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V E I N T I T R É S





















































Jimin empujó la puerta por la cual había salido Yoongi y se encontró con la escena de él escondiéndose de las balas que salían del arma. Yoongi lo vio y lo jaló de la muñeca para que se escondiera con él. El ultimo mencionado, abrazó la cabeza de Jimin contra su pecho tratando de que ninguna bala le diera. Jimin levantó su mano y acarició la mano de Yoongi que estaba en su cabeza.

—Puedo sobrevivir, Yoongi. —le dijo y le apartó la mano de su cabeza. Jimin salió del escondite y disparó en la cabeza a uno de los tipos. Se tiró al suelo y apuntó hacia la pierna de otro y jaló del gatillo. El tercero le apuntó con el arma en la cabeza, pero Yoongi lo mató.

—Levántate, quedan dos. —le dijo Yoongi y se puso delante de él, para protegerlo de alguna bala.

Jimin se levantó con rapidez del suelo y se puso al lado de Yoongi. Los dos corrieron fuera de ese apartado lugar y llegaron de nuevo a la cortina negra. Jimin miro a Yoongi y este corrió la cortina. Los dos se guardaron las armas y salieron a la sala del casino como si nada. Yoongi deslizó su mano por el brazo de Jimin hasta dar con su mano y entrelazar sus dedos. Jimin lo miró anonado y siguió caminando junto a él hasta a las afuera del casino.

—¿Adónde vas, Min? —dijeron a sus espaldas.

Yoongi le soltó la mano a Jimin y se giró para mirarlo.

—Lo siento, pero decidí no vender a mi pequeño. —sonrió Yoongi y volvió a cogerle la mano a Jimin para irse.

—Pero, yo lo quiero. —dijo el castaño que hace una hora atrás había estado coqueteándole a Jimin. —No te vayas, Jimin. —le dijo.

Jimin levantó una ceja y miró a Yoongi, quien estaba riendo.

—¿Lo quieres? —dijo Yoongi, empujó a Jimin hacia atrás y sacó su arma. —Una bala en tu cabeza y es tuyo. ¿Aceptas?

El tipo rio.

—¿Me estás jodiendo, Min? ¡¿Para qué mierda lo trajiste hasta aquí? —Yoongi se encogió de hombros.

—Solo quería demostrarle que no vale nada para mí. —rio él y miró a Jimin por encima del hombro.

—Si te vale mierda, ¿Por qué no me lo das? —dijo el tipo con una sonrisa. Yoongi volvió su mirada hacia él.

—Porque es mi pequeño.

—Tú no lo quieres, Min.

—Con él me desquito mis enojos, Jongsuk. —dejó caer las balas del arma hacia el suelo y se agachó para coger una y meterla en el arma. —Si lo quieres, te cuesta una bala en tu cabeza. Tú decides. —sonrió.

—Púdrete, Min. —dijo Jongsuk, sacando su arma y apuntando hacia Yoongi. —Lastima, sacaste todas tus balas. Solo tienes una, una sola oportunidad. —le sonrió. —¿A la de tres?

—¿Por qué mejor hacemos una apuesta? —sonrió. —Pequeño. —lo llamó.

Jimin caminó hacia Yoongi y se metió las manos en los bolsillos.

—¿Con quién te quieres ir? —sonrió.

Jimin lo miró como si hubiese dicho un chiste.

—Min, deja de hablar tanta mierda. Vamos, niño. Soy más joven que ese imbécil, apuesto y se cansa muy rápido.

Yoongi soltó una carcajada y le disparó en el pecho. Haciendo un gran escándalo en el hotel. Jaló a Jimin de la muñeca y lo arrastró fuera del hotel. Caminaron por el estacionamiento. Yoongi dejó caer el arma al suelo del estacionamiento y apretó su agarre en la muñeca de Jimin lastimándolo. Llegaron al auto y con fuerza empujó a Jimin hacia el auto. Le quitó el sacó y le desabrochó el pantalón y lo bajó. Metió su mano dentro de la ropa interior de Jimin y tomó su miembro, bombeó el miembro unos minutos haciendo que Jimin jadeara y dejara caer su cabeza hacia atrás mientras se mordía su labio inferior.

Yoongi, se agachó hasta la altura de las caderas de Jimin y le bajó el bóxer. El miembro de Jimin yacía erecto y lo único que hizo Yoongi fue llevarlo a su boca. Jugó con su lengua, dándole placer a su pequeño. Jimin se sostuvo del auto, agarrándose de la esquinada de este. La mano de Yoongi, se paseó por el trasero de Jimin y lo empujó hacia adelante para meterse de todo el miembro de Jimin a la boca. Jimin soltó un gemido de placer y se mordió el labio inferior para tragar sus gritos.

Yoongi dejó que Jimin se corriera en su boca y se tragó el líquido blanco. Terminó con lamer el glande para limpiar un poco del semen que había quedado. Jimin había quedado tan agitado y excitado por la buena mamada que le había hecho. Yoongi se levantó del suelo y le dijo a Jimin que se acomodara la ropa. El ultimo mencionado, volvió a meter su miembro al bóxer y se acomodó el pantalón para subir la corredera y abotonarlo. Yoongi subió al auto y le abrió la puerta a Jimin.

Jimin pasó saliva y se desabotonó los tres primeros botones de la camisa por el calor y lo excitado que aún estaba. Yoongi, encendió el motor de auto en silencio y se quitó el saco. Lo puso en los asientos traseros y le dio reversa al auto para sacarlo de su lugar. Jimin se lo quedó mirando unos minutos, al ver que no decía nada por el estilo. Yoongi condujo fuera del estacionamiento y salió hacia la carretera para ir de vuelta a la prisión donde iba a dejar a Jimin.

—¿Por qué me miras así? —preguntó Yoongi, sin quitar la mirada de la carretera.

—¿La mamada por qué fue? —dijo Jimin.

—Estaba enojado y quería insultarte. Así que mejor te di una mamada. —rio. —Creo que será un buen truco. La próxima te toca a ti.

Jimin lo miró y se dio cuenta que tenía un poco de semen en sus labios. Soltó una carcajada y desvió la mirada.

—¿De qué te ríes? —le preguntó Yoongi, esta vez se giró para mirarlo.

—De nada... —Jimin siguió riendo.

—¿Qué es, Jimin? —insistió Yoongi.

—Nada, solo que tienes a mis hijos pegados en tus labios. —lo miró.

Yoongi se miró al retrovisor y se pasó la lengua por sus labios quitando el exceso de líquido blanco.

—Yo te lo hubiera quitado. —le dijo Jimin.

Yoongi rodó los ojos y vio que apenas estaba empezando a oscurecer.

—¿Quieres ir por algo de comer? —le dijo. —Debes tener hambre.

—Tienes tus cables fuera de control, Min. Primero, me vendes. Segundo, armas una pelea con tu familia. Tercero, me peleas, me haces una mamada y me invitas a comer. —le dijo. —Estás loco. Deberías ir a un psicólogo. —le dijo Jimin a él.

Yoongi le sonrió.

—Antes, tú eras mi psicólogo. —le dijo, captando la mirada de Jimin un poco más profunda. —Mis deseos y sueños, solo los sabías tú. La manera placentera que quería matar a mis víctimas, solo lo sabías tú. El fetiche de hacerte mío, solo lo sabías tú. —Jimin pasó saliva y se miró el anillo.

—¿Qué con el anillo? —levantó la mano.

—Tiene grabado mis iniciales. —dijo Yoongi. —Y él mío, tiene tus iniciales.

Jimin arrugó el ceño y se quitó el anillo para ver por dentro de él. Era verdad, tenía las iniciales, M.Y grabadas. Jimin se mordió el labio inferior.

—¿Esto quiere decir que me forzaste a casarme contigo, idiota? —le dijo.

Yoongi rompió en risas y negó con la cabeza.

—Son anillos falsos. La única manera que te dejaran entrar a ese lugar era decir que eras mi pareja. —Yoongi se quitó el anillo y se lo guardó. —Bótalo si quieres. No es nada valioso.

Pero, para Jimin tal vez lo era.

—Lo usaré como repuesto al que me quitaste hace dos años.

—Era de mi madre, Jimin. Ese maldito anillo fue el que te atrajo hacia mí. —le dijo.

—¿Puedes creer eso? Qué coincidencia que el anillo estuviera ese mismo día que mataban a un tipo y era justamente en la gasolinera a la cual llegue con Jungkook.

Yoongi esfumó su sonrisa. Jimin sonrió un poco más.

—¿Lo hiciste apropósito? ¿Verdad? —dijo Jimin.

Yoongi asintió.

—Estaba en los asientos traseros del auto. Te vi asustado cuando viste a Austin y a Thomas bajarse del auto. También te vi en el aula de clases. Hice que Austin y Thomas, mataran a dos chicos que no tenían nada que ver contigo o conmigo. Solo lo hice para llamar tu atención y así fue que llegaste más rápido a mí. —Jimin había quedado atónito con lo que le había dicho Yoongi. —Recuerdo ese día... —rio. —La cara de Taehyung, actuó muy bien. —miró a Jimin. —Y ni de hablar de Hoseok, se hizo el que no me conocía. Eso fue increíble.

Jimin pasó saliva.

—Te obsesionaste conmigo, Yoongi.

—Corrección. Estoy obsesionado contigo, Park Jimin.

Jimin se desabrochó la camisa un poco más captando la mirada de Yoongi.

—¿Qué? ¿Quieres que te dé un poco? ¿No te bastó con la mamada que te di? —dijo Yoongi.

Jimin negó sonriente.

—Oh, pequeño. Te gusta jugar conmigo.

—¿Por qué no detienes el auto y jugamos un poco, señor?

La sonrisa de Yoongi se esfumó y detuvo el auto en medio de la nada. Miró a Jimin.

—¿Qué te está pasando, Park?

—Me cansé de jugar a ser el malo, Yoongi. —puso cara triste y sus ojos se cristalizaron.

Yoongi lo miró con el ceño fruncido.

—Deja de jugar, Jimin.

—No, no estoy jugando. —pasó saliva. —Quise imitarte, quise tener los mismos demonios tuyos, pero no pude. Eres, eres el mismísimo diablo, Min Yoongi. Ni yo, ni nadie podrá ganarte nunca. —Yoongi soltó una carcajada.

—Buena actuación, pequeño. ¿Estuviste estudiando teatro estos años? Porque te sale muy bien.

Jimin lo miró con enojo.

—No estoy jugando, maldita sea. ¡Es verdad!

—Sí, ajá. ¿Y también te dan miedo mis juguetes?

—¿Recuerdas la noche que me llevaste a aquel templo? —dijo Jimin y dejó caer una lágrima. —Luego de latigazos, luego de que cogiéramos y me bañaras en sangre. Aún... Te quise ahí. Me dejaste, pero mi cuerpo me pedía que te quedaras.

Yoongi dejó de sonreír y sus rasgos de tornaron serios.

—Deja de joderme, Jimin. Basta con lo que haces.

Jimin pasó saliva y se mordió el labio temblante.

—Señor Yoongi, soy tuyo. Soy tu pequeño, castígame. Necesito sentir tu dolor, necesito ver que me saques sangre. Necesito que me haga una y otra vez suyo... —le dijo Jimin, mirando directamente a los ojos de Yoongi.

Yoongi pasó saliva y se acercó a Jimin. Su corazón palpitaba demasiado rápido, pues su deseo se había cumplido al parecer. Yoongi lo cogió por el cuello y apretó de el.

—Deja de jugar conmigo, Jimin.

—No-no, estoy ju-jugando... —dijo Jimin sin aliento y por la fuerza en que Yoongi le apretaba el cuello.

—¡Lo estás haciendo! —le gritó y lo sacudió. —NO PUEDES JUGAR CONMIGO ASÍ, MALDITA SEA. —lo soltó. —No puedes... —pasó saliva. —Me haces querer maltratarte de nuevo. Me haces querer hacerte el amor, como la última vez...

Jimin bajó la mirada y Yoongi pasó sus dedos debajo de su mentón y lo subió para que lo mirara.

—No me estás mintiendo, ¿Verdad? —le dijo. —Sabes que odio las mentiras, Park Jimin.

Jimin negó con la cabeza.

—Soy un cobarde, Yoongi. —dijo. —El papel de ser valiente nunca me ha quedado bien.

Yoongi lo miró con seriedad y le secó las lágrimas. Besó su frente y Jimin cerró los ojos ante el delicado contacto de Yoongi. Este pasó los besos hacia su nariz hasta dar con sus labios. Los movió lentamente encima de los de él, hasta que él cedería con el beso. Yoongi le puso el freno al auto y pasó sus manos al cuerpo de Jimin desabotonando su camisa y retirándola de su cuerpo. Acarició su pecho, sin apartar sus labios uno del otro. Separaron sus labios para dejar que sus lenguas se tocaran e hiciera maravillas ellas dos. Jimin desabotonó la camisa de Yoongi y también la apartó del cuerpo de Yoongi. El ultimo mencionado, dejó de besar la mojada boca de su pequeño y dirigió sus besos ardientes al cuello de su pequeño provocando que él jadeara.

Poco a poco, pasaron a los asientos traseros. Yoongi puso a Jimin encima de sus piernas, mientras que Jimin hacia movimientos circulares encima del bulto que crecía poco a poco en Yoongi. Los dos, sumergidos en su pasión de besos ardientes y tocadas excesivamente apasionadas. Jimin, desabrochó el pantalón de Yoongi, mientras él jadeaba por más contacto con los lentos y deliciosos movimientos de Jimin. Los vidrios se empañaron cuando sus alientos se hicieron más calientes y sus cuerpos empezaron a sudar a la hora de quitarse una prenda de ropa.

—Me encantas, pequeño... —le gimió Yoongi al oído.

—Somos nuestra propia perdición, Daddy... —se mordió el labio inferior Jimin, al sentir como dos dedos de Yoongi jugaban con su entrada.

—Repítelo... —Yoongi pasó una mano por la nuca de Jimin y lo jaló hacia su cara. —Dilo entre gemidos, pequeño. —Yoongi introdujo un dedo dentro de Jimin y lo movió, haciendo que Jimin jadeara.

Jimin clavó sus uñas en los hombros de Yoongi y acercó sus labios a los de Yoongi para besarlo un poco más.

—Somos nuestra propia perdición... —le dijo entre besos.

Jimin alcanzó el miembro erecto de Yoongi y lo masturbó un poco. Yoongi introdujo un segundo dedo dentro de Jimin, lo metió y lo sacó con rapidez haciendo que Jimin gimiera un poco más fuerte y sus caderas de movieran de adelante hacia atrás por la buena sensación que le provocaba.

—Mi lindo, pequeño... —susurró Yoongi y besó el pecho de Jimin. —Tan hermoso e inocente...

Jimin se mordió el labio inferior y empezó a saltar un poco, pero Yoongi lo detuvo. Jimin se quitó de las piernas de Yoongi y bajó su cabeza para lamer el miembro para que pudiera entrar en él. Lo ensalivó bastante, mientras que Yoongi le acariciaba la cabeza a su lindo pequeño. Cuando estuvo listo, Jimin se sentó encima del miembro de Yoongi e hizo movimientos lentos. Un gemido salió de los labios de Yoongi, cuando Jimin clavó sus uñas una vez más en sus hombros. Yoongi, palmeó el trasero de su pequeño y se agarró de las caderas de Jimin para ayudarlo a saltar un poco.

—Te tocará moverte lento, acá te puedes golpear... —bromeó Yoongi entre jadeos.

—Cállate, Yoongi... —también rio Jimin, rompiendo el placer.

Yoongi lo volvió a besar y movió las caderas de Jimin, volviendo al placer. Los dos se entrelazaron entre gemidos y fuertes embestidas.

Horas después, Jimin y Yoongi se dirigían a un puesto de comida rápida.

—¿Pizza o Hamburguesa? —preguntó Yoongi bajándose del auto.

—Primera vez que me preguntas que quiero de comer. Siempre me embutías lo que tú querías que comería y cuando hablo de embutir, siempre me metías tu pene en la boca. —Yoongi le guiñó el ojo.

—Quisiera decir que estaba dispuesto a darte eso de comer, pero no puedo dejarte con el estómago vacío. Al loco no le gustan sus víctimas desnutridas.

—¿A caso tienes preferencias?

—No es eso, solo que la hora de cortarlas hay más hueso que sangre. Yo necesito sangre, pequeño. —cerró la puerta del piloto. —Pizza será. —y se fue.

Jimin miró por el retrovisor y esperó a que se alejara. La sonrisa siniestra se asomó por sus labios y se peinó su cabello rojizo.

—Para entrar en el papel de inocente, tendré que volver a mi antiguo color de cabello. —dijo él. —Ay, Yoongi. Sé cómo manipularte. Estás en mis manos, Min.

Yoongi quien había entrado a una pizzería, había escuchado todos lo que había dicho Jimin en el auto. Era obvio, Yoongi siempre lo sabía todo. Se cruzó de brazos sonriente y guardó su teléfono. Decidió irse de ahí.

—No se morirá de hambre si no come una sola vez. —dijo Yoongi y caminó de vuelta al auto.

Llegó a la venta de Jimin y lo asustó.

—La pizzería cerró. —le dijo Yoongi. —Debemos irnos a otro lugar. —le sonrió Yoongi y Jimin notó que sus pupilas se habían puesto un poco más grandes.

—Está bien, vamos. —le dijo Jimin.

Yoongi decidió fingir que no sabía nada y que mucho menos había escuchado. Subió al auto y encendió el motor de nuevo, pisó el acelerador haciendo que Jimin lo mirara extrañado.

—¿Qué te parece si jugamos un poco? —le dijo Yoongi.

Jimin lo miró y pasó saliva, al ver la cínica sonrisa de Yoongi.

—Y créeme que no seré nada gentil. Así como la primera vez que te toqué, ¿Te acuerdas? —le dijo. —Volvamos allá, bebé.

Yoongi condujo con rapidez por toda la autopista.

—Atrás tengo mis juguetes... —sonrió. —Y compré unos nuevos que los usaré para jugar contigo. —Jimin se asustó al verlo así. —Ah, será divertido. Pequeño, nos vamos a divertir mucho esta noche. Eso te lo aseguro.

—Yoongi... ¿Me vas a hacer mucho daño? ¿Verdad?

Yoongi lo miró.

—Claro que sí y bastante. Qué te haré llorar hasta que ruegues por tu alma y me pidas piedad, bebé. 



















































































































































































Veamos que juegos tendrá preparado Min para Jimin.

¡Nos vemos en la próxima actualización!





















































































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