𝟎𝟎𝟒
La mañana había llegado.
Desperté muy relajado, sin duda había dormido muy bien, y agradecía a Jung Tae por su buen comportamiento. Bajé de la cama y caminé hacia la cuna y allí estaba él, durmiendo como si no hubiera un mañana, sin preocupaciones ni problemas, esa era la vida perfecta de un bebé.
Acaricié su mejilla con cuidado y lo dejé descansar, era un pequeño ángel. Salí de mi habitación rumbo a la de mi padre, quería saber como estaba, pero el sonido del teléfono en la planta baja hizo que cambie de dirección.
Bajé por las escaleras y atendí la llamada.
Escuché atentamente a todo lo que decía—Si, somos nosotros —respondí—... Allí estaremos. —Colgué.
Fue una llamada muy corta y sin explicación para mi gusto.
La llamada trató sobre la entrega de cenizas de mi madre. No tenía idea de todo el procedimiento que se debía hacer, pero sólo tenía que ir con mi padre a reclamar los últimos restos de mi madre, porque después de todo ella ya se había ido de este mundo, pero permanecía junto a nosotros, observándonos en cada momento, y eso lo sabía muy bien.
Dejé el teléfono en su lugar y volví al segundo piso. Vi la habitación de mi padre cerrada, aunque quería ingresar y decirle tantas cosas, no tenía el suficiente coraje por ahora. Desvíe mi camino hacia la habitación que comparto con Jung Tae. Al llegar, él comenzó a llorar, lo que me indicaba que podía tener hambre o se hizo popo.
Lo cargué para comprobar si se trataba de alguna de mis suposiciones, y como no vi ningún tipo de carga en su pañal, llegué a la conclusión de que estaba hambriento.
—¿Tienes hambre pequeño? —le pregunté, haciendo gestos muy tiernos y jugando con sus mejillas, y de inmediato el bebé paró de llorar.
Caminé con Jung Tae en brazos hacia la habitación de mi padre. Quizá podría volver a reaccionar agresivamente, o tal vez no, tenía mis dudas sobre lo que estaba por hacer, pero quería que él viera al bebé por lo menos unos segundos, después de todo también es su hijo.
Con la esperanza de que es un nuevo día y él ya esté más tranquilo, toqué su puerta. Jung Tae tenía los ojos cerrados, mientras respiraba con tranquilidad.
—¿Papá? —susurré, no quería molestarlo.
Pero no obtuve respuesta. Coloqué mi mano sobre la manija y no esperé ni un minuto más. Abrí la puerta y con toda la intención de conversar con él, ingresé, pero al parecer ya se había despertado.
—¡Papá! —exclamé con más fuerza al no verlo en su cama.
Al no obtener una respuesta, comencé a buscarlo por toda la habitación, pero no lo encontré, comenzaba a preocuparme. Llegué al dormitorio nuevamente, y un sobre blanco encima de la mesa de noche llamó mi atención.
Me acerqué con curiosidad, pero no tenía idea de que el destinatario, era yo.
Deje al bebé en la cama y me senté a su lado. Abrí el sobre con cuidado y saqué una hoja blanca, con un evidente texto que mi padre escribió, conocía su letra. Con las manos temblorosas comencé a leer...
Hijo...
Lo siento, espero me perdones alguna vez por esto. No llegaré a verlos crecer a ti y a tu hermano tanto como me gustaría. Por favor, no culpes a otras personas o al mundo por esto. La vida está llena de golpes de suerte y los míos se están acabando.
Desearía encontrar las palabras que te hiciesen sentir mejor. Desearía no ser tan cobarde y que no me tuvieses que ver sufrir tanto como lo haces ahora. Desearía que muchas cosas fuesen diferentes, pero no lo son. Desearía poder cambiar tanto, pero mis fuerzas se han acabado. Perder a tu madre a sido duro para ambos, lo sé, pero no soy tan fuerte como creí.
¿Sabes cuál ha sido el mejor momento de mi vida? El día en que tú y Jung Tae llegaron a mi mundo. Te lo digo para que no sientas un abandono de mi parte, aunque es lo que estoy haciendo. No diré más, así que solo te pediré una cosa...
No seas como yo hijo, no seas como tu padre.
Recuerda que siempre los llevaré en mi corazón.
Adiós Taehyung.
Firma, tu padre.
No podía creerlo. Mis lágrimas se deslizaron hasta el papel en mis manos, sentí una presión en el pecho, ahora sí estaba completamente solo.
☕
—Su llamada será transferida a una casilla de voz, recuerde...
Era la quinta vez que llamaba a Hee Jin, pero siempre me mandaba a buzón. Cansado, dejé el celular en la mesa y observé a mi hermano en su coche, si ahora solo nos teníamos el uno al otro, ¿qué debíamos hacer ahora? ¿Cuál es el siguiente paso?
Dejé caer mi cuerpo en el sofá y cerré los ojos, quería pensar que era solo un sueño, pero la realidad era más fuerte. Sentí un calambre en el vientre, recordándome que no había desayunado. Me reincorporé y vi a Jung Tae, quien me miraba con una sonrisa que era muy contagiosa. Soltando una risilla me levanté y fui hacia la cocina, el lugar preferido de mamá.
Dejé el cochecito del bebé cerca a la isla mientras revisaba algunos ingredientes para un omelet francés, era mi favorito. Encendí la estufa y comencé con lo mío, cocinar era uno de esos momentos donde el calor y vapor te roba algunas gotas de sudor a cambio de un resultado delicioso, un platillo. No pasó ni diez minutos cuando ya tenía un buen desayuno servido.
Comencé a comer mientras recordaba las conversaciones que tenía con mi madre en momentos como este, imaginar que podríamos estar juntos ahora como una familia, se quedaba en una ilusión que nunca se haría realidad. Luego de terminar el desayuno, lavé los trastes, y limpié la cocina.
Volví a la sala donde terminé de organizar algunas cosas y me senté en el sofá con el bebé en brazos, estaba por iniciar una de mis series favoritas. Al escuchar el sonido del timbre, me vi obligado a ponerme de pie e ir hacia la puerta. Al abrirla no hallé a nadie, más que solo un sobre en el piso, la tomé con el cuidado de no soltar a mi hermano y volví a ingresar con rapidez, no soportaba los cuchicheos de los vecinos.
Dejé aquel sobre en la mesa y volví a lo mío, Máster Chef Corea estaba empezando, y no podía ocultar mi emoción. Sentí esa necesidad de dejar todo y hundirme en mi tristeza, pero le había hecho una promesa a mi madre y aunque mi padre no está, no podía retroceder.
"Bienvenidos a una nueva fecha del programa favorito de muchos artistas gastronómicos."
"Esta es una fecha muy especial para los televidentes, ya que como lo anunciamos en el programa anterior, estamos reclutando a jóvenes promesas apasionados por la cocina, que lleguen con propuestas únicas y nunca antes vistas. Así que, si crees que tú eres uno de ellos, no olvides contactarnos a través del número que aparece en pantalla y envíanos un vídeo de la preparación de tu mejor platillo. Y recuerda, si eres uno de los 7 elegidos, estarás participando por un premio de 15 mil dólares. Vamos contigo Rain."
Lo había olvidado, hace una semana mientras miraba este programa mamá me había insistido mucho en participar, ya que consideraba que mis manos eran únicas al momento de cocinar. Me sentía conmovido ahora, tenía mis inseguridades, pero no podía quedarme atrás, el mundo necesitaba conocerme.
Anoté el número del programa, y recordé que no tenía una indumentaria adecuada para el vídeo. Tenía que comprar un traje de cocinero y no podía hacerlo por internet debido a que nunca lo había hecho por ese medio, tenía miedo a ser estafado, además, no sabía ni cómo hacerlo.
Y por el otro lado, si planeaba ir al centro comercial, tendría que llevar a Jung Tae, no podía dejarlo solo. Sería la primera vez que saldría con él, estaba muy nervioso.
Ver su rostro perdido en algún punto, llenó mi corazón de seguridad, en el poco tiempo que llevaba cuidándolo, sabía que era un bebé muy tranquilo y pacífico, solo debía de tener su lechita en mano.
Con una evidente emoción que desde hace mucho no había sentido, terminé de guardar las cosas necesarias para un bebé en un bolso. Cubrí el pequeño cuerpo de mi hermano en mantitas de algodón y lo dejé descansar en la cama mientras yo me preparaba. Me puse un suéter de algodón junto a un par de botines para la nieve, coloqué a mi hermano en mi brazo izquierdo y el bolso en mi hombro derecho. Bajé del segundo piso con cuidado y recogiendo la llave del auto de la mesa salí de casa. La fría brisa golpeó bruscamente mi rostro, y con el temor de que llegará a tocar la piel del bebé, cubrí su carita lo más que pude.
Entramos al auto y dejé a Jung Tae en una cesta improvisada en el asiento copiloto. Encendí la calefacción y me coloqué el cinturón de seguridad. El centro comercial quedaba a solo 10 minutos, pero tenía que ser lo más cuidadoso posible con mi hermano, no quería imaginar lo que un descuido podía hacer.
Salimos de la puerta del estacionamiento y comenzó la carrera, una nueva aventura.
☕
Habíamos llegado hace seis minutos, sin embargo, el pensamiento de caminar con un bebé en brazo en un lugar repleto de personas me atemorizaba. Miraba la entrada a las tiendas y luego al bebé, y así sucesivamente. Si ya habíamos llegado hasta aquí, no podía rendirme.
Cubriendo cada centímetro de piel descubierta de Jung Tae, excepto su rostro, porque no quería ahogarlo, salí del auto y caminé hacia la puerta donde estaba él. Cargué su cuerpo con cuidado al igual que el bolso, aseguré el auto y avanzamos hacia la entrada.
El interior era tal y como lo recordaba. Con la emoción de llegar a la tienda de indumentarias, comencé a caminar más rápido de lo que pensé, estaba olvidando que llevaba a un bebé. Desaceleré mis pasos cuando él comenzó a moverse, creí que comenzaría a llorar cuando arrugó su nariz, pero un estornudo fue lo único que libero antes de volver a dormir. Era demasiado tierno. Algunos comentarios de un par de chicas no faltaron, que incómodo era todo esto.
Abandoné esa sección de la tienda con rapidez, y luego de unos cuantos minutos llegué al lugar que buscaba. Saludé a algunas personas que ya me conocían, y entré al puesto del señor Seokhwa.
—¡Taehyung! Hace tiempo que no te veía por aquí muchacho —decía desde lo alto de una escalera—, ¿qué has hecho en estos días?—continuó hablando mientras descendía—, y dime, cómo te puedo ayudar... —se quedó mudo al ver al bebé en mis brazos.
—Sorpresa... —pronuncié en un tono muy bajo.
—¿Es tuyo? —preguntó inesperadamente.
—¿Qué? Ah, es una larga historia. —comenté, sin tratar de recordar lo vivido.
—Bueno, ya me contarás más adelante. Toma asiento por favor —me propuso con amabilidad—. ¿Viniste por el traje de cocinero verdad?
Lo miré con una evidente sorpresa y no pude evitar emocionarme cuando el señor Seokhwa se fue hacia los pasillos, en busca del traje.
Vi toda la tienda y otro recuerdo llegó a mi mente. Mamá y el señor Seokhwa eran amigos muy cercanos, y aquellos momentos donde ambos se la pasaban conversando de cocina, travesuras mías, y el programa de Máster Chef Corea eran recuerdos increíbles. Acomodé la colchita del bebé y solté un suspiro. Sentía que estaba haciendo las cosas bien, solo quería que esa sensación dure por mucho tiempo.
Cuando el señor volvió dejó 2 modelos frente a mi. Me quedé sin palabras, ambos eran muy elegantes. Recordaba a la perfección cual era el favorito de mamá.
—¿Puedo probarmelo? —pregunté, aún cuando ya sabía la respuesta.
—Claro que si hijo, te quedará genial como la primera vez. —me animó.
Me levanté del asiento y no supe que decir, tenía al bebé en brazos. El señor Seokhwa pareció comprender la situación y llamó a una persona, que al parecer era su sobrina.
—Yeji, cariño, ¿crees que podrías cuidar del bebé mientras nuestro amigo se prueba el atuendo?
—Por supuesto tío —aseguró con una sonrisa. En ese momento sentí la confianza necesaria para dejar a JungTae en sus brazos.
—Gracias, no demoraré mucho —dije.
Tomé el modelo de la indumentaria e ingresé a los probadores. Con mucha emoción me cambié la ropa y después de asegurar el último botón de la camisa, miré mi reflejo en el espejo. Sentí una sensación extraña, aunque me faltaba la compañía de mi madre en este momento, el recuerdo la trajo de vuelta. Una pequeña lágrima descendió por mis mejillas, este sería un gran inicio.
Salí de los probadores y caminé hacia la sala de la tienda. Allí estaba el señor Seokhwa y Yeji, quien me miraban con sorpresa.
—¿Tan mal me veo? —pregunté con gracia.
—No muchacho —rio Seokhwa mientras se acercaba a mí con un gorro de chef y me lo puso con cuidado. —ahora si.
—El futuro de Corea —comentó Yeji con diversión.
Reí ante sus comentarios aduladores. Me vi en un espejo más grande y era increíble. Podía sentir que había logrado uno de mis más grandes sueños, junto a mi madre. No pude contener más mis lágrimas y me dejé caer, recibí el abrazo del señor Seokhwa con mucha necesidad y liberé todo mi pesar.
—Mamá falleció, y mi padre nos abandonó. —fue lo único que pude pronunciar con la voz quebrada.
—Yeji, vamos a cerrar.
Fue lo que dijo él, dando a entender que necesitaba saber más sobre lo que ha pasado con mi familia. Era lo justo, nadie más que mi tía Heejin y yo sabíamos lo que ha sucedido en estos días y sabía muy bien que Seokhwa necesitaba saberlo.
☕
Volvemos nuevamente con una actualización, me dolió escribir la carta sin imaginar la carita de Tae 🤧.
Espero que les haya gustado este capítulo.
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