Capítulo 25
Narra Mina.
—¿Me estás jodiendo? Esto tiene que ser una jodida broma.
—A que te sorprendí, ¿no es así? —Sonrió burlonamente.
La miré fulminante y se encogió de hombros.
—¿Qué se supone que hacemos aquí?
No sabía exáctamente qué era este lugar. Solo veía a chicos y chicas en bicicleta, algunos haciendo maniobras en la pista y otros simplemente observando.
Esto no tenía nada de romántico.
—La gente se reúne aquí todos los días para practicar con la bici y cada sábado hay competencias. Es estilo libre, son muy interesantes y-
—¿Tú y Kim practican este "deporte"? —La interrumpí haciendo comillas con las manos.
—Oye, sí es un deporte, que a ti no te guste no signi-
—Responde.
—No, solo miramos pero-
—¡AH! Eso es peor. Te pasas de perdedora Chaeyoung.
—¿Entonces qué haces aquí con una perdedora? Vete, nadie se opondrá —dijo ¿ofendida? dándome la espalda.
¿Se ofendió? ¿Es una broma?
—Eres una... —Quiero jalarle de las orejas— Okay, nos quedaremos un rato —Volvió a mirarme— , un muy breve rato.
—Sabía que cederías —Masculló pero la escuché.
—¿Qué dijiste?
—Nada.
Diablos. Era nuestra primera cita y estábamos aquí mirando cómo unos chicos se divertían cayéndose de sus bicicletas y raspándose los codos.
Confieso que muchas veces me imaginé lanzando a Chaeyoung a la pista mientras esos idiotas seguían haciendo sus trucos.
Si tanto le gusta porque no los sigue con una sombrilla.
—¿Chaeyoung? —Oí detrás de nosotras.
Chae volteó y...
Tranquila Mina, tranquila, prometiste controlarte.
—¡Somi! ¿Qué haces aquí? ¿También te gustan estos lugares?
Somi es su amiga, por eso Chae le habla bien.
—Me encanta. Vine con mi prima, ahora fue a atender una llamada. En América, los estudiantes de mi escuela frecuentan mucho estos espacios abiertos.
Somi solo está siendo amable.
—Eso es genial. Dahyun y yo solemos pasar seguido por acá.
Somi es buena gente, Mina.
—Pero acabo de hablar con ella hace una hora sobre la reunión de mañana, ¿viniste sola? Quédate con noso-
—NO —Volteé—. Ella está conmigo.
¿A quién engaño? Le quiero dar con la silla.
—Oh, no sabía que tenías compañía Chae.
—Ehm... Sí, bueno, ella es... —Dilo Chaeyoung.
Joder.
—Soy su novia.
—¿Qué? Vaya, tampoco sabía que tenías novia.
—Pues ahora lo sabes —Sonreí falsamente y tomé la mano de mi novia.
Noté claramente los ojos de la tal Somi sobre nuestras manos unidas.
—Eh... yo... —La cara de Chaeyoung estaba algo roja. No entendía por qué pero me gustaba verla así— Ya es hora de irnos. Nos vemos Somi.
Antes de siquiera volver a ver a la idiota esa, Chae jaló mi mano y caminamos hasta la salida.
Una vez fuera, me soltó pero seguió evitando verme.
Como no decía nada, hablé.
—¿Entonces? ¿A dónde me llevarás a comer?
—¿N-no almorzaste?
—Solo comí una porción de pizza.
—Okay —Tosió y volteó a verme. Al parecer volvió en sí—. Vamos por la bici.
Lo olvidé. La bici.
Nos subimos nuevamente a la microbici y nos fuimos.
—¿A qué restaurante iremos? ¿Falta mucho?
—Jaja, descuida, unas calles más y llegamos —Rió diabolicamente. Rick, aquí hay gato encerrado. Meow.
—¿Y si solo pedalearas un poquito más rápido?
—Está bieen, lo intentaré.
Aumentó la velocidad y por un minúsculo tiempo me sentí arriba de una motocicleta...
Hasta que chocamos con un poste de luz.
—¡AUCH!
De pronto echaba de menos el autobus.
—Te lo dije Myoui, aish —"Ti li diji"
—No me dijiste que chocaríamos con un poste.
Nos levantamos como pudimos y la ayudé a poner de pie la bici.
La gente que pasaba por nuestro lado solo miraba, si almenos ayudaran #$&*
—Oh no, se le salió la cadena.
—¿Qué?
—Debo acomodársela. Sostén la bicicleta.
—No.
—Necesito arreglar esto Mina.
—Okay —Me quejé por lo bajo.
—Bien, sostenla, solo me llevará un par de minutos.
Ajá, "un par de minutos".
Luego de aproximadamente una hora lo logró y reanudamos nuestro "viaje".
—¿Cómo se llama el lugar Chae? —pregunté sin ánimos apoyada en su espalda.
—Eso no importa —¿Eh?—. Te encantará.
—Eso dijiste antes de llevarme a bicicletalandia.
La cita iba de mal en peor. Almenos esperaba un buen platillo en un elegante y relajante lugar. Ah, y una buena copa de vino.
Tal vez pedía mucho. Okay, mientras no fuera un local de comidas rápidas, estaba bien.
—Véelo por ti misma, ya llegamos.
—¿Mc Donald's? No inventes, ¿se te zafó un tornillo? No entraré ahí. ¿Que no viste el video de Dross?
—Bien, cuídame la bici entonces —dijo estacionándola y yendo en dirección a la puerta del local.
—Joder. ¡Espérame! —La seguí.
Maldición. Cuando era novia de BamBam, él siempre solía llevarme al restaurante de su tío. No era un cinco estrellas pero era un restaurante.
Buscamos una mesa apartada y nos sentamos.
—Buenas tardes, ¿qué van a ordenar?
—Dos hamburguesas completas con papas y una cajita feliz por favor.
¿EH?
—Muy bien, enseguida les traigo sus pedidos.
Cuando la chica de los pedidos se fue, le di una patada a Chae por debajo de la mesa.
—Auch. ¿Qué te pasa?
—Lo mismo te pregunto. ¿Por qué me traes a este... lugar. Además yo no quería papas.
—Jajaja, te comportas como una mujer de treinta en su primera cita y solo tienes dieciocho. Mucha gente de nuestra edad viene aquí.
—Pues yo no.
Las "anvorgesas" llegaron a nuestra mesa y me dispuse a comer a regaña dientes. Me gustaban mucho las hamburguesas pero solo cuando eran caseras.
—Esta hamburguesa es muy grasosa.
—Te quejas por todo.
—El Sushi que te llevé a la escuela era mucho más rico ¿no crees?
—¿Qué Suchi?
—No te hagas.
—Está bien. Aunque prefiero el kimbap, admito que el suchi no sabía nada mal.
—¿"Nada mal"? Puse mi mejor esfuerzo en ello y el salmón-
—Bueeno. Me gustó, cocinas bien. ¿Contenta?
—Ya lo sabía —Presumí—. ¿Verdad que seré una buena esposa?
Joder, de la nada se atoró con la hamburguesa. Le di unas palmaditas en la espalda hasta que se repuso.
—Estoy bien —Tosió un poco y rió—. Lo que dices es algo machista y arcáico, ¿sabes? Hoy en día puedes ser una buena esposa y no saber cocinar.
—Me alegra que pienses así porque no me gusta cocinar. Solo cocinaré para ti Chaengie, toda la comida que te guste.
—Sí, claro.
—Hablo en serio. Te alimentaré bien, a ti y a nuestros futuros bebés —Aww, me derrito de solo imaginarlo.
—Estás loca. Cuando nos graduemos lo más probable es que no nos volvamos a ver.
Ya se estaba tardando.
—¿Por qué siempre tienes que arruinar el momento?
—Solo digo la verdad. Después de la graduación tú me olvidarás y yo a tí.
—¿Quieres apostar a que no? Tú y yo terminaremos casadas y viviendo bajo mismo techo.
—Dime algo Myoui. ¿Estás enamorada de mí?
—¿Q-qué? —Joder x736351— Yo... eh... pues...
—¿Lo ves? Hablas del matrimonio y de hijos tan a la ligera, como si hablaras de ropa, porque no estás enamorada de mí. Si así fuera, te lo tomarías más en serio.
Yo...
—Simplemente me gustas y ya. ¿Acaso no puedes gustarme?
—No te creo.
—¿Por qué no?
—¿Estás de broma hoy? Te diré por qué. Desde que tengo memoria siempre me has fastidiado. En el kinder prácticamente vivías empujándome y en las horas de siesta me pintabas la cara mientras dormía —¿Yo hacía eso?—. Durante la primaria hiciste de mi vida un caos. En primer grado me jalabas el cabello todos los días y siempre rompías los dibujos que le hacía a la maestra. En tercer grado me pegaste el cabello con pegamento y mi mamá me retó porque creyó que lo había hecho yo misma —Oh—. En cuarto grado le dijiste a todos que me había hecho pipí en clase y solo me había echado jugo en el pantalón sin querer. Se burlaron de mí durante dos meses —Etto...—. En quinto grado, nunca pude conseguir el papel principal de una obra porque siempre me amenazabas, o te quejabas con la profesora. Y todo porque actuaría con los niños que te gustaban, era ridículo —No era por ellos idiota—. En sexto me cortaste el cabello en la fiesta de cumpleaños de Tzuyu y-
—¡Esa fue Sana! También nos dejó pelonas a Nayeon y a mí en una ocasión.
—Y la vez que le pinchaste las ruedas a la bici nueva de Tzuyu, ¿también fue Sana?
—Eh... no recuerdo eso.
—Fuiste tú. Los padres de Tzuyu la regañaron y ya no pudo llevarme a la escuela —Misión cumplida.
—Estos últimos años no fueron nada lindos tampoco.
—Estoy cambiando por ti.
—Ajá. Osea que, de un día para otro, te diste cuenta de que te gusto y cambiaste. Y yo debo creerte y olvidar todo lo que me hiciste.
—No me refiero a eso. Yo puedo ser una mejor persona si me das una oportunidad.
—No lo sé rick parece falso.
—Hablo en serio —Había mucho ruido aquí— ¿Por qué no vamos a otro lugar para hablar sobre esto?
—¿A dónde? Aún no termino mis papitas.
—Vamos a mi casa, mis padres me dijeron que irían a visitar a mi tía.
Tomé su mano y la cajita feliz. Dejé unos billetes sobre la mesa y salimos de allí.
En el camino volvió a salirse la cadena dos o tres veces más, así que decidimos ir a pie. Caminamos tomadas de la mano mientras que con la derecha llevaba la bici. Pensé que se molestaría pero el leve rubor en sus mejillas me hizo saber que no. Tampoco me miraba a los ojos y su mano sudaba mucho.
—Aquella vez que dijiste que me odiabas... no era cierto ¿Verdad?
—Y-ya ni me acuerdo de eso.
—Responde por favor.
—No. N-no te odio Myoui.
Solté una risita y el resto del camino fue en silencio. La observé mucho. Sus mejillas estaban más rojas, al igual que las mías, y su respiración, por momentos era irregular pero intentaba ocultarlo. Cada vez que acariciaba su mano con mi pulgar tragaba con fuerza.
Quisiera leer su mente ahora mismo.
—Ya llegamos. Puedes dejar tu bici por ahí.
—Está bien. ¿Segura que tus padres no están?
—Segura.
Abrí la puerta y pasamos.
—Wow, tu casa es linda —Habló algo sorprendida.
—Ven —Jalé su mano y la llevé al sofá—. ¿Aún tienes hambre? ¿Quieres algo de beber?
—Quiero ver qué personaje de Star Wars vino en la cajita feliz. Los estoy coleccionando.
—Lo verás después. Chaeyoung —Me acerqué más a ella—. Dime, ¿te parezco linda?
—¿Por qué me preguntas eso?
—¿Por qué me respondes con una pregunta?
—Bueno. Le gustas a muchos chicos y chicas en el instituto y-
—¿Por qué estás roja?
—¿Yo? N-no es cierto, tú estás roja.
—Así es. Porque me gustas mucho y no es novedad.
Posé mis manos en sus mejillas y desvió su mirada a la mesa. Mmm.
—Están ardiendo Chaengie —Sus ojos vagaban hacia todos lados excepto a mi rostro—. Me gustas demasiado. Tal vez sí estoy ena-
—Es mi primera cita.
¿¿Eh??
—¿Qué?
—Ya escuchaste.
—¿Lo dices en serio? ¿Es la primera vez que sales con alguien? —Asintió y me sentí feliz. Joder, lo echamos a perder— ¿Por qué no me lo dijiste antes? De haberlo sabido yo hubiese organizado todo.
—¿Cuántas citas has tenido tú?
A ver...
—Eh... BamBam ha sido mi único novio antes de ti y pues... he salido muchas veces con él pero siempre a fiestas y clubes. Confieso que salí con un par de chicos a sus espaldas pero solo salíamos, nada más.
—Se lo merecía por imbécil.
—Pero a tí no te engaño ni te engañaré jamás. Lo prometo.
—Entonces... ¿De verdad te gusto?
—Ya te dije que sí. Me encantas.
—¿Por qué te gusto?
—No lo sé con exactitud. Yo misma me hago la misma pregunta seguido. Solo sé que estás en mis pensamientos la mayoría del tiempo, pienso y quiero verte todos los días.
—¿Estabas enamorada de BamBam cuando aceptaste ser su novia?
—Dejemos de hablar de BamBam. Solo fui su novia porque era una estúpida. Contigo es diferente-
—¿Tuviste tu... ehm... ya sabes, con él?
DIOS.
—¿De verdad me estás preguntando eso? Sí y no fue la gran cosa. Ya ni lo recuerdo.
—Ja, osea que aceptaste ser la novia de alguien por casi toda la secundaria solo para ser más popular y además le diste tu primera vez como si nada. Siempre me llamabas perdedora y patética cuando en realidad esa eras tú.
—Chaeyoung... —Bajé la vista a mis manos— Es cierto.
—Pero gracias por fijarte en mí —¿Huh? Volví a verla pero ella miraba la pared—. Siempre dices cosas lindas y... yo no sé...
—Tus mejillas están rojas otra vez.
Wow... ¿Acaso la ponía nerviosa?
Hora de entrar en acción.
Narra Chaeyoung.
—Tus mejillas están rojas otra vez.
ASDFGHJKLÑ.
Creo que ella esperaba una clase de justificación de mi parte pero me callé.
No tenía idea de cómo había llegado a esta situación.
Esta era mi primera cita. La primera vez que pasaba una tarde entera con una chica que no era Dahyun ni mi mamá, la primera vez que una chica sostenía mi mano durante tanto tiempo y me miraba con las mejillas hechas dos manzanitas rojas. Me era imposible no sonrojarme también.
Se supone que hoy haría de esta la peor de sus citas y mañana me reiría con Dahyun de todas las anécdotas. Pero las cosas se descarrilaron y ahora estaba en su casa.
—¿No dirás nada Chaengie?
Se acercó más a mí sin dejar espacio entre nosotras y me abrazó. Antes de que pudiese siquiera reaccioar, sentí besitos en mi mandíbula.
—Mina... jaja me haces cosquillas.
—Shhh.
—Jaja...
—¿Te gusta que diga cosas lindas?, ¿y que sea mimosa contigo? —Me susurró cerca del oído.
MADRE SANTA.
Su tacto me ponía muy nerviosa.
Quería correr, huir, pero no tenía dónde. No estábamos en la escuela sino en su casa. No tenía la más remota idea de qué hacer.
Tampoco sabía cómo sentirme, mi mente era una licuadora ahora mismo.
Sus besitos fueron a mi mentón y la sensación fue extrañamente agradable. Sus labios eran como algodón. Algodón que descendió a mi cuello.
—¿Q-qué... haces? —Me mantuve quieta.
—Shh, solo disfruta de la sensación —Eso intentaba pero la aparición de sus dientes hizo que me saliera de foco y me sintiera electrocutada.
—Oh... —Un remolino de sensaciones y emociones inundaron mi pequeño ser.
Nunca antes en mi vida alguien me había seducido y menos de esta manera. Pero aquí estaba esta chica loca aferrándose a mí.
—Chaengie —Me llamó tomando mi rostro—. Eres un tigre gruñón pero me encantas. No puedo dejar de pensar en cómo besarás —¿Se mordió el labio? Ya valí.
Quería irme a mi casa y esconderme en el closet.
—Y-yo...
—¿Me guardas mucho rencor? —preguntó acercándose peligrosamente a mis labios.
—Ehh... y-yo... yo... no-no sé... n-no...
—Mis labios son tuyos boo, puedes besarme todo lo que quieras.
Definitivamente la haría responsable de mis consecuentes infartos.
Su mirada viajaba de mis ojos a mis labios sucesivamente. Mis pensamientos se martillaban unos a otros.
¿De verdad besaría a Myoui?
¿La chica que me molestaba y se burlaba de mí hasta hace un año? Joder no.
Pero ahora, más allá del medio, eramos novias. Entonces estaba bien. ¿No?
No supe la respuesta hasta que sentí sus labios de algodón rozar con los míos. Cerré mis ojos por instinto.
Lo siguiente que sentí fue esos mismos labios presionando contra los míos. Algodón de azúcar.
Mis sentidos se encendían y apagaban alternativamente durante aquel momento.
Segundos después sus labios se alejaron y sentí repetidos besitos en los míos. Cedí sin chistar hasta que volvió a abrazarme, esta vez con más ímpetu y escondiendo su seguramente sonrojado rostro en mi cuello.
Sonreí perdida en mi imaginación.
En mi mente, no había besado a la chica que solía hacerme bullying en la escuela. Sino a Mina, la chica que me llevo suchi a la escuela y que dijo que piensa en mí todos los días. Y por eso se sintió agradable.
—M-mi pri-primer b-beso.
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