O N C E
Yoongi se mordió el labio inferior y volvió a mirar la imagen que le había enviado Jimin. Soltó un suspiro y su teléfono volvió a vibrar con un mensaje entrante.
"Te estaré esperando en mi hotel. Supongo que sabes dónde es, ¿No? Después de todo, eres Min Yoongi. Tú lo sabes todo. :) Encuéntrame, Yoongi."
—Me gusta que me retes, pequeño. —dijo Yoongi, caminando hacia el ascensor. Lo pidió y entró apenas las puertas se abrieron.
Con el teléfono aún afuera, marcó el número de Thomas.
—Sí, un auto. Necesito que me lleves con él. —dijo y colgó de inmediato.
Llegó al primer piso y salió del ascensor. Salió del edificio y esperó a Thomas llegar con el auto.
Luego de unos 15 minutos, Yoongi iba camino al hotel en donde se hospedaba su hermoso pequeño. Al bajarse del auto, se desabrocho los tres primeros botones de la camisa que traía. Se recogió las mangas hasta los codos y entró al hotel. Pasó por la recepción.
—Park Jimin, ¿Qué habitación se hospeda? —preguntó Yoongi al recepcionista.
—¿Es usted amigo? —Yoongi negó.
—Solo necesito subir. Dime en que habitación se hospeda. —y con una mirada intimidante, puso a buscar al recepcionista en la computadora.
—¿Pa-Park Jimin? —Yoongi asintió. —Él no se hospeda aquí, señor. Disculpe.
Yoongi se lamió los labios y su teléfono vibró en su bolsillo. Sacó el teléfono y miró el mensaje de Jimin.
"Es muy divertido este juego, Yoongi."
"¿Dónde estás, Jimin?"
"E-n-c-u-é-n-t-r-a-m-e."
Yoongi soltó una carcajada áspera y se guardó el teléfono. Se alejó del recepcionista y caminó hacia la salida. Se giró y miró por encima de hombro, sacó el arma y apuntó hacia la cabeza del recepcionista, y soltó el gatillo. La bala salió del arma y fue directa a la cabeza atravesándola.
—Me estoy empezando a enojar, pequeño. —se guardó el arma y salió del hotel, mientras escuchaba los gritos de las personas. —Thomas, rastrea su número. —dijo, cuando llegó al auto.
—De hecho, ya lo hice, señor. —dijo Thomas. Yoongi lo fulminó con la mirada.
—No te lo había pedido.
—Lo sé, solo que..., estamos hablando de Park Jimin. Ese chico ahora es muy escurridizo y se mete en donde no lo llaman. Esa dirección que encontré no me convenció mucho y quiero decirle que su juguete ahora mismo está camino a las afueras de los Ángeles. Es decir, está en el aeropuerto. —al escuchar eso, Yoongi apretó los puños y se llenó de ira.
—Dame las llaves del auto, Thomas. —dijo Yoongi hecho furia.
—Puedo llevarlo ahí, señor. —Yoongi se acercó y le quitó las llaves de encima. —¡Señor!
—¡Cállate! No quiero matarte, Thomas. Aléjate lo más que puedas de mí. —Thomas sorprendido por la actitud de Yoongi, hizo que él dijo. Se fue de ahí.
Yoongi entró al auto y encendió el motor. Pisó el acelerador con dirección al aeropuerto.
—No vas a huir esta vez de mí, Park. —pisó más fuerte el acelerador.
Su teléfono sonó con la llamada entrante de Jimin. Él respondió.
—Más te vale que no subas a ese maldito avión, sí no quieres que mate a todos.
—Awww, Yoongi. ¿Me extrañarás?
—Jimin, me estoy enojando. No me hagas poner todo el aeropuerto lleno de sangre.
—¡Sería hermoso! Deberías hacerlo.
Yoongi soltó una carcajada.
—Estás enfermo, Jimin. ¿Qué mierda te pasó?
—Tú me pasaste, Min. ¡Tú!
—¿Y te arrepientes?
Una sonrisa seductora apareció en los labios de Yoongi.
—¿Por qué lo haría? Eres el diablo encarnado, yo soy solo tu demonio, ¿No?
—Repítelo, tu voz suena provocativa cuando lo dices, pequeño.
La risita de Jimin salió por el auricular y un jadeo iba después.
—Cuidado, Min. Yo que tú llenaría el tanque y saliera del auto antes de que haga "boom"
—¿Qué mierda dices?
Y fue ahí cuando escuchó el sonido de la bomba debajo de su asiento. Lo sacó y para su desgracia solo quedaban 25 segundos.
—Te voy a descuartizar, Park Jimin.
—Mmmm, eso suena fascinante.
Y colgó. Yoongi frenó el auto en medio de la carretera y se bajó lo más rápido que pudo, y corrió lejos de él, pero antes de que pudiera llegar al otro lado de la calle. El auto explotó haciendo que él cayera al suelo y su cabeza de estampara contra el bordillo del pavimento, y esta empezara a sangrar. Yoongi quedó inconsciente en el suelo, gracias al gran y fuerte golpe que se dio su cabeza.
Segundos después, un auto se detuvo y de él bajó un chico de cabello rojizo. Observó la escena del auto en llamas y luego dirigió la mirada a Yoongi que estaba bajo un charco de sangre y sonrió. Se acercó a él y se agachó.
—¿Qué bonito? ¿No? —estiró su mano para acariciarle la cabeza. Vio como el pecho de Yoongi bajaba y subía por la respiración. —Lastima, quedaste vivo. Tendré que llevarte conmigo. —soltó un suspiro. —Debiste morir de la misma manera que yo. —se enderezó y agarró la pierna de Yoongi y tiró de ella para arrastrarla por la calle y llega a su auto.
Hizo un esfuerzo y subió a Yoongi en los asientos traseros del auto. Se lo quedó mirando unos instantes y se mordió el labio inferior. Acercó su mano a su cabeza y toco la sangre que brotaba de allí. La observó en sus manos y sonrió.
—Aún recuerdo la primera vez que me bañaste en sangre, Yoongi. Es como si hubiese sido ayer. —Prometiste ser gentil conmigo, jamás lo hiciste.
Le apartó los cabellos de la frente y la sonrisa torcida apareció en sus labios.
—Solo me queda decir, que también seré gentil contigo, Yoongi. —se acercó a él y juntó sus labios con los de él. —Voy a hacerte lo mismo que me hiciste, Min.
Y se alejó de Yoongi. Cerró la puerta trasera de un portazo y entró al asiento del piloto. Observó una vez más la escena del auto en llamas y sacó una paleta de color rojo de su bolsillo. Le quitó la envoltura al dulce y se lo llevó a la boca. Miró por el retrovisor y vio las luces de los autos acercarse más y más. Jimin, encendió el motor y pisó el acelerador. Sacó su teléfono y marcó el número de Taehyung. Él no respondió. Jimin escribió un mensaje a sus contactos.
"¿Cuánto por la cabeza de Yoongi? :) "
Y le dio enviar. Guardó el teléfono y mordió la paleta. Bajó la ventanilla del auto y sacó la cabeza para sentir la brisa fría, sonrió y la volvió a entrar.
Minutos después, Jimin había bajado a Yoongi del auto y lo había atado en una silla. Estaban en un parqueadero solitario. Jimin se había quitado la camisa y había estado llenando un balde con agua. Le quitó la camisa a Yoongi y preparó el balde con agua para tirárselo en la cara. Jimin movió la cabeza y alzó el balde de agua, y tiró el agua hacia Yoongi, la cual lo bañó por completo y lo despertó agitado.
Un poco desconcertado, Yoongi miró a todos lados y se encontró con un peli rojo de brazos cruzados y con una sonrisa cínica en sus labios. Yoongi, vio la sangre bajar por su pecho y deslizarse hasta manchar un poco su pantalón.
—Seguro te has hecho más de dos pajas viéndome así, pequeño. —dijo Yoongi riendo, pero en ese momento, su cabeza empezó a doler.
—Yo que tú, no me reiría tanto. La sangre baja más y más. —dijo Jimin y se acercó a él.
—¿Querías matarme, pequeño? —sonrió Yoongi. Se sentía mareado y su cabeza dolía.
—No, para nada. —sonrió. —Solo quería que te fueras al infierno. Pero, de verdad, te estaría enviando a casa.
Con eso, Yoongi soltó una carcajada. Jimin se acercó a un más y cogió un vendaje blanco.
—No te muevas. —dijo Jimin y con el vendaje blanco, Cubrió la herida de Yoongi y, para terminar, le dio vueltas al vendaje por la cabeza.
Mientras él hacia eso, Yoongi lo miraba detenidamente como si fuera lo más hermoso que jamás había visto. Sintió su corazón acelerarse y su pecho doler. Odiaba eso, odiaba ese dolor... O ¿Sentimiento? Yoongi lo empujó.
—Te dije que no me gusta que me toquen, pequeño. —Jimin rodó los ojos,
—Siempre tan egoísta, eso fue lo que aprendí de ti, —rio. —Y me salió tan bien.
—¿Por qué estoy atado? —preguntó Yoongi. A Jimin se iluminó la mirada.
—Es muy gracioso esto. Porque, él que siempre preguntaba eso, era yo. Ahora intercambiaremos roles. —Jimin se lamió el labio inferior.
Yoongi meneó la cabeza riendo.
—¿Me vas a partir el culo o qué? —Jimin negó con la cabeza.
—Será algo mucho mejor y doloroso... —sonrió y se alejó de Yoongi.
El sonido del interruptor ser apagado, hizo que Yoongi se diera cuenta de que su pequeño estaba listo para jugar.
—¿Pequeño? —habló Yoongi. —Sí así quieres hacerlo, suena divertido.
—¿Quién habló de hacerlo? —le susurró al oído, haciendo que el vello se le erizara. —Cuando me refiero a jugar, tú y yo sabemos a qué me refiero, Min.
—¿Tienes lo juguetes adecuados, pequeño? —rio Yoongi.
Esta vez el que reía era Jimin.
—¿Crees que no los tengo? —y el sonido de las cadenas arrastrarse por el suelo, hicieron que Yoongi se diera cuenta de que iba a ser una larga noche.
Una luz blanca al fondo, hizo que Yoongi viera la silueta de Jimin de pie frente a él. Cargaba las cadenas de metal y sonreía de oreja a oreja.
—¿Sabes? Nunca me has preguntado por qué tengo el cabello rojizo. —se escuchó el suspiro de Yoongi.
—¿Por qué debería preguntar? ¿Hay algún motivo especial?
—¿Recuerdas ese día hace dos años en que estábamos por secuestrar a Youngjae?
—El día que tu hermano se puso de niñera, sí lo recuerdo.
—Ese día, me hablaste por el micrófono y dijiste que te gustaría que lo tuviera rojo. Rojo como la sangre. —Yoongi soltó una carcajada.
—¿Es en serio? —A Jimin no le causaba gracia. —¿Por qué yo lo dije? Sí que estás enamorado de mí, Park.
—¿Quién habló de amor, Yoongi? —y fue justo ahí, cuando Jimin pateó las piernas de Yoongi haciendo que la silla cayera hacia atrás.
—¡Estás loco! —gritó Yoongi, cuando su cabeza se golpeó con el suelo. Jimin rompió en carcajadas.
—Así como tú, mi querido Yoongi. —Jimin se acercó a Yoongi y lo desató. Lo cogió por el cuello para que lo mirase. —¿Ves esto? —le señaló la cicatriz de una Y en su abdomen. —Nunca pude quitármelo, maldita sea. ¡Nunca! ¿Sabes cuánto tuve que luchar contra eso? ¡¿SABES CUÁNTO?! —Yoongi volvió a reír.
—Te marqué, ¿Y qué? Todo tú me perteneces, Jimin. Ya entiéndelo. —Jimin le pegó con las cadenas en el rostro.
—¡TE VA A IR MUY MAL SÍ ME PEGAS UNA VEZ MÁS, PARK!
—Me arriesgaré a eso, Min. —Jimin soltó el cuello de Yoongi y se alejó de él.
Yoongi hizo lo posible para ponerse de pie y cuando lo hizo vio a Jimin jugar con las cadenas en las manos.
—¿Coger o matar? —preguntó Yoongi, con una sonrisa en sus labios.
—Matar. —dijo Jimin.
—Coger y se hacer lo que yo diga.
Los dos caminaron al mismo tiempo y quedaron frente a frente. Jimin soltó un suspiro y tiró de la cadena para pegarle a Yoongi, pero este la esquivó. Yoongi aprovechó el momento y se acercó a Jimin, le jaló las cadenas de las manos y lo empujó. Se volvió a acercar a él y lo cogió por el cuello con una mano.
—Suéltame, Min.
—¿Por qué lo haría? ¿No querías matar? Bueno, yo voy a matarte. —Jimin levantó una ceja.
—¿Y tú no querías coger? Bueno, suéltame y dejaré que me la metas. —Yoongi soltó una carcajada.
—No será como tú lo digas, pequeño. —levantó la otra mano y la dirigió al cuello de Jimin, apretándolo aún más fuerte.
Jimin llevó sus manos arriba junto a las de Yoongi y las puso arriba de ellas.
—Yo-Yoongi no-no res-respiro... —trató de hablar Jimin.
—El estudiante jamás debe superar al maestro, Park. ¡QUÉ NO SE TE OLVIDE! —dijo Yoongi y lo soltó.
Jimin cayó al suelo tosiendo y jadeando, con la mirada fija en la espalda de Yoongi. Estaba enojado y su mente solo quería verlo muerto.
—¡¿POR QUÉ MIERDA NO TE MUERES?! ¡MUÉRETE!
—Ay, pequeño. ¿Por qué debería morirme? Estaría feliz sin mí y no quiero eso. —se giró Yoongi y vio a Jimin en el suelo. Caminó hacia él y se agachó. Cuando fue acercar su mano a la mejilla de Jimin, este le agarró la muñeca muy fuerte y la apartó.
—Muérete, Min. —Yoongi hizo puchero y ojitos. Lo abofeteó.
Lo cogió por el cabello y lo arrastró por todo el suelo. Lo llevó hasta un balde de agua que Jimin había llenado. Le cogió la cabeza y la sumergió ahí dentro. Jimin luchaba para no ahogarse y poder retirarse de Yoongi. Pero, Min quería enseñarle a su pequeño que él que tenía el mando era él. Sacó la cabeza de Jimin del agua. Miró a Jimin jadeante y con la cara mojada.
—Te vez bonito así, ¿Quieres más?
—Muérete, Min. —Yoongi le sonrió.
—Una más. —y volvió a meter la cabeza de Jimin en el balde. Pero, esta vez, hizo que durara un poco más.
Y cuando vio que Jimin estaba dejando de luchar, sacó la cabeza. Jimin estaba mareado y morado. Jadeaba y tenía los ojos cerrados. Yoongi le soltó el cabello y se agachó a su lado.
—Tan malo mi pequeño. Un ángel siempre quiere ser un demonio... O ¿Debería decir? ¿Un demonio siempre quiere ser un ángel? —estalló en risas. Como que la sangre que había estado perdiendo le había sacado uno más de los tornillos que le faltaba. Acercó su mano a la mejilla de Jimin y la acarició. —Solo quería follar contigo, pequeño. ¿Por qué te gusta hacerme enojar?
—Eres un desgraciado, Yoongi... —murmuró Jimin y abrió los ojos, luego de pestañear. Escupió el agua que había tragado y miró a Yoongi.
—¡Es mi turno de jugar contigo! —dijo emocionado y levantó a Jimin del suelo. —Harás lo que yo te diga y sé que lo harás porque te gustarás y siempre tendrás ganas de coger. —dejó a Jimin de pie y levantó la silla en la que había estado atado hace unos minutos.
—¿Crees que voy a coger contigo ahora? —Yoongi se sentó en la silla y se encogió de hombros.
—Te estás desbrochando el pantalón, Park. Es obvio que me necesitas. —Jimin delizó el pantalón por sus piernas y también su ropa interior. Se dirigió a donde Yoongi estaba sentado y se sentó encima de él para plantarle un beso en los labios. —Hago esto porque me culo te extrañaba, imbécil.
—Siempre serás mi pequeño. —dijo entre besos con una sonrisa.
—Yo no soy tu pequeño, Yoongi. —Jimin le desabrochó el pantalón a Yoongi y se lo quitó.
Le bajó la ropa interior y agarró el miembro de Yoongi. Se quitó de encima y se arrodilló ante él —con el miembro en las manos — y con rapidez, se llevó el miembro a la boca. Yoongi empujó las caderas hacia delante para que Jimin se lo metiera todo a la boca. Dejó escapar un jadeo y llevó su mano a la cabeza de Jimin. Penetró la boca con varios movimientos, hasta que Jimin se lo sacó de la boca. Lamió el glande sin apartar sus ojos de Yoongi. Lo vio morderse el labio, lo escuchó gemir y gruñir por más. Dejó el miembro erecto de Yoongi y se subió encima de él, hasta que entrara por completo en su culo.
Yoongi dejó caer la cabeza hacia atrás junto a un gemido, cuando Jimin empezó a saltar con rapidez encima de él. Yoongi le cogió las caderas y acercó su boca al pecho de Jimin. Jimin dejó de saltar y empezó a mover sus caderas de adelante hacia atrás, mientras que Yoongi dejaba besos desde su pecho hasta su cuello.
—¿Ya te dije lo hermoso que eres? —jadeó Yoongi.
—Siempre me lo dices cuando cogemos, idiota. —Jimin se mordió el labio inferior y empezó a saltar de nuevo.
Yoongi había quedado impregnado en los movimientos de Jimin. Necesita darle él. No quería que esta vez Jimin fuera el activo. Necesitaba estampar su bello y delicado rostro contra una pared y embestirlo tan fuerte. Lo necesitaba.
—Quítate de encima, necesito darte yo. —dijo Yoongi.
Jimin lo obedeció. Se quitó de encima y Yoongi lo jaló del brazo, lo condujo hasta la pared más cercana y como había dicho antes. Estampó su bello rostro contra la pared, observó su espalda se curvada cuando su miembro tocó su entrada. Llevó dos de sus dedos a la boca de Jimin y le dijo que chupara. Luego de esos dos, ya mojados. Los dirigió a la entrada de Jimin y lo metió sin pedirle permiso. Un gemido escapó de los labios de Jimin haciéndole saber a Yoongi que a él le gustaba lo que le hacía. Cuando sintió su miembro doler, sacó los dos dedos y aferró las dos manos a cada lado de la cadera de Jimin y entró en él.
Empezó con movimiento lentos, mientras iba besando su espalda e iba dejando mordidas poco a poco.
—Maldita sea, Min. ¡Muévete! —dijo jadeante.
Yoongi se mordió el labio inferior y empezó a entrar y salir de Jimin con rapidez y dureza. Con una mano sostuvo la cadera de Jimin y llevó la otra a la cabeza Jimin y la empujó contra la pared para que se quedara ahí. Escuchó a Jimin gritar, gemir, jadear y pedir más. El sudor no tardó en darles un baño.
Envueltos de entre el sudor, gemidos, gritos, gruñidos y placer. Jimin se corrió en su mano y esperó a que Yoongi terminara. Cuando Yoongi se corrió dentro de Jimin, soltó un suspiro y le dio una nalgada a Jimin. Salió de él y se alejó de Jimin. Buscó el pantalón y su ropa interior, se lo puso y le dio una mirada a Jimin.
—¿Ya te vas? —preguntó Jimin y caminó hacia él.
Cogió el pantalón y ropa interior, y se lo puso. Miró a Yoongi a la espera de que le contestara la pregunta.
—Sabes que lo tuyo y lo mío es solo sexo, maltrato y tortura, pequeño. No puedo dormir contigo, pequeño. —le dijo. —¿Dónde está mi camisa?
Jimin se cruzó de brazos. —Búscala en el auto.
Yoongi lo miró extrañado y se alejó de él. Caminó por el parqueadero buscando el auto hasta que lo encontró. Se acercó a él, saliendo del lugar y vio que todo estaba solitario. Yoongi se acercó al auto y abrió la puerta. Vio su camisa llena de sangre y mejor la ignoró. Abrió el baúl y se encontró con un bolso. Lo abrió y para su sorpresa se encontró con ropa, tintes y armas.
—Así que iba a huir... Desgraciado. —dijo Yoongi y cogió un arma.
—Yoongi... —llamó Jimin.
—Necesito una camisa. —Jimin vio que Yoongi tenía su bolso abierto.
—Pues ahí no hay casi. Déjame buscarte una. —Jimin caminó hacia él y lo apartó del auto.
Yoongi se quedó detrás de Jimin, mientras lo observaba buscar en el bolso una camisa. Jimin quien buscaba, miraba por encima del hombro. Su mano rozó un arma y se apresuró para agarrarla. Fue justo ahí, cuando sintió otra arma apuntarle a la cabeza.
—Déjala. —dijo Yoongi.
Vio una camisa y la cogió.
—Vendrás conmigo, no dejaré que huyas. —Jimin a duras penas soltó el arma. Yoongi lo jaló por el brazo y lo quitó de ahí. Cerró el baúl y lo dirigió hasta los asientos del copiloto —aun apuntándole con el arma hacia la cabeza —. Lo subió y se colocó la camisa con una mano.
—Deberías ir a un hospital a que te revisen la herida. —dijo Jimin.
—No te portes lindo conmigo, pequeño. Tú y yo sabes que ya no eres así. —Jimin sonrió.
La cabeza de Yoongi empezó a doler y marearse un poco. Veía a Jimin borroso, pero también lo veía sonriendo.
—Deberías ir a un hospital, Yoongi... —insistió Jimin.
Yoongi sacudió la cabeza y su vista dejó de nublarse. Miró a Jimin y con el mango del arma, le pegó en la frente, haciendo una pequeña raja por la cual empezó a brotar sangre. Jimin quedó inconsciente por el fuerte golpe. Yoongi terminó de subir a Jimin al auto y cerró la puerta, rodeó el auto y subió por el piloto. Buscó las llaves y las encontró en el auto. Encendió el motor y pisó el acelerador. Salió a la carretera y condujo por el lugar.
Un teléfono sonó en el auto, pero no era el de Yoongi. Yoongi quitó una mano del volante y con la otra tocó el cuerpo de Jimin en busca del teléfono. Lo encontró y vio en pantalla un número desconocido. Le dio responder.
—Park, ¿Qué mierda le hiciste a Hoseok?
La voz de Taehyung salió por el auricular y Yoongi sonrió.
—¿No que Jimin estaba muerto?
—Yo-Yoongi...
—Ni se te ocurra huir, tenemos que aclarar cuentas, Kim.
Y colgó. La curiosidad lo invadió y decidió revisar el teléfono de su pequeño. Sonriente, adivinó la clave y entró a sus mensajes y fue justo ahí cuando vio el nombre de ella. Leyó los mensajes y la rabia lo cegó.
—Así que esa maldita fiesta era para entregarme, Park. —sonrió Yoongi. —Bueno, veremos quién quiere tu cabeza.
Bajó la ventanilla y lanzó el teléfono fuera del auto. Escuchó estamparse en el suelo y un auto pasó a triturarlo. Le dedicó una mirada rápida a Jimin y buscó su teléfono, marcó el número y al tercer tono respondió.
—¿Hola?
—Necesito de ti, ¿Puedes viajar a los Ángeles?
—Min Yoongi, hace dos años que no sé de ti. ¿A qué se debe el imprevisto viaje?
—Necesito que me ayudes, eres el único enfermero que tengo. Viaja lo más pronto posible.
—Tienes suerte, estoy Kansas. Llegaré en dos horas.
—Dae.
—¿Qué?
—Necesito nuevas identidades.
—Agh, Min. ¿De quién mierda huyes?
Yoongi miró a Jimin.
—De mi pequeño.
Estaba escribiendo el lemon al lado de mis padres, crack.
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