Capítulo 46
Narra Chaeyoung.
—¿Y si solo tomo una aspirina?
—No, cariño, tienes que tomar lo que recetó el médico.
—Pero mamá...
—Nada de peros —finalizó alcanzándome el medicamento y el vaso con agua. Sabía horrible pero no tenía opción—. Chaeyoung —Me acarició el cabello— , a partir de hoy no apartaré mis ojos de ti, te cuidaré mucho más mi angelito. Siento que lo que te pasó fue en parte responsabilidad mía.
—¿Qué? No, mamá, no digas eso. Lo que pasó no tuvo nada que ver conti-
—Si te hubiese ido a recoger no habrían intentado secuestrarte —Así es, les dije a mis padres que unos rufianes quisieron secuestrarme, que corrí hasta un callejón y me golpearon. No mentí salvo al decir que no los conocía. Pese a mi carente habilidad para mentir, me creyeron— y sí tiene que ver conmigo. Todo lo que te pase siempre nos atañerá a tu padre y a mí.
—Lo sé. Solo no quiero que sientas alguna clase de culpa por esto.
—¿Sabes? —Acercó una silla a nosotras y se sentó— , cuando te veo a los ojos tengo la sensación de que quieres decirme algo. ¿Estoy en lo correcto?
Carajo.
Ejem... Ejem...
¡CARAJO!
—M-mamá, no-no sé-
—Conozco a mi única hija mejor que nadie y conozco esa mirada. Si tienes algo que decirme, este es el momento, confía en mí —No, mamá. Yo no estoy lista para decirlo y tú no estás lista para escucharlo—. ¿Es sobre ese día? ¿Acaso reconociste la cara de uno de los sujetos?
Negué cabizbaja.
—Está bien, no te presionaré. Es mejor que ya no pensemos en eso. Tu recuperación es lo más importante.
—Mamá.
—¿Sí, mi retoñito?
—Eh... —Sentí el sudor formándose en mi frente y en mi sien. Deseaba contárselo pero no era un buen momento. Creo.
¿Esta es mi chance?
¡Qué diablos, NO!
Ya estaba a punto de fingir un desmayo súbito con tal de escapar de esta situación. Por suerte, justo cuando estaba a punto de hacer la peor actuación de mi vida, mi padre apareció por la puerta.
—Buenos días hija.
—Buenos días papá —Me apresuré a contestar—. ¿Vas a alguna parte? —Traía sus lentes de conducir.
Ninguno de los dos había salido desde mi incidente, ni para ir a la mueblería, por eso me llamaba la atención.
—Sí, iré a la casa de la abuela. Le prometí hace unos días que iría a reparar su tejado. No puedo posponerlo o sospechará que algo malo sucedió. Tu madre y yo preferimos no contarle para no preocuparla.
—Mamá-
—Yo me quedaré aquí contigo, retoñito, así que no temas —Ya esperaba que dijera eso.
—¿No acompañarás a papá? —Siempre van juntos. Me imagino a mi padre hablándole al stéreo durante las seis horas de viaje.
—Tu salud es lo primero, no pienso dejarte sola. ¿Qué tal si te sientes mal en nuestra ausencia? ¿Quién te llevará al hospital? No pienso correr el riesgo.
—Ya me siento mejor y no me dejarás sola, puedes llamar a Suzy y pedirle que se quede aquí el fin de semana.
—Chaeyoung...
—Ella me cuidará. No puedes permitir que papá viaje solo —Él es igual de torpe que yo o al revés mejor dicho—. Además, si no es por mí, la abuela preguntará por ti de igual manera y papá no es bueno mintiendo —Como yo.
—No lo sé. Tal vez tu prima esté ocupada con el tema de la mudanza —Verdad. Aun así no quiero quedarme sola con mamá, ¿qué si se le ocurre retomar nuestra conversación?—. La llamaré de todos modos —Uff.
Estoy segura de que Suzy aceptará "cuidarme" por este par de días. Hace mucho que no nos vemos y el otro día no fue una buena bienvenida.
Mamá la llamó y tuve razón.
Como me aburría sola en mi habitación me permitieron bajar a la sala a ver televisión, con su ayuda por supuesto, y mamá me preparó un té con tostadas.
Una hora más tarde llamaron a la puerta, deduje que era mi prima.
—¡Tía Chaeyoung! —Un niño se avalanzó sobre mí y empezó a brincar sobre el sofá como si se tratara de un trampolín.
—¡Oye, qué te pa...! Espera, ¿quién eres tú?
—¿Cómo estás, tía Chaeyoung? —¿Ah?
—Jun, pórtate bien —Suzy enseguida lo bajó del sofá—. ¡Hola, Chae!
—Huh, hola Suzy!
—Tanto tiempo sin vernos. Es decir, el otro día llegué en un momento no muy oportuno. ¿Cómo estás?
—Bien —Digamos—. ¿Él es Jun? —Ella asintió ayudándolo a quitarse la chamarra— Wow... ha crecido mucho.
—Tú también.
—Jejeje —Sí, claro.
Ojalá.
—Bueno Suzy —Le habló mi madre— , te encargo a mi retoño —Aish. ¿Por qué siempre tiene que llamarme así delante todos?—. Aquí escribí una lista de los alimentos que puede comer y el horario en el que debe tomar su medicina, cada seis horas, no lo olvides. Si quiere ir a su cuarto ayúdala a subir las escaleras por favor y nada de gaseosas o le dolerá el estómago y-
—¡Mamá, basta! No soy una bebé, estaré bien. Aparte solo serán dos días.
—Igualmente he pegado una copia en el refrigerador con las mismas indicaciones —continuó como si nada— y otra en la puerta de nuestro dormitorio. Puedes llamarnos desde el teléfono fijo si no tienes señal —Le entregó la dichosa hoja a Suzy y ella la tomó con claro asombro. Aish.
—No se preocupe tía, me encargaré de todo.
—Te llamaré en el camino y cuando lleguemos allá, así estaremos en contacto, cariño —Me besó la frente y papá desordenó un poco mi cabello antes de marcharse.
Solté un suspiro cuando escuché el ruido del motor.
—Por lo visto mi tía no ha cambiado en este último año. Sigues siendo su bebé, bien por ti.
—Sí.
—Jaja... Hey, no puede ser tan malo.
—No, no lo es —Del todo.
—Qué bien. Quita esa cara, tenemos muchas cosas que contarnos, pero antes... —Chequeó la hoja que le dió mi madre—...iré a hacer el almuerzo —Asentí—. Jun, pórtate bien.
No le hizo caso. En cuanto se fue, volvió a saltar sobre el sofá.
—Oye...
—¿Qué le pasó a tu pierna tía Chaeyoung? —preguntó sentándose de golpe.
—Tuve un accidente y me lastimé.
—Wow... ¿Y cuándo te quitarán esa cosa?
—¿El yeso? —Me lo quitaría hoy mismo— No lo sé, quizás en un par de semanas.
—¿Tienes Xbox?
—¿No eres muy joven para jugar videojuegos?
—Ya tengo ocho.
No me digas.
—Tienes razón, ya eres todo un pro. No puedo prestarte mis videojuegos —Son sagrados para mí— pero podemos ver televisión.
—Qué aburrido.
—Oye, no digas eso.
—¿Y tu teléfono? ¿tienes juegos ahí?
—Ehh... No.
—¿Dónde está tu computadora?
Este niño sí que no desiste.
—Pues le salieron patas y se fue.
Yo no iba a ceder, no señor y creo que se dió cuenta porque fue a pedirle el teléfono a su madre.
Al menos ya estaba quieto.
Le cambié al canal de música y justo estaban pasando los MVs de las 4Minute.
Qué suerte.
Lo estaba disfrutando pero le tuve que bajar el volumen porque tocaron el timbre.
—¡Chaeyoung, tienes visita!
Supuse que era Dahyun, ¿quién más podría ser?
—¡Aquí estoy Dahyun! —Le grité desde el sofá.
Seguro vino a traerme más tarea. Ayer no pasó por aquí.
—Chaeyoung.
—Dah... —Al girar mi corazón dió un vuelco— Mina.
Narra Mina.
Deseaba tanto ver a Chaeyoung y escuchar su voz que hasta había soñado con ella. Soñé que le daba de comer magdalenas mientras ella me enseñaba sus lindos hoyuelos.
Eso me inspiró a despegarme de mi cama temprano, aunque fuera sábado, y buscar en google "Cómo hacer un brownie".
Ahh.
Okay, estoy de buen humor.
¿Que cómo me salieron? Bueno, considerando que hace mucho no encendía el horno, creo que hice algo decente.
Al cabo de dos horas ya tenía mis brownies de fresa empaquetados en una caja blanca con franjas doradas, la cual a su vez puse dentro de una bolsa de regalo para que se viera más bonita.
🍰
Quería hacerle saber que ya no estaba enojada con ella ni con nadie, que iba en son de paz y que deseaba enmendar el error de no haberle creído cuando me contó quién la había golpeado. Disculparme por haber sido y ser tan soberbia, ¿quedar en buenos términos?
Sí, eso haré.
Ajá.
Le di tres vueltas a la manzana de su casa antes de decidirme finalmente a tocar el timbre.
"Qué genio soy".
¿Cómo sé que ella quiere verme? Tal vez le arruine el día. Pero, ¿qué tal si cree que no voy a visitarla porque no me importa? No puedo dejar que eso pase.
Me regañé mentalmente por ser tan indecisa y tropezar con mis propios pensamientos.
—Hola —Bueno. Ya no puedo irme.
—Eh, hola. Yo...
—¿Qué tal? Eres una la chicas que acompañaba a Dahyun el otro día ¿o me equivoco? —Asentí— Pasa.
—Muchas gracias —Agradecí una vez adentro.
—A Chaeyoung le hará bien la visita de una amiga. Creo que mi tía es un poco extrema con eso de no permirtirle tener visitas aparte de Dahyun —¿Qué?—. Ya me presenté la vez pasada, soy Suzy —La prima de Chaeyoung, ya lo recordé.
—Mucho gusto. Yo no me presenté apropiadamente, soy Mina —Hice una corta reverencia.
Entonces no ha recibido visita alguna aparte de Kim.
—¡Chaeyoung, tienes visita!
—¡Aquí estoy Dahyun!
—Ya la oíste, está en el sofá... ¡Oh, no, dejé la estufa encendida! —dijo y se fue corriendo como flash.
¿Eh?
Lo que sea.
Avancé por mi cuenta guiandome por el ruido de la televisión y este me llevó a un cuarto de puertas corredizas.
La encontré.
Estaba viendo la tele con su carita despreocupada, igual que como acostumbraba estarlo en la escuela, aunque con "accesorios extras": una venda en el ojo y una pierna enyesada.
Mi Chae.
—Chaeyoung.
—Dah... Mina —Por un lapso de segundos nos perdimos en los ojos en la otra, o al menos yo sí. Luego quiso levantarse del sillón pero no la dejé.
—No es necesario. ¿Qué acaso tu doctor no te dijo que no debes sobreesforzarte?
—Yo... —Agachó la cabeza como un cachorro regañado, lo cual me causó ternura.
—Chaeyoung-
—¿Quién eres tú? —Un niño, salido de no sé dónde, se asomó desde un costado del sofá.
¿Y este quién es?
—Oh, Jun ven acá —El susodicho obedeció parándose a su lado—. Él es Jun, mi sobrino, hijo de Suzy. Suzy es...
—Tu prima, ya nos presentamos. Ella me abrió la puerta.
—Uhm, cierto. Jun, ella es Mina, mi... mi... Ella es...
—¡Hola! —Saludé al pequeño pero él ni se inmutó. Entrecerró los ojos y llevó la mano a su barbilla ¿analizándome?
—Tú no eres Dahyun.
—No, no los so-
—¿Eres amiga de mi tía Chaeyoung?
¿Eh...?
—Pues... Jaja. ¿Cómo te llamas?
—Sé quien eres. Te vi antes y sé lo que escondes.
—What?
—Eres el pingüino dorado, alias "la chica come fresas" y ¡la que hace trampa en amongus!
—Ahh, te refieres a ese juego. Lo conozco pero jamás-
—Le dijiste a la hermana de mi amigo que ya no jugarías más con nosotros porque te ibas a casar con una fresa. Mi papá y mi mamá están casados. No sabía que las personas podían casarse con frutas.
—Jajaja... Creo que tu madre le pone mucho azúcar a tu chocolatada.
—¿De qué hablan? —¡No Chaeyoung, no escuches esto!
—De nada importante, creo que me confunde con alguien más.
—No es ciefgg —Le apreté las mejillas al niño rata para que se callara.
—Qué lindo niño —Lección de vida: Negar tu pasado gamer cuando se torna vergonzoso—. Eh... Esto es para ti —Le entregué a Chae la bolsa con los bizcochos cuadrados. Luego de pestañear varias veces, la tomó con ambas manos—. Son brownies.
—G-gracias.
Narra Chaeyoung.
—¡Jun, ve a lavarte las manos para almorzar!
El grito de Suzy me devolvió a la Tierra.
Le indiqué torpemente a Jun dónde quedaba el baño de invitados y se fue saltando.
—Es un niño muy activo —dijo... Mina. Yo solo pude atinar a darle la razón con un movimiento de cabeza.
¿Esto es real?
¿Ella está aquí?
¿En mi casita?
¿Y me trajo brownies?
—¿Puedo sentarme?
—¡Claro! —Diablos—. Lo-lo que quise decir es... Sí, siéntate por favor, Mina.
Quité rápidamente los cojines que estorbaban y sentí cómo se hundía el lado izquierdo del sofá.
—¿Cómo...? —hablamos al mismo tiempo.
—Tú primero —Otra vez. Rayos.
—Me alegra ver que estes visiblemente mejor... después de todo.
—¡Sí! —Me pellisqué el dedo meñique para asegurarme de que no se tratara de un sueño.
No, no lo era.
—Me alegro.
—¿D-de verdad? —Idiota.
—Sí.
—Lo siento, es que yo... —No puedo mirarte a los ojos, no sin sentirme la mayor perdedora del mundo.
—Sé que no esperabas mi visita. Si estuviera en tu lugar estaría igual de confundida. Confieso que dudé mucho antes de tocar la puerta.
—Sí te esperaba, es solo que estaba convencida de que me querías lejos.
—Vine a verte ese día.
—Lo sé. Tengo lagunas en mi cabeza y estaba algo —Muy— adolorida pero lo recuerdo. No quería que me vieras así de malherida y lamentable. Es un poco vergonzoso todavía.
—¿Vergonzoso?
—No fui capaz de defenderme. Corrí como gallina y me atraparon porque no soy buena ni siquiera para esconderme.
—Ellos no tenían ningún derecho a agredirte, nadie lo tiene. Además eran tres, eso solo los convierte en cobardes.
—Debí pelear.
—No-
—No tenía oportunidad, también lo sé. Ellos se entrenan a diario y yo solo soy una enana flacucha que nunca crecerá.
Jamás hubiera imaginado que diría esto de mí misma.
Pero es verdad.
Eso es aún peor.
Empuñé mis manos a mis costados, reprimiendo las lagrimillas de impotencia que se asomaban en mis ojos.
Para mi sorpresa escuché una risita, esa que tanto eché de menos en las últimas semanas.
Esperen. ¿Se está riendo?
—¿Lo ves? Soy una bufona —Hice un mohín.
—Jaja, sorry. Es que tienes razón, eres una enana.
—¿Qué?
—Me rechazaste tantas veces que ahora no crecerás. No es cierto, jaja. Solía jugar con eso cada vez que rechazabas salir conmigo.
Eres una grandisima idiota, Son Chaeyoung.
—E-entonces lo tengo bien merecido. Ya no me quejaré de mi altura —Pero por favor deja de mirarme así.
Era incapaz de sostenerle la mirada por más de tres segundos y creo que lo notó porque cuando volví hacia ella me escaneaba de pies a cabeza.
Sus labios estaban curvados en una delicada sonrisa, igual que una princesa. Oh, ella lo es.
La princesa del país de los pingüinos.
—No me arrepiento de tocar el timbre de tu casa.
Estiró su mano lentamente hacia mi rostro y yo cerré mi ojo ileso en la espera de su suave toque...
—¡Ya está listo el almuerzo! —Diablos. Retrocedimos al mismo tiempo al oir a mi prima— Hace mucho que no hacía sopa de kimchi, me trajo viejos recuerdos. ¿Chaeyoung? ¿Estás bien?
¡Noo!
Asentí con vehemencia fingiendo, una vez más, que todo estaba en orden.
—Llevé todo al comedor pero podemos comer aquí si quieres, así no tendrás que moverte hasta allá innecesariamente.
—Ah, okay —Me esforcé como nunca para decir esas dos palabras.
Minutos después... 🍲🥄
—Disculpa, ¿cómo dijiste que te llamabas?
—Mina, Myoui Mina.
—Myoui... ¿Tu apellido es japonés?
—Sí, lo es. Mi familia es de allá de hecho.
—Wow, qué bien. ¿Y qué te parece nuestro país?
—Jaja... Vivo aquí desde hace años, no me mudé ayer. Es más, Chaeyoung y yo vamos al mismo instituto.
—Claro, por eso llevabas puesto el mismo uniforme que Dahyun el otro día. Con todo el tema de mi mudanza la verdad es que ni recuerdo lo que hice ayer. ¡Pero esperen! Entonces se graduarán este año. Chaeyoung, no imagino lo ansiosa que debes estar por terminar tus estudios secundarios.
Muchíiiiisimo.
Demasiaaaaaado.
¡¡¡CLARO QUE NO!!!
—¿De verdad estás bien, prima? Si te sientes mal o te duele algo, avísame.
—E-estoiviem.
—¿Segura? Te noto un poco tensa.
¡¿Cómo no estarlo?!
Mina se había ofrecido a ayudarme a comer sin aceptar ningún tipo de objeción. Ahora la tenía prácticamente a menos de treinta centímetros de distancia de mí alimentándome como a un bebé.
—Chaeyoung, abre la boca. Di "ah".
—A-ah... —...uxilio. Llevó la cuchara como un avioncito a mi boca.
Mis manos sudaban terriblemente, motivo por el cual no podía dejar de moverlas o frotarlas contra mis pantalones cortos para que secaran, sin éxito claro está.
—¿Qué tal el instituto? —continuó Suzy— Es temporada de exámenes, debe ser difícil para ustedes, los estudiantes. Qué decirles, no los envidio para nada.
—No importa el grado de dificultad, nosotras lo lograremos. ¿No es cierto, Chae?
—Sí, pingüina. ¡Mina! q-quise decir.
No me atreví a verlas a la cara. Esto no estaba marchando bien.
—Tía Chaeyoung, ¿por qué tu cara parece un tomate?
—Porque...
—Tu cabello es distinto a la última vez que te vi —Dame un respiro, Suzy—. Me alegra que te hayas animado a un cambio de look.
—Gracias.
—Se ve estupendo. ¿Tú que opinas, Mina?
También me interesa saber eso.
Me mantuve expectante a su respuesta.
—No —¡¿Ah?!—. No me gusta.
—A mí sí, tía Chaeyoung. Ahora te pareces a Thor.
—Gracias, Jun.
Sabía que no daría resultado.
El resto del almuerzo consistió básicamente en Suzy contándonos las anécdotas de su estadía en Australia con su familia, sí que se divirtieron.
Justo nos contaba de una vez en que casi se perdió camino a casa cuando una llamada la interrumpió.
—Cariño —habló al teléfono—. ¿Qué? ¡¿Cómo que incendiaste la casa?! ¡Solo tenías que reparar la caldera! Dime que ya llamaste a los bomberos... Menos mal. Abre las ventanas de afuera... ¡No, no toques nada!
—¿Ocurrió algo? —pregunté cuando colgó.
—Es Minho, casi quema la casa reparando la caldera. Jun, ponte tu chaqueta, tu padre es un inepto —Jun obedeció y ella se apuró en recoger los platos—. Le dije que llamaría a un plomero pero se negó rotundamente.
—Espero que no haya heridos —Lo mismo digo.
—No, él estará bien. Por ahora —Ay—. Tengo que ir y evitar que termine de destruir la casa. Chaeyoung...
—Bueno... Entiendo.
—Debería quedarme al menos esta noche. Mejor iré mañana, tampoco quiero fallarle a mi tía.
—Si es urgente es mejor que vayas ahora mismo. Yo puedo quedarme con Chaeyoung —Ajá... ¡¡¡¿kÓmo?!!!
—¿Lo harías? —¡NO, SUZY NO!
Es decir, sí pero no.
—Claro, yo le haré compañía a Chae hasta tu regreso o el de sus padres.
—Mis tíos no regresarán hasta el lunes y yo posiblemente esté de vuelta en la noche.
—Oh... Ya veo. Entonces me quedaré aquí todo el tiempo que haga falta, no tengo problema con eso.
—¡Gracias! Eres una genia. ¿Te parece bien Chaeyoung?
¿Quedarme a solas con Mina con todo lo que ello implica? No.
No sé qué tan preparada esté para afrontar mis sentimientos por ella.
—Por mí está bien —?👌¿
—Gracias y en verdad lo siento. Regresaré ni bien se haya resuelto el problema —Agarró su bolso y a Jun y se despidió temporalmente. Mina los acompañó hasta la salida mientras yo lidiaba con las hormigas imaginarias que caminaban por todo mi cuerpo.
De un segundo a otro dejé de escuchar sus voces así que deduje que ya se habían ido.
Rayos.
¿Debería hacerme la dormida? Sí.
Eso es, sigue comportándote como una vil cobarde y malagradecida, Son Chaeyoung.
—Con que estas son las indicaciones que dejaron tus padres —Mina estaba apoyada en el marco de la puer...
¡¡¡Oh, no!!! ¡¡¡Está leyendo la hoja!!!
—Vaya, vaya, así que... wow... —Su expresión fue cambiando constantemente de una de sombro a una de diversión— "Nada de comidas fritas ni gaseosas o le dolerá el estómago".
—¡E-espera! ¡No sigas!
—"Arroparla con su manta de ositos".
—¡Dámela por favor!
—"Cuida bien de mi retoñi-
—¡Minaaaa! —Ella rió y yo me cubrí los oídos con los cojines— ¿Por qué haces esto?
No respondió. En su lugar, caminó hasta mí con la sonrisa altanera que solía caracterizarla y apoyó una rodilla en el sofá.
—¿Quieres esto? —dijo exhibiéndome la lista. Pensé que iba a dármela pero no, antes de que la tomara la alejó— Ups. Adelante, si la quieres es tuya —¿Esto es en serio?
—Mina-
—Oh, vamos, ¿ni siquiera lo intentarás?
¿Estás retándome, pingüina?
Esta vez estiré mi brazo lo mejor que pude pero ella seguía elevando la hoja para que no la alcanzara sin parar de reír. En uno de los repetidos intentos me impulsé con fuerza hacia adelante y terminé perdiendo el equilibrio.
—Rayos —Sentí un leve dolor en mi pierna enyesada.
—Chae.
—Min... Huh... eh...
Joder.
Me hallaba sobre ella ahora mismo, tan cerca que podía sentir su respiración en mi rostro.
Mi corazón comenzó a palpitar fuertemente en mi pecho.
—Se me cayó la hoja, Chaeyoung —Sus mejillas se sonrosaron y el brillo en su ojos se intensificó.
—¿Por qué actúas así?
—Solamente estoy jugando. ¿Recuerdas que te molestaban mis cursilerías y que hiciera cosas como esta? —Rió— ¿No te pareció divertido?
—N-no es gracioso.
—¿No? Qué pena porque se me acaba de ocurrir otro juego mucho más entretenido —Lo que sea que esté sugiriendo no es buena idea.
¿Entonces por qué no puedo apartarme de esta preciosa chica?
—M-Mina... —Una sonrisa dulce se dibujó en sus labios y esa fue mi perdición. Sus labios me atrayeron como un imán pero, antes de que pudiera siquiera tocarlos, se movió y terminé besando su mejilla.
—¿Qué haces Chaengie?
—¡Ehh...! P-pues...
—¿Ibas a... besarme?
—¿Huh? ¡No...! Yo... Yo solo... —Respira, Chaeyoung, respira— ¿Está mal?
—No. También quiero besarte, tigresito. Pero no podemos, no ahora. Si nos besamos no sé si pueda controlarme, devoraré tus labios hasta desgastarlos por completo y quiero ir despacio.
—¿De-despacio? —Asintió mordiéndose el labio inocentemente. Carajo.
—Ya que tendremos unas cuantas horas solo para nosotras dos, podemos aprovechar el tiempo y divertirnos mientras cuido de ti.
—N-no entiendo.
Mina me dió unas palmaditas en los hombros y nos acomodamos hasta quedar sentadas otra vez.
—Solo por hoy... —Sentí un besito en mi mentón— hagamos de cuenta que estas últimas semanas no existieron —Y otro— Olvidémonos de los sentimientos, de los corazones rotos, del instituto, de todo, interésate en mí y yo me encargaré de ti —Más besitos. ¿Estoy muerta? Porque esto es el cielo— Solo por esta ocasión finjamos que habita un sentimiento mutuo en nuestros corazones, que nos hacemos bien, que nos merecemos-
—Mina, tú me haces mucho bien —La interrumpí colocando mis manos sobre las suyas—. Yo... Yo... Hay tantas cosas que quiero decirte, transmitirte que no sé por dónde empezar o cómo manifestar esto que siento.
—Shh —Sus brazos envolvieron mi cuello y mis músculos se relajaron—. Mi tigresito cute, ¿cómo puedes gustarme tanto?
—Después de todo lo que pasó ¿te sigo gustando?
—Es imposible que no me gustes. Entonces, ¿aceptas?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro