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Capítulo 33

Narra Mina.

—Osea que... ya no somos populares.

—Por décima vez Mark, no. Mina ¿estás bien?

No respondí.

Me mantuve quieta en mi cama mirando fijamente el techo de mi habitación como lo había estado haciendo desde que llegamos.

La mancha del chicle que una vez pegué ahí arriba aún sigue ahí. Tenía diez años en ese tiempo y no me salvé del regaño de mi madre. Recuerdo que estuvo todo un día intentando quitar la mancha, hasta que se cansó y dijo que era mi turno. A lo que voy es a que no entiendo ¡¿qUÉ DEMONIOS FUE LO QUE PASÓ HOY EN LA ESCUELA?!

Luego de haber salido del baño fui a los vestidores a cambiarme de ropa. Llamé a Sana y le expliqué brevemente lo sucedido. Preferí reservarme los detalles para cuando estuviéramos en mi casa. También me ausenté a las siguientes clases y antes de irnos le pedí que le llevara mis apuntes de Inglés a Chaeyoung.

Chaeyoung.

La dejé plantada.

Lo siento Chae.

Ya en casa, le escribimos a Mark para que viniera y le explicamos todo.

"Explicamos". No sabía siquiera si esto tenía una explicación.

Me había bañado pero aun así percibía un aura de perdedora rodeándome. Jamás en mi vida había sido humillada como lo fui hoy o, mejor dicho, jamás antes había experimentado la humillación en carne propia.

Aunque ahora estuviera arrepentida y lo creyera reprobable me había acostumbrado a ser yo quien causara disgustos en los demás y no al revés.

—Mina, di algo —habló Sana.

—Nada ha sucedido —sentencié con seriedad.

—¿Qué?

—Que nada ha sucedido —repetí con el mismo tono de voz—. Lo de hoy no tuvo ningún significado.

—Por supuesto que sí —replicó—. ¿Acaso fingirás que nada ocurrió?  Ya sabes cómo es esto. Hoy empezaron contigo y con Nayeon, mañana seremos los cuatro. No podemos simplemente dejarlo pasar como si nada.

—Concuerdo con Sana. Mina, nos odian. Creíste que la bronca era por Yugyeom pero a Yuna le importa poco y nada él. Si dejas que hagan lo que quieran, ¿dónde terminaremos, eh?

—Pues vayan con el director —sugerí con la poca paciencia que me quedaba—. A ver cómo les va.

—Pero Mina...

—Cierren la puerta cuando se vayan —dije y les di la espalda.

No quería echarlos, sabía que estábamos en la misma situación pero me sentía muy disgustada e insegura con todos ahora mismo.
De hecho, no me levanté de la cama sino hasta que mi madre tocó la puerta del dormitorio.

Tampoco tenía hambre, le dije a mis padres que había cenado en casa de Sana y, aunque fuera muy mala mintiendo, esta vez se la creyeron.

Tras terminar de hacer una tarea de la escuela volví a la cama. Agarré mi teléfono para activar el despertador y vi que tenía varias llamadas perdidas de BamBam y unos cuantos mensajes también de él, pero los ignoré y cerré los ojos luego de bloquear su número.

No sé por qué no lo hice antes.

A la mañana siguiente me sentía mejor.

Me convencí a mí misma de que todo estaría bien. Incluso compré cupcakes de vainilla para disculparme con Chaeyoung por no haber subido a la terraza como habíamos quedado.
Conocía una pequeña pastelería cerca de casa donde los decoraban muy bonito. Le pedí a la vendedora que los envolviera para llevar, y lo guardé cuidadosamente dentro mi mochila.

Una vez dentro de la escuela recogí mis libros y apoyé mi espalda en el casillero de Chae. Estaba ansiosa por verla, como todos los días, y darle los muffins. Sin embargo la campana sonó y ella aún no aparecía.

Le envié un mensaje pero ni siquiera me marcaba el leído.

Quizás se quedó dormida.

Resoplé con algo de decepción ya que no nos veríamos hasta el receso.

Ni modo.

Entré al salón y me senté entre Sana y Mark sin pronunciar una palabra. Luego vino el profesor con el proyector en manos dando así inicio las horas de aburrimiento.

De verdad intentaba concentrarme pero, cada vez que el profesor le ponía pausa para explicar, nos imaginaba a Chaeyoung y a mí en una película; de romance, de comedia, de acción, de suspenso, etc. Hasta de Avengers, me la imaginé con el traje de Iron Man.

"Iron Chae".

Joder, a este ritmo reprobaré Geografía.

Al concluir la clase fui directo al aula de mi novia. Me asomé por la puerta pero no la vi por ninguna parte. La que sí estaba era su amiga Kim.

—¿Y Chaeyoung? —Le pregunté cuando cruzó la puerta.

—Ah, ella no asistió hoy.

—¿Por?

—Ehm... Se despertó con dolor de estómago, sí eso es —Qué dudosa.

—Oh. ¿Hablaste con ella?

—En la mañana. Muuuy temprano.

—Entonces supongo que habrá apagado su teléfono. Thanks por el dato.

—No fue nada.

Uhmmm...

No sé por qué no le creí nada.

Noté algo sospechoso en lo poco que dijo. Sí, algo pasaba. Por eso mismo me escondí detrás de una columna y cuando se fue, la seguí.

Actuaba como tratando de pasar desapercibida y entró a la biblioteca. Hasta aquí nada llamó mi atención. Fue cuando se dirigió atrás de un estante que levanté una ceja. Me acerqué y vi a Chaeyoung sentada en el suelo.

Vaya, vaya.

—Eres muy mala escondiéndote, ¿sabías?

—¡M-Mina! —Se sobresaltó cuando se dió cuenta de mi presencia.

—Déjanos a solas —Le dije a Kim y esta obedeció mientras Chae se ponía de pie.

—Mina... —Balbució como si no supiera qué decir.

—¿Por qué no respondiste mi mensaje?  Ni siquiera lo leíste

—No traje mi teléfono-

—¿Me estás evitando?  Sí, es eso —Qué más va a ser—. ¿Estás molesta porque ayer no subí a la terraza?

—¿Qué?  N-no... Bueno, un poco —Rayos.

—Oh... Chae, lo siento —Me lancé a sus brazos—. Sucedió un imprevisto —Bastante desagradable— y no pude reunirme contigo. Pero envié a Sana para que te llevara mis apuntes. ¿Te llegaron?

—S-sí. Mark me los alcanzó.

—¿Y te sirvieron? ¿Entiendes mi letra?  Sino las reescribo en mayúscula.

—N-no. No es necesario.

—¿Qué pasa? —pregunté al notar de cerca sus ojeras—  Tienes la mirada cansada, ¿dormiste bien?  No te exijas demasiado con el estudio o te dolerá la cabeza, boo.

—Mina. Tengo algo que decirte —Susurró apenas.

Por alguna razón intuí algo malo pero enseguida alejé ese pensamiento.

—Dime.

—Yo... Yo...

—¿Tú...?

—Yo... Me inscribí a una tutoría de Inglés —Se recompuso de inmediato lo que me extrañó un poco al principio.

—Já. Me asustaste, creí que era algo serio. No pasa nada, no hay problema. Como te sea más fácil y útil aprender.

—Ehh sí. No quiero que te distraigas y que descuides tus materias por mí, e-eso.

—Qué tontería. Tú estás lejos de ser una mala distracción. Al contrario, eres como una bella inspiración en mi vida-

—YAh —Me interrumpió—. E-es tiempo de regresar a clases o nos pondrán media falta.

Sonreí.

—Okay.

La puse nerviosa, lo sé.

Sus torpes pero lindos movimientos la delataban.

No dejamos correr más tiempo y fuimos a nuestras respectivas aulas.

Cómo odio los martes. Me alejan de mi Chaeyoung.

Definitivamente tendremos otra cita, más romántica esta vez y nos besaremos bajo la luna. Luego nos casaremos, tendremos bebés, pasaremos nuestra primera navidad como familia y seré yo quien le coloque la estrella al árbol porque será muy alto para Chaengie y descansaré mi cabeza en su pecho durante las noches y... y...

Awwww.

Ya, ya, ya. Falta para eso Mina. No te precipites.

AFSJKDSKS.

—Ejem... Señorita Myoui, ¿puede contarnos qué hay de divertido en lo que acabo de exponer? —Diablos.

—Eh...

—Sería conveniente que tomara apuntes como el resto de sus compañeros, porque los temas dados no serán repetidos. Saben que tampoco responderé dudas recientes sobre ellos.

—Eh, sí profesor, disculpe.

Tal vez debería bajarle dos rayitas a eso de pensar tanto en Chaeyoung.

Eso mismo hice y me mantuve concentrada el resto de la clase aunque por dentro me sintiera eufórica.

Al finalizar la hora me dirigí a la cafetería no sin antes pasar por mi casillero a recoger los muffins, los cuales había dejado ahí para que no se rompieran.

Tenía pensado almorzar primero y llevarle después lo cupcakes a Chaeyoung. Sin embargo mis planes se fueron al diablo cuando entré a la cafetería.

Creí que me toparía con Sana y Mark en nuestra mesa como todos los días, pero los encontré de pie junto a esta discutiendo con alguien. No entendí qué pasaba hasta que me acerqué y ahí me quedó todo claro.

¡Las estúpidas de las porristas se habían sentado en nuestros lugares!

—¿Qué hacen aquí? —dije, aunque fue más un reclamo que una pregunta—. Al diablo, no me interesa. Lárguense.

—Miren quién llegó chicas —habló Lia sonriendo de lado— , la ridícula de Mina —¡Maldita!

—No volveré a repetírselos; lárguense de nuestros asientos —exigí con total seriedad.

—Jajaja.

—Soy mayor que ustedes, deberían mostrar más respeto.

—Y lo hacemos, Mina unnie —Se burló—. Le juro que íbamos a sentarnos en los mismos lugares de siempre pero justo pasamos por esta mesa y nos preguntamos; "¿Por qué carajos no podemos sentarnos aquí?"

—Así es —Se entrometió Yeji—. ¿Quién coño son ustedes para dar órdenes?  Vamos, responde si es que acaso tienes algo para decir.

¡Maldita #$&*!

—Agh, ¿por qué no simplemente regresan al hoyo de donde salieron y se dejan de joder? —dijo Mark.

—¡Tú cállate, marica! Nadie estáblando contigo.

—¡Marica tu abuela! —contestó él— Apártense por las buenas o...

—¿O qué? —añadió Yuna— Mírense —Rió burlonamente.

Yo quería saltar sobre ella y arrancarle las extensiones en ese preciso instante pero me contuve.

—Mírenlos —Le habló esta vez al resto de los chicos y chicas dentro de la cafetería.

Recién ahí fui plenamente consciente de que teníamos todos los ojos de los demás puestos sobre nosotras. Todos nos observaban desde de sus mesas, murmuraban e incluso oí risas.

—Han sido las princesas del instituto desde hace años pero ya se acabó —continuó Yuna alzando la voz—. Todos los odian, siempre lo han hecho, incluyendo a la cobarde de Nayeon. Pero seguro ya lo saben, claro, a menos que además de estúpidas sean unas ignorantes de la realidad y se hayan creído todo este tiempo que les tenían admiración o algo parecido. ¿Recuerdas nuestro divertido encuentro de ayer, Mina? —¡Las mataré!— Pues adivina qué, me encargué de que todos reciban las fotos que te tomamos. También las subí a mis redes, oops.

Dijo estó último y todos en la cafetería empezaron a reír con satisfacción.

Sí, yo solía hacer eso en el pasado. Y lo disfrutaba.

—¿Oyeron todos? —preguntó Yeji mirando a su alrededor— Estas perras ya no mandan aquí.

No pude evitar perderme en mis pensamientos al recordar algunos episodios míos en los que me comportaba cobarde e insensiblemente con los demás, con o sin razón de por medio.

Estaba tan distraída reflexionando, en el momento menos indicado, que cuando volví en mí misma estaba en el suelo.

Me habían empujado.

No supe cómo reaccionar por la impresión.

Y aquello solo había sido el comienzo.

Lo siguiente que hicieron fue lanzarnos comida al mismo tiempo que nos insultaban . No solo las porristas sino también el resto.
Traté de cubrirme con las manos pero fue inútil.

¡Imbéciles! ¡Con la comida no se juega!

¿Y los docentes?

Seguramente almorzando en la sala de maestros o en algún local de comidas cercano. Todos los días había alguien supervisando pero hoy, justo hoy...

—Qué miserables se ven —dijo una de ellas pero, entre tantas risas y burlas, no pude distinguir quién—. Como ven, ya no mandan aquí, así que espero que hayan aprendido la lección, y les sugiero que a partir de ahora no se crucen en nuestro camino. Si se graduarán será como los losers que son.

—Así es —agregó alguien más—. Y si todavía quieren sentarse pueden hacerlo allá, en el fondo, en la mesa de los don nadie. O bien en el suelo, como gusten jaja...

¿Qué clase de pesadilla era esta?

Ya no aguanté más me fui, o mejor dicho, huí.

Mi respiración estaba se agitaba cada vez más a medida que corría sin rumbo por la escuela y no únicamente por el cansancio sino por mi furia.

Me sentía completamente inferiorizada y pisoteada.

Sin darme cuenta había llegado al gimnacio. Afortunadamente estaba vacío por que... hace mucho tiempo que no sentía tantas ganas de llorar.





Narra Chaeyoung.

Estuve toda la mañana mordisqueándome las uñas en la espera de que Mina apareciera en cualquier momento y me asesinara.

Estaba segura de que se enteraría de lo que hice y entonces sería mi fin.

Por eso me escondí en la biblioteca durante el recreo, aunque no me funcionó muy bien ya que me encontro igual gracias a Dahyun .

Joder.

—Chae, ¿todo anda bien?

—No, es decir, sí. Jeje y tú, Somi —Diablos. Ya no sé ni dónde estoy parada.

—¿Segura?  Te he notado algo distraída en clases. Pensé que podrías estar enferma.

—No, no, estoy bien de verdad —afirmé meneando la cabeza y con una sonrisa, lo cual se vió contradictorio.

¡Aish!

Eres un desastre con las mentiras, Son Chaeyoung.

—Entonces.... sigue en pie nuestra salida del sábado.

—Claro, por supuesto.

¿Cuál salida?

No podía dejar de mirar a mis lados mientras nos dirigíamos a las escaleras, para cerciorarme de que Mina no estuviese cerca. Literalmente sudaba de los nervios.

—¿A dónde se supone que irán, eh —dijo Dahyun— , y por qué no me invitaron?

—Sí te invité y dijiste que este sábado estarías ocupada —contestó Somi.

—Oh, sí, ya lo recuerdo, el parque de diversiones. Es que mis abuelos vendrán de visita y haremos un paseo familiar. Pero está bien, vayan y olvídense de mí.

—Oye, podemos regresar otro día las tres. No es que te estemos dejando de lado, sino que, como ya se acercan los exámenes y además tenemos que estudiar para el final, queremos o al menos yo, quiero aprovechar todo mi tiempo libre posible.

—Jaja, ya entiendo, estaba bromeando. No me ofende que salgan sin mí.

Su charla continuó hasta que llegamos a la azotea.

Nos sentamos en el suelo y justo un teléfono empezó a sonar. Por un segundo me asusté creyendo que era el mío pero me equivoqué, era el de Somi. Se alejó unos pasos para atender su llamada y yo volví a mi nube.

—¡Chaeyoung! —Sentí cómo  Dahyun me zarandeaba de los hombros —Reacciona.

—¿Q-qué?  Deetente...

—Chaeyoung —se detuvo y suspiró— , sé que sigues muy preocupada por lo de ayer pero necesitas relajarte un poco.

No, lo que necesito es ivernar y salir de mi cueva en unos meses... o años.

—No puedo, Dahyun. Estoy frita y... y... ¡Ahh! —¡Es inevitable, morireeé!

—Cálmate —¿Me cacheteó? ¿otra vez?—. Confía en tu bro, Mina no se enterará jamás. Tú no se lo dirás, yo tampoco...

—¿Qué hay de Jimin? —dije imaginando lo peor.

—Jimin no es un soplón.

—No lo conoces, tú misma lo has dicho, ¿cómo sabes que mantendrá la boca cerrada, eh?  Responde.

—Porque él no es así. He hablado lo suficiente con él para saber que no abrirá la boca. Es reservado y respetuoso, como un caballero.

—Tú lo viste. Estaba muy ofendido como cualquiera en su lugar. Si yo estuviera en su posición probablemente lo contaría.

—No, Chae...

—Después de todo yo tengo la culpa, la culpa por escucharte siempre.

—Estaba esperando que dijeras eso. ¿Por qué siempre me responsabilizas a mí?

—Tú fuiste la de la idea, con tu película y los Simpsons, me mareaste con tu plan y terminé haciéndote caso y ahora moriré por eso. Debí saber que esto no saldría bien —Como todos sus planes.

—¿Que yo te mareé? ¿Quién es la e las idas y vueltas?  Primero querías que Mina te dejara, que la odiabas, etc. Luego dijiste que se besaron y que te gustó.

—N-no es cierto —Es decir, sí me gustó pero ¡nunca lo mencioné!

—Y ahora tartamudeas como lo haces con ella —¡Aish!—. Me he dado cuenta también de que ultimamente te pones muy nerviosa y te sonrojas cuando Mina se te acerca —¡¿Queeeeeeeé?!— Niégamelo.

—¡P-por supuesto que...

—¿Por qué no admites que sientes algo por ella y ya?

¡Policíaaa!

—Ya volví —Gracias, Somi—. Sus platos estás intactos, ¿ocurrió algo?

—NO —Negamos al mismo tiempo.

Por suerte Somi no indagó más allá y empezamos a devorar nuestros almuerzos.

De pronto me llegó un mensaje. Un ligero terremoto atravesó mi cuerpito pero aun así lo leí.

Un mensaje de Joy.

Ufff.

Joy
Ven ahora mismo a la cafetería!!!
12:16

Joy
¡Se trata de Mina!
12:16

¿Ah?

Yo
¿Qué ocurre con Mina?
12:17

No me contestó y eso me alarmó. Presentí que algo malo .

—¿A dónde vas? —preguntaron cuando me paré de golpe.

—Ahora regreso.

Bajé con prisa las escaleras y tropecé en los últimos escalones, lo cual me retrasó. En el pasillo me encontré a Joy.

—¡Chaeyoung! No vayas a la cafetería —dijo sujetándome los hombros.

Ya no entiendo nada.

—Pero si dijiste que... ¿Y Mina?

—La atacaron...

—¿Qué?

—Fueron las porristas y luego todos. Ve a buscarla, acaba de irse, no pude seguirla.

—Pero...

—Apúrate.

No me dejó hablar y me empujó de una patada en la espalda.

Joder.

¡¿Puede alguien detenerse por favor y explicarme mejor lo que sucede?!

Mi tobillo dolía un poco así que no podía correr.

Se me ocurrió llamar a Myoui pero me atendía la contestadora.

Seguí mi camino a trote, buscándola por todas partes pero no había señal  de ella.
El único sitio que me faltaba revisar era el gimnacio y recordé que los martes nadie cursaba Educación Física. Imaginé que podría estar allí.

¡Qué tonta, Chaeyoung!

Ahí debiste ir primero.

Entré sigilosamente al espacioso lugar y efectivamente ahí estaba; sentada en las gradas con la cabeza gacha.

—¿Mina?

En cuanto me vió se levantó y estaba a punto de irse.

—Mina... —dije y frenó.

Subí como pude hasta quedar frente a ella y mis ojos se abrieron por completo cuando logré verla claramente.

Con que a esto se refería Joy cuando dijo que la atacaron.

Su uniforme...

Y su cabello...

Demonios.

—Mina... —Seguía sin mirarme— Mina, qué-

—Descuida. Lo merecía —sonrió.

¿Qué?

No.

—No. No vuelvas a decir eso. No sé cómo inició esto pero nadie merece ser atacado y menos de una forma tan cobarde.

Ya me enojé.

—Chae-

—Ven, vamos a las duchas.

Sin pensarlo dos veces la tomé de la muñeca y la jalé como a una niña pequeña.

En otro tiempo y circunstancias hubiera disfrutado verla así, pero ahora... ¡Ughhhh...!

Al llegar a las duchas me quedé a esperarla en los vestidores. Tenía guardado otro uniforme igual, así que no tuvo problema con eso, sin embargo... esto no tenía que ver con un cambio de ropa.

Después hablaré con Joy, ella estuvo ahí, debe estar al tanto.

—Chaeyoung.

—¿Huh?  Mina —Me sacó de mis pensamientos.

Sí, definitivamente lucía mejor que antes, sin un spaguetti cayendo por su frente o salsa de tomate bañando su camisa.

No obstante, su mirada continuaba algo apagada y se veía avergonzada.

Le hice espacio en la banca en la que estaba sentada y le alcancé su mochila. La había limpiado mientras se duchaba, pero solo un poco ya que las manchas podrían adherirse más.

—Mina, debes decirle al director lo que-

—Chaengie —Me interrumpió—. Lamento no haber ido ayer a la terraza. Ahora tomarás una tutoría, porque te soy inútil —¿Qué...?

Su voz temblaba.

—Mina...

—Pero te traje esto —Rebuscó algo en su mochila y sacó una bolsa con un paquete—. Ten.

—¿Por qué me-

—Por favor, acéptalo —Susurró casi suplicante.

Eso hice, dudosa de su comportamiento y de lo que tenía ahora en mis manos.

Sospeché que quería que lo abriera así que le quité el envoltorio y...

¿Pastelitos?

Aún después de lo que sucedió ella...

—Acabas de ser agredida, deberías estar en la Dirección ahora mismo contándole lo que te pasó a los directivos. ¿Por qué me das esto?

¿En qué piensas, Myoui?

—Porque ese era mi plan... antes de entrar a la cafetería. Llegué a la escuela con el pensamiento de disculparme contigo pero lo arruiné... como siempre.

Pingüina...

Me estremecí.

Planeaba disculparse por algo que para mí era insignificante.

Goddddd.

¿Por qué tiene que ser comportarse así incluso en estos momentos?

La culpa me invadía, por primera vez desde que todo esto había comenzado.

De pronto sentí un fuerte tirón en mi corazón y ganas de abrazarla para confortarla.

Mi madre solía decir que la solución para todo es un abrazo de oso pero no sé cuánto de verdad haya en eso.

Me quedé observando su rostro aprovechando su inmersión, aunque no por mucho ya que se movió y sin pensar seguí la línea de visión de sus ojos, los cuales me guiaron hacia nuestras manos.

Mi mano estaba sobre la suya.

Joder.






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