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O C H O
























Todos sus huesos y músculos se tensaron. Estaba siendo estirado. Una capa fina de sudor empezaba a salir y gotear del cuerpo de Jungkook. Taehyung detuvo la máquina, la apagó y dejó descansar a Jungkook. Jungkook lloraba desesperado por el dolor que sentía.

Taehyung lo desató, caminó por lugar y fue en busca de agua. Llenó un tanque y lo llevó hacia Jungkook, quien aún se encontraba en la mesa lleno de sudor y jadeante. Le dolía todo el cuerpo, no podía moverse ni nada. Taehyung lo baño en agua fría, haciendo que él gritara. Jungkook siguió sollozando. Taehyung lo bajó de la mesa y cayeron los dos al suelo. Acarició su cabeza mojada, mientras la besaba con lentitud y tarareaba una canción de cuna para él. Jungkook cayó en brazos de Morfeo y durmió en ellos. Taehyung lloró en silencio al tener a un ángel en sus brazos. No sabía lo que hacía con él, pero sus demonios querían que lo lastimara, él ya no quería ser lastimado por ellos. Él quería enseñarle a otra persona su dolor.

Luego de unas horas, la noche llegó y Jungkook se movió incomodó en los brazos de Taehyung. Taehyung acarició su rostro y llevó sus labios a los de Jungkook. Jungkook ya despierto, recobró fuerzas y llevó su mano a la nuca de Taehyung para empujar y así profundizar el beso. Entre besos y caricias, dos cuerpos desnudos sumergidos en la pasión y el dolor, se encontraban entre besos y gemidos. Jadeos y embestidas. Aruños rojos y gritos de placer.

Jungkook jaló del cabello de Taehyung para que se moviera un poco más rápido dentro de él. Con la respiración agitada, Taehyung se acercó al cuello de Jungkook y lo mordió, lo probó una vez más para que su sabor y su olor quedara impregnado en su cuerpo. Mientras los dos estaban bañados en sudor, sintiendo la pasión. Los dos con solo gritos y gruñidos a satisfacción visitaban al infierno y se ponían de rodillas ante el diablo. Jungkook tomó el rostro de Taehyung y acercó sus labios a los de él. Taehyung dejó de embestirlo para fundirse en sus delicados labios.

— Eres mío, Jungkook. Nunca lo olvides... — gimió Taehyung entre besos.

— Soy tuyo desde la primera vez... que te vi... — Jungkook le mordió el labio inferior y dejó que su lengua pasara y tocara la de Taehyung.

Taehyung dejó de besarlo y lo embistió de nuevo. Aumentó las embestidas la ver las expresiones de Jungkook bajo esa luz roja opaca. Jungkook hundió las uñas en la carne de Taehyung al sentir el orgasmo, Taehyung no se detuvo haciendo que sus embestidas se volvieran más duras y satisfactorias para Jungkook; lágrimas bañaron sus ojos por el placer que sentía, su cuerpo empezó a dar espasmos sin dejar de gemir.

Jungkook se corrió manchando la mano de Taehyung y minutos después, Taehyung se corrió dentro de Jungkook. Terminaron con un beso lento, mientras exploraban su cuerpo con una delicada tocada con la yema de sus dedos. Las sucias cosas que Taehyung le susurraba a Jungkook al oído con voz ronca, hacían que su cuerpo se erizara y su miembro volviera a doler. Taehyung le acarició la mejilla a Jungkook.

— Siempre has sido el mejor sexo que tenía, Jungkook. — Jungkook le sonrió.

— Te amo, Taehyung. — y después de esas palabras, Jungkook se quedó dormido en el pecho de Taehyung.

Taehyung esperó unos minutos, acomodó a Jungkook en el suelo y se levantó de el. Se vistió y sin antes besar su frente, se fue. Lo dejó ahí, solo en una fría noche luego de que Jungkook le había dicho que lo amaba. Qué imbécil.

Caminó por la carretera, mientras que las lágrimas nublaran sus ojos. Pues, él también lo amaba. Pero, sentía que era incorrecto amar a un ángel. Jungkook era su todo y él lo había arruinado desde que lo lastimó la noche en la que lo dejó. Tenía que irse de su vida si quería que Jungkook tuviera una mejor vida. Tenía que hacerlo. Tenía que olvidar a Jungkook.

Jungkook se despertó gracias al rayo de sol que se salía por un agujero de la ventana. Se movió incomodo en suelo y se sentó. Miró a todos lados en busca de él, pero no lo halló. Su pecho dolió y la ira lo invadió. Enojado, se levantó del suelo y caminó por la casa en busca de la salida. Abrió la puerta y salió — aún desnudo — vio que auto seguía ahí. Caminó hacia el y abrió las puertas. Vio su ropa en el asiento del copiloto, la cogió y empezó a vestirse.

Vio las llaves en el asiento del piloto, cerró la puerta del copiloto y se pasó al asiento del piloto. Vio su teléfono tirado en el suelo del auto. Lo cogió y lo revisó. Tenía 15 llamadas perdidas de Hoseok. Con la llave, encendió el motor y dio reversa para salir de ese lugar. Antes de irse por completo, miró una vez más la casa y tragó duro.

— Kim Taehyung..., maldito infeliz. — dicho eso, se fue de ese lugar.

Condujo por la carretera de mañana, mientras trataba de contactar a Hoseok con su teléfono. Al tercer tono respondió luego de tres llamadas.

— ¿Dónde estás, Jungkook?

— Salí a tomar aire y me quedé dormido en el auto.

— ¿Qué auto?

— Uno que alquilé.

— Ven al hotel, regresaremos a los Ángeles.

— Está bien.

— ¿Estás bien?

— Sí, estoy bien.

— ¿Seguro?

— ¡Sí! Estoy bien, Hoseok.

Jungkook colgó la llamada y lanzó su teléfono al asiento del copiloto. Pisó el acelerador y se concentró en el camino tratando de esquivar los recuerdos que tenía de anoche.











































































Min Yoongi, descansaba en el sofá mientras disfrutaba de su café amargo de cada mañana. Una nueva ama de llaves, limpiaba los restos de sangre que había en el suelo y él solo observaba con una sonrisa. Pasó saliva y terminó su café, se levantó de su sofá y cogió su teléfono. Lo desbloqueó y observó el número que Jimin lo había llamado hace poco. Decidió devolverle la llamada. Al tercer tono respondieron.

— ¿Jimin?

— ...

— Jimin.

— Yoongi.

— Pequeño...

— Yoongi, ¿A qué debo tu llamada?

— Te extraño.

— Extrañas mi cuerpo, imbécil. ¿Qué estuviste anoche? ¿Gemiste mucho mi nombre?

La risa de Jimin salió por el auricular provocando que Yoongi sonriera. Enserio quería tener a su pequeño.

— Quiero verte, Jimin...

— No voy a coger contigo, Min.

— ¿Quién habló de coger, pequeño?

Jimin jadeó por el auricular.

— ¿Dónde estás ahora?

— Muy lejos de ti.

— Jimin, déjame verte.

— Mmm, ¿Para qué?

— No sabes cuánto te necesito ahora. Mi pene de extraña tu boca.

— ¡Vaya! Qué romántico.

— Nunca seré romántico contigo, Jimin. Lo que tenemos tú y yo no es de amor y caricias. Es de dolor y tortura.

— ¿Tú y yo tenemos algo?

Jimin estalló en risas haciendo que Yoongi apretara el teléfono contra su oreja.

— Deja de mentirte, Min. Sabes perfectamente que no me quieres y que... yo tampoco. Solo nos queremos paras lastimarnos y coger.

— Así es, pequeño. Porque siempre serás mi juguete.

— Y tú siempre serás él que juegue conmigo.

— Necesito verte, Jimin.

— Encuéntrame, Yoongi.

Y la llamada se cortó. Yoongi volvió a marcar, pero lo enviaba a buzón de mensaje. Intentó por segunda vez y nada. Tercera y tampoco. Lanzó su teléfono al suelo y lo piso.

— Me las pagaras, pequeño. — dijo sonriendo. — ¡Aria! — la mujer de unos 45 años llegó corriendo.

— ¿Si, amo?

— Ordena un nuevo teléfono y otro número. — le dijo.

— Como usted ordene, señor. — la mujer se retiró y él caminó hacia la cocina. Se acercó a puerta del sótano y la abrió. Se sumergió en la oscuridad mientras bajaba.

Al llegar, encendió la luz opaca dejando a la vista las fotografías de Jimin pegadas en la pared rocosa. Acarició una de las fotografías más preciadas que tenía de él y una de sus favoritas era cuando Jimin tenía once años, sonreía hacia la cámara mientras abrazaba a un hombre que no era su padre. Yoongi sonrió.

— Oh, pequeño. Sí supieras quien es ese señor al que abrazas, estarías muerto. — se alejó de ella y siguió observando las que tenía.

Había de las marcas que él le había hecho. Tenía otra, en donde le había puesto su sello de por vida es anoche en la que todo se había acabado. Suspiró y se mordió el labio inferior. Escuchó la puerta del sótano ser abierta y luego ser azotada, escuchó alguien que bajaba por las escaleras. Yoongi se giró para mirar de quien se trataba. Vio a Thomas.

— Señor.

— ¿Qué pasa?

— Va a los Ángeles.

— ¿Hoseok?

— Sí, regresa a los Ángeles con Jungkook.

— ¡Vaya! — exclamó él y empezó a caminar por el lugar. — Pensé que estaba contento de ver su hermano luego de dos años. Qué desgraciado.

— Señor, alguien los sigue.

— ¿Quién?

— Park Jimin, señor. Él está detrás de Jungkook y quiere ir por él.

— Mmm, interesante. — dijo Yoongi. — Así que Jimin quiere ir por su hermanito..., que perverso es.

Yoongi sonrió mientras negaba con la cabeza.

— Prepara mi vuelo a los Ángeles, Thomas. Tengo que ir por mi pequeño.

— Sí, señor. — Thomas subió corriendo las escaleras y despareció azotando la puerta.

Yoongi se lamió los labios y miró de nuevo la foto de Jimin en donde estaba sonriendo. La cogió de la pared, la observó en sus manos y la acercó a sus labios. La miró por segunda vez y la rompió.

— Este Jimin murió hace dos años, ¿Quién es que ahora habita en su cuerpo? — sonrió Yoongi. — Tendré que matarlo..., ese cuerpo no le pertenece.

Yoongi subió las escaleras y llegó a la cocina.

— La comida esta lista, señor. — avisó Aria.

— Déjala, tendré que trabajar.

— ¿Se irá de nuevo, señor? ¿Adónde va esta vez?

— A matar a alguien. — la mujer no hizo ningún gesto. — Tomate la semana libre, tal vez no regrese.

Dicho eso, salió de la cocina y subió al segundo piso. Entró a su habitación y sacó una maleta. La puso sobre la cama y la abrió. Se dirigió al armario y abrió las dos grandes puertas blancas. Sonrió al ver todos sus juguetes. Látigos, cuchillos, anillos, armas, taladros y demás cosas. Eligió lo que más le gusta — los cuchillos y dildos no podrían faltar — los metió en la maleta, la cerró y la bajó de la cama. Llamaron a su puerta.

— Señor. — era Thomas.

— Pasa. — entró y cerró la puerta detrás de él.

— Su boleto y pasaporte está listo, sale esta misma noche.

— Me parece bien.

— Supe que su hermano también está en esto.

— ¿Qué hermano?

— Taehyung.

— Taehyung está muerto, Thomas.

— Se equivoca, señor. Él está vivo. Park Jimin lo ayudó. — Yoongi levantó no ceja. — Han estado juntos desde hace un año y medio. Jimin fue quien lo buscó. — Yoongi asintió.

— Así que mi hermanito ha estado con mi pequeño. Interesante el doble.

— Sí, señor. — Yoongi se pasó una mano por el cabello.

La imagen de Jimin y Taehyung solos no le gustaba para nada. Posesivo y celoso, eso era Yoongi.

— ¿Sabes del paradero de Kim?

— Lamento decirle que no, señor.

— ¡BUSCALO DE UNA MALDITA VEZ!

— Sí, señor. — Thomas salió de la habitación. Yoongi pateó la maleta y soltó un gruñido de la rabia,

— Maldito, Park Jimin. Con mi estúpido hermano. — una sonrisa cínica apareció en los labios de Yoongi. — Veamos qué pensará Jungkook de esto.

Dicho eso, Yoongi salió de habitación.

— ¡Thomas! — gritó. — Cambia mi vuelo para dos horas.

— ¡Como usted diga, señor!

— Jeon Jungkook, tendremos una charla muy amigable este día.





































































Hoseok y Jungkook se encontraban en el ascensor en un incómodo silencio mientras bajaban al primer piso para irse. Jungkook, quien miraba al suelo, dejó de hacerlo y le dedicó una mirada a Hoseok. Entonces, los recuerdos de Taehyung vinieron a su cabeza. Jungkook pasó saliva.

— Jungkook. ¿Comiste algo? — preguntó Hoseok. Jungkook negó. — Antes de dejar el hotel, comamos algo. Sé que nos sentará bien,

— ¿Cuánto bebiste? — preguntó Jungkook.

— Una botella de Jack Daniels en la mañana y dos botellas de Tequila en la noche. — dijo Hoseok.

— ¿Cómo es que traes buena cara hoy?

— Siempre fui tolerante al alcohol, es algo que no me gusta de mí. No me pongo ebrio tan rápido. — Hoseok le sacó una sonrisa a Jungkook. — ¿Qué hiciste ayer? ¿Adónde fuiste?

— Yo..., salí a tomar aire. Fui al centro y...

— No me mientas, Jungkook. Sé cuándo lo haces. — dijo Hoseok y las puertas del ascensor se abrieron. Los dos salieron con sus maletas y caminaron por el lugar. — Fuiste con Taehyung, ¿Cierto?

Jungkook tragó duro y le esquivó la mirada. Hoseok le dio una sonrisa triste.

— Te lo merecías, bueno. Al menos pasar una noche con él. — Jungkook lo fulminó con la mirada. — Estoy feliz por ti.

— ¿Te estás escuchando, Hoseok? ¿Feliz? — Jungkook bufó. — Feliz porque dormí con Taehyung. ¿Qué mierda te pasa?

— Jungkook, ya te lo dije. Mientras te haga feliz, yo soy feliz. — le sonrió.

— ¿Por qué, Hoseok? ¿Por qué te enamoraste de mí? ¡Mírame! Soy un completo idiota que dormí con un maldito hijo de puta y me dejó solo después de coger. ¿Está feliz? ¡Hoseok!

— ¿Te dejó?

— No quiero hablar de esa mierda. — Jungkook se adelantó. — Prefiero olvidarme de ese idiota.

— Así dijiste hace dos años, Jungkook. Y aquí estamos de nuevo. — dijo Hoseok a su espalda. — Sabes muy bien que son el uno para el otro. Yo solo estoy de consuelo.

— ¡Hoseok! Deja de hablar así. — le dijo Jungkook.

— No eres nada de eso. Eres una increíble persona que no debe estar enamorado de mí. Yo no merezco tu amor, Hoseok. ¿Por qué no lo entiendes? ¿Por qué no me dejas? Y haces tu vida propia. — Hoseok negó sonriente.

— No podría, prometí estar contigo en las buenas y en las malas. Jamás te dejaría, Jungkook.

— Hoseok... — Jungkook se acercó y lo cogió por las mejillas para plantar un beso en sus labios. — Te quiero, pero no de la manera que tú lo haces. — Jungkook se dirigió a la cafetería

Hoseok sonrió hacia la espalda de Jungkook.

— Estamos compitiendo, Kim Taehyung. — susurró Hoseok. — Esta vez no seré tan idiota, no lo dejaré ir. — y se apresuró para alcanzar a Jungkook. — Después de todo venimos del mismo padre, ¿Por qué no puedo ser igual que ellos? — la sonrisa cínica apareció en los labios de Hoseok. — ¡Jungkook!

— ¿Kimchi?

— Sí, eso llenará. — dijo Hoseok y tomó asiento en una mesa.

A lo lejos, pudo ver la recepción, pero no la vio a ella. Hoseok se lamió el labio inferior y se levantó de la silla.

— Jungkook, iré al baño. — Jungkook asintió, mientras se levantaba para pedir los platos de comida.

Hoseok salió de la cafetería y se acercó a la recepcion. Una chica de cabello rojizo oscuro lo atendió.

— ¿Jennie no vino a trabajar hoy? — preguntó él.

— Lamento decirle que no, señor. Ayer, tuvo un accidente y tuvo que marcharse.

— ¿Accidente? ¿Qué clase accidente?

— No me corresponder contarle ese asunto, señor. Pero, tengo su número. ¿Usted es amigo de ella?

— Sí, soy su amigo. — la chica le dio un papelito con diez dígitos grabados a tinta negra en el. — Gracias.

Él se alejó de la recepción. Sacó el su teléfono y marcó en número que había en el papel. Pero, lo envió a buzón de mensaje.

— Hola, Jennie. Soy yo, Jung Hoseok. Quería saber si podíamos hablar, no sé tal vez vernos. Pero, hoy regreso a los Ángeles. Por favor, ponte en contacto conmigo. — y colgó.

— ¿Con quién hablabas, Hoseok? — dijo Jungkook a sus espaldas.

— Con nadie. Vamos a comer. — Hoseok arrugó el papel y lo dejó caer al suelo, él se adelantó y caminó hacia la cafetería.

Jungkook cogió el papelito blanco y lo abrió. Leyó el número de teléfono y se guardó el papelito en el bolsillo. Algo tramaba Hoseok y eso no le gustaba para nada a Jungkook.

























































Jimin se encontraba sentando en la sala de espera del aeropuerto, llevaba unas gafas de sol negras y su cabello rojizo estaba peinado hacia atrás. Vestía con una playera blanca y jeans azules rotos. Masticaba chicle mientras esperaba que anunciaran su vuelo a los Ángeles. Su teléfono sonó, mostrando en pantalla el número de Taehyung.

— Te estoy esperando, Kim.

No iré a los Ángeles contigo, Jimin.

— ¿Puedo saber por qué?

Tengo asuntos en Kansas.

— ¿O porque no quieres a Jungkook?

No estoy hablando de él.

— Aww, Kim. Ya supera a Jungkook, es un niño aún.

Creo que él es más maduro que tú, Jimin.

Jimin estalló en risas.

— ¿Qué asuntos tiene el hermano postizo?

No te importan.

— Claro que mi importa, si te condenas, me condenas a mí, idiota.

¿Miedo a la muerte, Park?

— Miedo deberías sentir tú, cuando Yoongi se entere de que fuiste el primero en saber sobre mi supuesta muerte.

Dejé de tenerle miedo a familia desde que maté a Henry.

— ¡Vaya! El héroe, Kim Taehyung. ¿Debería aplaudirte?

Inmaduro.

— Pero soy bueno en la cama, Kim.

Taehyung cortó la llamada y Jimin soltó una carcajada. Una voz femenina salió por los altavoces del aeropuerto anunciando el número de vuelo. Para su sorpresa, Jimin se encontró con su hermano. Se quitó los lentes de sol y lo observó con atención.

— Hola hermanito, has crecido mucho. — susurró Jimin y vio a Hoseok que lo acompañaba. — Con que el otro hermano de Min. ¡Vaya! ¿Qué les hiciste, hermanito? — se apresuró para entrar al mismo vuelo de ellos.

Entregó su boleto y un mensaje entró a su teléfono.


"Qué bonito es saber que la familia va al mismo lugar. :)"




Fue ahí, en donde Jimin vio a Taehyung entrar corriendo por la otra puerta. Jimin sonrió, era un increíble mentiroso. Otro mensaje entró.






"Me gusta lo que traes puesto, pequeño. Pero prefiero verte sin ello. :)"


Jimin se giró y vio a Yoongi a dos metros de él. Vestía de traje como siempre y traía unos lentes de sol oscuros. Yoongi levantó la mirada de su teléfono y se dio cuenta de que Jimin lo miraba. Lo saludó con la mano y le sonrió. Jimin soltó una carcajada y entró hacia el avión.


"Qué empiece el juego, Min Yoongi. :)"


Y le dio enviar.


"Cuando se trata de ti, pequeño. Nunca tendré piedad. :)"































































ESTO SE PRENDIÓOOOOOOOOOO

[Smap]

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