Capítulo 67
Narra Mina.
Todo era una neblina hasta que la vi.
El director me presentó ante mis segundos de silencio.
—Dicen que en la vida hay tres cosas que no tienen reversa: la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida. Esta es mi oportunidad. De hecho creo que desde mi primer acto de maldad estuve preparándome para este minuto, para este último instante de confrontación personal —Hice una pausa antes de poder continuar—. No me siento orgullosa de la persona que solía ser, para nada. Si pudiera cambiar una cosa del pasado, cambiaría todo. Yo... quisiera no pensar en mí como una odiosa bully pero es como me recordarán todos. Merezco lo que la gran mayoría de esta escuela piensa de mí porque he acosado física, verbal y psicológicamente a muchos estudiantes, individualmente y en grupo. Contribuí en hacerle la vida un poco o muy infeliz a personas que nada me hicieron —Al verlos, mis amigos agacharon la cabeza—. ¿Por qué motivo? No lo hay. No lo hay. No voy a excusarme con nada porque realmente no ha habido ni hay una sola razón que pueda explicar, mucho menos justificar mi horrible forma de ser. He sido una muy mala persona por propia elección —Bajé la vista a la mesa del púlpito detrás del cual estaba. Mis manos sujetaron los bordes con fuerza —. Pero ahora, lo crean o no, y no los culpo si no, siento un profundo agujero negro en el alma, mi corazón está lleno de vergüenza y arrepentimiento por la basura que he sido. No pediré perdón porque si lo hiciera eso implicaría de alguna forma instarlos a olvidar o a quitar algo del incalculable peso a mis acciones, y no es esa mi intención, no. Si así fuera, no habré aprendido nada porque no quiero olvidar nada tampoco, no sería correcto —Es lo mínimo que les debo—. En cambio, les prometo que, a partir de hoy en adelante, cada día del resto de mi vida voy a reflexionar sobre lo que hice y voy a trabajar en mí al máximo, con toda mi voluntad y fuerza, para ser una mejor persona, conmigo y con los demás. Realmente lo siento y aunque sé perfectamente que no basta ni bastará nunca es en lo único que pienso. Lo siento mucho de verdad.
En medio del silencio me moví a un costado del púlpito de madera.
—A aquel o aquella que directa o indirectamente haya sido víctima de mi conducta intimidatoria... —dije en voz alta para que todos pudieran escucharme. Acto seguido, hice una reverencia de disculpas. Esperé unos segundos antes de erguirme y hacer otra.
Lo siento, mamá. Lo siento, papá. Los he avergonzado.
Inspiré profundamente y me puse al micrófono otra vez.
—Es el cierre de la ceremonia de graduación y se supone que me votaron para hablar en representación de los graduados. Yo no preparé un discurso. Pero si tuviese que develar mi último deseo como estudiante, ese sería que las generaciones futuras sean diferentes, que todo sea diferente. Aunque suene irónico de mi parte deseo paz, deseo que todo tipo de maltrato deje de existir, que nada de lo que hicimos yo y otras personas se vuelva a repetir. En el fondo todos sabemos que agredir a alguien no te vuelve más fuerte o más hermoso, ni humillarlo te vuelve más importante. No se envenen de odio ni de venganza por favor, no vale la pena. Si son víctimas de acoso escolar háblenlo, no se queden callados. No lo aguanten por favor, no tienen por qué, nadie tiene derecho a acosarlos. Una vez más, lo siento tanto.
Antes de terminar de hablar le dediqué un agradecimiento a los docentes y al director.
Ya está, ya está Mina.
Estaba lista para bajar del escenario cuando un tímido aplauso rompió el silencio imperante en el gimnacio. A ese se le sumaron otros más, los cuales terminaron multiplicándose. Todos estaban de pie.
Así me crean, me odien o rechacen mis disculpas, no me retractaré de mi promesa.
Hice una reverencia de agradecimiento y bajé.
Al final de las escaleras de unos pocos escalones mis amigos me estaban esperando con aplausos. Uno a uno me abrazaron sin decir nada, tal vez no podían.
—Eres mejor que nosotros —Me susurró Nayeon durante el abrazo, siendo la última de los tres.
—No. Somos iguales.
Desconocía lo que estuviera pasando por sus mentes y sus corazones pero sus miradas decían mucho.
En eso divisé a mis padres viniendo en esta dirección. Nayeon, Mark y Sana se hicieron a un lado.
—Papá... —Incliné la cabeza lista para cualquier cosa.
—Me siento tan...
—Decepcionado, lo sé —Concluí por él.
—Más que eso —Mamá, no te imaginas cuánto lo siento—. Pero lo hablaremos en casa, no aquí.
—Estás castigada, Mina.
Asentí moviendo la cabeza ante la seriedad de sus expresiones. No podía estar más de acuerdo.
Por esta humillación, la que representa tener una hija como yo, por resultar ser una persona lastimosamente diferente, para mal, a la que ustedes criaron, por haber traicionado su confianza... Les pido perdón.
Quiero decirles esto pero no ahora, ahora no me siento con el derecho de contestar. No me permito ser caradura, no quiero ofenderlos.
Mi mirada no se movió del piso ni un solo momento.
No era mi intención avergonzarlos en público pero tenía que hacer esto. ¿Pueden aceptar estas palabras después?
—Qué decepción —Escuché a mi padre murmurar para sí mismo.
Yo bajé más la mirada, ahora a mis pies, mientras trataba de no sucumbir ante el sentimiento de tristeza por haberle fallado a todas las personas importantes para mí.
—Y seguimos estando muy orgullosos de ti.
¿Qué...?
—Mamá...
Me encontré rápidamente con el par de ojos.
Mi madre me abrazó con la emoción humedeciendo nuestras mejillas. Era incapaz de describir como estaba sintiéndome en este momento.
Papá se quedó viendo a un costado inexpresivo con los brazos cruzados.
Nunca se me había ocurrido pensar en cómo reaccionarían al enterarse de ese lado mío que ahora rechazaba completamente. Creo que mi egoísmo era la respuesta.
Gracias por este abrazo. Lo siento, papá.
Narra Chaeyoung.
"Eres horrenda."
"¿Quieres que te deje en paz? Lo haré cuando me canse de ti, maldita perdedora."
"Siempres estarás sola."
Mina, tú...
Dahyun me codeó para sacarme del trance en el que estaba justo a tiempo para correr hacia Mina, o ese era mi propósito.
Luego de la rueda de aplausos todos se dispersaron con rapidez. La gente se cruzaba de un lado para el otro dificultando pasar.
Qué inútil, si no hubiera llegado tarde no me habría tenido que sentar en la última fila.
Y qué desventaja ser baja en situaciones como esta; empujaba y era empujada, las familias se tomaban fotos y los flashes me cegaban, sin mencionar que las togas y los birretes hacían que todos los graduados se vieran igual de espaldas.
Pasando por arriba de unas sillas, divisé a Mina hablando con sus padres pero en un parpadeo la volví a perder de vista.
¡Ahh!
¡Con un demo...! ¡¡¡Ahí!!!
Alcancé a ver que caminaba en dirección a la puerta. No dudé en seguirla, ahora sí que atravesaría como sea el laberinto de gente.
Después de su discurso todo lo que necesitaba era que habláramos.
—¡Permiso, permiso! ¡Tengo que pasar! —¡Solo háganse a un lado, joder!
No estaba prestando atención a lo que o a quienes se cruzaban en mi camino, tenía que alcanzar a Mina a como de lugar.
—Chaeyoung.
—¡Permiso! —Le dije a la persona con la que había chocado.
—Hija.
—No tengo ti...
Lo miré bien.
¿Pa...?
—¿Papá? ¡¡¡Papá!!! —Ni bien caí en cuenta, lo abracé con fuerza.
¡Eres tú, papá! No puedo creerlo. ¿Pero cómo es que...?
Por instinto busqué a mi madre con la mirada a su alrededor. A lo mejor ella estaba aquí también, y aunque no fuera por mí para acompañarlo a él como de acostumbre.
No encontrarla me desilusionó.
—Lo lamento —dijo dándose cuenta de mi desilusión—. ¿Cómo estás, Chaeyoung? Realmente espero que te encuentres bien.
Asentí con la cabeza.
—Sí.
Su mirada estaba cargada de emoción. Sus ojos rojos y sus ojeras daban la impresión de que no había dormido en más de una noche.
—Hija, yo... no sé cómo mirarte. Es comprensible si crees que no merezco estar aquí... pero no... —Estaba al borde de las lágrimas—...no podía fallarte hoy.
—Papá, me alegra mucho que hayas venido a mi graduación.
—Ojalá puedas perdonarme.
Negué.
—No hay nada que perdo-
—Sí lo hay, por supuesto que lo hay. El único cobarde he sido yo, lo he sido durante todos estos años y... siempre lo supe pero nunca me molesté en cambiar porque soy demasiado cobarde hasta para eso.
—Papá...
—Pero tú no eres como yo. Jamás permitas que un puñado de gente que no te conoce te imponga su manera de vivir y de sentir porque reprueban tus buenos sentimientos. No vivas asustada solo para complacerlos.
—¿A-a qué te refieres?
—Leí tu carta, Chaeyoung —dijo sacando una hoja doblada del bolsillo de su saco. ¿Cómo es que...?—. Qué pena que tu madre no estuviera en casa. Esa muchacha se encargó de que tus palabras llegaran a mis manos y me obligó a escuchar muchas verdades de las que ya no puedo hacer oídos sordos.
¿Q...?
¿Mina fue personalmente a entregarles mi carta?
—Leer esto me abrió los ojos. Me siento tan enojado conmigo, tan... tan maldito por ser uno de los causantes de tu sufrimiento cuando se supone que como padre debo protegerte —No llores, papá—. Te fallé, te fallé como padre.
—No, no me fallaste.
—Chaeyoung, tú no eres una enferma, tampoco eres una desviada y no me decepcionaste. No hay razón para que te avergüences de ti misma ni para dejar que te humillen, por favor siéntete orgullosa de quién eres. Cuentas conmigo para siempre.
—Mamá dijo que-
—Eres nuestra hija independientemente de lo que haya dicho. Yo hablaré con ella, no te preocupes. Tú procura alcanzar a esa muchacha. Puede que este tren pase por única vez, por eso si lo que sientes es real no lo pierdas por nada del mundo.
Asentí secándome unas lágrimas con el dorso de mi mano y él apretó mi hombro con afecto. Antes de irme, volví a abrazarlo y le agradecí por brindarme su apoyo.
Gracias, papá.
Conversar con él, por muy breve que haya sido, me dió más seguridad.
Salí del gimnacio y empecé a buscar a Mina por todos lados.
"¿Por qué no te alejas de mí y te buscas a alguien más?"
"Porque me gustas."
Piso por piso, revisé cada salón, cada lugar donde creí que podía estar y en donde no también.
—¡Minaaa!
"Seré directa. Serás mi novia."
—¡Minaaa! ¡¡¡Minaaaaa!!! —Gritaba su nombre mientras corría de un lugar a otro.
Fui a la biblioteca, a los sanitarios, a la Dirección, a la cafetería, a los casilleros, al campo de deportes, a las aulas de todos los clubes, a los vestuarios, al patio, a la enfermería, al balcón bajo la campana de la escuela y no hallé rastro de ella.
"Chaeyoung..."
"Sí Mina, soy yo."
"Llegaste. Sabía que llegarías... por mí..."
No iba a rendirme.
Me quité el birrete y volví a subir las escaleras para buscar por segunda vez en las aulas. A lo mejor en mi prisa me había saltado algún lugar.
—¿Dónde estás, Mina? ¡¡¡Minaaaaa!!!
"Solo digo la verdad. Después de la graduación tú me olvidarás y yo a ti."
"¿Quieres apostar a que no? Tú y yo terminaremos casadas y viviendo bajo el mismo techo."
Sentí una opresión en el pecho.
Mina aparece por favor.
No hay manera que te hayas ido sola, no luego de tu discurso. Tus padres siguen en el gimnacio.
"Solo sé que estás en mis pensamientos la mayoría del tiempo, pienso y quiero verte todos los días."
"A mi criterio, todo de ti es lindo y tierno. Eres muy preciosa por dentro y por fuera."
Me senté en un peldaño de las escaleras del tercer piso. No quería descansar pero mis piernas habían llegado al límite mientras las subía por tercera vez.
También tenía que recuperar oxígeno, estaba agotada.
Quiero verte, Mina. Por favor, te lo suplico, déjame encontrarte.
"No quiero que se metan contigo solo por vernos juntas."
"Gracias por preocuparte por mí, Chaengie."
Solté un largo suspiro esforzándome por contener las lágrimas y entonces decidí bajar las escaleras para ir a echar un vistazo fuera del establecimiento.
Caminando por en medio de los casilleros, me di cuenta de que muchos ya se habían trasladado al campo de deportes para tomarse la foto grupal de los graduados más las fotos familiares. Yo seguí con lo mío.
¿Habrá ido a su casa?
Faltando poco para llegar a la salida, me topé con una cara conocida, la de Jimin. Él estaba ahí a un costado.
Iba a ignorarlo como al resto, tenía mucha prisa.
—Son —Oí que dijo al pasar por su lado—. ¿Buscas a Mina?
—¿Sabes dónde está? —Volteé.
—La seguí para despedirme. Ella fue amable conmigo por primera vez.
—¿Dónde fue?
—No lo sé. La vi yendo al final del pasillo del último piso.
—No hay nadie, ya me fijé dos veces.
—¿Y en la terraza?
—Ahí tam... ¡Rayos! ¡Cómo no se me ocurrió antes! —Me di un golpe en la frente.
Ahí mismo me eché a correr con todas mis fuerzas.
¡Qué idiota soy, fue el primer lugar al que debí haber ido!
—¡Suerte!
Espera Mina, allá voy.
"Por favor no juegues conmigo."
Salté de a dos los peldaños para llegar más rápido, siempre sujetándome de la baranda de la escalera.
Esta era la última vez que correría por los pasillos de la escuela.
"Solo por esta ocasión finjamos que habita un sentimiento mutuo en nuestros corazones, que nos hacemos bien..."
En el último pasillo resbalé. Sin embargo no había tiempo para el ardor de un raspón en la rodilla. Tras recuperar un poco de aliento, continué a trote. Solo faltaba la última escalera.
Si estás allí, ¿significa que me viste buscándote en el campo de deportes y detrás de las gradas?
Por favor dime que sigues ahí, que no te fuiste.
"Pienso que el amor es un misterio en sí mismo; no sabemos cuándo llega ni cuándo se va."
Sus palabras seguían reproduciéndose en mi cabeza.
"No sé dónde estoy parada... Siento que todo lo que hago está mal y ya estoy harta de tantas vueltas."
"JAMÁS seré madre de una homosexual."
"Estoy aquí para ti. Este dolor pasará, deja que pase. Estoy aquí contigo Chaeyoung."
Luego de pisar el peldaño más alto, envolví la manija de la puerta y la empujé sin pensarlo.
Penúltimo capítulo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro