
Chapter 32.
❝ Salvum me libera me. Sunt lacrimae meum sanguinem, habet mei spinæ et pessimus daemon, quod ad remum me.❞
D E E P W E B.
...
Felix niega frenéticamente asustado por Roseanne, confía en ella pero sabe que el amor propio de la pequeña rubia desapareció en cuanto Jennie la hizo desearla como a nadie, la hizo amarla de una manera tan cruel, la condenó a tenerla siempre en sus pensamientos.
—Roseanne...
—Escúchame, no te vayas. —Le pide la mercenaria mostrando una actitud arrepentida que remueve algo en el interior de la adolescente. En cambio, Felix no le cree ni un poco.
—Rosie, sal de la casa, por favor.
—Felix, lo siento.
El rubio le dedica una tajante mirada a Jennie e ignora sus palabras, sabe que quiere manipularlos. No sabe porque pero de inmediato logra descifrar las oscuras intenciones de la mercenaria, se da cuenta de lo obsesionada que está de Roseanne.
—Roseanne, hay que ir a casa, te llevaré a tu casa. —Suelta el chico con el arma temblando un poco entre sus manos, está asustado por la intensa manera en la que la azabache la está matando en medio de miradas.
A Roseanne se le iluminan los ojos cuando escucha al rubio, Jennie por primera vez después de tantos años está aterrada, sabe que nuevamente va a perder a alguien que ama.
Pero ella no sabe amar. Sin embargo, cree que es así y nadie puede llevarle la contraria sin terminar con un disparo en el cuerpo. Ama a Roseanne, Roseanne le pertenece sin importar lo que digan los demás y sabe que es así, sabe lo mucho que ha influido en la adolescente pero al parecer no derribó su barrera emocional del todo.
—No me dejes, muñequita. —Suplica esta vez deseando dar un paso hacia al frente pero Felix no se lo permite, no quiere que dejar que la manipule a su antojo.
—No...vuelvas a llamarme así jamás.
—Me perteneces.
La rubia tiene que pellizcarse con fuerza el brazo para evitar la ansiedad que está a punto de tener, todo a causa de Jennie. ¿Por qué? ¿Por qué siente que va a morirse si la deja? ¿Qué le pasa?
—¡Yo no te p-pertenezco! ¡A nadie le pertenezco!—Respondió derramando lágrimas amargas, la mercenaria la observa detalladamente. Su carita está hecha un desastre de llanto, puede ver su pequeña naricita de botón roja y eso causa una desesperación en ella. Quiere tocarla.
—Rosie, mierda, por favor. Déjame, y-yo...necesito estar contigo. —Logra formular entre pequeños balbuceos, ¿Por qué se siente peor? Muchísimo peor que cuando vió morir a su amada, cuando vió a su hermana matarla.
Todo se repite pero de distinta forma.
—¡Ya basta, Jennie! Roseanne se viene conmigo, eres un bastarda. —Le grita Felix con valentía, a estas circunstancias ya nada le importa más que devolver a Roseanne a su hogar, incluso si él acaba en la cárcel o muerto. Quiere devolverle la poca paz que le queda a esa niña inocente, a esa niña vilmente corrompida por el diablo.
—¡Cállate la puta boca, Lee! No estoy hablando contigo.
La rubia retrocede unos pasos cuando la mercenaria se acerca, Felix sigue apuntando de manera torpe pero logra impresionar a Jennie cuando dispara cerca de su pierna nuevamente. Estaba dispuesto a todo.
—Ya déjame en paz, Jennie. Voy...a irme, volveré a casa con mi familia.
—¿Qué quieres que haga? ¿Me pongo de rodillas? Lo haré pero joder, no te vayas. Yo soy tu hogar, Roseanne. ¿No recuerdas? No importa a donde vayas porque seré la cicatriz que te persiga permanentemente.
—Y-Ya basta. —Niega débilmente la adolescente tapándose el rostro con sus manos, no quiere sentir lo que siente ahora. Su ansiedad tiene nombre, Jennie se volvió su ansiedad y era tan doloroso.
—Roseanne Park, quédate.
Felix se tensa cuando observa a la mercenaria ponerse de rodillas en el suelo, ¿Ella realmente lo hizo? ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar sólo para que ceda ante su berrinche? Observa detenidamente los rostros de ambas y puede darse cuenta de varias cosas: Primero, Jennie muestra desesperación, ira y dolor. Segundo, Roseanne muestra señales de masoquismo y de angustia. Puede notar claramente que está intentando combatir en contra de lo que siente, las dos opciones de quedarse o irse le torturan.
Pero cuando Roseanne agacha la mirada, nota que ya ha decidido.
FLASHBACK.
—Por favor, Joy.
La más alta se ríe cínicamente cuando escucha las súplicas de su pequeña hermana menor, la chica se queja con dolor debido al agarre que tiene sobre su cuero cabelludo.
—¿Por favor qué? ¿Qué te dije que iba a pasar si hacías algo en contra mía, jodida loquita?—Le cuestiona con dureza mientras arrastra a la chica rubia con brusquedad por todo el suelo, ella suelta quejidos tratando de soltarse del firme agarre.
—Sólo déjala, SooYoung. Ya basta, por favor. Ella no tiene nada que ver con esto. —Negó de manera desesperada acercándose lentamente para despegar a su hermana de esa chica inocente.
El sonido del puño impactando el rostro de la rubia fue tan escalofriante, Jennie tuvo que cerrar sus ojos con fuerza mientras las lágrimas de deslizaban por sus ojos.
—No te acerques o le va peor a la niñata.
—Te lo suplico, hermana.
—De rodillas. —Aclara la mayor con una sonrisa de sorna por todo su rostro, observa a su hermana menor abrir los ojos confundida. —Suplica por la vida de esta zorra de rodillas.
Jennie no lo duda dos veces antes de colocarse de rodillas como su sádica hermana le ordenó, todo lo que quería era que dejara en paz a la inocente chica que apenas conocía. No dejaría que otra muriera a manos de SooYoung.
—Te lo suplico, por favor. Déjala ya, ¡Te lo suplico!
Y entonces SooYoung la suelta.
Sí, la suelta. Pero exclusivamente para apuñarla alrededor de veinte veces por todas partes, Jennie vomita y ahí es donde se da cuenta de que no importa cuantos años pasen. Siempre perdería a todo ser que quiera mínimamente, el dolor la perseguiría por toda la eternidad.
FIN FLASHBACK.
—No, Jennie. No...voy a quedarme.
Las palabras destrozan a Jennie por alguna extraña razón que no logra descifrar, el ciclo del que tanto escapaba estaba destinada a seguir toda su vida.
—Si no quieres un disparo ahora espero que no te muevas. —Le dice el rubio dirigiéndose a la mercenaria quien sigue en su misma posición sin moverse ni un poco, sus ojos siguen puestos en la chiquilla rubia que lloraba. —Hablo en serio, te aprecio y no quisiera dispararte.
Roseanne no puede soportarlo más, ver a Jennie llorar sólo lograba incrementar su terrible ansiedad y desesperación. No podía seguir observando, no podía sentirse débil y dejar todo atrás como si nada hubiese ocurrido.
Y entonces sale de la casa con rapidez sin mirar atrás, Felix le dedica una mirada triste a la azabache antes de salir por la puerta aún con la arma de protección entre sus manos asegurándose de que no los siguiera.
Jennie sólo puede ahogarse entre los recuerdos pasados y los recuerdos presentes.
Tenía razón. Roseanne Park tenía la razón cuando dijo que la haría morirse por ella, es así, Jennie siente que se muere de una manera tan intensa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro