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Chapter 21.

❝ Tenía el presentimiento de esto, jamás confíe en Joohyun. Para ser una estudiante presentaba signos como si fuera alguien muchísimo mayor, como si tuviera más experiencia que cualquiera de nosotros. ❞


D E E P  W E B.
...

—¿Y cómo te sientes?

Hyeri soltó un quejido acomodándose de mejor manera en el sofá, miró atento a la oficial.

—Mejor. Estoy viva así que supongo que estoy feliz por ello. ¿Y BangChan?

—Debes estarlo y aún más cuando tu amigo ha despertado por fin. —Le dijo la rubia con una diminuta sonrisa entre sus labios.

—¿BangChan? ¿Él..está bien?—Cuestionó Hyeri entre balbuceos, no estaba segura de querer preguntar como es que quedó después de el ataque.

—Lo está. —Afirmó Yerin con seguridad y se sentó en la silla vacía a un lado de la camilla. —No había señal de conciencia, creíamos que se quedaría en coma pero tu amigo se aferró a la vida y ahora está aquí.

—¿Y... Roseanne?

—No hay señales de ella, lo único que sabemos es que Jennie fue la persona que la secuestró.

Hyeri mostró una expresión de dolor con las palabras que la oficial le decía, le dolía más no saber de su adorada mejor amiga que las tontas heridas de bala que tenía en el cuerpo.

—...También sabemos que su hermana fue quien las atacó y se llevó a Soo-ji. —Siguió contándole con seriedad, por un instante se sintió afligida por el dolor que pasaba la estudiante universitaria pero tenía que ser profesional. —Hasta ahora sólo son esos tres los partícipes en el secuestro de Roseanne Park y el asesinato de Hwang HyunJin.

—Ha pasado casi un mes desde que ella desapareció sin dejar rastro, ¿No van a encontrarla jamás, cierto?—Le cuestionó con una sonrisa rota entre sus labios, la oficial negó frenéticamente.

—Vamos a encontrarla. Te lo prometo.

—Ella es una niña apenas, ¿Sabe? Rosie es muy inocente para estar sola en el mundo. Por favor, tiene que encontrarla.

—Lo haré. Te prometo que Roseanne volverá a casa.

—No haga promesas que no puede cumplir, oficial.

El sonido del teléfono las interrumpió a ambas, Yeri atendió la llamada disculpándose con Hyeri por la interrupción. Salió de la habitación para atender la llamada con tranquilidad.

—¿Hola? Habla la oficial Yerin, diga.

—Tienes que venir ahora. —La dura voz resonó en el teléfono con enfado.

—¿Qué sucede, jefe?

—Bae Joohyun fue encontrada brutalmente asesinada en busan.

—¿C-Cómo salió de la cuidad? Tenía prohibido hacerlo hasta que todo se aclarara. —Expresó Yerin tocándose el puente de la nariz con frustración, sabía que su instinto era cierto, Joohyun no tenía nada de inocente en el asunto.

—Aún no lo sabemos. La única evidencia que había era una roca ensangrentada y el rostro de la estudiante hecho un desastre. —Le informó el jefe del departamento policiaco a través de la línea, un suspiro se escuchó de su parte antes de seguir hablando. —...Está claro que agredieron con balas pero el arma no estaba, también lo hirieron en la nuca con la roca. ¿Sabes que dictó el análisis de laboratorio?

—¿Tan rápido? ¿Qué dictó?

—Sí, la escena fue encontrada apenas hoy. Aún está todo el desastre y el cuerpo sigue aquí, los análisis se ordenaron lo más pronto posible y indicaron al culpable o al menos un partícipe.

—¿Y quién es, jefe?—Le cuestionó con ansiedad por saber la verdad, apretó el teléfono con fuerza.

—Es un joven universitario de veintitrés años, se llama Felix Lee—Habló con pesadez en su voz, la oficial frunció el ceño al saber de otro partícipe más que atrapar. Esto cada vez se tornaba difícil. —Es australiano pero llegó a Seúl por vacaciones.

—¿Cree que Joohyun también estuvo relacionada en algo con Roseanne y por eso Jennie la asesinó?—Preguntó en voz alta más confundida que nunca, su jefe guardó silencio por un momento a través del otro lado de la línea. —Tenía el presentimiento de esto, jamás confíe en Joohyun. Para ser una estudiante presentaba signos como si fuera alguien muchísimo mayor, como si tuviera más experiencia que cualquiera de nosotros.

—El asesino es Felix Lee, oficial Yerin.

—¡Es sólo un peón, jefe! ¿Acaso no lo entiende? ¡Jennie la asesinó y Felix sólo fue uno de sus títeres ayudantes!—Gritó enfadada ante las palabras del contrario, quería hundir en lo más profundo de la cárcel a Jennie por llevarse a una chica tan inocente como Roseanne.

—No tenemos pruebas de eso.

—¡Pero ambos sabemos que es así! Jennie es la reina del tablero moviendo a cada uno de nosotros a su antojo, sólo somos tontos peones en su juego.

—¿Usted sabe algo que yo no?

D E E P   W E B.
...

Hey, muñequita. Buenos días, ¿Cómo te sientes?—La ronca voz de Jennie hizo que la piel de Roseanne se estremeciera, aún más cuando sintió los fuertes brazos de ella enroscarse en su cintura con fuerza. Miró unos cuantos segundos la habitación, esa no era la casa en la que Jennie la había llevado la primera vez. Era completamente diferente, ¿Cuántas casas tendría?

La rubia se giró quedando cara a cara con la mercenaria, Jennie traía el cabello revuelto, sus rizos caían por doquier.

—Estoy bien. Es difícil...enterarme de golpe que mi compañera con quien conviví casi cinco semestres me vendió sin dudarlo. —Expresó tallando sus ojitos hinchados por el llanto del día anterior, Jennie apretó su mandíbula ante los pensamientos que comenzaban a aparecer en su mente, tenía tantas ganas de abrazarla y evitar que derramara lágrimas. ¿Desde cuándo se volvió un puto cliché con esas cosas asquerosas de la cursilería? Un jodido beso y ya estaba a los pies de la chiquilla llorona.

—No tienes que volver a llorar. Esa inútil ya no está en este mundo. —La azabache respondió llevando su mano al rostro de Roseanne, acarició con sus lastimados nudillos sus pequeñas mejillitas. —Hablo en serio. Tú derramas lágrimas y yo derramo sangre, ¿Entiendes? Nadie puede dañarte a menos de que sea yo.

La adolescente soltó un suspiro asintiendo ante sus palabras, una vez calmado decidió aprovechar el momento para realizarle unas cuantas preguntas.

—Nini, ¿Alguna vez podré ver a mi familia?

Jennie se tensó deteniendo las caricias en las mejillas de la menor, le dedicó una mirada gélida antes de dignarse a responderle.

—Un día te llevaré. —Se limitó a decir con dureza, en sus facciones se notaba su desacuerdo por la petición. —Cuando no hayan putas enfermas siguiéndote y que yo este completamente segura de que no te sucederá nada.

—¿De verdad? ¿Me lo prometes, Jennie?—Le preguntó Roseanne con entusiasmo y brillo en sus ojos, Jen se golpeó mentalmente cuando sus labios ya se encontraban besando con ternura la naricita de Roseanne.

—Es un hecho, muñequita. No me van las mierdas de las promesas porque siempre se rompen así que yo te daré hechos, ¿De acuerdo?

—De acuerdo..

—Roseanne, voy a hacerte una pregunta. —Informó mirándola directamente a los ojos, la rubia se ruborizó acercándose hasta al pecho de Jennie para acurrucarse.

La mercenaria se sobresaltó un poco pero no se negó a que ella estuviera de esa forma.

—¿Aún tienes temor por mí? ¿Te sigo pareciendo un maldito mounstro?—La azabache soltó la pregunta y miró de reojo a la menor que descansaba en su pecho.

—Yo...—Comenzó a hablar Roseanne con la timidez palpable en ella, aunque no estuviera viendo a los ojos a la mujer aún sentía su mirada atravesarle por todo el cuerpo. —Al principio estaba asustada, lo estaba mucho pero...tú me salvaste y me hiciste sentir protegida. Yo no creo que seas un mounstro, Jen. Al menos no para mí.

El corazón de Jennie se hizo trizas o no lo sabe realmente, sólo sabe que se sintió como cuando disparó por primera vez un arma hace años. Aunque la sensación era mayor, las palabras de la rubia la hacían querer vomitar mierdas de cursilería.

—¿Jen?—Los ojos de Roseanne la miraron con curiosidad ante el repentino silencio, la mercenaria le miró de vuelta y imposible de responder algo coherente la besó. Sus dedos se enrollaban a las hebras rubias de la menor en un intento por profundizar el beso, pequeños jadeos salían de la boquita de Roseanne quien enrolló sus manos en el cuello de la mercenaria.

Jennie podría quedarse con el ángel robado toda una eternidad sin temor a que los demonios vengan a quitársela, ¿Saben por qué? Porque Jennie Kim era la favorita de satán, el orgullo de Judas y la reina del juego. De una u otra forma sabría como tener de vuelta lo que es suyo.

La azabache dejó de besar la boca de su pequeña dándole paso al oxígeno que le había quitado, sus labios estaba tan rojizos y sus ojitos brillosos por la intensidad en la que le comió la boquita. Nunca podría saciarse de los besos de Roseanne Park.

—¡Jen!—Felix apareció por la puerta con una expresión pálida y atemorizada, estaba tan aterrado que no le importó interrumpir a la mercenaria.

—¿No te enseñaron a tocar?—Soltó con fastidio mientras aún tenía las manos de Roseanne aferradas a su cuello, Felix respiró una vez más mirándolas a ambas. —¿Qué diablos quieres, Felix?

—Me han descubierto. La policía me descubrió, sabe que yo estoy implicado en lo de Joohyun.

D E E P  W E B.
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