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Capítulo 61

Narra Chaeyoung.

Tal y como nos lo propusimos, toda la semana estuvimos ful taim con el estudio. Empezábamos a eso de las cinco de la mañana y no parábamos hasta quedarnos dormidas. Mina fue prácticamente una profesora particular para Dahyun y especialmente para mí que me costaba más entender.

Hasta para el examen teórico de Educación Física me ayudó, me dió mucha avena para mantener fuerte mi memoria y ser capaz de memorizar los nombres de todos los huesos del esqueleto humano ¡y sobre todo las fórmulas de todas las ecuaciones de matemática, física, química y ciencias!

Pero lo más mega hiper super dificilísimo, casi una misión imposible sin duda ha sido memorizar todos los elementos de la TABLA PERIÓDICA. Ya soy winner solo por eso.

Creo que ya estoy lista. Aprobaré y haré que te sientas orgullosa de mí Mina.

Pero vamos a lo más importante del día de hoy, así es, ya es sábado eso significa solo una cosa, que tendré mi paseo con la pingüina más hermosha del mundo.

U//w//U

—Chaeee.

¿A dónde iremos? Todavía no me lo dijo.

—Chaee.

Estoy ansiosa por saberlo.

—¿Chae?

¿Será muy apresurado si le pido que volvamos? ¿Qué diría Dahyun? Que no meta la pata seguro.

—¡Chae!

¡Ah, la puerta!

—¡Pasa, Mina! —Me incorporé de golpe en la cama, peinándome un poco el cabello con las manos.

—Buenos días.

Qué vergüenza, yo aún en la cama como holgazana y ella ya está lista. Oh no, creerá que lo olvidé.

Me quité el edredón de encima para salir de la cama, pero antes de que tomara las muletas Mina se me adelantó y se sentó a mi lado.

—Oye, con calma. Es sábado así que puedes dormir un poco más. He sido muy exigente contigo estos días y has trabajado de manera tan ardua... Olvidé que debes reposar adecuadamente también. Disculpa.

¡Ah?

—¿Pero y el paseo? —¿Me trolearon?

—Eh... De eso venía a hablarte. Tendremos que posponerlo, lo siento Chae. Surgió un imprevisto y ahora debo ir a ver qué sucede.

—¿Pasó algo grave?

Desvió su mirada enseguida hacia un costado. Parecía insegura sobre si contestar o no.

—No. Se trata de mis amigos. Sana les reveló algo a Nayeon y a Mark y no se lo tomaron muy bien. Me llamaron, debo ir a evitar que discutan por una tontería —Contó sonriendo, restándole importancia—. De paso me aseguraré de que hayan estudiado. No te molesta, ¿o sí?

—Claro que no, son tus amigos. probablemente haría lo mismo por Dahyun.

—Qué bien. Podemos...

—¿Salir otro día? —pregunté por lo bajo jugando con mis dedos, evitando verla directamente a los ojos.

—Claro. Bueno —Se aclaró la garganta. Un momento, ¿está sonrojada?—. Ya me voy. Solo serán unas horas, trataré de no demorar.

—Mina —Tomé su mano antes de que pudiera ponerse de pie—. E-estás muy bonita —dije posando tímidamente mi otra mano en su mejilla derecha—. E-eh...

Está mirándome los labios, ¿qué hago?

¿Qué diría Dajiun?

Basta, no necesitas un guía, solo déjate llevar por los sentimientos y deja que fluya.

Aferré muy suavemente mi mano sobre la suya y mientras iba acercándome con los labios abultados y los ojos cerrados a su rostro empecé a sudar más y más.

¡¿Qué...?! ¡¿Por qué sudo tanto de repente?!

Creo que estoy pensando demasiado en esto, no está siendo muy espontáneo que digamos.

—¿Mh? —No recuerdo que la cara de Mina fuera tan esponjo... Una almohada. Tenía una almohada en la cara. Joder.

Su risa fue todo lo que oí y aunque era hermosa yo seguía confundida.

—¿Qué es gracioso, pingüino?

—Tú cara jaja —Aplaudió de la risa.

La que te gusta.
La que te gust
La que te gus
La que te gu
La que te g
La que te
La que t
La que
La que v
La que ve
La que ver
La que verg
La que vergü
La que vergüe
La que vergüen
La que vergüenz
La que vergüenza.

En serio, qué pena doy.

—Vuelvo en un rato —Avisó desde la puerta—. Mamá está haciendo el desayuno por si la necesitas. Descansa —Y se fue.

Suspiré con frustración.

Genial, lo echaste a perder de nuevo. No te sorprendas si te rechaza.

No, tranqui.

Lo hará si sigues comportándote de manera tan desafortunada.

Es parte de mi encanto.

Un encanto es lo que vas a necesitar cuando deje de fijarse en ti por favor.

Ya quisieras. Aish, ¿por qué discuto con mi propio cerebro?

Se llama conciencia.

¡Lo que sea!

—Mejor sigo durmiendo —Volví a entrar a la cama y arroparme con el edre...— ¡No! —Retrocedí en mis acciones— Solo quedan dos días para los exámenes. Tengo que aprovechar cada minuto para repasar y no olvidarme de nada. Pero primero lo primero, el desayuno.

¿Mina habrá desayunado? Espero que sí. No es sano saltearse las comidas, el doctor me regañó por eso la última vez.

Luego de pasar por el baño me fui a la cocina. ¿Mencioné que Mina me compró un cepillo de dientes como el de ella? Pues lo hizo.

—Buenos días —Olía a panqueques.

—Buenos días, Chaeyoung —Saludó la señora Myoui arrastrando una silla junto a la mesa—. Apuesto a que sentiste el olor de los panqueques.

—Jeje... Zi.

—Ponte cómoda, ya saco unos para ti.

—Gracias.

Muy amablemente me alcanzó una taza y colocó el plato con panqueques sobre la mesa mientras yo me servía café.

—El sol ha salido después de muchos días —comentó antes beber de su respectiva taza.

—Es cierto.

—¿Quieres llamar a tu amiga para salir un rato? Debes estar cansada de tanto encierro. El hospital ha sido el único sitio que has visitado desde que llegaste.

—Jeje... —Sí, ese era el plan de hecho; salir con Mina— Hemos invertido casi todo nuestro tiempo en estudiar para los exámenes, puedo salir después, no pasa nada, lo importante es aprobar.

—Mina me contó que te extraerán el yeso el lunes.

—Síp, pasaré por el hospital después de la escuela.

Iba a darle otro sorbo a su cafe pero se detuvo antes de hacerlo.

—Tengo que agradecerte, Chaeyoung.

Yo la miré sin entender.

—Nunca había visto a mi hija actuar con tanta voluntad, dedicación y predisposición para lograr algo y menos para alguien más, pero creo que el que seas tú es la razón que la mueve. Me di cuenta de eso desde que empezó a andar contigo. He observado que no es la misma chica de hace un año, no sé cómo explicarlo, mucho en su personalidad cambió, de buena manera, y es gracias a ti. Has sido una influencia muy positiva en su vida y te lo agradezco.

Negué.

—Soy yo quien debe agradecerle a usted y a su esposo por brindarme su ayuda.

—No es nada. Independientemente de lo que haya pasado entre mi hija y tú te considero una buena persona, y me encantaría verte con ella como pareja.

—También quiero eso —Agaché la cabeza jugando con la cucharita de metal.

—¿Y qué las detiene? —No lo sé— Conozco a mi hija y sé que no se preocuparía de este modo por alguien que la hubiera engañado. No digo que sea rencorosa pero tiene un orgullo bien consolidado.

—No engañé a su hija. Pero sí la decepcioné. Ahora estamos empezando a llevarnos bien de nuevo —O eso creo— , no sé si eso sea suficiente.

—Te diré algo acerca de Mina —La miré con atención disfrazada de curiosidad—. Ella nunca dice lo que realmente siente, porque es orgullosa y porque es su manera de proteger sus sentimientos. Cuando reniega de ellos es porque perdió el control y explota. Sucedía a menudo cuando era pequeña y en su adolescencia solo la hemos visto una sola vez perder el control.

—¿Por mí?

Alzó un poco las comisuras y dejó la mesa para ir por más panqués.

Demonios.

Pensé que seguiría hablándome de su hija pero no, cambió radicalmente de tema y yo fingí escucharla. No podía dejar de pensar en Mina ahora.

—Oh, olvidé que dejé ropa en el secarropa. Tengo que hacer las compras también.

—¿Quiere que la ayude? —dije levantádome de la silla.

—Claro, puedes llevar la ropa a la habitación de Mina. Olvidé que está arriba. No importa, te ayudaré a subir las escaleras y de paso puedes tomar un libro de su estante, debes estar aburrida de ver televisión todos los días.

—No, por favor —Bueno, solo un poco.

Una vez allí, la señora Myoui dejó la ropa seca sobre la cama. Dijo que Mina prefería plancharla por su cuenta.

Nunca antes había estado en su cuarto y desde que me hospedaba aquí era la primera vez que entraba a esta habitación. Boquiabierta, miré con asombro todo a mi alrededor. Rosa pastel de esquina a esquina. El blanco complementaba.

—Ahí están —Indicó señalando el estante junto al equipo de música—. La mayoría son de fantasía y ciencia ficción, puede que haya algo de tu interés. Los de Harry Potter están arriba.

—Pero... Pero... Ehm... Estas cosas... son de Mina.

—Descuida, no le molestará que tomes un libro para leer.

—Bueno —Si usted lo dice.

—Yo iré a hacer unas compras. No me tardo.

Ok...?

Supe que me había quedado sola en la casa cuando escuché el ruido de la puerta principal cerrarse.

No dejaba de azorarme el hecho de estar en el cuarto de Mina. Era mucho más ordenada y estética de lo que demostraba, el color rosa no dejaba de sobresalir entre los demás. Tenía muebles grandes y muchas otras cosas pero no iba a tocar nada, no era correcto. Me concentré en buscar entre las filas de libros algo que...

¿Qué fue eso?

Un cuaderno se había caído mientras hurgaba en la fila del medio. Estaba forrada con una tela felpuda de color rosa y llevaba un pequeño candado... abierto.

—¿Qué será? ¿Un bolígrafo? —Sí, traía uno también.

Antes de que algún pensamiento indebido cruzara por mi mente lo devolví al estante.

...

¿Por qué...? No, no.

Sacudí mi cabeza.

Solo era un cuaderno. Nada más.

Pero... pero...

¿Nunca vi un cuaderno en mi vida o qué?

Pero es que ese... ¿Por qué traía un candado? Y estaba camuflado con los demás libros.

¡AISH!

¿Qué hago? ¿Era un diario íntimo, no?

Solo quiero saber si es un diario, no lo voy a leer.

Eso no es nada malo.

Además creo que guardé mal el bolígrafo.

—Solo una hojeada rápida y ya.

Volví a sacarlo y me acomodé en una silla desocupada.

Ooof.

Con mucho cuidado le quité el candado y despacio empecé a leer.

—Diario de Myoui Queen Mina.

Tal y como deduje.

Le di la vuelta a la otra página.

"Querido diario:
Me llamo Mina y tengo nueve años.
Vamos a ser mejores amigos".

Continué con la siguiente.

"Querido diario:
¿Por qué las niñas del salón son tan tontas? No las soporto. Hay una niña fea que me cae muy pero muy mal".

"Querido diario:

A Nayeon le compraron una muñeca nueva y ya la rompió. Tiene muchas pero dice que si su papá se entera ya no le va a comprar más.
Esa niña fea otra vez, todo el tiempo se pega a las maestras como chicle. No me gusta".

"Querido diario:
Quiero que se vaya. Se hace la bebé con su mochila de gatos. ¿Por qué no repitió si no sabe nada?".

"Querido diario:

La maestra me retó porque empujé sin querer a esa niña tonta. Me voy a vengar".

Habían muchas partes rayadas.

"Querido diario:

¡Mañana es mi cumpleaños y me harán una fiesta! Invité a todo el salón. Ya quiero abrir mis regalos".

"Querido diario:

¿Por qué no vino? Dejé la tarjeta de invitación en su mesa. Entonces por qué no está aquí. La odio, por su culpa rompí mis regalos y ahora mamá y papá creen que no me gustó la fiesta. ¡LA ODIO, LA ODIO!".

Algunas partes de la hoja estaban ásperas, como si hubieran goteado agua o... derramado lágrimas.

Me salteé algunas páginas.

"Querido diario:

No soporto a Tzuyu ni a su bicicleta. No vive tan lejos del instituto y sigue dándole aventones. Las detesto a las dos."

"Querido diario:
Cada vez escribo menos. Como ya tenemos catorce Sana dice que es de niñitas tener un diario. Hay un chico muy lindo en la escuela, le decimos BamBam porque su nombre es más difícil que recitar el alfabeto griego al revés".

...

"Querido diario:
¡Adivina qué! ¡BamBam me pidió ser su novia! Obvio que acepté, es el chico más popular del insti!".

Me salteé más páginas.

"Querido diario:

BamBam me llevó a su casa después de la fiesta y lo hicimos por primera vez. No fue la gran cosa pero ya qué, pasaría tarde o temprano, ya nadie es virgen a los diesciseis".

Ugh.

"Querido diario:
Escuché que quieren invitar a salir a esa idiota. Me hierve la sangre, ella no tiene que estar con nadie".

"Querido diario:
Ya no soporto a BamBam.

Muchas hojas estaban arrancadas.

"Querido diario:
Como sabrás, me gusta otra persona así que terminaré con BamBam. Hablaré con él mañana, después del campeonato interescolar".

Fue aquella vez.

"Queriod diario:
Me comfese dios me confesé, ya lo sabe eya sabe que me tiene loca. Ahhhhh

Mi lindo tigresito, baby tiger, cbeza d honguito, chaengieee, me gustas tanto boo".

Oh...

"Querido diario:
Ya casi no escribo. Hoy tuve un sueño que de alguna manera me trajo de nuevo a ti. Soñé con esa niña que tanto decía odiar cuando era pequeña. Soñé con...

—Chaeyoung, ¿sigues ahí arriba?

¡Ah! La señora Myoui.

De inmedito cerré el cuaderno y lo regresé rápidamente al estante.

Se oían sus pasos subiendo las escaleras así que agarré el primer libro que mi mano alcanzó.

—Qué tal, te entretuviste tanto que te olvidaste de los panqueques. ¿Encontraste algo interesante? —Sí, mucho— ¿Qué estás leyendo?

—Ehh... Los juegos del hambre —Leí el título—. No sabía que la película estaba basada en un libro —Por supuesto que lo sabía.

—Te sorprendiste. ¿Te ayudo a bajar así lees cómodamente en la sala o en tu habitación? O mejor aún, me haces compañía en la cocina mientras hago el almuerzo.

—Está bien.

Permanecí en la cocina hojeando el libro en silencio. Me quedé con las ganas de terminar de leer aquel diario. ¿Qué era lo que escribía durante el tiempo que fuimos novias? Nunca lo sabré. ¿Y quién era esa niña que tanto detestaba? A ella no le agradaba casi nadie.

Tantos dibujos de gatos amarillos.

—Chaeyoung.

—Eh, ¿S-sí?

—¿Puedes ir a fijarte quién está tocando el timbre por favor? El salmón ya casi está listo y debo sacarlo del horno ni bien suene el reloj.

—Claro, enseguida voy.

Dejé el libro sobre la mesa y sosteniéndome de mis muletas fui en dirección a la puerta.

—Hola —Saludé incoscientemente al abrirla.

—Hola, Chaeng.

—Somi...

Sinceramente era la persona que menos esperaba ver hoy, menos que viniera personalmente hasta acá. Después de la breve conversación en la plaza tuve la impresión de que estaba muy enfadada conmigo.

—Te sorprende verme por aquí, supongo. Lo siento, debí avisarte con antelación.

—No, no es eso. Bueno, para ser franca creí que estabas muy enojada conmigo.

—¿De verdad? Yo pensaba lo mismo de ti. Es decir, no te hablé bien el otro día, me enfadé y dije cosas de las que me arrepentí después. No estuve bien en aquel entonces, es todo lo que puedo decir ahora. ¿Quieres ir a caminar un rato?

—Ehh... ¿Caminar?

—Debes estar ocupada. Lo siento-

—No. De hecho no —Sonreí tensa—. Ya regreso, tomaré una chamarra y vuelvo.

En efecto eso hice. Le dije a la señora Myoui que era Dahyun y que iríamos a dar un paseo por ahí. No estaba bien mentir pero solo serían unos minutos así que no contaba ¿no?

Tres o cuatro de eso minutos nos las pasamos caminando lentamente en silencio. Yo quería hablar pero sentía que cualquier palabra que dijera podía angustiarla.

—Gracias por aceptar venir —Se detuvo—. No sé por dónde empezar, hay tantas cosas quiero decir.

—Tómate tu tiempo. Te escucharé de principio a fin.

Ella asintió y reanudamos nuestra caminata.

—No obtuve la dirección de tu paradero de manera correcta. Presioné a Dahyun y para que me lo diga y me siento avergonzada por ello.

—Ya me lo dijo y no estoy para nada molesta si eso piensas —Solté una risita de incomodidad—. Agradezco tu preocupación y que no le hayas pasado la dirección a nadie más.

—Jamás lo haría. Si lo consideré fue por un instante de estupidez.

—No sabía que mi madre te había llamado pero tuve que haberlo inferido, debió revisar mi lista de —Siete— contactos. Me disculpo por las molestias.

—No es tu culpa. Si hubiera sabido que la estabas pasando mal con... —Suspiró— Sabes, a veces es más fácil mirar para adentro y culpar a la misma persona por todo lo malo de afuera. Me enfoqué solo en cómo yo estaba transitando mi orientación que ignoré por completo cómo podían sentirse los demás. Sin darme cuenta me volví antipática y me revictimicé porque en mi mundo yo era la única que estaba sufriendo.

—No, eso no es-

—Sí lo es. Ahora puedo verlo claramente.

—Ehh... ¿Puedo hacerte una pregunta? —Ella asintió curvando sus labios en una sonrisa—.  Es que te ves... diferente el día de hoy, en el buen sentido, te ves más relajada quiero decir, perdona si me equivoco. Es que me impresiona la calma, lo siento...

—Te insistí tantas veces que fueras sincera conmigo y cuando lo eras me mostraba herida. Ahora te produce tanto miedo serlo porque no quieres lastimarme. Soy yo quien tiene que pedir perdón.

Negué meneando la cabeza.

—Basta de disculparnos por todo. El otro día te veías tan devastada que en serio me asusté mucho.

—Sí, lo estaba. Tuve una no tan pequeña discusión con mi hermana menor. Pero ya lo hemos hablado y todo está bien.

—¿Fue algo grave? Es que de verdad fue un shock...

—Me escuchó en medio de una plática con nuestros padres. Se enojó mucho conmigo y se puso a llorar, eso hizo sentirme la peor hermana del mundo. Pero, como dije antes, ya lo hablamos ayer, y pudimos entendernos y hasta consolarnos mutuamente.

—¿Y de qué conversabas con tus pa...? Lo siento. No me incumbe, no me respondas.

—¿No que ibas a escucharme? —Rió por lo bajo— Es broma.

Tiene razón. Solo cállate, Chaeyoung.

Reí torpemente.

—¿Recuerdas que una vez te invité al parque de diversiones y al final no fuimos?

Asentí segura.

—Por qué no vamos ahora —Propuso.

—¿A-ahora? —Está un poco lejos...— De acuerdo.

No le diría que no.

Somi realmente tenía una vibra diferente. Su aspecto y hasta su manera de actuar eran propios de alguien con un espíritu fuerte y segura de sí misma.

Me alegro mucho por ella y me alegro de que haya resuelto su asunto familiar.

Dentro del taxi charlamos de los exámenes. Me contó que se estuvo preparando con tiempo en lugar de estudiar todo a último momento como quien les habla. Bien hecho, Somi. Me explicó también lo del verbo to be para que no cometiera ningún error y me dió unos tips para recordar la traducción de los verbos en inglés, como relacionarlos con canciones que me gustan.

Alrededor de media hora nos hallábamos frente al Central Park. Somi pagó el taxi y los boletos

Me siento una vagabunda.

—Hm... Sabes qué, apagaré mi teléfono. No quiero distracciones durante nuestra cita de juegos.

—¿Cita de ju-juegos?

—Así es, pienso subirme a todos los juegos, así que por favor tenme paciencia.

Sé que lo decía porque, salvo a uno o dos, no me permitirían acompañarla a los demás juegos, por mi pierna obviamente.

—Jaja, se te revolverá el estómago —En serio, se le revolverá.

—Por eso mismo no comeremos nada aún.

—Está bien, pero si sales volando no me culpes eh —Bromeé.

—Qué mala. Me da igual porque ¡tengo muchas fichas! Que empiece el juego dijo Jigsaw.

Reímos y fuimos al carrusel, luego a las tazas giratorias y a lo botes que se movían. Yo solo la miraba y de alguna forma me divertía con ella viéndola caer repetidamente y reírse de sí misma.

Se bajó de los botes despeinada y con la respiración acelerada, pero manteniendo su sonrisa en todo momento. Yo la esperaba sentada con una botella de agua.

—Tengo mucho calor pero si me desabrigo me engriparé —dijo muy agitada todavía.

—Creo que deberías descansar un poco. Literalmente has rebotado de un juego a otro, si no paras te desmayarás.

—Jaja... Es verdad. Solo uno más y ya.

—¿Estás segura? —Asintió haciendo cara de perrito— ¿Y a cuál juego quieres subirte ahora?

—¡La montaña rusa!

Treinta minutos después... 🎢

—¿Somi? —Golpeé la puerta del baño. Llevaba largo rato ahí adentro— ¿Estás bien? Si necesitas ayuda puedo llamar a alguien...

De repente la puerta se abrió y Somi salió sosteniéndose la cabeza, el ceño fruncido pero con la sonrisa intacta.

Entre quejidos fue lavarse las manos y a mojarse la cara.

—Somi...

—No te preocupes, solo es un mareo. Giré demasiado. Que bueno que no comí nada o lo hubiera devuelto.

—Mejor no pienses en comida. El sol ya se está ocultando, creo que será mejor volver antes de que te descompongas.

—Solo uno más y ya, por favor, por favor —Me suplicó pegando sus manos entre sí.

—¿A cuál? —Suspiré resignada.

El Central Park era un parque bastante espacioso lleno de juegos entretenidos para todas las edades. Muchas veces había ido al parque de diversiones pero muy pocas a este. Y en esas contadas veces que vine me subía a los mismos, a casi todos, pero nunca, que yo recuerde, a la rueda de la fortuna. Y aquí habían dos.

—Es hermoso, ¿cierto?

—¿Huh? —Balbuceé perpleja, sin despegar la mirada del paisaje de la ciudad.

—El atardecer a esta hora y desde esta altura, es algo único en el mundo.

Asentí boquiabierta. La vista era increíble, estaba segura que ni la cámara más cara del planeta podría captar esta imagen, era imposible. Los colores de la naturaleza como los del ocaso o el crepúsculo existían solo para ser apreciados por el ojo humano en tiempo real.

Si me acercaba más al cristal de la cabina podía sentir que volaba. Volaba hacia el sol.

—Chae... Chaeyoung.

—Um, ¿sí? —respondí desviando por un momento la vista del paisaje. Su semblante era más sereno y la luz anaranjada del sol se reflejaba en su rostro como seguramente en el mío.

—Aquella vez que te invité al parque tenía en mente confesarte lo que sentía en este lugar. Ahora quiero decirte otra cosa —Rayos—. ¿Recuerdas que antes de invitarte al parque te hablé del deseo de mi padre de que siga mis estudios en Canadá?

Asentí preocupada.

Presiento algo.

—Dime que pudiste convencerlos de quedarte.

—Siempre significó una opción para mí, Chaeyoung. Me preguntaste antes de venir de qué hablaba con mis padres cuando mi hermana nos escuchó y entristeció en un principio.

—Somi, tú-

—Me iré a Canadá.

...

¿...?

¿¿...??

¿¿¿...???

¡¡¡¿¿¿...???!!!

¡¡¿¿¡GUATTT???¡¡!

—¿Q-qué? No... ¿Por qué? ¿Es por mí, verdad? Por mi cu-

—No —Aseveró—. Es porque mi lugar no está aquí. No hay nada que me haga sentir que pertenezco a este lugar, a este país. Es algo personal, difícil de explicar con palabras. Pero ya lo decidí.

Sentí un pinchazo en el corazón.

—No puedo creerlo. Primero Dahyun y ahora también te irás tú —Idiota, la harás sentir mal—. Lo siento. Es que... no me lo esperaba. No hace mucho me enteré de que Dahyun se mudará y... pensé que ya lo había asimilado pero es un proceso.

—Sí, es un proceso. Pero esto es un cambio y muchas veces los cambios son positivos y necesarios para un crecimiento personal.

—Entiendo —Ella negó leyendo mi mente—. No, la verdad es que sigo conmocionada.

El silencio apoderó de nosotras. Agradecí que me diera algo de tiempo para acomodar mis pensamientos.

Entonces Dahyun se irá a Estados Unidos y Somi a Canadá. Yo no tengo techo propio, ni trabajo, solo un par de muletas.

Genial.

¿Cómo debo sentirme? Porque no comprendo en qué momento todo dió tantas vueltas.

—Te pido disculpas —Soltó de pronto y yo presté atención con mis ojos húmedos—. Por reprocharte en tu casa cosas de las que no eres responsable, por entrometerme de más sin darme cuenta, por juzgar y prejuzgarte a ti y a las personas que son importantes para ti, por ser tan cabeza dura a veces, por haber elegido distanciarme luego de saber que salías con Myoui, por decirte que tu mejor amiga se mudará antes de que pudieras oírlo de ella, discúlpame por tardarme tanto en entender que me quieres solo como amiga, que no depende de ti, por no escucharte antes de deducir todo por mi cuenta, por tardarme en llevar hielo a la tienda durante el campamento, por...

—Te quiero, Somi. Eres una chica maravillosa. Siempre lo dije y siempre lo diré.

—Por... por... —Sus ojos estaban llorosos—. ¿Puedo abrazarte?

Asentí con tristeza. También quería abrazarla.

Abrazarnos después de mucho tiempo y el saber que también se marcharía a otro país convertía este abrazo en probablemente uno de los últimos.

Ya sé que los cambios tienen que pasar pero... No tengo muchos amigos.

Tengo mucho miedo.

Somi me miró a los ojos sin separarse de mí. Lucía realmente conmovida.

—¿Puedo hacer algo por última vez?

¿...?

No supe cómo reaccionar. Me miraba profundamente y en cuestión de segundos su rostro se acercó más y más al mío.

Cerré con fuerza mis ojos. Los segundos fueron eternos.

Y lo sentí, el beso en mi mejilla derecha.

Abrí los ojos completamente confundida y atónita.

—Gracias, Chaeng —Sonrió cándidamente—. Gracias por ser mi amiga. Deseo que seas muy feliz con Mina. No dudes de lo que siente tu corazón y sólo escúchalo, si la eliges a ella es porque es la indicada.

Somi...

Entre abrí mi boca inútilmente para tratar de decir algo.

—Hay que bajar y comprar algo para comer en el camino. Vamos, Chaeng. 






Narra Mina.

—¡Dinos, ¿sabías que Sana se mudará a Japón?!

Mierda. Empezamos fuerte.

—Eh... Se... Bueno...

—¡¿SÍ O NO?!

—Sí, claro que lo sabía. Me enteré no hace mucho —Le contesté a Nayeon.

—¡¡¡No puedo creerlaaaa!!! —Mark cayó de rodillas al piso. Qué dramáticos.

Sana se abrazaba a sí misma en una esquina del cuarto. Qué cosas le habrán dicho antes de que yo llegue.

—¿Es en serio? ¿En lugar de desearle éxito se pondrán a patalear como niños chiquitos y le dirán estupideces? Cada día se superan.

—¿CÓMO ESPERAS ESO CUANDO NOS LO OCULTÓ POR... POR CUÁNTO TIEMPO SANA?

—¡HABLA TRAIDORA!

—¡Vete al diablo, Mark! ¡Largo!

—¡Con mucho gusto! Ustedes continúen con sus secretos.

—¡¡¡Claro que sí, ahora hablaremos de como es que estoy considerando la propuesta de Sana de irme con ella a JAPÓN!!!

...

..

.

CA-RA-JO.

Cerré los ojos agarrándome la frente para no verlos.

Todo era silencio.

Ay no.

—Vámonos, Mark. No tenemos nada que hacer aquí.

¡#*$&$$!

No intenté detenerlos, sería en vano.

Terminé de cagarla.

—Supongo que ya está —Musitó Sana sentándose en el borde del sommier. Yo la imité en silencio.

—Me llamaste y empeoré todo —Exhalé con fastidio.

—No. Yo me equivoqué, tuve que decírselos antes pero preferí callar por ¿temor? a cómo podían reaccionar. Y lo arruiné.

—Están siendo muy infantiles. Pero hablaré con ellos.

—No.

—¿Cómo que no? No podemos pelearnos, menos cuando falta tan poco para graduarnos. ¿Qué haremos?, ¿ignorarnos? Qué ridículo. Un viaje no echará a perder años de amistad y unión.

—Sabes que Nayeon odia que le oculten secretos desde que sus padres le ocultaron por tres años que se habían divorciado. Y Mark, somos sus únicas amigas y las únicas personas que lo entienden.

—Entonces qué.

—Vayamos despacio y démosles espacio para digerir las últimas noticias.

Me dejé caer para atrás. ¿Por qué todo era un nudo atrás del otro?

Debí quedarme en casa con Chaeyoung.

—Entonces, ¿todavía lo estás considerando?

—¿Eh?

—No quiero apresurarte pero necesito tu respuesta porque voy reservar boletos mañana. Pienso viajar en una semana, inmediatamente después de la ceremonia de graduación.

—¿¿¿Qué??? ¿Por qué tan pronto? —Me incorporé.

—Sabes, uno no se muda de un día para el otro y ya. Tengo que instalarme en mi nueva casa y si no me siento cómoda voy a tener que buscar otra, lo que implicará tiempo y dinero. También tengo que hacer los trámites administrativos para la universidad y organizarme con el tema del trabajo en la franquicia de perfumes de mi tía, entre otras cosas. Y tú también en caso de que vengas conmigo.

Vaya.

—Supongo que me lo estaba tomando con demasiada tranquilidad.

-—¿Cómo van las cosas con Son? —preguntó colocando almohadones para echarnos como si fuera un sofá acolchado.

—Bien... Es por ella que dudo. Ella es la razón de todo —En mi vida.

—Explícame eso.

—Pues, estaba convencida de que no quería estar aquí ni en ningún lugar, pero principalmente no quería estar cerca de ella. Mi cabeza era un caos total porque por algún motivo todo lo que sucede con Chaeyoung repercute en mí. Mi mente estaba rota y sentía... no, no sentía nada precisamente, ni el dolor físico porque ya no tenía alma.

—¿Y ahora?

—Y ahora... Desde que se queda en mi casa y la veo todos los días todo se siente mejor, mucho mejor. Cuando nos quedamos dormidas estudiando en su cuarto y despierto con ella y los libros encima es... es como si conviviéramos como una pareja en algunos aspectos. Es absurdo y ridículo pero es como si estuviera viviendo mi propio cuento de hadas. Es tan imperfecta a su manera como yo lo soy a la mía pero juntas somos... —Perfectas.

—No es absurdo ni ridículo si es sano y te hace feliz.

También lo pensé.

—Especialmente estos últimos días sentí una conexión entre ambas, una muy... No sé cómo expresarlo, solo sé que me hace querer que esto valga la pena de nuevo. Creo que lo vale, vale intentarlo...

Ugh, mi teléfono.

Lo saqué del bolsillo delantero de mis jeans ajustados y vi que eran mensajes entrantes. ¿De quién? No sé.

—Número privado —Leí antes de entrar al chat.

—¿Hm? ¿Te escribió un desconocido?

"¿Sabes dónde y con quién está Son Chaeyoung justo en este momento?".

—¿Qué pasa? ¿Por qué pones esa cara? Bloquéalo y ya.

Las imágenes en el chat se descargaron automáticamente.

Me incorporé en borde de la cama.

¿Q...

—En serio, qué pasa.

—Nada —Apagué la pantalla del dispositivo—. Tengo... Recordé algo importante que tengo que hacer, sobre la escuela.

—Mina, mírame, ¿qué pasa? ¿Qué decia el mensaje?

—Nada, solo se equivocó de número.

—Oye, espera-

Luego de dejar el cuarto me fui prácticamente corriendo de antes de que siguiera haciendo las mismas preguntas que yo me estaba haciendo.

¿Pero qué...?

Me sentía muy confundida.

Mientras caminaba apresuradamente, las volví a ver. Eran tres fotos, tres en las que aparecían Chaeyoung y Somi en la puerta de entrada del Central Park.

Frené de golpe.

¿Qué me pasa?

Son amigas. Solo eso y por qué me pongo así. Estoy siendo insegura otra vez.

Ya fue una vez a mi casa, seguramente fue a visitarla y la invitó a salir y Chaeyoung aceptó porque, porque... porque yo le dije que no.

No, Mina. No todo tiene que ver contigo.

—Ya sé —Le marqué a mi madre—. ¡¿Mamá?!

—Sí, ¿dónde-

—Sigo en casa de Sana —Demonios, regula tu respiración o sospechará algo—. ¿Cómo está Chaeyoung? ¿Ya almorzaron?

—Estoy sola en casa. Chaeyoung salió hace rato con Dahyun —Con Dahyun—. Debe estar almorzando en su casa, no te preocupes mucho hija.

—Así que con Dahyun.

—Sí, eso dijo. Son como hermanas, la cuidará muy bien, además salir le sentará bien. Tu padre está en camino, me llamó hace un minuto.

—Okay —Me estremecí—. Nosotras estamos mirando una película, cuando termine regreso. Hasta luego.

Colgué y enseguida busqué el nombre de Dahyun entre mis contactos.

—¿Hola?

—Hola, Kim. Qué tal, solo llamaba para preguntar cómo vas con tus estudios. Deseo y confío en que nos irá bien a las tres.

—Yo también. Voy muy bien, gracias por preguntar.

—¿Has almorzado ya? —Respiré hondo.

—En eso estoy. ¿Ustedes que hacen? ¿Cómo está Chaeyoung? Le escribí temprano y no contestó.

"¿Cómo está Chayoung".

Me agarré el cabello.

—Sí, es que salí temprano y me llevé el teléfono. Entonces sigue con tu almuerzo. Bye.

"Chaeyoung salió hace rato con Dahyun."

Mintió.

Intenté con todas mis fuerzas controlarme pero cuando me di cuenta el celular estaba estrellado contra la acera.

—Calma, Mina, calma —Me froté la cara con fuerza—. CalmA...

¿Por qué mintió? ¿POR QUÉ? ¿Porque no fui con ella, porque no salimos juntas? ¿Por eso te fuiste con ella?

¿Qué escondes? ¿Que escondes, Chaeyoung?

Con mis manos temblorosas recogí el aparato y llamé a un taxi. Una vez adentro, le dije al conductor que me llevara al Central Park.

Tengo que ver esto con mis propios ojos.

Pero por lo visto este NO era mi día.
El tráfico era un asco y no conseguía lidiar con la incertidumbre. Maldijé a todos los vehículos por no avanzar rápido.

—Solo pise el p*to acelerador.

—Disculpe señorita pero no puedo hacer eso, aguarde con paciencia-

—PACIENCIA ES LO QUE NO TENGO, ESTÚPIDO, JUSTO EN ESTE PRECISO INSTANTE SIENTO QUE VOY A EXPLOTAR ASÍ QUE NO ME PIDA PACIENCIA Y ACELERE.

—Disculpe pero existen normas de tránsito-

—ME IMPORTA UN CARAJO LAS NORMAS DE TRÁNSITO. LLEVO DOS HORAS EN ESTE ASQUEROSO AUTO VIÉNDOLE LA CARA DE **** Y ENCIMA TENGO QUE PAGARLE POR ESO.

—Oye mocosa, cuida tus modales-

—SI NO LLEGO ANTES DE QUE SE VAYAN JURO QUE QUEMARÉ SU AUTO DE PORQUERÍA, MALDITO CARA DE MIERDA.

Y el maldito aceleró de golpé haciendo que me azote contra el respaldo del asiento trasero. Pero faltando tan poco para llegar nos quedamos atascados en el tráfico OTRA VEZ.

—Vaya, no es tu día de suerte.

—Váyase al diablo —Le arrojé el dinero en la cara y me bajé del auto para continuar a pie.

No quería pensar en nada más hasta ver a Chaeyoung con mis propios ojos y corroborar que estuviera bien, el resto no tenía importancia si ella estaba bien y me decía qué estaba pasando.

Llegué tan pronto como mis piernas me lo permitieron. Pagué la entrada y con la respiración agitada la busqué entre la multitud.

Me sentía como una niña perdida y asustada en el parque de diversiones. Recorrí en todo el área, la busqué en cada persona y no hallé rastro de ella.

—Disculpa, ¿buscas a alguien? —Me habló de pronto un empleado del parque en un disfraz de oso— Es que noté que andas de aquí para allá.

—¡Sí! De hecho quedé en encontrarme con alguien, alguien sin batería en el teléfono.

—Entiendo. Pasa seguido, el parque es muy grande. Te recomiendo que subas a la rueda de la fortuna y mires desde allí, tal vez tengas más suerte.

—Eso haré. Gracias.

Suerte. Primero el taxista y ahora éste.

Me subí a la rueda con la fila más corta sin imaginar que me arrepentiría. No estaba teniendo éxito, no distinguía la figura de Chaeyoung en ninguna parte.

Mis manos sudaban mientras apretaba el teléfono.

Tal vez por intuición, tal vez por acto reflejo, volteé a mi derecha donde la otra rueda giraba en sentido contrario pero a la misma velocidad, lento, que aquella donde me encontraba yo.

Entonces pude ver la otra cabina justo enfrente de la mía.

Pude verlas.

Chaeyoung y...

Estaban abrazadas. Totalmente ignorantes de mi presencia.

—Chae...

Sonreí o en eso me esforcé.

Solo salieron como amigas, Mina, como amigas.

Sí, por supuesto. Como amigas hasta que Chaeyoung cerró los ojos y como amigas hasta que Jeon acercó sus labios a los de ella.

Quedé estupefacta, mis cuerpo se congeló y mi respiración se entrecortó. Todo a mi alrededor dejó de existir.

No... No era ella, ¿no? No podía serlo. No era Chaeyoung, no era la misma a la que ayudaba a estudiar en casa, la que se pasó estos días diciéndome cosas tan lindas, la misma que trató de besarme torpemente esta mañana. No.

Mi cabina siguió bajando al mismo tiempo que la de ellas subía.






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