próximos capítulos. Después de casi año y medio tratando de llegar a este punto al fin podrán descubrir a los nuevos personajes.
Y me va a costar, pero lo más seguro es que al terminar este libro cierre la Trilogía. Definitivamente hacer esto ha marcado grandes momentos para mí, y se los debo a todos ustedes❤️
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Narrador Omnisciente:
Luego del nacimiento de Blair, la más pequeña de la familia Beast-Underworld, el tiempo comenzó a pasarse volando. Demasiado rápido para el gusto de los jóvenes monarcas, e incluso para sus progenitores.
Los mellizos- Ava y Mason- junto a su hermana menor empezaron a crecer. Y no sólo ellos crecieron, sino también las demás familias del círculo de amistades de los reyes. En cuestión de dos a tres años, todos tenían un hijo o hija, con tal vez otro más en camino.
Hacer reuniones se había vuelto tener que prácticamente hacer un evento, dado a que el grupo era grande y ahora también estaban sus descendientes.
Ver crecer a los más pequeños era y es lo más preciado para cada uno de ellos. Decir que todos serían grandes amigos era poco, ya que desde el de apenas meses de nacido hasta los de pocos años se llevaban muy bien. Claramente llegaban a tener roces, al fin y al cabo siguen siendo niños, pero eso no quitaba el hecho de que fuera adorable verlos convivir.
A pesar de eso, ninguno quería forzarlos a que fueran amigos. Con tal de que al menos supieran llevarse entre ellos sin pleitos, no importaba si no eran inseparables.
Volviendo a la familia real de Auradon, Hades decidió aceptar la oferta de Bella y Adam; así que no tiene planes de mudarse pronto del castillo. Quería estar en cada uno de los momentos del crecimiento de sus nietos, ya bastante se había perdido con los de su unigénita.
Los ex-reyes estaban felices de compartir su vida con su hijo, su nuera y los consentidos de la casa. En tan solo unos años habían visto como Mal maduraba y crecía como persona, y a pesar de no ser su hija biológica la aman como tal.
Ben y Mal, eso es una historia muy cursi de contar. A pesar de que con el tiempo las responsabilidades aumentaban entre criar a sus tres hijos y gobernar una nación entera - lo que incluía los cambios y las transiciones de la Isla de los Perdidos-, siempre encuentran tiempo para ellos. Desde estar abrazados en el sillón en pijama, hasta citas elaboradas y románticas.
La confianza y la comunicación eran la base de su relación, y eso no ha cambiado. Con los años aprendieron que descuidar aunque sea unas horas su trabajo no hacía daño si lo hacían por ellos mismos, por su relación, su familia o sus amigos.
Claramente llegan a tener desacuerdos, pero siempre encuentran la solución. Cuidar y criar a sus hijos es algo que los unió más como pareja y como equipo, algo muy importante al ser los reyes.
Los herederos al trono cada día impresionaban más a sus padres y abuelos. Blair puede ser una copia exacta de su abuela paterna en cuánto a lo físico, pero su personalidad es una gran mezcla de su mamá y su papá. Ava sigue siendo como Mal, aunque tiene toques de Ben, y con Max era al revés. Los tres son muy inteligentes para su corta edad.
Cuando la pequeña de ojos miel comenzó a crecer, su convivencia con sus hermanos fue cambiando progresivamente. Ya no solo se abrazaban o jugaban juntos, también atemorizaban a los habitantes del castillo con sus ocurrencias.
Y para no tener mucha conciencia de lo que pasa a su alrededor, se protegen mutuamente.
Para desgracia de los mayores de la familia llegó el tiempo de empezarlos a soltar. Así era, el primer día de preescolar de los mellizos había llegado. Todos iban en la limosina real, incluyendo al fiel acompañante del Dios del Inframundo, Cerbero.
Blair jugaba animadamente con el can, mientras que Hades los vigilaba. Los mellizos miraban caricaturas en los teléfonos de sus padres. Mientras que Bella y Adam iban hablando con su nuera y su hijo.
-No quiero que crezcan más - se quejó la pelimorada, haciendo pucheros.
Su esposo tomó su mano y la apretó.
-Aún recuerdo el primer día de clases de Ben- exclamó Adam con nostalgia.
-Mi padre nos acompañó, los tres terminamos hechos un mar de lágrimas al verlo correr para juntarse con los demás niños- Bella suspiró al caer en cuenta de cuanto había crecido su hijo.
Ben le sonrió a sus padres.
-Al menos no les di muchos sustos - dijo.
-¿Bromeas? En muchas ocasiones te escondías tanto que hasta los guardias debían de comenzar a buscarte- reclamó el ex-monarca.
Mal soltó una carcajada.
-Cómo si tu hubieras sido muy tranquila, Mally- se burló el peliazul, acariciando el pelaje de su mascota.
-Obvio que no, era un terremoto andante. Pero al menos lo admito- dijo con diversión.
-¿De qué lado estás? - preguntó el castaño, con un tono de indignación.
La princesa del Inframundo blanqueó los ojos por el dramatismo de su marido.
-De ninguno.
Él se cruzó de brazos. Sus padres y su suegro reprimían las risas. Mal lo tomó del mentón y le plantó un beso en los labios. Hades puso una mueca de asco, haciendo reír a su nieta más pequeña.
-Luego los dramáticos somos los niños y yo- se rió.
Ben le siguió la risa e inevitablemente los demás también lo hicieron. Oyeron como Max hacía ruidos de exasperación. Se dieron cuenta de que el vídeo que estaba mirando se había cerrado y el niño no lograba volverlo a colocar.
-¿Quieres que vuelva a ponertelo? - le preguntó su papá.
El pequeño príncipe bostezó, aún adormilado por no estar acostumbrado a despertarse tan temprano, y asintió. Mal apoyó su barbilla en el hombro de su esposo.
-¿Estás emocionado por ir a la escuela campeón? - preguntó el castaño.
-Shiii- declaró el príncipe.
Sus padres rieron.
-Será un gran alumno, como su papá- dijo Mal.
Puso su mano sobre el brazo del rey, este volteó a mirarla cuando ya tuvo el aparato en sus manos. Los dos se sonrieron. Ben acomodó el vídeo y le devolvió el teléfono al niño, el cual se tranquilizó.
-¿Dragoncita? - llamó la pelimorada a su hija mayor al oír como su propio celular recibía un mensaje.
Ava levantó la mirada de la pantalla.
-¿Puedes darmelo un momento, por favor?
-Ten, mami- contestó la niña, extendió su manito.
-Gracias mi amor.
Desbloqueó la pantalla y leyó el mensaje.
-Es Evie, dice que ella y Doug están en camino para dejar a Emma.
Cerró la aplicación y volvió a colocarle la caricatura a su hija. El resto del camino estuvo bastante silencioso.
Al llegar al preescolar y escuela primaria de Auradon, todos se bajaron de la limosina. Se pararon a pocos metros de la puerta de entrada. Los mellizos abrazaron a sus abuelos para despedirse.
-Diviértanse mucho hoy- les dijo Adam.
-Al llegar a casa quiero que me cuenten todo lo que hicieron - les pidió Bella.
-Duerman todas las siestas que les permitan- aconsejó Hades.
Ambos niños rieron.
-De acuedo abuellos.
Bella les besó las frentes. Se levantaron y dejaron que sus padres y hermana hablaran con ellos. Ben tomaba a Blair del estómago con su brazo para que no corriera. Mal contenía las lágrimas.
-¿Estás trishte? - preguntó Ava con inocencia.
La pelimorada secó sus ojos y negó.
-Es que crecieron muy rápido, pero estoy orgullosa de ambos, los dos lo estamos- se refirió a ella y su marido- Nunca lo olviden, ¿sí? - acarició las mejillas de los dos.
-Ok mami- respondió el pequeño castaño.
Tanto Ben como Mal sonrieron.
-Vengan aquí, mis angelitos- dijo él, abriendo sus brazos.
Max y Ava rieron y los abrazaron con fuerza. Al separarse, miraron a su hermana menor.
-Cuida a Cebero, emañita- pidió el príncipe.
Blair, con su chupón entre sus labios, levantó el dedo pulgar. Los dos besaron sus cachetes regordetes.
Los reyes vieron como Regina, su hija y el hijo de Tontín también se despedían de su pequeña. Devolvieron su vista a sus retoños. Les colocaron sus mochillas en sus hombros luego de asegurarse de que no les faltaba nada. La de Ava era dorada y negra con dragones morados y la de Max de dinosaurios azules y verdes.
-Los vemos más tarde - se despidió Ben.
Les dieron un último abrazo antes de dejarlos irse. Iban tomados de la mano.
-Vuevan- gritó Blair, con los ojos llorosos y haciendo pucheros.
Desde que nació estaba acostumbrada a pasar la mayor parte de su tiempo con sus hermanos mayores, claramente no entendía muy bien porque se iban sin ella. Mal se levantó del suelo y la cargó, siendo seguida por Ben.
-Volverán en la tarde y podrás jugar con ellos todo lo que quieras - le explicó su abuela.
Eso pareció aliviarla, ya que se quedó más relajada. De todos modos se escondió el en cuello de su mamá y la abrazó.
Los cinco adultos vieron como saludaban a la familia Dwarfson-Grimhilde y se juntaban con Emma. Los tres entraron corriendo por la puerta.
Ben abrazó a Mal cuando esta comenzó a llorar, él lo hacía también. Sus padres igual, e incluso Hades. Aunque el Dios trató de recomponerse rápidamente al darse cuenta de que eran el centro de atención.
Evie y Mal se abrazaron cuando ella, Doug y su mamá se acercaron a ellos.
-Si estamos así ahora imagínate cuando se graduen- rió la dueña de Evie's 4 Hearts.
Su mejor amiga le siguió la risa.
Al año siguiente cuando Blair y los demás hijos del grupo entraron al preescolar hubo una situación parecida, solo que ahora el drama y el llanto era de parte de más gente. El día en que entraron a primaria no fue muy diferente.
(...)
Un par de años después, Ben y Mal se encontraban rumbo al Lago Encantado con sus tres hijos. Se habían tomado el fin de semana libre para descansar y pasar tiempo con los niños.
-Ava, ten cuidado- gritó Mal.
La niña de ocho años soltó una risita traviesa, claramente heredada de su madre. Iba corriendo por el puente de madera.
-Está bien.
Bajó la velocidad, pero siguió dando saltos. Mason iba observando la cascada debajo de ellos y los árboles a su alrededor.
-Te dije que no era buena idea dejarla comer ese cereal azucarado antes de salir- dijo Ben.
Mal se llevó una mano a la frente.
-Se suponía que era el que la ponía menos enérgica- dio un suspiro.
Blair jugaba con su pegaso de peluche, simulando que volaba. Tomaba la mano de su papá.
-¿Puedo comer fresas al llegar? - soltó un sílbido involuntario al decir el nombre de la fruta.
Unos días atrás sus dos dientes delanteros de leche se habían caído, así que con ciertas palabras hacía ruidos sin intención.
-Por supuesto que sí - contestó la reina.
-Yey.
Estaban por llegar al camino que los conducía a la plazoleta de piedra.
-¡El último en llegar recoge los juguetes! - gritó la castaña con puntas moradas.
-No, otra vez no- Max alcanzó a su melliza.
-Esperenme- se quejó la más pequeña, soltando la mano de Ben y corriendo hacia sus hermanos.
Los reyes rieron por las ocurrencias de sus hijos. Arreglaron las mantas y toallas, la cesta de comida, juguetes y demás sobre el suelo de piedra.
-Mamá - gruñó Max, mientras que Mal aplicaba bloqueador solar en su nariz.
-Heredaron mi sensibilidad al sol y la de su abuela Bella, así que se aguantan.
Ben rió al ver las muecas que hacía el príncipe. Las dos niñas leían unos libros de cuentos que sus abuelos les habían regalado mientras que tomaban el sol.
Al secarse el bloqueador, entraron al agua. Como el lago no es muy profundo no les colocaron sus flotadores, además no se preocupaban mucho ya que se encargaron de enseñarles a nadar desde bebés. Cosa que aliviaba a Mal ya que ella no lo aprendió hasta finales de su adolescencia.
Hicieron carreras, saltaron desde lo alto de la montaña para caer en el agua, jugaron lanzándose pelotas de goma; los niños incluso se pusieron creativos con sus cubetas, palas y accesorios de playa y crearon un "restaurante" en el que sus padres eran los clientes.
A la hora del atardecer se secaron y vistieron para verlo desde otra perspectiva. Con los años la pareja real se había aventurado a explorar los terrenos que rodeaban el lago. Y a decir verdad, habían muchos lugares cómodos para hacer picnics o simplemente descansar. Aunque ninguno superaría el lugar donde tuvieron su primera cita.
Los niños estaban sentados más adelante, conversando sobre la escuela. Ben rodeaba el torso de su esposa, quien estaba apoyada en su pecho con los ojos cerrados y disfrutando de la fresca brisa. Les brindaba mucha paz solo estar ellos dos con sus hijos, sin el ruido de la ciudad, ni las responsabilidades o la prensa persiguiéndolos.
Desde el comienzo la ojiverde fue una buena madre, pero sus instintos de dragón y de hada la hacían más protectora de lo usual. Maléfica al parecer siempre ignoró esos instintos, pero Mal no. Al investigar aprendió sobre ellos: Los dragones cuidan a sus crías de cualquier peligro, las hadas los reconfortan tanto en lo bueno como en lo malo. Y al ser una mezcla de ambas cosas, podía intuir fácilmente cuando algo pasaba con alguno de sus hijos.
A Ben le parecía adorable y admirable ese tema, porque pasó de ver a una Mal asustada e insegura sobre su maternidad a llevarla hasta con más facilidad que su propia progenitora. Ambos aprendieron a manejar el tiempo para hacer de sus hijos y su relación su prioridad número uno. Y aunque algunas cosas tal vez no le salieran tan naturales como a ella, también es un gran padre.
Aún no lograban entender como los años habían pasado tan rápido, pasaron de esperar con emoción el nacimiento de los mellizos a que sus tres hijos estuvieran en la escuela primaria. De todos modos estaban felices de haber visto crecer a sus niños.
Ben reflexionaba sobre todo eso, sintiéndose afortunado de tener frente a él a Mason, Blair y Ava y tener a Mal entre sus brazos.
-¿Amor?
La pelimorada abrió los ojos con cuidado y lo miró.
-¿Sí?
-Gracias.
-¿Por qué?
-Por esto- señaló a su alrededor - Por hacerme sentir tan cómodo y darme a los hijos más especiales del universo. Además, sé que para ti nunca fue fácil expresar tus sentimientos, pero se siente tan bien que te sientas libre de hablar conmigo sobre lo que sea.
Mal se levantó y apoyó sus rodillas en el pasto, quedando frente a frente con él.
-Pues yo también debo agradecerte. Ya que sino me hubieras sacado de la Isla, no tendría nada de lo que tengo ahora. A mis amigos, a Bella y a Adam, a mi papá, a los niños y a ti.
Ben apartó un mechón de cabello de su rostro y lo colocó detrás de su oreja.
-No tengo todo el mérito de eso, muchas cosas las lograste por tu cuenta, princesa.
La pelimorada arrugó la nariz al notar el tono dulce que usaba su marido.
-Digamos que fue un poco de los dos.
El castaño rió suavemente.
-Ok.
Mal acarició su mejilla.
-Te amo.
-Yo también te amo.
Se miraron a los ojos durante unos segundos antes de juntar sus bocas con la del otro. Movían sus labios con suavidad, no queriendo separarse. La brisa removía los cabellos de los dos, pero no le prestaban atención.
-Iugh- oyeron como unas vocecitas decían a coro.
Dejaron sus frentes unidas, riendo por lo bajo.
-Mami, papi, no hagan eso frente a nosotros- pidió la ojimiel.
-Por favor- la apoyaron sus hermanos mayores.
No aguantaron más la risa.
-Son igual de celos que su mamá - les dijo Ben.
Mal le dio un golpe juguetón en el hombro.
-Como si tú no lo fueras.
Ahora fueron los niños quienes rieron. Mal volvió a sentarse como estaba y les hizo señas para que se acercaran. Los tres se lanzaron sobre ellos. Sus padres se quejaron por el impacto, pero igualmente rieron.
-Están muy pesados, mis dragones- rió la reina.
-Andan comiendo muchas galletas - le siguió el juego Ben.
Oyeron sus risitas. Max y Ava se sentaron sobre las piernas de Ben y Blair se quedó entre las de Mal. Estaban abrazados, disfrutando del atardecer.
-Es muy bonito - dijo el mayor de los tres.
-Sí- estuvieron de acuerdo sus hermanas.
Entre las nubes ya podían apreciarse la luna y algunas estrellas. El cielo estaba salpicado con colores azules, violetas, amarillos y naranjas, creando una mezcla digna de ser representada en un lienzo.
Estando los cinco como familia se sentía realmente bien. Apreciaban poder tener ocasiones como esa.
Esto apenas era el comienzo de la siguiente etapa de su historia.
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Mis pequeños ya crecieron mucho 🤧
Hice este capítulo un poco más corto de lo habitual para no poner nada de relleno.
Sean sinceros y díganme, ¿cuál de los tres hermanos Beast es su favorito hasta ahora?
Muy pronto conocerán su apariencia en el futuro y a los demás personajes nuevos❤️
¡Nos leemos pronto!
~Con amor, su escritora💕.
Publicado el 30/10/2021.
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