Narra Mina.

—...Y no pude hablarle porque sonó el timbre y salió corriendo la muy desgraciada —Le conté a mis amigas mientras me escuchaban atentamente.

—¿Qué dijiste?, no te oí.

Ah, retiro lo que dije anteriormente.

—Que la muy idiota de Son Chaeyoung no cede.

—Creí que te gustaba la enana —dijo Nayeon mirándose las uñas.

—Sí me gusta, por eso no soporto que quiera evitarme todo el tiempo. ¿Qué le pasa? ¿Por qué no puede simplemente rendirse ante mis encantos?

—La verdad, todavía sigo creyendo que tienes un problema en la vista, osea, ¿cómo puede gustarte Son? ¿La viste bien? Es sólo un hongo con patas, Sana dile.

—Es cierto Mina. Te veías mucho mejor con BamBam —Agregó Sana.

Qué buenas amigas. Sabía que siempre podría contar con su apoyo.

—No les pregunté con quién me veo mejor ¡Necesito un consejo para que acepte salir conmigo!

Sí, eso era lo que necesitaba. Chaeyoung debía salir conmigo. Venía insistiéndole desde hace meses y era demasiado frustrante ser rechazada todo el tiempo.

—Amenázala —Volvió a hablar la coneja.

—¿Qué?

—Sí, ya te lo he dicho antes, solo dilo y nosotros nos encargaremos.

—No. Nunca he tenido que amenazar a alguien para que acepte salir conmigo y ella no será la excepción —Y era verdad, lo normal era que los chicos, y chicas, me invitaran a salir ¡No al revés!

—Entonces vé con Jennie, ella sabra qué hacer —Esta Nayeon...

—¡Es verdad! Sus servicios son muy efectivos. Recuerdo que un chico solía acosarme así que fui con Jennie y desde entonces no lo he vuelto a ver —¿Eh?

—Eso es porque lo amenazaron y el chico tuvo que cambiarse de escuela —Contó tranquilamente Im.

—Oh, ahora entiendo porque el otro día me pareció verlo y salió corriendo.

—Eso es porque Jennie y sus compas le hace entender a la gente que no quiere entender, cómo son las cosas.

—¿Y por qué cuando nosotras amenazamos a alguien no se cambian de escuela?

—Eso es porque las Negrorosa tienen sus propios métodos.

—Disculpen —Fingí amabilidad— ¿Podemos volver a hablar de mí? ¡Al menos escúchenme!

—Okay —Asintieron al mismo tiempo.

—Están locas, lo que quiero es que guste de mí, no que salga espantada y pida una orden de alejamiento —dije mientras vi como ambas rodaron los ojos.

—¿Pero qué mas quieres de nosotras?  Te dijimos que la amenazaríamos y no quieres, te dijimos que fueras con las Negrorosa y tampoco quieres, osea, decídete —Y continuó limándose las uñas.

Malditas.

Corrección, malditas amigas que no sirven ni para dar un buen consejo.

—¿Saben qué? Mejor me voy, tal vez el conserje tenga un mejor consejo para mí.

Me levanté de mi asiento para dirigirme a mi última clase, Historia, en la cual para mi mala suerte no vería a Chaeyoung.

—¿Y si le das un obsequio?

Me volví curiosa cuando oí la voz de Sana.

—Me refiero a que, siempre le dejas notas en su casillero y la molestas en clase, también la defiendes para que no se metan con ella y amenazas a las chicas que se interesan en Son. Pero ¿Nunca intentaste con darle un obsequio?

No la molesto en clase.

Okay, solo un poquito.

En realidad solo soy afectuosa con ella.

—Siempre le regalo cosas pero ella no las acepta o me las devuelve.

Y no mentía. Le he obsequiado zapatos, ya que mi madre tiene su propia marca, maquillaje, relojes, y otros accesorios.

—No hablo de cosas materialmente costosas. Si le ofreces eso ella creerá que quieres comprarla o algo así. Hablo de un obsequio desinteresado. Algo como... un sueter o una bufanda hecha por ti. Yo qué sé —Vaya, no conocía este lado sabio de Sana.

Interesante.

—Yo no entender —dijo Nayeon mirándonos como si habláramos en otro idioma.

—Yo sí entendí y eso es lo que importa. Gracias Sana, creo que ya sé qué debo hacer.

—¿A mí no me vas a agradecer?

—Repito, gracias Sana. Byes —Concluí antes de irme.

Sonreí en todo el camino.

Prepárate Son Chaeyoung porque esta vez voy en serio.