Capítulo 34
Narra Chaeyoung.
Iba bajando las escaleras en dirección a la cocina con mi mochila puesta, lista para un nuevo día de clases.
Así es, el lunes finalmente había llegado.
Me sentía un tanto temerosa pero también tenía esperanza, mucha esperanza de que a Mina se le hubiese pasado el enfado o al menos lo suficiente para perdonarme.
Saqué la wafflera y me preparé mi cereal, necesitaba comer bien para obtener energías y así no desmayarme cuando le hablara a Mina. No había nadie además de mí en la cocina pero aun así me apresuré en desayunar.
Me había despertado antes que mis padres para no cruzarme con mamá. Luego de lo sucedido el sábado no nos hablábamos más allá de lo necesario. Ella parecía enojada por no ponerme de su lado pero al mismo tiempo era como si se sintiera culpable por molestarse conmigo.
En fin, tras lavar las cosas que había usado, salí de mi casa sin hacer mucho ruido.
Durante todo el domingo había practicado frente al espejo la mejor manera de disculparme sin hacer mucho el ridículo. Al principio pensé en escribirlo en una hoja, pero si las palabras nacían naturalmente de mi corazón sería más honesto así que no había mejor opción que esa.
Sentía que irradiaba chispas de mi pecho como en la canción de Keiti Perri. Incluso camino a la escuela pasé por un pequeño puesto de flores por un ramo, por suerte tenía algo dinero en el bolsillo de mi sueter pero nada más me alcanzó para cinco margaritas.
Algo es algo.
Al llegar a la escuela apenas había un par de chicas.
Así que esto se siente llegar temprano.
Me encaminé tranquilamente por el pasillo hacia los casilleros y cuando llegué sorpresivamente la vi.
Mina.
Estos últimos días estuvo llegando puntual así que no esperaba encontrármela a esta hora. Tragué en seco. Sin tener a Dahyun cerca para preguntarle me hallaba en dudas pero entendí que esta era mi oportunidad.
Nadie estaba alrededor más que ella ¿acomodando? algunas cosas en su casillero y yo, a un par de metros, con mi corazón de pollo latiendo a mil por segundo.
Vamos, Chae, es ahora o nunca.
No lo pensé más y me acerqué con determinación. Me detuve al quedar frente a Mina aunque ella no se había percatado de mi presencia todavía.
—Mina —La llamé pero ella seguía en lo suyo.
Joder.
—Mina —Repetí.
Claro, debe seguir enojada.
—Mina... Quizás aún estés molesta pero aun así te pido que me escuches por favor. Yo he querido hablarte desde el miércoles pero preferí dejar que las cosas se calmaran para poder platicar —Me sentía como un fantasma, era extraño estar a su lado y no tener su atención—. ¿Mina, puedes mirarme por favor? —Pedí aunque se oyó más como una súplica.
Una súplica que no tuvo efecto.
—Bueno, continuaré —dije rascando ligeramente mi mejilla—. Ehm... pues... yo... —Titubeé. Estaba perdiendo seguridad— Mina, de verdad lo siento —Como lo practicaste, ánimo—. Estos últimos días he reflexionado mucho, te lo juro, y me he dado cuenta del grado de gravedad de mi error. No debí haber avalado ningún plan en principio, de no haberlo hecho las cosas no habrían tenido este desenlace. Jamás se volverá a cruzar por mi cabeza hacer algo como eso, te lo aseguro —De repente frenó su accionar y sacó su teléfono aún de costado.
Pensé que haría algo así que esperé pero, al seguir en la misma posición, decidí continuar.
—Mina, realmente estoy arrepentida. Lo que dijiste aquella vez... Tienes razón, fui cruel y egoísta al intentar alejarte de esa forma. Debí considerar tus sentimientos y no herirlos, has sido buena conmigo pese a todo, una buena chica y no te mereces nada malo —Ella seguía sin mirarme— Sabes, también he pensado en... Ehm... nosotras y... quisiera que ha-habláramos al respecto, pero primero —Miré las margaritas— quisiera que aceptaras esto antes de que se sequen.
Le extendí las pequeñas flores con mi temblorosa mano derecha y mi espalda bien erguida. Estuve unos cuántos minutos en la misma postura, con mi brazo extendido, y al no obtener respuesta lo volví a bajar.
Esto no era buena señal.
—Mina —Me acerque un paso más para tocar su hombro— , p-por favor-
—¡¡¡NO ME TOQUES, IDIOTA!!!
Retrocedí como acto reflejo.
—¡NO TE ATREVAS A TOCARME OTRA VEZ O LO PAGARÁS MUY CARO! —Mi cuerpo se heló de la impresión— ¡NO VOLVERÉ A REPETÍRTELO, MALDITA ESTÚPIDA!
—M-Mina...
—¡CÁLLATE! NO VUELVAS A DECIR MI NOMBRE. MI APELLIDO ES MYOUI.
—Y-yo...yo... lo-lo siento-
—¡Apártate, inútil!
No tenía idea de lo que estaba acaeciendo hasta que sentí mi espalda chocar abruptamente contra el casillero de alguien y caí al suelo sentada.
Me había empujado.
Solo atiné a ver mis margaritas pisoteadas en el suelo y su pasos alejándose.
—Mina... —dije y agaché la cabeza.
No podía ocultarlo, mis ganas de llorar se acumularon en un santiamén y me estaba esforzando en contener mis lágrimas.
Las aguas no se calmaron, Dahyun.
Más estudiantes iban llegando así que me levanté con lentitud y fingí que me había caído. Recogí las flores rotas y, junto con las palabras que me quedaron por decir, las guardé en mi bolsillo.
Narra Mina.
Al diablo con todos.
Al diablo con el mundo.
Al diablo con Son Chaeyoung.
¡¿Qué se piensa esa imbécil?!
¡¿Que me creeré todas las estupideces y mentiras que dice y me arrojaré a sus brazos como una ilusa, como lo he estado haciendo durante todo este tiempo?!
¡No!
¡No necesito su lástima!
—Oye —Choqué con alguien sin querer—. Mina, te estaba buscando-
—No quiero hablar con nadie, BamBam —Lo interrumpí dispuesta en seguir mi rumbo.
—Espera —Me detuvo—. Por favor, habla conmigo, ¿quieres?
—No quiero hablar.
—Entonces, al menos déjame acompañarte, no quiero que estés sola. Creo que ya te demostré que puedes confiar en mí ¿no?
—Haz lo que quieras —dije y me fui.
Pude percibir que me seguía desde atrás y no se lo impedí.
Llegamos al corredor que unía al edificio del instituto y al edificio primario, y poyé mis brazos en el barandal escondiendo mi rostro.
—¿Estás bien?
—No.
—¿Te duele algo?
—Sabes muy bien lo que me pasa, BamBam —espeté mirándolo—. No entiendo la necesidad de hacer preguntas tan estúpidas todo el tiempo.
—Oye, entiendo que estés enfadada pero no te desquites conmigo. Yo soy el único que está aquí contigo, ¿puedes valorar eso? Y antes de que lo digas, sí, estoy aquí porque quiero, porque me preocupo por ti, porque para mí sí eres importante.
—¿Por qué no te vas a clases y dejas de perder el tiempo conmigo?
—Tú no jamás serás una pérdida de tiempo para mí. Iré a clases si tú vas y no harás que cambie de parecer.
—Tú tampoco. ¿Además para qué voy a ir? ¿Para ver todas las cosas que escriben en mi pupitre? ¿Para que coloquen carteles en mi espalda mientras el profesor hace un dictado? ¿Para que todos me lancen papeles cuando el profesor se pone a escribir en el pizarrón? ¿Para ver como rompen las páginas de mis libros en mi cara? ¿Para que pongan sus pies y me tropiece? —¿Para verla a ella?— No, gracias.
—¿Quiénes te hacen eso? Dime y los golpearé. No me importa las consecuencias. Díme quién-
—¡Todos! ¡Toda la maldita escuela me odia! ¿Qué harás ahora? ¿Golpearlos a todos, uno por uno? No me jodas y déjame sola.
—Respóndeme una cosa. ¿Sigues creyendo que te mereces todo esto?
—¿A qué viene eso?
—Es una simple pregunta. ¿Te parece bien que todos te hagan la vida imposible? La semana pasada me dijiste que no está bien molestar a los demás por diversión, que no eras una buena persona y que Son sí lo era, pero te equivocaste porque ella resultó ser de mala calaña.
—Eso no tiene nada que ver-
—Dime, ¿entonces está bien que te hagan la vida difícil por una tonta venganza? Eso es igual o peor que hacerlo por diversión. Y no, no eras una buena persona porque nadie lo es. Tú puedes hacer lo que quieras al igual que yo y nuestros amigos. No tienes porqué sentirte culpable. Si tanto "daño" les causaron tú y tu grupo por qué ellos hacen lo mismo. No tiene sentido.
Es... cierto.
—Entonces, ¿qué es lo que debería hacer según tú?
—Es simple. Debes mostrarles a todos que toda esa imagen de niña buena y bla bla era solo una fachada que adoptaste por Son, porque en realidad eso era. Yo sé cómo eres en verdad, yo conozco a la verdadera Mina.
Rodé los ojos.
—¿Y?
—Y... solamente existe una manera de hacerlo —Sonrió de lado—. Y yo puedo ayudarte mucho en eso.
—Dilo de una vez.
—Sabes, los demás chicos y chicas se alejan de ti cuando nos ven juntos pero no es suficiente porque te ven sola y vulnerable, y todo desde que empezaste a salir con Son. El caso es que yo podría ayudarte si volviésemos a ser novios.
¿Qué?
—Já ¿Ese es tu plan? ¿Que vuelva contigo?
—Es una propuesta para que te recuperes y recuperes el respeto de todos en el instituto. Basta con que ellos lo crean, ¿no? Qué dices, ¿aceptas o no?
Narra Chaeyoung.
—¿Chae, estás bien?
—Sí —No. Me siento como si fuera un edificio a punto de ser demolido—. Es que... nada, mejor terminemos el trabajo de una vez.
Estábamos haciendo un trabajo práctico en pareja y teníamos que entregarlo impreso. Dahyun había faltado a la escuela y Mina... Ella no asistió a la clase.
Mina.
Esto tenía que ser un error. Me debí haber equivocado de chica. Claro, eso tenía sentido, no era Mina, definitivamente no.
La forma impersonal en la que me trató, su mirada fría, las cosas que dijo... No era ella, no era la chica dulce que me esperaba en los casilleros para ir juntas al salón. No era mi pingüino cursi.
Me quité con disimulo una lágrima rebelde que se asomaba por mi ojo y decidí continuar con el trabajo.
Cuando tocaron el timbre a Somi se le ocurrió aprovechar el recreo e ir a la sala de computación para pasar el trabajo a Word e imprimirlo antes que el resto. Asentí a su idea y fuimos allá.
Una vez allí, nos turnamos para escribir y no cansarnos.
—Ya está —Avisé luego de transcribir la última palabra del texto.
—Muy bien.
Somi fue por unas hojas y finalmente las imprimimos.
—Chae —Me sostuvo el brazo cuando estuve a punto de levantarme de la silla.
—¿Sí? —hablé con desgano.
—Chae, sé que estás mal. No soy tonta, lo veo en tu mirada.
—Ehh, son cosas mías.
—Es por ella, por Mina, ¿cierto? —Su expresión volvió a cambiar como la vez que salimos a caminar.
—Somi, no quiero aturdirte con mis asuntos. Eres una chica tan alegre y positiva que no me gustaría verte así.
—Chae —dijo y acercó su silla más a la mía—. Sé que ya no están juntas. La escuché decírselo a su amiga en el baño.
—Oh, ¿ella dijo eso? —¿Cómo se supone que debo sentirme? ¿Decepcionada? Porque así me siento.
Asintió.
—Vaya... —Mi corazón se apretujó por alguna razón.
—Chaeyoung... —Sentí su mano sobre la mía y la miré algo confundida— Hoy le confesaré a la chica que amo lo que siento por ella —Su voz se oía muy cautelosa y frágil, y sus ojos no se apartaban de los míos.
Intuí algo pero...
No, no puede ser.
—Ah... ¿Sí? —Sus ojos brillaban— ¿Cuándo?
Me mantuve quieta esperando su respuesta pero no emitía ninguna palabra y admito que eso me extrañó e incomodó un poco.
—Somi-
—Ahora.
Lo siguiente que sentí fueron sus labios sobre la comisura de los míos.
¿¿¿...???
—Somi —Alejé mi rostro casi al instante y me levanté totalmente absorta de la situación—¿Q-qué...? ¿Qué haces? ¿Por qué hiciste eso?
¡Alguien que me explique por favor!
—Chaeyoug, sé que me consideras una amiga y que por eso confías en mí pero... Tú eres tan bondadosa, divertida, genial, inteligente, hermosa, tan... Eres perfecta y no pude evitarlo. Me gustas Chaeng, no, me enamoré de ti.
—¿¿¿Qué???
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