V E I N T I C U A T R O
AVISO: A partir de este capitulo, inicia un nuevo giro. ¿Preparados?
Comenten mucho <3
Yoongi abrió la puerta del copiloto y jaló a Jimin del brazo para sacarlo. Apretó su agarre, mientras caminaban hacia un establo.
—Me sigo preguntando, ¿Cómo es que consigues lugares para maltratarme? —preguntó Jimin, siendo arrastrado dentro del establo.
—Solo los veo cuando estoy manejando y siempre traigo conmigo mis juguetes. Donde sea puedo hacerlo. Hasta en la carretera si gustas. —dijo Yoongi, con una sonrisa.
—¿Quieres que me desnude? Suéltame y lo hago.
—Cállate y entra. —Yoongi le soltó el brazo y abrió la puerta del establo. Empujó a Jimin dentro de él, haciendo que callera al suelo.
Jimin se deslizó entre la tierra, raspando sus manos y codos. Levantó la mirada y se dio cuenta de un gran establo, espacioso y abandonado. No había animales, por lo tanto, solo estaban él y yo Yoongi a solas. El ultimo mencionado, le pasó por encima pisándole los dedos de las manos provocando que Jimin soltara un gemido del dolor. Yoongi, se metió las manos en los bolsillos del pantalón y analizó todo el lugar con una sonrisa. Respiró hondo y luego soltó el aire. Miró a Jimin, quien ya se encontraba de pie, mientras limpiaba sus manos y observaba sus raspones. Jimin notó la mirada penetrante de Yoongi.
—¿Ya me desnudo, imbécil?
Yoongi ladeó la cabeza.
—¿Imbécil? Pequeño..., ¿Cómo me acabas de llamar?
Jimin rodó los ojos.
—¿Dónde me quieres? ¿Me tiro en el suelo? ¿Contra la puerta? ¿Dónde? —Yoongi rio. —Deja de reírte y dime.
—De rodillas. —dijo Yoongi.
—¿Nuevo castigo? —sonrió Jimin y se arrodilló.
Yoongi caminó hacia él y pasó su mano por debajo de la barbilla de Jimin para levantarle la mirada.
—Has como perro, pequeño. —le dijo.
Yoongi arrugó el ceño.
—¿Qué castigo es este? —dijo Jimin.
—Que hagas como perro, pequeño.
Jimin asintió y actuó como le había pedido Yoongi. Jadeó y levantó sus manos hasta la altura del pecho para luego bajar sus muñecas haciendo que sus manos cayeran.
—Quítate la camisa. —le dijo.
Jimin lo hizó.
—Quiero verte desnudo cuando regrese, ¿Entendido? —le dijo.
Jimin asintió y se levantó del suelo, sin apartar la mirada de Yoongi. El ultimo mencionado estrelló su puño contra la cara de Jimin, rompiéndole el labio.
—¡¿Qué te pasa?! —le gritó Jimin.
—O me bajas la voz o te coso el maldito ano ahora mismo. —le dijo, haciendo que Jimin pasara saliva. —Desnudo te quiero cuando entre, animal.
Le pasó por el lado rozándole el hombro y caminó hacia afuera.
Jimin sabía que cuando Yoongi lo llamaba animal, era porque había hecho algo malo o... Solamente sabía de su farsa. Eso era imposible, porque Jimin había actuado bien... ¿Cierto?
Caminó un poco más para ver el lugar y terminó de quitarse la ropa. Cuando estuvo desnudo, limpió la sangre de su labio con el dorso de su muñeca y espero a que Yoongi entrara. De hecho, si parecía un perro. Esperaba a que su amo le diera las ordenes que hacer y qué no hacer, y cuando se portaba mal o hacia algo de mal gusto, él lo castigaba. Era su animal doméstico.
Jimin miró su miembro y trató de ignorar los sucios pensamientos que pasaban por su mente. Vio entrar a Yoongi al establo con dos bolsos negros un poco grandes. En el cuello, traía el látigo favorito de Jimin y dos cuerdas negras. Se había quitado la camisa y solo caminaba hacia en él en pantalones. Jimin observó el sudoroso cuerpo de Yoongi se mordió el labio inferior. Se perdió entre sus más perversos pensamientos, haciendo que su miembro se levantara poco a poco y su excitación apareciera. Yoongi lo sacó de su mente cuando dejó caer los bolsos al suelo.
—Te quiero en cuatro, animal. —le dijo. —¡Ahora!
Jimin pasó saliva y fue directo al suelo, ensuciando sus rodillas y muslos de tierra. Yoongi lo rodeó y cogió las manos de Jimin, las llevó detrás de su espalda y con la cuerda que tenía amarró sus muñecas. Lo obligó a morder el mango del látigo y de una de los bolsos, sacó un consolador y una venda roja. Le vendó los ojos y baño el consolador en lubricante, lo metió en el ano de Jimin y lo empujó hacia adentro, provocando que este gimiera y jadeara un poco.
Yoongi se pasó una mano por el cabello y arrastró los bolsos hacia una mesa que tenía cosas de construcción. Escuchó a Jimin gemir y rio ante aquello. En aquella mesa vio algunos tornillos, clavos, martillos y un serrucho. Encontró taladros y una gran hacha. Yoongi la cogió entre sus manos y analizó la punta filosa.
—Creo que tengo un nuevo juguete. —sonrió.
Jimin empezó a gritar.
—Sí, sí. Ya voy a cortarte, espera un poco. —dijo él.
Jimin volvió a gemir y escupió el látigo. Soltó un sollozo por el placer. Yoongi subió el bolso en la mesa y lo abrió.
—¡MIN! —lo llamó.
—Ya voy... —sacó del bolso un cuchillo de mango pequeño. —No me gusta que me mientas, Jimin...
—Yo... ¡Ah! Maldita sea... —gimió Jimin. —No he mentido... —dejó escapar el aire. —¡Quítame esto!
—Si te lo quito, vas a rogar que te lo meta de nuevo. —Yoongi se sacó una correa café.
Caminó hacia Jimin —con la correa en la mano— y azotó su espalda muy fuerte, clavando la hebilla en él. Jimin soltó grito. Yoongi lo cogió por el cabello y tiró de el hacia atrás. Inclinó su cabeza hacia la altura del oído de Jimin y le mordió el lóbulo
—Encontré un precioso caballo afuera, al parecer se quiso escapar, pero quedó atrapado en cuerdas. El está esperándome afuera para que yo lo traiga aquí y pueda matarlo.
—Eres... muy malo, Yoongi... —susurró Jimin, cansado.
—Aw, ¿Y hasta ahora te das cuenta? —soltó una carcajada. —Disfruta del consolador todo lo que puedas, porque lo que pronto te voy a meter es un maldito cuchillo.
Yoongi lo soltó y caminó hacia afuera en busca del "caballo", se dirigió a su auto y abrió el baúl encontrándose con una antigua víctima.
—Despierta, imbécil. —llamó al rubio que se encontraba desmayado.
El chico se movió incómodo y se levantó de golpe al ver a Yoongi mirándolo.
—Baja del maldito auto y ponte esta correa en el cuello. —le dijo.
El chico asintió y salió del baúl, se tambaleó un poco y cayó al suelo. Estaba mareado.
—Arriba y ponte la correa. —Yoongi se la lanzó y cerró el baúl.
El chico cogió la correa entre sus manos y la llevó a su cuello. La ató un poco y miró a Yoongi. El ultimo mencionando le sonrió y de la punta sobrante de la correa, jaló de ella haciendo que la correa apretara el cuello del chico. Lo arrastró hacia la puerta del establo, mientras que el chico, apoyado en sus manos y piernas, gateaba al mismo paso de Yoongi. Rápido, pero doloroso.
Yoongi entró de nuevo al establo, pero esta vez en compañía. El chico que tenía a sus pies, se quedó aturdido al ver la escena de Jimin contra el suelo de tierra, con las manos atadas y una venda en sus ojos. Lo vio gritar y gemir, lo vio correrse y presenció su placer. El chico pasó saliva. Yoongi lo miró con una sonrisa.
—¿Te gusta lo que ves? —le dijo.
El chico lo miró algo tímido.
—Adelante, mira todo lo que quieras. —le soltó la correa. —Hoy vas a morir de todas formas, ¿Por qué no darte un regalo antes de morir? —rió Yoongi y cerró las puertas del establo.
El chico trató de levantarse del suelo, pero Yoongi lo volvió a empujar para que cayera al suelo. El chico soltó un gemido de dolor y fijó sus ojos en la caliente escena de Jimin.
—¿Te excita? ¿Verdad? —le dijo Yoongi.
El chico se limitó a responder.
Yoongi le dio una patada en el estómago.
—Acércate a él. ¡Ahora!
—Yo-Yoongi... —lo llamó Jimin, agotado. —Quítame esto...
—Como ordene, animal. —Yoongi se acercó a Jimin y se agachó hasta la altura de él y le sacó el consolador. Vio la entrada de Jimin dilatada y se mordió el labio inferior. —Estás jodidamente perfecto para meter algo filoso.
Jimin jadeó. El chico se acercó a Jimin y se puso frente a él, se apoyó en sus rodillas y manos. Yoongi sonrió y le quitó la venda a Jimin de los ojos. El ultimo mencionado, pestañeó varias veces hasta que su vista dejó de estar nublada. Se encontró con un chico, un poco más joven que él. Jimin miró a Yoongi.
—¿Dónde está el caballo? —preguntó Jimin.
—Él es un animal. —dijo Yoongi. —Adivina que hizo. —rio Yoongi. —¡Le mintió a su amo! —soltó una carcajada un poco fuerte. —Y su amo no quiso castigarlo y me lo donó. Qué considerado.
—¡Mientes! —le gritó el chico. —¡Tú me drogaste! —dijo entre sollozos.
Jimin lo miró atónito.
—¿Dónde lo tenías? —le preguntó.
—En el baúl. Siempre ha estado ahí.
—Eres un maldito enfermo. —le dijo Jimin, mirándolo con asco.
—Aw, pequeño. Esa mirada tuya me trae buenos recuerdos. —sonrió. —Bueno... ¿Quién quiere ser voluntario?
El chico se absorbió la nariz y se sentó en el suelo.
—¡Déjame ir! —le gritó.
—¿Quién te está detenido? —rio Yoongi. —No estás atado.
El chico se levantó del suelo.
—Puedes irte si gustas... —le dijo Yoongi.
El chico pasó saliva y miró a Jimin, quien le negaba con la cabeza en sentido de que no se fuera.
—Vete, antes de que me arrepienta. —dijo.
El chico miró una vez más a Jimin y se giró para irse. Empezó a caminar con dirección a la puerta, pero Yoongi lo alcanzó enterrándole el cuchillo en el cuello.
—Caminas muy lento, chico. —rio.
Hundió más el cuchillo en su garganta y lo movió en línea recta. Le abrió el cuello y la sangre manchó sus manos. El chico murió de inmediato en manos de Yoongi y este lo arrastró hacia Jimin. Lo dejó frente a él y le enseñó el cuchillo.
—¿Lo descuartizamos juntos? —lo pidió.
—¿Eso es romántico para ti? —dijo Jimin, un poco asqueado.
—¿Quién habló de amor? —sonrió. —Solo quiero córtalo en pedacitos y bañarte con su sangre. Eso es todo.
—Ojalá te mueras, Min. Irás directo al infierno.
—Y le quitaré el trinche al diablo. Sí, animal. Eso ya lo sé, deja de halagarme. —Yoongi caminó hacia la mesa. —Usaré el hacha. —sonrió y la cogió.
Yoongi caminó hacia ellos y apuntó con el hacha hacia el cuello del chico. Jimin quedó helado ante la imagen de Yoongi apunto de cortar el cuello del chico. Pero, Yoongi levantó el hacha y la acercó al cuello de Jimin.
—¿Y si cambiamos los puestos? Yo te corto el cuello y él observa. —Yoongi soltó una carcajada. —Ah, verdad. Está muerto. —rio aún más fuerte.
—¿Puedes razonar alguna vez?
—¿Los locos siempre están locos? —preguntó Yoongi.
—Enfermo.
—Masoquista.
Jimin rodó los ojos.
—Quita la maldita hacha de mi cuello.
—¿Y si no quiero? ¿Qué? ¿Qué me harás? —dijo Yoongi.
—No puedo hacerte nada, imbécil. Estoy atado. —dijo Jimin.
—Y yo puedo, o cortarte la cabeza o coserte el ano... Mmm, me voy por la segunda.
—Si lo coses, ¿Cómo cogemos después? —le dijo.
—¿Quién dijo que para coger hay que descoser? —sonrió.
—Me das asco, Min. —le dijo Jimin.
—Bueno, empecemos en cortar la cabeza. —sonrió y le quitó el hacha a Jimin del cuello. La puso en el cuello del chico y con una gran fuerza, levantó el hacha e hizo la cortada en cuello del chico en el momento en que el hacha partió en dos el cuello del chico de su cuerpo.
La sangre le salpicó en la cara a Jimin y este cerró los ojos para no ver a Yoongi cortarte el cuello y separarle la cabeza.
—¿Por qué cierras los ojos, animal? También has mutilado, ¿Por qué el miedo de ver? —dijo Yoongi, terminando de cortar el cuello del chico con un cuchillo.
Tiró de la cabeza por el cabello y la zafó del cuerpo. La levantó y sonrió. Jimin abrió los ojos y miró a Yoongi, quien le enseñaba la cabeza.
—Arrástrate en esa sangre. —Jimin hizo una mueca de asco, viendo el charco de sangre mezclado con tierra. —¿O prefieres que meta tu cara? —rio cínicamente. Jugó con la cabeza del chico que traía en las manos. La lanzó en el aire y luego la atrapó, salpicando más sangre hacia Jimin. —¡Hazlo!
Se dio la vuelta y caminó de vuelta la mesa que estaba ahí. Dejó la cabeza en la mesa y encontró un taladro. Miró por encima de su hombro y vio a Jimin revolcarse en la sangre junto a la tierra, ensuciando su cuerpo. Volvió la mirada a la cabeza mutilada que tenía en la mesa y cogió el taladró, lo encendió y acercó la punta al ojo de la cabeza, pero en ese instante que dejó de usar el taladro Yoongi lo escuchó gemir y se giró para encontrarse a Jimin masturbándose. Apoyó su cadera contra la mesa y se cruzó de brazos —con el taladro en manos—, observó a su pequeño dándose auto-placer y se mordió el labio inferior. Vio su miembro levantarse y abrió su pantalón para dejarlo a la vista. Tocó su rosado glande y lo manchó de sangre. Lo miró y sonrió. Levantó la mirada hacia Jimin y se mordió el labio inferior al verlo masturbándose con la mano y con la otra, metía y sacaba dos dedos de su culo. Era tan satisfactorio para Min.
Analizó a su pequeño. Su cabello rojizo, su piel sudorosa manchada de sangre oscura y sucia por la tierra. La excitación que tenía, lo traía loco. Lo vio gemir y cerrar los ojos para evitar correrse. Yoongi, volvió a tocar su glande rosado y un poco húmedo en la punta. Masajeó con la yema de sus dedos y se mordió el labio inferior sin apartar la mirada de la escena caliente de Jimin. Amaba verlo masturbar, pero sus demonios odiaban que él lo hiciera solo sin su ayuda. Ya que solo querían que Yoongi solamente pudiera tocarlo él.
—Deja de verme y ven a tocarme... —dijo Jimin entre jadeos. —Te necesito, señor...
—Animal... —jadeó cuando agarró su miembro por completo y bombeó, manchando el torso de su pene con sangre. —Dame una mejor vista de tu culo.
Jimin se mordió el labio inferior y se giró con dificultad. Le dio la espalda a Yoongi y siguió entrando y sacando sus dos dedos de manera rápida.
—Maldita sea, se supone que tengo que maltratarte, pero te gusta calentarme. —dijo Yoongi y dejó su miembro. Lo guardó y cogió el látigo.
Caminó hacia Jimin y azotó el látigo en el aire, haciendo que Jimin mirara por encima de su hombro y ver a Yoongi de pie detrás de él. Yoongi azotó muy fuerte a Jimin en la espalda, dejando marcas largas rojizas y un poco abiertas, dejando salir sangre. Jimin gritó por el ardor y el dolor que le provocaba Yoongi con cada azote.
—¡BASTA! —le gritó.
—Debo castigarte, animal... —le dijo y azotó más fuerte a Jimin, haciéndolo llorar.
—Yoongi, basta. Por favor... —sollozó ante del ardor infernal que sentía. —Yoongi... —se mordió el labio inferior temblante.
Yoongi siguió azotando hasta que vio ensangrentada la espalda de su pequeño y con finas marcas rojas. Se mordió el labio inferior y sacó su teléfono para sacar una foto de su nueva obra. Lo guardó y miró a Jimin retorcerse y sollozar. Yoongi dejó caer el látigo al suelo y se arrodillo a espaldas de él. Acarició sus marcas, provocando que el gimiera. Besó cada una y volvió a acariciarlas.
—¿Cuándo dejarás de maltratarme? —preguntó Jimin, haciendo lo posible para girarse y mirarlo.
Yoongi lo ayudó y vio a su pequeño con los ojos cristalizados. Yoongi le acarició la mejilla y le sonrió.
—Te ves hermoso cuando lloras, Jimin.
—¡¿POR QUÉ MIERDA ME TRATAS COMO SI FUERA BASURA?! ¡¿POR QUÉ?! —le gritó Jimin, mientras lloraba.
Yoongi rompió en risas.
—Ay, bebé. Esta sería la millonésima vez que te la repito. —suspiró Yoongi. —No esperes buenos tratos de una persona que fue maltratada y herida toda su vida, Jimin. Deja de ser tan paciente en esperar algo que nunca vas a tener, joder. Ya entiéndelo.
—Yoongi..., créeme que, si no fuera paciente, no estaría aquí dejándome maltratar. Siento que algo en ti va a cambiar y cuando te des cuenta, maldita sea... Ya será tarde.
—¿Por qué? —dijo Yoongi. —Sería tarde si te matase. Pero, creo que hay tiempo para eso. Tu muerte aún no llega, pero, espérala.
Jimin dejó caer las ultimas lágrimas.
—¿Por qué sigues aquí? ¿Por qué mierda no huyes?
—Porque me enseñaste que a las personas hay que castigarlas cuando hacen cosas malas. Yo he hecho muchas cosas malas, Yoongi. Necesito que me castigues. —Yoongi le limpió las lágrimas.
—¿Por qué cuando te quiero dejar ir, siempre vuelves? Haces lo posible para llamar mi atención, me mientes, me usas y haces cosas que no me gustan. ¡¿Por qué tan masoquista?! —le dijo Yoongi y lo abofeteó. —¿Qué es lo que pasa contigo, Jimin? ¿Te aferraste tanto a mí?
—Me aferré a ti porque eso es lo que hace la familia. —le dijo Jimin, entre lágrimas.
—¿De qué hablas? —dijo Yoongi.
—Familia, Yoongi. Familia. ¿Sabes qué es eso? La que te arrebataron y me arrebataste, imbécil. —se absorbió la nariz.
Yoongi seguía sin entenderle a Jimin.
—Somos familia, Yoongi.
—¡¿De qué mierda hablas, Park?!
—Pregúntale a tu amigo Dae, él te dirá. —le dijo Jimin.
—Tú..., no, no puedes...
—Prometiste no hacerle daño a tu familia, Yoongi. ¿Qué pasó con eso? ¿Por qué a mí? —le sonrió Jimin.
—¡Tú no eres mi familia!
—Llama a Dae y si miento, mátame. Pero, si no lo hago... —sonrió.
Yoongi se levantó del suelo y le dio un rodillazo en el rostro a Jimin, partiendo su labio y nariz. La cabeza de Jimin chocó contra el suelo y Yoongi se puso a horcajadas encima de él. Lo agarró por el cuello y lo agitó apretando de él. Con fuerza, estampó una y otra vez la cabeza de Jimin contra el suelo, hasta que la vio sangrar. Se detuvo y lo miró inconsciente.
—¿Jimin? —lo llamó, pero él no respiraba. —¡JIMIN! —lo agitó, pero no hubo respuesta.
Acercó su oído al pecho y no escuchó latidos.
—¡JIMIN, MALDITA SEA! ¡Responde! —Yoongi se quitó de encima de él y se sentó en el suelo, le acarició la cabeza y trató de moverlo. —Jimin, por favor... —sollozó. —Jimin...
Yoongi acarició su frente y con su dedo siguió todo el trazo de su rostro. Buscó su teléfono y marcó el número de Taehyung.
—¿Qué mierda?
—Ta-Taehyung...
Yoongi sollozó.
—¿Qué mierda? ¿Estás... llorando?
—Taehyung, creo que maté a Jimin. Por fin lo maté.
—... ¿De qué mierda me estás hablando, Min Yoongi?
—No responde, Taehyung.
Yoongi se levantó del suelo y caminó por el lugar, mientras se mordía las uñas. Estaba nervioso.
—¿Ya lo revisaste bien?
—No respira.
—Mierda...
Yoongi seguía caminando de un lado hacia el otro.
—¿Revisaste si estaba conteniendo el aire?
Yoongi dejó de caminar y ladeó la cabeza. A sus espaldas escuchó el ruido del hacha arrastrarse. Él pasó saliva y apartó el teléfono de su oreja.
—¿Yoongi? ¿Hola? ¡Min!
Y colgó.
Yoongi miró por encima de su hombro y vio a Jimin de pie, desnudo mientras agarraba el mango del hacha con la punta hacia el suelo.
—¿Cómo te soltaste? —preguntó Yoongi.
—Siempre estuve desatado... —le respondió.
—Tú no eres Jimin. —le dijo Yoongi, por primera vez algo asustado.
—Exactamente Yoongi, yo no soy Jimin. —sonrió. —El Jimin que conocías murió hace dos años... El Jimin que reemplazaste, que dejaste morir esa noche... Ya no existe, cariño. —arrastró el hacha al caminar y se detuvo a dos centímetros de la espalda desnuda de Yoongi.
Levantó su mano libre y con un dedo, acarició su hombro hasta bajar en su espalda.
—¿Podemos jugar? Ahora, tu eres Jimin y yo soy Yoongi. ¿Quieres? —le dijo y se acercó más. Besó su cuello y lamió de el. —Tú eres el inocente y yo soy el malo... —le susurró muy cerca al oído, haciendo que le vello corporal de Yoongi se erizara. —También deberías tener una "J" grabada en tu lindo cuerpo. ¿Quieres, Jimin?
Yoongi pasó saliva. Por fin se había dado cuenta que su pequeño ya no era su pequeño. Al parecer, el estudiante terminó domando al maestro. El animal, domó a su amo y su juguete hizo de él, su propio juguete.
—¿Jugamos, Jimin? —le dijo él.
—Juguemos, Yoongi. —respondió el otro.
¿Será lo mismo cuando cambien los papeles? ¿Quién será el nuevo amo? ¿Jugamos?
_Gritos aquí_
Ahr, ya casi con la tercera temporada <3
Espero y les haya gustado. Gracias por esperar <3
[Smap]
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