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D I E C I O C H O


























Taehyung tomó asiento y vio como el doctor seguía hablando con Seokjin y Hoseok. Jungkook, por otro lado, se había ido desde aquella noticia que había dejado sin palabras a todos. Taehyung pasó saliva y miró la puerta de la habitación en la que se quedaba Yoongi.

—Él no puede olvidar todo el dolor. Él no puede. —susurró Taehyung y se levantó de la silla. —Él no me puede dejar en el olvido. No puede olvidar todo el daño. —empezó a caminar hacia la puerta de Yoongi y puso una mano en la perrilla. Pero antes de abrirla, miró por la pequeña ventana de la puerta.

Lo vio sentando en la cama, mientras observaba la televisión. Taehyung sintió envidia, pues su hermano puedo tener el derecho de borrar algo de su pasado, ¿Por qué él no? Taehyung apretó los puños y se llenó de enojo. Pateó la puerta muy fuerte captando la atención de enfermeros y demás. Se alejó de ella y se pasó mano por el cabello. Empezó a caminar con destino a irse de ese lugar.

—¡Taehyung! —lo llamó Hoseok. —¡Taehyung! —trató de seguirlo, pero él desapareció cuando dobló una esquina. Hoseok suspiró y se colocó las manos en la cadera.

El doctor lo alcanzó y le puso una mano en el hombro.

—Creo que debería entrar y hablarle usted mismo. —le dijo a Hoseok; este miró hacia la puerta de Yoongi y caminó a ella.

—¿Cree que sería buena idea? —se lamió los labios Hoseok, antes de abrir la puerta.

—Es mejor hacerle recordar poco a poco. —le dijo el doctor con una sonrisa. —Recuérdale lo bueno. Sí hizo algo malo... Es mejor que no se lo digas. Puede entrar en shock.

El doctor se fue, dejando a Hoseok pensante.

—Pero si todo lo que hizo Yoongi ha sido malo... —y giró el pomo para entrar. La puerta se cerró tras de él, captando la mirada de Yoongi. —Hola. —trató de sonreír.

Yoongi apagó la televisión y miró a Hoseok de pies a cabeza.

—¿En serio no me recuerdas? —preguntó Hoseok, acercándose a la camilla.

Yoongi negó con la cabeza. —¿Es mi amigo?

Yoongi no tiene amigos.

—Mmm, esto me tomará meses. —murmuró Hoseok, acariciándose la cien. —Será mejor dejarte descansar. Tengo cosas que hacer. —dijo Hoseok, alejándose de la camilla y caminando hacia la puerta.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —dijo Yoongi, haciendo que Hoseok dejara de caminar.

Él se giró y caminó hacia él asintiendo.

—¿Por qué siento que te conozco a la perfección? Mi corazón se acelera y siento ganas de llorar. —dijo Yoongi. Eso hizo que Hoseok abriera los como platos del asombro. —¿Éramos algo más que amigos?

Hoseok se mordió el labio inferior pensante. Yoongi lo miraba con total atención. ¿Le decía o quería ver a Yoongi llorar?

—La cosa es que... —se pasó una mano por la nuca. —Tú y yo...

—¡Sí teníamos algo! —dijo eufórico Yoongi, haciendo que Hoseok arrugara la frente.

—Somos hermanos. —la euforia de Yoongi desapareció.

—Ou. ¿Eres el mayor? —preguntó Yoongi.

Hoseok suspiró.

—Tú eres el mayor.

—¿Quién era el chico rubio que estaba contigo? —preguntó Yoongi, refiriéndose a Taehyung.

—Él es... amigo. Muy amigo tuyo. Desde pequeños. —mintió.

Yoongi asintió.

—¿Y los otros dos?

—Oh, bueno. Ellos... también son muy cercanos a ti. Son muy amigos. —le sonrió Hoseok.

—¡Vaya! Debo ser una increíble persona. —dijo Yoongi sonriendo. Hoseok asintió regañadientes.

—Bueno, debo irme. Como dije, tengo cosas que hacer. Adiós. —pero cuando Hoseok se iba a ir, Yoongi lo jaló de la muñeca.

—Tengo otra pregunta. —dijo Yoongi. Hoseok se giró por segunda vez. —¿No me estás mintiendo, cierto?

Hoseok pasó saliva.

—¿Por qué lo haría? ¿A caso tienes recuerdos de algo? —Yoongi dejó de mirarlo y miró al suelo, soltando su agarre.

—Hay cosas borrosas en mi memoria, de verdad. Pero, cada vez que trato de recordar ese momento, mi corazón late muy fuerte y un nombre emerger en mi cabeza. —dijo Yoongi, haciendo que Hoseok le prestara toda su atención. —Es muy extraño... ¿Sabes? Creo que lo conozco. Pero no vino aquí.

—¿De quién estamos hablando? ¿Te acuerdas del nombre?

—Su apellido... —se lamió los labios y luego sonrió. —Creo que me hacía muy feliz.

—¿Cuál es su apellido, Yoongi? ¿Quién es? —Hoseok lo presionó, haciendo que Yoongi se alejara un poco de él.

—Lo siento... —susurró Hoseok y se alejó de él. Volvió a caminar hacia la puerta y la abrió.

—Su apellido es Park. Park Jimin, se llama. —dijo Yoongi a espaldas de Hoseok. —¿Quién es? ¿Y por qué me hacía tan feliz?

Hoseok pasó saliva nervioso.

—También lo llamaba pequeño. ¿Qué es eso? ¿Es menor que yo? —preguntó Yoongi. —¿Oye? ¿Quién es él?

Hoseok había quedado en una especie de shock, al escuchar el nombre y las preguntas de Yoongi hacía. Se había metido tanto en sus pensamientos, que no se dio cuenta que había alguien de pie frente a él. Pero cuando lo vio, ya era demasiado tarde. Él ya había entrado a la habitación.

—Así que no recuerdas nada, ¿Eh? —dijo acercándose a la camilla.

Hoseok se giró y vio a Jimin de brazos cruzados frente a Yoongi.

—Te conozco... —murmuró Yoongi.

Jimin le sonrió y levantó una ceja.

—Ah ¿Sí? ¿De dónde?

Yoongi lo analizó muy bien. Pero su memoria no daba con la respuesta.

—No, no puedes ser él. —dijo él. —Él tenía el cabello negro, tú lo tienes rojizo. —la sonrisa de Jimin se puso más grande.

—Así que Min Yoongi me recuerda, a pesar de todo. —Jimin se sentó en la camilla a su lado y miró a Hoseok quien aún seguía de pie junto a la puerta. —¿Me puedes dejar a solas con él? Necesito cosas que hacer.

—Está analizando las cosas apenas... —dijo Hoseok. —No puedes hacerlo.

Jimin ladeó la cabeza y le hizo un gesto a Hoseok para que se acercara a él; lo hizo.

—No seré muy duro con él. —susurró. —Solo necesito hacerle recordar lo bueno que fue conmigo.

Hoseok lo miró negando.

—Él no nos recuerda a nosotros. Solo tiene detalles de ti. —susurró Hoseok, mirando a Yoongi, quien se observaba las uñas en silencio. —No serías capaz de hacerle tal cosa.

—Y cuando él lo hizo conmigo, ¿A caso sintió piedad? —dijo Jimin.

—Olvida el maldito pasado, ¿Quieres? —le dijo Hoseok.

—Sal por esa puerta ahora, Hoseok. —la seriedad de Jimin decía todo.

—No vuelvas al antiguo Min. —le dijo.

—¿Y prefieres quedarte con alguien que no se acuerda de lo malo que te hizo? —levantó la ceja.

Hoseok apretó los puños y salió de la habitación cerrando la puerta con fuerza.

—¿Yo soy malo? —preguntó Yoongi, cuando la habitación de había quedado en silencio.

Jimin lo miró sonriente.

—Eras más que eso, mi querido Yoongi.

Yoongi frunció el ceño y volvió a mirar a Jimin.

—¿Te hice daño? —y gracias a esa pregunta, la sonrisa de Jimin se esfumó, transformándose en una siniestra y oscura.

—Hiciste más que eso, Yoongi. —Yoongi se bajó de la camilla.

Jimin se levantó de ella y caminó hacia él.

—¿Y quieres acordarte de todo lo que me hiciste? —dijo Jimin.

Yoongi dio un paso atrás cuando sintió la cercanía de Jimin.

—Te haré recordar los gritos, el dolor, los llantos e incluso la tortura sexual... —se mordió el labio inferior. —Vendrás conmigo, Yoongi.

Jimin había acorralado a Yoongi. Acercó su dedo índice a la clavícula de Yoongi y la fue bajando por su pecho, hasta tocar su miembro, en el cual se detuvo. Lo miró a los ojos y se acercó un poco más.

—No tienes derecho a olvidar nada de lo que hiciste en tu pasado, Min Yoongi. —le susurró, mientras se acercaba a sus labios. —No sabes cuantas personas sufrieron por tu culpa... —Jimin se acercó y rozó los labios de Yoongi con los de él. La luz se apagó.

—Jimin... —jadeó Yoongi.

—Vendrás conmigo, Min. —le susurró al oído Jimin.

Fue ahí, cuando una jeringa se clavó en el cuello de Yoongi y su cuerpo de desplomó en brazos del Jimin.

—Fuera luces. —habló por el micrófono.

Y dicho eso, las luces del todo el hospital se apagaron.

—Estoy en el segundo piso. —dijo Jimin.

Algunos gritos se escucharon por los pasillos, cuando Jimin abrió la puerta y salió al pasillo, con el cuerpo de Yoongi arrastrándolo por el lugar.

—Abre el ascensor. —dijo Jimin, llegando a las puertas del ascensor.

La luz volvió a mitad del pasillo haciendo que las puertas del ascensor se abrieran dándole paso a Jimin. Entró al ascensor y dejó en el piso el cuerpo de Yoongi y se enderezó. Presionó el botón del primer piso.

—¡PARK! —la voz de Hoseok llegó a sus oídos. —¡JIMIN!

Jimin lo miró y le sonrió. Le guiñó el ojo y se despidió con la mano. Hoseok corrió a él cuando vio las puertas cerrarse del ascensor. Jimin dejó caer la cabeza hacia atrás y soltó un suspiro. Cerró los ojos y esperó a que llegaran. Miró a Yoongi tendido en el suelo y con su bata blanca que dejaba al aire su ropa interior. Sonrió ante el detalle.

—Sal, el auto está afuera. —la voz de Taehyung salió por el auricular.

El timbre del ascensor sonó, las puertas se abrieron dándole paso a Jimin y el cuerpo que arrastraba. Vio a Taehyung correr hacia él y ayudarlo con el cuerpo. Taehyung lo miró y le guiñó el ojo. Lo arrastraron hasta afuera del hospital, en donde metieron a Yoongi en la camioneta.

—¡PARK! —la voz de Hoseok volvió a escuchar. —MALDITA SEA, ENTREGALO.

Jimin bajó la ventanilla.

—Buena suerte, Hobi. —le guiñó el ojo y pisó el acelerador, haciendo que las ruedas chillaran en el suelo.

—¡MIERDA! —gritó de la rabia.

Hoseok soltó un suspiro fuerte y sacó su teléfono para marcar el número de Jungkook.

—¡TU MALDITO HERMANO SE LLEVÓ A MIN!

—Era de esperarse, Hoseok. Jimin necesita darle de su propia medicina a Min. ¿Cuándo vas a comprender que el juego es de ellos dos? ¡No te metas!

Hoseok soltó una carcajada.

—¿Te estás escuchando? Por Dios, Jungkook. ¿Qué mierda es lo que te pasa?

—Vamos, Hoseok. Déjalos que hagan su maldita vida. ¿A caso es tuya?

—Él fue el maldito que me convirtió en lo que soy ¡AHORA!

—Tú y yo sabemos que no fue así. Ya tú estabas dañado, Hoseok.

—Sí eres tan valiente, mierda. Ven y dímelo en la puta cara.

—Estoy detrás de ti, imbécil.

Hoseok negó sonriente y se giró. Vio a Jungkook se pie con el teléfono y le sonrió. Él caminó hacia él y se mordió el labio inferior.

—¿Qué tal si damos un paseo, Hobi? —se acercó a su cuerpo y pasó un dedo por su clavicula, pero antes de que Jungkook pudiera deslizar su dedo hacia abajo. Hoseok lo agarró y jaló de él, para que Jungkook estuviera más cerca de él.

—¿Taehyung no te dio de su atención hoy, chiquillo? —Jungkook lo fulminó con la mirada. Hoseok se acercó a su oído para susurrarle algo. —Qué bueno. Porque quiero a alguien con quien quitarme los pecados, aunque traiga con él más de los que una persona puede tener.

Jungkook le regaló una sonrisa seductora a Hoseok; él pasó una mano a su cintura.

—Será a mi manera, chiquillo. —le susurró muy cerca de sus labios. —A mi modo. A mi dolor y mi tiempo. Tú solo está listo. —dicho eso, Hoseok lo empujó y caminó hacia el estacionamiento para subirse en su auto e irse.

Cuando Yoongi por fin abrió los ojos. Su vello corporal se erizó cuando sintió una brisa fría recorrerle por el cuerpo. Se sentó en el frío piso y se dio cuenta que estaba desnudo. Él levantó la mirada y se dio cuenta de que estaba encerrado en una jaula grande. ¿Por qué estaría ahí?

Escuchó el ruido de varias cosas de metales caerse al suelo. Se levantó del suelo y se acercó a los barrotes de metal para mirar fuera de la gran jaula. Pasó saliva y sintió el olor a podrido y quemado impregnarse en su nariz. Miró a todos lados y fue ahí cuando el chico de cabellera roja se le acercó a la jaula sonriente.

—Hola, Yoongi. —ladeó la cabeza y se puso las manos detrás de la espalda. —¿Cómo te sientes?

—¿Por qué me trajiste aquí? —pregunto Yoongi, dándose cuenta de que era una especie de bodega grande.

—Porque quise. ¿Tienes algún problema con eso? —Jimin se alejó de la jaula. —Aléjate de los barrotes. Primera advertencia.

—¡¿Qué fue lo que te hice cómo para encerrarme?! —le gritó Yoongi enojado, mientras apretaba los barrotes.

Jimin cogió una silla y se sentó frente a él. Se quitó la camisa, dejando al aire su cuerpo marcado y sus fuertes brazos.

—La cosa es esta. —dijo Jimin, cogiendo un pequeño control. —Te haré varias preguntas y si no contestas correctamente, tendré que someter electricidad y tal vez algo caliente.

—¿Qué es lo que quieres de mí? —dijo Yoongi, mirando con ira a Jimin.

—Quiero que recuerdes cada uno de tus pecados, Min. Tú no te puedes olvidar de todas las asquerosidades que hiciste. ¡No tienes derecho! —Jimin se cruzó de piernas. —Empecemos con tu edad de 11 años. Cuando tu pesadilla empezó. ¡No! Tú pesadilla empezó desde que tu madre te dio a luz.

—¡¿Dónde la tienes, psicópata?! —gritó Yoongi, haciendo que Jimin rompiera en carcajadas.

—Murió, pedazo de imbécil. Tu padre la cortó en pedacitos y quien sabe que hizo con ellos. —Yoongi aflojó su agarre de los barrotes y miró a Jimin, mientras trataba de asimilar cada palabra que él le había dicho.

—Henry... —fue lo único que dijo Yoongi, antes de caer al suelo. —Yo..., lloraba. —miró hacia Jimin, quien lo miraba contento. —Él le pegaba a mamá.

—Perfecto. —dijo Jimin. —¿Y qué viene después, mi querido Yoongi?

—Recuerdo bajar las escaleras, luego de eso... —pasó saliva. —Él...

—Te hizo de su propiedad. ¿Lindo? ¿No? —Yoongi lo miró con asqueado.

—¿Cómo es que sabes de mi vida?

—Bueno... Tienes dos hermanos, uno postizo y el otro de sangre. —le sonrió. —Taehyung y Hoseok. Uno se dañó contigo y al otro lo presionaste tanto que lo convertiste en una versión mínima de ti. Taehyung, ese si está loco. No sé cómo, pero sacó de ti el trastorno de obsesión.

—¿Hoseok? —Yoongi se levantó del suelo. —¿Es él que estaba conmigo en el hospital? —Jimin se encogió de brazos.

—Es tu hermano, deberías recordarlo. —sonrió Jimin y se levantó de la silla. —Aunque me parece muy extraño, ¿Sabes? —rio. —¿Cómo es que te acuerdas de mí y no te tu familia? Digo, viviste más con ella que conmigo.

—Tú no puedes ser Jimin. —dijo Yoongi, acercándose de nuevo a los barrotes.

—¿Por qué no puede ser ese Jimin? —ladeó la cabeza. —¿Qué recuerdos tienes de él?

—Él era un chico sonriente. Le gustaba bailar y la música. —dijo Yoongi con la cabeza baja. —Él era muy tierno y me hacía feliz.

Jimin pasó saliva y pasó una mano por dentro de los barrotes y cogió el cuello de Yoongi, haciendo que estampara su rostro en ellos.

—Ese chico murió, Min. ¡Tú lo mataste! —Yoongi negó.

—¡Yo no maté a nadie! —le gritó de vuelta. Jimin lo soltó y se alejó de la jaula.

—¿Quieres pruebas de todo lo que has hecho, Min? ¿Quieres ver que tan obsesionado estabas conmigo? —se alejó de la jaula y buscó un portafolio, el cual metió por unos barrotes y lo dejó caer al suelo, haciendo que este se abriera y dejara a la vista muchas fotografías.

Yoongi se agachó y vio cada foto en sus manos. Había personas cortadas, otras eran de Jimin desde pequeño hasta ahora y para su sorpresa había una grupal, pero él no estaba ahí.

—¿Son tu familia? —preguntó Yoongi, señalando la fotografía.

—No, de hecho, son las personas que te odian a morir. —le dijo y se volvió a sentar.

—De izquierda a derecha, podrás ver a Jungkook, mi hermano. Le sigue Taehyung, tu otro hermano, Namjoon, enemigo, Seokjin, corrupto, Hoseok, otro hermano y yo. —Yoongi volvió a observar bien la foto.

Yoongi soltó la fotografía y empujó el portafolio, haciendo que las fotografías salieran disparadas y se esparcieran por todo el suelo.

—¡Yo no soy esa persona! —Jimin soltó una carcajada.

—¿Te acuerdas de las cosas que me hacías, Min? —Jimin se mordió el labio inferior, recodando. —Los azotes, tortura sexual. Tortura física. Ah, bien que te gusta escuchar mis gritos de dolor. Te excitaba verme llorar y te provocaba hacerme más daño, porque eres así. ¡No te conformas con nada! Siempre necesitarás ir a los extremos para satisfacer tu lujuria. —Yoongi lo miraba con mucha atención. —Me enseñaste tu infierno. —se levantó de la silla y caminó alrededor de la jaula. —Me enseñaste a curarme, listo para otra herida. —rio Jimin. —Me enseñaste a no confiar en nadie, Yoongi.

Jimin se detuvo frente a la jaula.

—Yo me enamoré de tu locura, Min. —Yoongi observaba en silencio. —En la manera en que me tocabas, me encerrabas en tu maldito infierno. Estaba preso con tus demonios, cuando me besabas. —se mordió el labio inferior. De tan solo recordarlo, se excitaba. —Te obsesionaste tanto conmigo, que tenías que marcarme. —le enseñó la cicatriz ya cerrada de una "y" marcada en el abdomen. —Soy tu maldita propiedad. Nadie tiene poder sobre mí, solo tú. Soy masoquista gracias a ti. Tú estás enfermo y yo también lo estoy.

Jimin sintió su miembro doler y llamar por su atención. Yoongi vio, como Jimin dirigía su mano a su bulto creciente en sus pantalones y eso hizo que también su miembro diera cosquillas.

—Tenerte ahí desnudo, me tiene muy mal, Min. —jadeó Jimin al tocar su miembro dentro de sus pantalones. —Creo que necesito hacerlo aquí, delante de ti. —le sonrió.

Jimin cogió la silla y se sentó en ella. Dejó en el suelo el control y dirigió su mano a su bulto. Separó las piernas y mordiéndose el labio inferior y empezó acariciar su glande. Rodeó el tronco de su miembro con su mano y empezó a bombear rápidamente. Fijó sus ojos en Yoongi, mientras gemía poco a poco dándose placer. Yoongi, quien estaba pegado a los barrotes. Se mordía el labio inferior al ver la escena tan caliente de Jimin masturbándose. Eso hizo, que su miembro se pusiera duro y se levantara. Jimin le volvió a sonreír y gimió dejando caer la cabeza hacia atrás.

—Luego de que termine, meteré el tuyo en mi boca... —dijo jadeante. —Porque sé que esto te gusta, Yoongi.

Yoongi se mordió aún más fuerte su labio inferior. Pues su cuerpo también pedía atención y con la escena de Jimin, estaba decidido con lo que iba a hacer. Pero, quería un poco más de vista al rostro de Jimin.

—Si quiere. Puedes ayudarme, Yoongi... —jadeó y aumentó su movimiento.  —Se siente tan bien cuando los haces tú.

Y es así, como Jimin manipula a su presa. Aplicaba todo lo que Yoongi le había enseñado, porque después de todo, era el juego de Jimin. Él hacia sus reglas y elegía al jugador.

—Vamos, Yoongi. Mmhh... Ven a ayudarme.

—Me estás manipulando, Jimin. —dijo Yoongi. —No voy a caer en ella.

Jimin dejó su miembro y miró a Yoongi sonriente. 

—¿Cómo sabes sobre mi manipulación, Yoongi? —frunció el ceño Jimin.

Yoongi pasó saliva y se cruzó de brazos.

—Puede que me hayas provocado con eso, Jimin.  Pero no soy idiota. —dijo Yoongi.

Jimin ladeó la cabeza. Se levantó de la silla y se guardó su miembro erecto.
Cogió el control y presionó el botón de el medio, enviando una descarga eléctrica a Yoongi. Jimin había bañado los barrotes de la jaula con gasolina, sacó un encendedor de su bolsillo y se acercó a la jaula.

—Cambiaremos las cosas por aquí, Min.  —le sonrió.

—No puedes hacerme esto, Jimin. —le dijo.

—Obsérvame hacerlo. —y encendió el encendedor. Acercó la llama a uno de los barrotes y ella fue creciendo, provocando que los barrotes se calentarán y alejaran a Yoongi de ellos.

Jimin también se alejó y se cruzó de brazos.

—¡Eres un maldito! —le gritó.

—Qué extraño. —rio Jimin. —Eso me solías decir antes de que perdieras la memoria. —Jimin ladeó la cabeza. —Creo que no fue así, Yoongi. 

Yoongi lo miraba con ira, mientras huía del fuego dentro de la jaula.

—¿Yoongi? ¿Me estás ocultando algo? —preguntó Jimin.

—Déjame en paz, Jimin.

—Oh, claro que me ocultas algo. —sonrió.

Jimin se giró y caminó hacia una mesa de metal, en donde tenía varios implementos de tortura. A sus espaldas, escuchó el sonido de jaula abrirse y sonrió al saber que Yoongi había salido.

—¿Te crees tan listo, pequeño? —y fue ahí, cuando Jimin se dio cuenta que Yoongi había estado fingiendo.

Antes de que Jimin se pudiera girar. Yoongi lo cogió por el cuello y lo pegó a su cuerpo desnudo. Con su brazo apretó su cuello, robándole el habla y el aliento.

—¿Qué te parece si te volvemos temeroso cómo antes, mi pequeño? —le susurró al oído. —Vamos jugar. Esa jaula es perfecta para ti, porque para cada animal doméstico debería tener una,  como tú. Te quieres comportar como uno salvaje. Bueno, me iré a extremos, Park Jimin. Aquí el maldito amo soy yo.

Arrastró el cuerpo de Jimin, sin soltar su cuello, mientras lo mantenía sin aire y sin habla. Jimin forcejeaba por el dolor que le causaba, pero no sabia de donde tenía tanta fuerza Yoongi. Él lo llevó hasta la jaula y lo metió ahí dentro con él.

—Veamos, pequeño. ¿Te crees capaz de acabar con tu maestro? —Jimin rio en el suelo y se levantó.

—Estás desnudo, deberías sentirte incómodo. ¿Por qué no te ayudo mejor? —se acercó Jimin, pero en ese momento, Yoongi le pegó un puñetazo en la cara.

—¿Te crees capaz a de acabar conmigo y ser como yo? —insistió.

—Deja el maldito drama,  Min.

—No has contestado mi pregunta, pequeño.  —dijo Yoongi sonriendo.
Jimin en cruzó de brazos.

—Eres un mentiroso de primera. —le dijo Jimin.

Yoongi se le acercó a Jimin y le cogió el brazo, jalando de el y guiándolo  hacia uno de los barrotes en fuego. Acercó la mano de Jimin y este soltó un grito de dolor. Yoongi lo soltó y el cayó al suelo. Yoongi le dio una espalda y fue ahí cuando lo escuchó sollozar a sus espaldas. Sabía que era manipulación. Se giró para mirarlo.

—No me vas a convencer con eso, pequeño.

Jimin lo miró con los ojos llenos de lágrimas, no fingía.

—Por un momento tuve envidia de ti al saber que si podías olvidar tu pasado, cuando yo no puedo. —le dio una sonrisa triste.

Yoongi apretó la mandíbula y no dijo nada.

—Solo dime que me quieres y que no puedes tenerme, Min. 

Yoongi levantó una ceja.

—Yo no siento la mínima pizca a de amor en ti, Jimin. ¿Cuándo lo vas entender? ¿Cómo te hago saber que solo eres mi maldita obsesión y que te quiero sólo para mí?

—Estamos tan enfermos, Yoongi. —Jimin se levantó del suelo y se llevó las manos a la cadera. —Bueno, se acabó el drama. ¡Taehyung! —gritó Jimin.  —¡Ciérrala! —miró a Yoongi. —Debemos mantener a los animales encerrados, ¿No, Daddy?

Yoongi le sonrió.

—Oh, mi pequeño. —se le acercó. —Esto será divertido.

Fue ahí cuando la jaula fue cerrada con un solo ruido, dejando a Yoongi y a Jimin encerrados en ella.

—¿Listo para jugar mi pequeño?

—Siempre estaré dispuesto si es contigo.





































































¿Ven como los quiero? 

Espero y les haya gustado la actualización. ¡No vemos el jueves!
















































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