Capítulo 57
Narra Mina.
Fui actuando toda normal a la cocina. No iba a especular sobre el tema. Acomodé unos mechones de cabello detrás de mis orejas y entré.
—Hola.
Mamá estaba aquí, eso jugaba a mi favor.
—¿Acaso saliste más temprano? —Cuestionó mi padre, chequeando la hora en su celular— Cielos, ya es tarde.
—Se nos fue el tiempo conversando. Se supone que irías a buscarla. Te dije que esto del castigo no estaba funcionando.
—Ma...
—Claro que sí, es solo que estaba tan concentrado en esto de la propuesta que perdí la noción del tiempo.
—¿Qué propuesta? —Realmente despertó mi curiosidad.
—Los ejecutivos nos prupusieron convertirnos en socios —What?!—. Si aceptáramos ya no solo venderíamos nuestra línea de zapatos y accesorios de lujo sino que pasaríamos a integrar el órgano de dirección.
—¡Wow! Eso es una excelente noticia. ¿Y lo están pensando?
—Hay ciertas cosas que tenemos que evaluar antes de tomar una decisión de este nivel —Papá continuó—. Nos generaría mayores ganancias, sí, pero las responsabilidades aumentarían, sin contar que el trabajo nos demandará más tiempo. Tendremos que llevar a cabo nuevas ideas, diseños, innovar para incrementar las ventas. Ya no se trataría solo de los números de nuestro negocio sino de toda la unidad empresarial.
—Pero ya casi es un sí.
—Qué bueno —Creo que es un buen momento para hablar—. Eh... Hay algo de lo que tengo de hablarles. Hm... ¿Se acuerdan de Chaeyoung?
—¿La chica con la que salías?
—Sí, ella misma —Maldición.
—¿Le ocurrió algo?
—No, Chae está bien —Joder—. No, en realidad no lo está. Sucede que tiene problemas familiares, hubo una discusión en su casa y sus padres la echaron —¿Estoy mintiendo? Ni yo tengo certeza—. El caso es que hoy la vi en la escuela y la está pasando realmente mal.
—Qué pena por ella. De verdad lo lamento.
—Sí, ma. Es muy... lamentable.
—Y triste. ¿Dónde se está hospedando?
—No lo sé y no creo que sea un buen lugar. Es renuente a recibir ayuda de sus amigas, no quiere que se vean involucradas.
—¿Ella te lo contó?
—Algo así.
—Pobre chica. Y faltando tan poco para graduarse. Entonces está en la calle. No puede ser, las calles no son seguras para nadie estos días, corre peligro estando sola ahí afuera.
Bingo.
—Eso mismo pensé, por eso le propuse que-
—Teníamos entendido que ya no hablabas con esa chica —Papá me interrumpió. ¿Qué significa que se haya cruzado de brazos?
—No, ya no lo hacía, pero hoy-
—Si no mal recuerdo, esa chica es la misma por la que una vez llegaste llorando de la escuela, una de muchas tal vez, por la que terminaste hecha escombros entre mis brazos.
—Querido, ya hablamos de eso.
—Para colmo intentaste mentir con el fin de encubrirla.
—Papá-
—Pese a lo poco que contabas de ella, admito que tenía buenas expectativas por cómo la describías. Pero luego de verte ese día mortificándote hasta más no poder, hecha un mar de lágrimas en el suelo... Fue tan decepcionante.
—No tienes idea de por qué estaba así.
—¿No? Sé que te rompió el corazón y que resultó ser peor que el otro chico con el que salías.
—¿Peor? Estás muy equivocado.
Se paró de golpe.
—Alto, jovencita. No toleraré tus rebeldías. ¿Y piensas que no me doy cuenta de que quieres traerla a vivir a acá?
Carajo.
—Solo serán unos días.
—¿Ah sí? ¿Y qué harás después, volver con ella?
—Y si así fuera qué. ¿Me echarás de la casa?
—Basta. Tienen que tranquilizarse.
—Estás castigada Mina, que no se te olvide. Y no me hables de esa forma, menos por una mocosa que jamás tuvo el valor de presentarse a dar la cara delante de nosotros. ¿De verdad te consideraba pareja suya o-
—¡No conoces absolutamente nada de Chaeyoung! Tampoco las razones de por qué terminamos.
—Entonces, ¿por qué no nos lo cuentas?
—No quería preocuparlos, pero ahora no confío en ti. Te atreves a llamarla cobarde cuando después de aquel episodio no volviste a mostrar interés ni una maldita vez sobre ese asunto, te fue y es más fácil sacar tus propias conclusiones que tener una plática paternal conmigo.
—Me dijiste que no me inmiscuyera en tu vida.
—Y lo sigues haciendo.
—No lo entiendo. No logro entenderte. Tampoco sé si te conozco, te pierdes en las noches, bebes exorbitantemente, fumas porquerías...
—¡Eso fue solo una vez! —Y lo hice para olvidar la espantosa mañana que tuve que vivir gracias a la basura infeliz de Yugyeom— Pero si no quieres ni verla entonces me voy y listo. Con gusto buscaremos otro lugar donde nos acepten por igual-
—¿Nos? Ah... Veo que trajiste a esa muchacha contigo. ¿Dónde está? ¿Afuera? Sigue escondiéndose detrás de ti.
—No-no dije que...
—Si es así entonces esa tal Chaeyon va a escuchar lo que tengo que decirle.
No me dió tiempo a replicar. Se ajustó el cuello de la camisa como si llevara puesta una corbata y se dirigió con determinación a la salida. Mamá lo imitó.
¿Seguirán ahí esas dos?
¡Chae, huye!
Ni siquiera dejaron que terminara de hablar.
—Oye, espera, ¡Noo! —Iba detrás de ellos, pero en mi prisa terminé tropezando con una de las sillas que rodeaban la isla— ¡Mierda, mierda! ¡Mamá, detenlo!
Maldiciendo mientras me sujetaba la rodilla derecha, traté de seguirlos saltando en un pie.
Casi me caigo antes y después de salir de la cocina pero continué, no iba a permitir que mi padre le gritara a Chae por mis errores y de los que ni siquiera estaba enterado.
—¿Esta es la famosa Chaeyon...?
—¡Se llama Chaeyoung! —Corregí en un grito. ¿Por qué nunca lo decían correctamente?
Llegué en un pie al recibidor sólo para presenciar cómo mi padre la sujetaba de la capucha del sueter como si se tratara de un gato al que agarraba del pellejo.
Son le extendía unas flores bastantes familiares a mi madre.
—Mucho gusto...? —Saludó tragando fuerte, sin poder ocultar sus temblores y con su mirada rebotando de mis padres a mí.
Minutos después...
—Disculpa a mi esposo, solo estaba siendo protector con nuestra hija como todo padre cuando su pequeña le presenta a alguien. Ha pasado un tiempo desde la última vez que oímos de ti.
—¿De verdad? Q-quiero decir... Soy yo quien debe disculparse. Le pido una sincera disculpa por presentarme en su casa en estas condiciones —No hizo amego de pararse del sofá. Solo inclinó la cabeza apenada—. También le pido disculpas por haber tomado las flores de su jardín.
Nos habíamos trasladado del recibidor a la sala de estar luego del insustancial roce entre mi padre y Chae. Papá no dijo nada después de soltar su ropa, por el contrario, pegó la vuelta a la cocina entre resoplidos. Mamá, en cambio, nos guió al sofá, yo ayudando a Son a caminar y Kim trayendo las muletas.
Dahyun debió haber arrancado las flores, no imagino a Chae haciendo eso.
—No te preocupes. Iré por la tetera, regreso en un momento —Ni siquiera me vió antes de partir a la cocina. ¿Se enojó conmigo, también? Lo que me faltaba.
Lo que menos deseo es complicar las cosas pero parece que es lo único para lo que soy buena.
Desde mi lugar, me quedé en silencio observando a Chaeyoung, quien tenía las manos a sus costados apretando el borde del acolchado mueble. Su labio inferior temblaba como el mío cuando me contenía las ganas de gritar.
Me urgía saber qué estaba atravesando su mente justo ahora, pero al mismo tiempo no, porque entonces querría despejar sus preocupaciones y no me hallaba con ánimo para dar explicaciones.
De pronto era como una desconocida a la que estaba ¿ayudando? No me gustaba esa palabra.
—Mina, ¿entraste primero para avisarle a tus padres que quieres ayudarme, cierto?
—Sí.
—Y no se lo tomaron bien. No sabían que t-tú y yo... Bueno, que tu y yo...
—Sí saben de nosotras, que salíamos. El resto no tiene relevancia.
—Siento que ya no es buena idea que me quede.
—Chae, tranquila —Kim masculló por lo bajo, sobando su hombro izquierdo. Pero no lo estaba y yo tenía que hacer algo.
Intercambié miradas con Dahyun dándole a entender que quería sentarme junto a Chaeyoung. Ahí mismo me cedió el lugar.
Sin decir nada aún, tomé sus manos entre las mías. Su mirada se instaló en la mía dejando expuesta la tristeza que cargaba secretamente en ellos. Esos ojos, los mismos que siempre solían estar llenos de corazones por tanta dulzura que depositaban, esos mismos ahora suplicaban por protección, socorro, pero yo era la menos indicada.
—Sé que no confías en mí-
—Sí lo hago.
—Entonces quédate.
—Mina...
La reaparición de mis padres hizo que soltara sus manos y regresara a mi lugar anterior.
—Bien —Soltó mi madre tras dejar la charola con el equipo de té sobre la mesa de cristal. Le hizo una mirada a mi padre instándolo a que se sentara, y en medio del silencio se dispuso a vertir el líquido de la tetera en las pequeñas tazas.
Aparentemente logró hacer que cediera.
—Señor y señora Myoui —Chae los llamó y casi me da algo.
—¿Sí? —Mamá devolvió, todavía ignorándome.
—Yo... Sé que no debería estar aquí. Seguramente ya saben que salía con su hija, bueno... Ella era mi novia. Quiero disculparme por no haberme presentado en su momento —inclinó la cabeza por tercera vez desde que entró.
Mis padres intercambiaron miradas entre sí.
—Si lastimé a Mina, nunca fue mi intención y pido perdón por eso —Otra reverencia—. Mina —No digas nada, Chae, no compliques las cosas— , tendría que haberte hablado de esto antes pero eres evasiva conmigo. No lo haré si no quieres oírlo, en su lugar te diré por qué he sido tan cobarde todo este tiempo. Mi madre es... es la persona que más he querido y creía que era la que más me amaba en el mundo pero... pero ella solo ama de mí lo que eligió amar y sólo debo limitarme a ser eso para ella. La razón escondida por la que estaba contigo y por la que terminamos, paradójicamente, era ella, mi madre. Me aterrorizaba por completo que ella llegara a enterarse de mi orientación sexual que... tomé decisiones sin pies ni cabeza que derivaron nada más que en desastres. Todavía soy inmadura pero han pasado tantas cosas que me exigen ser fuerte.
Chaeyoung...
—Como habrás inferido seguro, me fui de mi casa por mi cuenta. Nunca me creí capaz de enfrentar a mi madre y hace un semana cuando hice el intento, me arrepentí. Me arrepentí porque no sirvió de nada, lo único que obtuve fue su rechazo, que ya me veía venir. Ayer escuché una conversación de mis padres que me quitó el sueño por completo, me asustó muchísimo pero terminó siendo el empujón para dejar la cobardía al margen por un momento y hacer algo por mí. Huí entonces. No sé qué hacer ahora, a dónde ir o a quién acudir, mi vergüenza es tanta que me desconozco.
Pestañeé con dolor.
Los colores a mi alrededor se mezclan, mi audición pesa, mi garganta está seca y la ansiedad sube.
No comprendo.
No te comprendo y no puedo... no...
—No quiero desaparecer de la vida de las personas que quiero.
Miré al piso, a su pierna lesa y luego a mi madre alcanzándole una taza con su respectivo plato de porcelana con una expresión maternal.
Mi demora en responder hizo que precisaran hacerlo en mi lugar.
—Estás en resguardo en nuestra casa —Mi padre dijo al fin.
El ambiente era pacífico entre ellos. Hace una hora hubiera sonreído. Hace meses lo hubiera celebrado.
Ahora quiero objetar.
¿Puedes repetir lo que dijiste, Chae?
Que tu madre... que nosotras...
—Llevaré tu mochila al cuarto de huespedes —Excusé para retirarme del living.
No regresé.
Dejé la mochila donde mencioné y salí de casa en silencio.
Una sensación familiar se manifestaba en mi pecho. Mis pies andaban por sí, al punto de tropezar más de una vez, yo solo era consciente de cuánto me estaba costando respirar.
"¿C-cómo le dijiste a tus padres que... ya sabes... te gustan las chicas."
Ahora...
"Dime, ¿no sentiste miedo de que te rechazaran o se enfadaran contigo?"
Ahora entiendo por qué estaba tan intrigada.
Y aquella vez...
"¡Ya tuve suficiente de ti y de tus amenazas y chantajes!"
Mis amigos y yo, durante años tuviste que aguantarnos, y luego Yugyeom, BamBam y su equipo, todo mientras lidiabas con la homofobia de tu madre.
Si te quiero, ¿por qué era así? ¿Por qué sigo siendo tan aborrecible?
"Te odio".
Lo dijiste en serio esa vez.
—Me odiabas.
Me topé con un árbol tan seco como mi corazón.
—Me odiabas —¿Por qué estoy llorando sin tenías motivos más que suficiente para hacerlo?— ¡ESTÚPIDA! —Golpeé el tronco— ¡CÓMO ME ODIABAS SI YO TE QUERÍA, SI TE QUIERO! ¡TENÍAS QUE DARTE CUENTA DE MIS SENTIMIENTOS PORQUE YO SOY UN MALDITO ASCO PARA EXPRESARME! —Mis puños, mis codos ardían pero la ira era mayor— ¡ERES UNA MIERDA POR RECHAZARME Y YO SOY LA PEOR MIERDA POR OBLIGARTE A ESTAR CONMIGO! —Pulsaciones en mi cabeza me hicieron parar. Mi nariz sangraba y el aire frío me producía ganas de estornudar.
Ahora me apoyaba en el árbol que hasta hace unos minutos golpeaba sin cesar.
"La razón escondida por la que estaba contigo y por la que terminamos, paradójicamente, era ella, mi madre."
—Ya no me odiarás más Chaeyoung, te lo prometo.
Una vez les pregunté si querían que Mina y Chaeyoung terminaran juntas. Ahora les pregunto: ¿Deberían terminar juntas?
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